sábado, 31 de julio de 2010
viernes, 30 de julio de 2010
El babalo que le hizo un Ebbó a Fidel Castro

Ya que menciona los problemas que tenemos. Usted cree que lo que pasa en Cuba se debe a violaciones de esas leyes naturales. ¿Qué es lo que hemos hecho mal?
-Mira. Los niños se deben educar en sus casas junto a su familia. La escuela es fundamentalmente para la instrucción, pero si el niño está más tiempo en la escuela que en su casa y en ella les enseñan cosas erróneas, o sencillamente no les enseñan las cosas correctas, y por otra parte les dices algo y actúas de forma muy diferente, no puedes esperar sacar de eso hombres y mujeres rectos.
-Se han querido hacer cosas contrarias a la naturaleza y esas violaciones son la enfermedad de la sociedad. En mi libro 'Las buenas malas madres' hablo del tema, pero recuerda esto. Un día Orunmila había ido a consultar a sus babalaos e Ifá dijo: "Si tú enseñas con inteligencia a una persona, su razonamiento será inteligente, si le enseñas de una forma absurda a una persona, su razonamiento será insensato".
Hoy se habla mucho de que los cubanos no queremos trabajar. ¿Tendrá esto que ver con esa deformación en la educación?
-Yo creo que en Cuba se ha trabajado mucho y fuerte en todos estos 50 años, recuerda las grandes movilizaciones a la agricultura en las que siempre participaron hasta los niños, en cada zafra eran cientos de miles de obreros los que no dormían trabajando. Pero después de tanto tiempo y esfuerzo y promesas el resultado es esto que estamos viendo hoy. Hay que respetar el lugar y función de cada hombre y mujer, uno a uno, dentro de la familia y de la sociedad.
-En una manada de leones son las hembras las que cazan y los machos, sin embargo, se alimentan primero. Parece injusto, pero no puedes intentar cambiar eso porque son las leyes de los leones y actúan así porque ésa es la forma en que funciona esa especie. Afortunadamente no somos leones, pero no podemos violentar o desconocer nuestras propias leyes, y una de ellas se llama estímulo.
Ya que habla de estímulo, la Sociedad Cultural Yoruba de Cuba a la cual usted no pertenece lo ha atacado a usted y a los tradicionistas en general durante mucho tiempo. ¿Por qué?
-La verdad, nosotros no tenemos contradicción con ninguna religión ni con la ciencia. Pero por alguna razón hemos sido blanco de ataques, nosotros denunciamos conductas nada honradas en la relación de los creyentes con algunas personas e instituciones. También denunciamos la discriminación hacia la mujer, y por ello no han permitido entrar al país a sacerdotes nigerianos con los que mantenemos contacto. Y tenemos dificultades adicionales para el estudio de la antropología, nuestro proyecto Medifá ha encontrado muchos obstáculos. Así y todo, no descansamos. Yo intenté presentar mi libro 'Ifaisimo y Ciencia' en la Feria Internacional del Libro y no me lo permitieron, porque sería vendido en CUC (pesos cubanos convertibles). Y ahí está, en las librerías, a precios inalcanzables para la mayoría.
Usted le hizo un Ebbó (limpieza) a Fidel Castro cuando se esperaba que muriera y él se salvó. Cuénteme sobre eso.
-Es sencillo. Un grupo de babalaos del Consejo de Estado me fueron a buscar un día a mi casa. Al parecer, los babalaos de ellos consideraban que el hombre se moría. Ellos no me tenían simpatía, porque yo, hacía un tiempo, le había enviado una carta a Bush (hijo) y un libro mío que se llama 'Babalawo médico tradicional', y le sugerí que la guerra en Irak tal vez no iría bien.
Con quién los envió?
-Con Cason, el entonces Jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Entonces, qué pasó con Castro?
-El Odu que le salió fue Ogunda Bede, había que hacer el Ebbó. Y así lo hice, sacrifiqué un caballo, un cocodrilo y una tortuga a Olukun. Eso fue en el malecón habanero. En aquella ocasión le dije a la prensa extranjera que mi idea era impedir el mal que pudiera venir por el mar y ese año no hubo huracanes en Cuba. En el Granma sólo salió una pequeña nota.
Aún no me ha dicho por qué hizo todo eso.
-Mira, si recuerdas, en aquellos días el ejército estaba en las calles y los militares excitados, incluso divulgaron la autorización de golpear a cualquier persona que dijera algo en contra de la revolución y el que golpeara no debía temer a las consecuencias legales. Dieron licencia para matar, todo el mundo puede recordarlo porque hace muy poco tiempo de eso.
-Si Fidel Castro hubiese muerto en ese momento se habría desatado una horrible carnicería y se entronaría en el poder una dictadura militar que seguiría hablando de revolución. Yo intenté impedir eso. Por otra parte, el Odu decía que el hombre estaba como el cocodrilo, dormido, pero con la boca abierta, y despertaría para cortar cabezas. Yo les avisé a ustedes y aquí en Holguín hicieron el Ebbó. Lo que sucedió después, ustedes lo saben: el hombre descabezó a ministros y personas poderosas como Lage y Pérez Roque.
-Salvando el momento, resulta que en ocasiones hay cosas difíciles de entender, pero Ifá no se equivoca. A Hitler le hicieron un atentado en 1944 en el cual debía morir, y sin embargo se salvó. Él dijo que la providencia lo había salvado y tenía razón. Nueve meses después se suicidó y terminó el nazismo. Si Hitler hubiese muerto nueve meses antes, el nazismo se habría salvado, porque los golpistas eran nazis que lo único que perseguían era salvar a Alemania de la ocupación, porque la guerra ya estaba perdida.
-Tú me entiendes? Yo crecí viendo cómo mis padres se escondían para realizar las ceremonias. Y hasta los años 90, tuve que esconder a mis hijos, porque la policía pasaba cada media hora por mi casa y la revisaba. Si encontraba un niño en la casa mientras duraba la ceremonia, me lo quitaban. Afortunadamente, nunca encontraron a mis hijos. Yo he visto muchas cosas, esta guerra se gana con inteligencia, porque lo absurdo no tiene salvación.
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jueves, 29 de julio de 2010
Las mujeres penetran en Ifá

El oráculo de Ifá es un complejo socio-religioso-cultural, utilizado por los yorubá y otros pueblos vecinos, que postula una concepción religiosa del mundo. En él se plantean cuestiones ontológicas tales como el origen de la naturaleza y de la vida, la razón de ser del universo, la humanidad en su devenir y el destino del hombre y la mujer.
*Awó: secretos. Orúnmilá u Orula: orisha de la adivinación en Ifá.
*Oruko o nombre ritual.
*Patakí o patakín: forma en que llaman en Cuba a los relatos de oráculo de Ifá.
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miércoles, 28 de julio de 2010
Crece la masonería en Cuba

Juan Manuel Collera Venta y otros dos masones, están acusados de permitir que un masón iniciado en Miami asistiera a una reunión en una logia en 2009, violando una regla que establece que sólo los miembros iniciados en Cuba pueden visitar las logias de la isla.
Pero el caso ha estado rodeado de rumores de que Collera está excesivamente vinculado con el gobierno. También se ha dicho que el gobierno presionó a los masones para que lo eligieran Gran Maestro en el 2000 y que posteriormente les impidió que lo expulsaran por otro caso no especificado en el 2005.
Fue imposible localizar a Collera para que comentara. Pero en una carta escrita pocos días después de la última acusación en su contra, presentada en abril, calificó el proceso de "moralmente fraudulento'' e insinuó que era obra de los exiliados. La dirección de los masones cubanos "acostumbraba mantener un valladar entre nosotros y los hermanos maestros de las logias en la emigración'', escribió.
Investigadores masónicos están entrevistando a los implicados en el caso y se espera que el juicio tenga lugar en junio, dijo Gustavo Pardo Valdés, presidente de la Academia Cubana de Altos Estudios Masónicos y periodista independiente que ha reportado sobre el caso.
Varios masones de Miami entrevistados para esta historia declinaron comentar sobre Collera, pero se quejaron insistentemente de que el gobierno cubano presiona con dureza a los líderes masónicos para que obedezcan la línea oficial. "Todas las logias están infiltradas y al día siguiente de cualquier reunión, ya el gobierno sabe lo que se discutió'', dijo Manuel Olmedo, presidente de la Federación de Masones Cubanos en el Exilio Cuba Primero.
Sin embargo, y sorprendentemente, la masonería ha perdurado en Cuba, pese a un esfuerzo de miembros procastristas en 1959 de disolverla, alegando que la revolución había eliminado la necesidad de semejantes grupos. Actualmente, los masones cubanos dicen tener 30 mil miembros en 316 logias. Eso es menos de los 34 mil miembros y 340 logias existentes en 1958, pero superior a los 19,690 miembros que había en 1981.
También controlan unos 220 templos, dijo Pardo, aunque el gobierno les ha confiscado varios de los 11 pisos del edificio de la Gran Logia, en Carlos III y Belascoaín, Centro Habana.
Más de un tercio de los miembros y las logias están en la capital, y algunos miembros también pertenecen al Partido Comunista de Cuba, según un reciente estudio de Jorge Luis Romeu, un masón nacido en Cuba y profesor de Estadística de la Universidad de Syracuse, en New York.
Aunque las reglas de la organización prohíben actividades políticas partidarias, 13 de los 75 disidentes encarcelados durante la represión de marzo 2003, son masones, dijo Pardo por teléfono desde La Habana.
La masonería es legal en Cuba, pero está estrictamente controlada por la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, encabezada desde hace tiempo por Caridad Diego.
El gobierno, por ejemplo, requiere que las logias cancelen la membresía de los masones que emigran, así como que reporten detalladamente las actividades de sus logias y que obtengan aprobación previa para cualquier actividad no rutinaria, dijo Olmedo.
Pardo Valdés, ex preso político y masón grado 33, dijo que en 2007, Caridad Diego bloqueó su esfuerzo para ser electo presidente a un alto cargo, el Consejo Supremo, debido a su activismo político.
Las donaciones de los masones en el exterior generalmente pasan a través del Instituto Cubano de la Amistad con los Pueblos, dirigido por el gobierno, que se queda con parte del dinero, añadió Olmedo. Pero otra parte llega a los masones cubanos directamente para sus programas caritativos y conferencias sobre temas como la economía, la historia y la literatura.
El Asilo Masónico Llansó, en las afueras de La Habana, alberga a unos 90 pacientes ancianos, incluyendo algunos no masones, y las logias cubanas mantienen un blog, La Colmena. El año pasado hubo que cerrar la página de internet de la Gran Logia en La Habana por falta de fondos.
La masonería se estableció en Cuba hace 150 años y ganó influencia política cuando muchos de sus principales miembros, incluyendo al líder independentista José Martí, lucharon contra el dominio español.
En Cuba también está activa la Sociedad de Antiguos Honorables Compañeros Distintos -Oddfellows en inglés- con unos 25 mil a 30 mil miembros, y los Caballeros de la Luz, un grupo desarrollado en la isla con alrededor de 25 mil miembros, según Pardo Valdés.
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martes, 27 de julio de 2010
Recordando a Pedro Meurice

Tania Quintero.
Años después, durante la teatral Celebración Ecuménica Cubana, auspiciada por el Consejo de Iglesias (protestantes), los representantes del partido comunista dejaron escapar, en privado, su confianza en la "responsabilidad" de los oradores, porque "todo el mundo sabe las consecuencias que trajo para el obispo Meurice aquel agresivo discurso cuando el viaje del Papa".
Como se conoce, Santiago de Cuba es una de las pocas diócesis del país en las que no se celebran procesiones públicas (ni siquiera en el Santuario Nacional de El Cobre), ni mucho menos se autorizan mensajes radiofónicos en fechas señaladas. (Por cierto, el nuevo arzobispo es uno de los "autorizados" en este sentido por la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista).
Si dichas prohibiciones (que se relajaron para otros, pero se recrudecieron en el caso santiaguero) se analizan literalmente, pudiera inferirse de ellas que la posición vertical de Meurice representó un coste para la labor evangelizadora de la Iglesia. De hecho, así se le valoró en no pocos círculos eclesiales, dentro y fuera de la Isla.
Pero ante lo que han "ganado" algunos por mirar hacia otro lado, mientras iban y venían palizas contra ciudadanos cubanos -muchos de ellos laicos, fieles y activistas católicos-, dicha evangelización no se sustenta bajo ningún criterio cristiano.
"Cuando el falso mesianismo se mete en la cabeza de un pueblo, se pretende potenciar a ese pueblo para que tome conciencia de ser un pueblo mesiánico (…) Eso lo pretendieron a sangre y fuego los nazis y también lo intentaron después los comunistas. Esta no es historia ajena, es historia nuestra. Ahora con sus matices lo estamos viviendo, ese mesianismo, lo estamos viviendo. Basta con leer la prensa, oír la radio o ver la televisión (…) Los mesianismos, los falsos mesianismos. ¿Qué quiere decir esto? Tiene que ver con la vida y tiene que ver con la muerte; pues el que da un patinazo en esto pierde la vida, y el pueblo que juega con esto pierde la vida…".
Sin embargo, su maltrecha salud, la falta de apoyos y la inmovilidad de la situación del país terminaron por agotarlo en los últimos cuatro años. Fieles cercanos hablaban de un cansancio secular, de un sentimiento de impotencia.
Aunque estaba obligado a hacerlo por límite de edad, no lo pensó dos veces para solicitar su renuncia al Papa. Estaba exhausto.
Su obra religiosa no ha sido poca: 52 años de sacerdocio, 40 como obispo -de ellos, 37 al frente de una demarcación compleja. Bajo su administración se erigieron las diócesis sufragáneas de Holguín (1979), Bayamo-Manzanillo (1995) y Guantánamo-Baracoa (1998), territorios que antes pertenecían a la arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Mucho tendrá que trabajar el nuevo arzobispo, Dionisio García Ibáñez, para igualar o superar el listón dejado por Pérez Serantes y Pedro Meurice. Santiago de Cuba es una plaza difícil. Cualquiera que sea la política del nuevo prelado, los referentes históricos están a la mano.
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lunes, 26 de julio de 2010
La iglesia ejerce de árbitro en Cuba

El Gobierno se rindió a la evidencia y, en 1992, cambió la Constitución. El Estado dejó de ser ateo, se hizo laico y consagró la libertad religiosa. De repente, había que hacer cola para bautizarse o apuntarse a una congregación. Y aquel mismo año se legalizó la Asociación Cultural Yoruba, aglutinador oficial de los santeros.
En poco tiempo, el índice de bautizos católicos pasó del 18 al 47 por ciento de los nacidos. Y al comenzar el nuevo siglo alcanzó el actual 60 por ciento sobre la población total, si bien la Iglesia estima en un 5 por ciento la porción de practicantes. La feligresía protestante pasó del 1,5 por ciento a mediados de los 80 a más del 3 por ciento en los 90, aunque algunas iglesias pentecostales cuadruplicaron sus miembros. En la década que ahora termina el crecimiento se moderó. Pero las instituciones religiosas aumentaron su influencia y la pluralidad de sus propuestas.
El beodo de la historia inicial entra en la capilla. Suárez, pastor desde hace 50 años y diputado desde hace 17, sigue ilustrándonos sobre la rápida expansión de religiones y creencias en Cuba. Templos y oratorios de todas clases, desde ostentosas iglesias hasta chiringuitos del rezo, surgen a diario aquí y allá, dice.
El fenómeno viene propiciado por las "casas culto" que Fidel Castro permitió abrir casi en cualquier local para paliar la escasez de lugares de oración y los problemas de transporte. La fórmula se aprobó en 1990, precisamente a raíz de una carta firmada por Suárez como líder del Consejo de Iglesias de Cuba en aquel entonces. Hoy existen más de 3 mil de esas casas legalizadas y nadie sabe cuántas clandestinas.
A la misma hora en que Suárez nos habla de la evolución de las congregaciones religiosas y la feroz competencia entre ellas, el cardenal cubano y arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, anuncia un hecho extraordinario durante la misa que él mismo ha decidido oficiar en la parroquia de Santa Rita, del barrio de Miramar: a petición suya, Raúl Castro ha autorizado a las Damas de Blanco -madres y esposas de presos políticos- a desfilar por las calles sin que brigadas de grupos oficialistas se lo impidan con sus "actos de repudio" y acoso. No es sólo una excelente noticia, sino un acontecimiento de gran calado.
La religión avanza con brío en la isla socialista. Crecen las expresiones de fe y la práctica de ritos espirituales. Crecen la predicación y el predicamento de las instituciones. No es un crecimiento nuevo, pero la crisis y la situación política del país lo han intensificado en los últimos tiempos.
El cristianismo se lleva la palma. Católicos y protestantes se reparten un pastel cada día más suculento de influencia ante la sociedad y sus dirigentes. La Iglesia católica gana enteros en las opciones de un futuro que reclama conciliaciones y reconciliaciones.
El éxito del arzobispo en el conflicto de las Damas de Blanco se consideró en algunos medios diplomáticos "tan importante como la visita de Juan Pablo II a la isla" en 1998.
Sin llegar a tanto, el sociólogo y estudioso del catolicismo en Cuba, Aurelio Alonso, opina que la bendita intervención del cardenal "abrió un espacio que trasciende las relaciones Iglesia-Estado". ¿Cómo? Sin pedir al Gobierno más que lo que cabía esperar de él, el arzobispado asumió en favor de las manifestantes "una entidad institucional que el Estado no podía reconocerles a ellas".
Al aceptar el juego y el trato, el Ejecutivo otorgó a la Iglesia un papel de árbitro ante la disidencia que nadie había tenido. Un papel que en este nacionalista y orgulloso país resulta más incómodo conceder a otros actores diplomáticos. Como España, nación cercana, pero también ex potencia colonial.
Cuatro días después del acuerdo con las Damas, el arzobispado hacía otro anuncio inesperado. El canciller del Vaticano, Dominique Mamberti, viajaría a La Habana en junio, para presidir una Semana Social Católica sobre "el acontecer nacional" con intervención de ponentes no católicos. Mamberti inaugurará la reunión con una conferencia sobre Estado y laicidad en el aula magna de la universidad, reservada a los invitados mejor recibidos.
El resto de iglesias monoteístas también recibieron hace unas semanas un significativo espaldarazo, mediante la celebración, con asistencia de Raúl Castro, del vigésimo aniversario del histórico encuentro que Fidel mantuvo con los líderes protestantes, evangélicos y de la comunidad hebrea. La reunión conmemorativa tuvo lugar al inicio de toda una revolución religiosa en los márgenes de la revolución castrista.
Dos decenios después, las iglesias tradicionales ya no tercian sólo con las creencias ancestrales, sino con una formidable proliferación de credos de muy diversa índole. Con tal de conquistar almas, algunos predicadores pueden adaptar su discurso u ofrecer incentivos materiales.
Cuenta una especialista del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), Ana Celia Perera, que hace unos años se detectó a varios "hombres del maletín" que, junto a su auxilio espiritual, andaban ofreciendo "desde jabones hasta frigoríficos" por la sierra del Escambray.
El Partido Comunista quiso saber qué estaba pasando y, en el 2006, encargó al CIPS un estudio que aún está en fase de cocina estadística. De momento, parece claro, según la socióloga, que muchos cubanos hallan en la religión respuestas y espacios alternativos a los que les ofrecen las instituciones del socialismo oficial.
En plena época de crisis de afiliación al Partido y la Juventud Comunista, preocupa la "ruptura de la cohesión social" que algunas vías religiosas pueden fomentar. Máxime cuando "la mayoría de los fieles ha transitado por dos o más prácticas religiosas".
Qué paradoja. En Cuba, la fe ya no es el opio del pueblo sino un arma de doble filo. Inquieta, pero brinda valiosos servicios.
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domingo, 25 de julio de 2010
Orishas en Dirty Dancing II
Puede verse aquí. (El corto no permite ser compartido en este sitio).
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sábado, 24 de julio de 2010
Si Cuba cae, digo, es un decir...
La ocasión es propicia para reflexionar. Sobre todo porque en la Argentina últimamente hay un cierto, pesado silencio respecto de Cuba. Aquí casi no circuló la durísima declaración de intelectuales como Jorge Semprún, Mario Vargas Llosa, Pedro Almodóvar, Fernando Savater y Rosa Montero, publicada en España la semana pasada. Tampoco la respuesta de Silvio Rodríguez desde La Habana, escrita con delicada firmeza.
En mi opinión, luego de 50 años de esperanzas y cambios, la realidad, que es tozuda, parece mostrar, si no el fracaso, al menos el deslucido final de la más hermosa utopía política del siglo XX.
Soy de los que, anónimamente, siempre apoyaron ese proceso. No por afinidad ideológica sino por valoración de una experiencia que alcanzaba logros sociales, educativos y de salubridad inéditos, y además soportando por décadas el más cruel y despiadado bloqueo económico. Por eso aun en los momentos más cuestionables, y frente a las peores decisiones de Fidel Castro y su gobierno, jamás escribí ni pronuncié una sola palabra que pudiera afectar esa experiencia.
Mi derecho a escribir sobre Cuba -y mi deber ahora- se basa en que esa revolución es parte de mi vida y mi historia personal; se basa en el amor, el idealismo y la esperanza que nos dieron aquellos barbudos de Sierra Maestra, el primer Fidel y el Che, y sobre todo los cambios sociales en una isla que de ser prostíbulo norteamericano en el Caribe pasó a ser la nación más socialmente justa y más políticamente soberana de toda América. Y se basa también en que jamás procedí con interés, al igual que muchísimos americanos libres de corazón y pensamiento.
En mi caso, además, no me privé de escribir en éste y otros diarios mi absoluto cuestionamiento a la pena de muerte aplicada a disidentes, o a la adhesión cubana a la infame posición soviética frente a la dictadura argentina, en los ’70 y ’80. Pero sin por ello pasarme jamás al coro de los condenadores, como tanto intelectual converso de los que abundan en el mundo entero.
Sé que esta nota puede provocar alguna polvareda, y asumo la responsabilidad, pero creo que es hora de que se diga que si Cuba cae -digo, es un decir, si cae- a mí y a muchísima gente que jamás medró con su apoyo, que no fuimos lameculos del régimen, no hicimos turismo socialista y no participamos de colectivos de aplaudidores ni de detractores, esa caída nos va a doler muchísimo.
Y sobre todo querremos -como ahora mismo reclamamos- una transición democrática pacífica, ordenada y capaz de preservar los logros sociales alcanzados.
La Revolución Cubana fue uno de los episodios más fascinantes de la historia contemporánea. Tras luchar por la libertad y contra una de las dictaduras más feroces del continente, Fidel Castro se convirtió en símbolo de la lucha por la liberación y su gobierno fue ejemplar en muchos aspectos: autodeterminación, solidaridad internacional, sanidad, educación.
Pero también es cierto que el gobierno cubano no supo resolver otros aspectos no menos fundamentales: no democratizó su estructura de poder; no garantizó libertades esenciales; practicó censura al pensamiento y a las ideas. Nunca tuve reparo en decirlo y lo tengo escrito en los ’80 y los ’90. Para mí era y es injustificable mantener un sistema de partido único; es un arcaísmo político, y no cambiarlo es medida de gobierno conservador; no de gobierno revolucionario.
La cuestión de la democracia en Cuba es su propio talón de Aquiles, y es lamentable que Fidel no lo comprenda.
Por eso mismo apoyar esa revolución -y defenderla frente al bloqueo, la incomprensión o ciertos apresuramientos declarativos- no debe consistir solamente en aprobar todo lo que hace o dice Fidel. Es evidente que la Revolución Cubana -con todas sus conquistas-, ha cometido errores. Muchos y profundos. Y los buenos amigos debemos decirlo, no callarlo.
Pronunciarse de este modo no es estar en contra de Fidel ni de la Revolución ni del pueblo cubano. Es estar en favor de la libertad, la cultura, el pensamiento libre, la igualdad, el desarrollo de los pueblos y la justicia social.
Porque si Cuba cae -digo, es un decir, si cae- será una catástrofe política y social americana. El derrumbe podría producir retrocesos gravísimos no sólo para Cuba sino para toda nuestra América. Basta imaginar en acción al ultraneoliberalismo más feroz e inhumano, acaso llevando al poder a ciertos sectores resentidos y reaccionarios de Miami y de Washington para hacer de Cuba un renovado paraíso de casinos, mafias y negociados.
Tengo miedo de que si Cuba cae -digo, es un decir, etcétera-, no caerá de a poco. Se puede desplomar violentamente si no hay cambios ahora; si no se dan pasos al costado y se permite que las nuevas generaciones se hagan cargo, suave y organizadamente, sin dogmatismos y con la modernidad como aliada. Con Internet libre para todos y todas, caramba, con el rock en las calles y en las plazas, y con la juventud desplazando a los burócratas del gobierno y el partido y dignificándose porque mamaron todo lo bueno de la Revolución. Y con nosotros los amigos leales, alentando y ayudando desde nuestros países.
Esa Revolución, que fue un faro, hoy es una vela que se extingue. Cuba no merece eso. Hay muchos cubanos y cubanas, revolucionarios de toda la vida, que lo advierten. Muchos intelectuales que no se quieren ir de Cuba, pero sí quieren que haya cambios.
Están cansados de limitaciones y recelos, de vigilancias y miedos. Tienen buenas razones para el miedo, y eso es un crimen de la Revolución, no de los intelectuales. Quieren la sagrada libertad de expresarse sin temores, restricciones ni censuras. No se soporta más la censura en la isla. Quieren poder reunirse, discutir libremente, ejercer el derecho a manifestarse, putear ante lo que no les gusta.
Hay una canción muy popular en la isla, hoy. La cantan miles de chicos y chicas. Dice el estribillo: “No coma más mierda, Comandante”. Pero de hecho está prohibida. Me comenta un joven cubano, hace poco y ron de por medio: “Carajo, chico, debiéramos poder cantarla con Fidel y que él mismo se riera y la coreara con nosotros”.
Me duele Cuba en mis amigos intelectuales, escritores, dramaturgos, poetas, docentes. Están por primera vez mustios, pesimistas. “Ni en los años del período especial (mediados de los ’80) sentí este escepticismo”, me confiesa otra noche un reputado cuentista habanero.
Mi voz es pequeñita, pero pienso que si acaso este texto le llegara a Fidel, y si en una de ésas él escuchara, yo también le diría: “No coma más mierda, Comandante. Antes de morirse, abra puertas y ventanas a la libertad, como hizo en el ’59. Repita su mejor obra. Ese será su bronce”.
Pienso también en el actual, pesadísimo silencio de Gabriel García Márquez, de Eduardo Galeano, de muchos y muchas intelectuales más. Pienso en el seguro silencio que haría hoy, si viviera, Julio Cortázar. Lo comento en voz alta y mis amigos me dicen: “Claro, ellos ahora no critican ni condenan, pero ya no dan su apoyo. Y tienen razón”.
Es lo que me pasa a mí, y a muchos.
El ron que compartimos nos sabe amargo, como nunca antes. Me decido a escribir esto: si Cuba cae, digo, es un decir...
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viernes, 23 de julio de 2010
Martín Varsavsky y sus videos habaneros

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jueves, 22 de julio de 2010
"Para muchos, el hambre es una ley de la naturaleza"

Su última aportación filantrópica desde que en 2006 decidiera dedicar el total de su tiempo a la fundación que lleva su nombre y el de su esposa Melinda -en detrimento de su compañía, Microsoft- es ambiciosa y apunta a la erradicación del hambre en el mundo. Pero Gates no hace este viaje solo. Los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur y España anunciaron ayer la aportación de un total de 880 millones de dólares (algo más de 660 millones de euros) para luchar contra una lacra que, según Naciones Unidas, afectaba ya de forma crónica a más de mil millones de personas en 2009.
El marco para el anuncio no pudo ser más significativo: el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, país que ha vivido la peor crisis económica de su historia desde los años 30, pero que considera que "una economía global donde más de 1.000 millones de personas pasan hambre no es sostenible", en palabras del propio secretario del Tesoro, Tim Geithner.
Gates recibió a El País en una modesta sala frente al salón de actos en que se realizó el anuncio de la creación del Programa Global de Agricultura y Seguridad Alimentaria. Lo primero que manifiesta es su satisfacción porque España participe en el proyecto. "La presencia de España animará a otros", declara, y no se reprime al criticar la ausencia de Italia, "país en el que, por cierto, los líderes del G-8 se comprometieron a aportar hasta 22 mil millones de dólares (16.500 millones de euros) en la cumbre del año pasado en L'Aquila".
"A medida que crezca la población mundial en los próximos años y el cambio climático provoque escasez de agua que arruine las cosechas, el número de personas que no podrán acceder a alimentos básicos va a aumentar", razona Gates. "Los más pobres y los pequeños agricultores se llevarán la peor parte de esa ecuación, y ahí es donde ponemos el foco con este programa".
Según anunció el Secretario del Tesoro estadounidense, el dinero que se aporta al fondo se hace como sigue: EE. UU, 475 millones de dólares (357 millones de euros); Canadá, 230 millones (173 millones de euros); España, 95 millones (71 millones de euros) y Corea del Sur, 50 millones (38 millones de euros). La Fundación del magnate de la informática dona 30 millones de dólares (23 millones de euros).
"La historia prueba que ningún país ha salido de la pobreza sin conseguir antes que su sistema agrícola sea productivo, por lo que invertir en los pequeños agricultores es el método más efectivo de combatir el hambre", dice el hombre cuya fundación hasta la fecha ha comprometido más de 1.500 millones al desarrollo agrícola. "Pero esto es sólo un primer paso", advierte. "Otros países deben sumarse a la iniciativa y hacer sus donaciones", insiste.
Serio y concienciado del problema que enfrenta la humanidad, Gates asegura que "para mucha gente en muchos lugares, el hambre y la pobreza son como la gravedad: una ley de la naturaleza, un hecho de la vida". Y, sin embargo, en una época de abundancia y avances tecnológicos -lo dice el visionario que revolucionó el mundo del software-, la gente no tiene para comer, y eso lastra "su salud, su educación, su desarrollo".
¿Hay soluciones a tan desolador panorama? Las hay y son el objetivo del Programa Global de Desarrollo que la Fundación Bill y Melinda Gates inició en 2006. Junto a otro gran nombre asociado al dinero -mucho dinero-, Bill Gates se unió entonces a la Fundación Rockefeller para dotar a África de su propia Revolución Verde -nombre con el que se bautizó al importante incremento de la producción agrícola que se dio entre los años sesenta y ochenta como consecuencia del empleo de técnicas de producción modernas. "La solución es el desarrollo de la agricultura; lo era hace años y lo es ahora, y el mejor ejemplo es Corea del Sur (país que participa en la creación del fondo)".
Es extraño oír hablar a Gates de cultivos y técnicas de siembra. Hay que contenerse -no está dentro de la agenda, en cualquier caso- para no preguntarle su opinión sobre el nuevo juguete de Apple, -la competencia, el Ipad-, que ha revolucionando hace unas semanas el mercado de la informática. Es curioso comprobar -no podía ser de otra manera- que ninguna de las personas de su equipo de trabajo maneja un Iphone. ¡Viva la seria Blackberry!
Pero Gates es hoy un hombre con una misión muy distinta de la que inició hace 35 años cuando se mudó a Alburquerque (Nuevo México, donde nació Microsoft) para trabajar junto al recientemente fallecido H. Edward Roberts, padre inventor de los PC.
Roberts fue a contracorriente y en 1977 malvendió la empresa que fabricaba ordenadores personales por seis millones de dólares (4,5 millones de euros) para retirarse a una granja en Georgia, estudiar medicina y convertirse en médico rural. En el ejercicio de esa profesión acabó sus días -consideraba que su aportación a la sociedad había sido mayor al poder curar enfermos. Gates utiliza su fortuna multimillonaria (estimada en más de 75 mil millones de euros) para erradicar el hambre e intentar cambiar el mundo que ya en una ocasión transformó.
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miércoles, 21 de julio de 2010
De la felicidad guantanamera a una favela habanera

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martes, 20 de julio de 2010
Discusiones libres... ¡de béisbol!

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lunes, 19 de julio de 2010
Artistas de la estafa

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domingo, 18 de julio de 2010
La noche de la autocrítica en la UNEAC
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sábado, 17 de julio de 2010
Puig y los hombres

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viernes, 16 de julio de 2010
Canciones por monedas

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jueves, 15 de julio de 2010
"A Fidel Castro le fascinaban mis manos"

A los 66 años, esta neurocirujana -convertida en una de las voces de la disidencia- publicó la autobiografía Mi verdad, que presentó en la 36º Feria del Libro de Buenos Aires.
Hasta esta ciudad llegó hace diez meses, después de que el gobierno de La Habana le concediera, con la mediación de las autoridades argentinas, un permiso de viaje postergado por una década y media para reencontrarse con su hijo Roberto y verles las caras por primera vez a sus dos nietos, de 13 y 8 años.
"Si alguien me pidiera una definición de mí misma, le diría… yo soy madre y médico, vehementemente madre y médico", escribió la mujer en sus memorias.
Lo repite en su diálogo con BBC Mundo: en su hablar pausado pero firme, con adjetivación profusa y algún modismo porteño recientemente adoptado, dice que el libro es una manera de honrar a ese hijo al que tardó en seguirle los pasos hacia el exilio.
En Cuba, Molina fue fundadora y directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN), uno de los institutos de investigación más prestigiosos del régimen del ex presidente Fidel Castro. También fue militante y diputada a la Asamblea del Poder Popular hasta 1994, cuando decidió romper lazos con el gobierno.
"Una de las mayores traiciones al pueblo era la entonces incipiente discriminación de los enfermos cubanos en relación con los extranjeros, pues los mejores centros de salud estaban destinados a los pacientes de otras nacionalidades", expresa la médica, a modo de justificación para aquella ruptura.
¿En su libro quiso revelar secretos del sistema de salud cubano?
-Bueno, cuando yo estudié medicina, el cubano era un sistema de salud de excelencia. Los médicos y enfermeros siguen siendo excelentes, pero la degradación que ha sufrido es producto de la corrupción y el agotamiento de la sociedad. Hay lugares en la isla donde faltan especialistas, porque están por Venezuela, por Bolivia…
¿Relaciona la crisis en el sistema de salud con lo que llama "exportación" de médicos?
-Mire, yo, con mis 66 años, si tuviera que ir mañana a un lugar donde hiciera falta, iría feliz. Pero no es honrado lo que están haciendo con las misiones. Estuve en Argelia y fui engañada, no me dijeron que el gobierno recibiría divisas a cambio del trabajo de médicos en condiciones precarias. Creo que las misiones internacionalistas deben ser voluntarias, el gobierno no puede mandar contingentes a su nombre y usarlos de propaganda.
¿Qué busca con el libro?
-La necesidad de escribirlo surgió en 1994, cuando me estaba despidiendo de mi hijo que se iba a Japón a un entrenamiento y yo tenía un plan para que no regresara. Estaba ya en una gran pelea con el gobierno, iba a renunciar y comenzaba otra etapa enfrentada al sistema. Empecé a escribir porque creía que se debía contar cómo se vive en un sistema de corte estalinista aún cuando tú crees en él, cuando tú lo sirves, cuando dicen que eres una persona importante.
¿Por qué eligió quedarse si tuvo, como usted cuenta, muchas oportunidades de salir?
-Llevo dentro de mí el peso de haber servido a un sistema malo. Por eso es que renuncié en Cuba y no me fui, pese a que como científica me ofrecieron contratos en el exterior. Sentía que era un deber moral: allí mismo donde lo serví, allí mismo debía renunciar.
¿Parte de esa decisión estuvo disparada por su regreso al catolicismo?
-Sí, yo nací en una cuna católica, con una madre que nunca se apartó de la religión, y me fui detrás de un sistema ateo. Ese también es un error que quería enfrentar públicamente.
También se apartó de las ideas de izquierda, con las que comulgó desde el inicio de la Revolución…
-No estoy criticando el pensamiento de izquierda ni alabando el de derecha, no me siento vinculada a ninguna ideología. Creo que soy totalmente inmanejable por los políticos y los ideólogos (risas). Lo que no entiendo es por qué me tienen que insultar por estar en disidencia con un sistema que viví desde adentro.
¿Cree que hay una mirada romántica de la situación en Cuba?
-Sí, horrible. Pero no es sólo en Argentina sino en todo el mundo. Podría haber sido una revolución preciosa, porque Fidel Castro tiene el carisma y la inteligencia, y tuvo consigo al pueblo completo. Y así lo ve la gente todavía: no pueden ver que eso transmutó en otra cosa y que no es normal que un gobierno se mantenga en el poder por 50 años y nadie pueda criticarlo sin pasar a ser gusano, apátrida, pagado por el imperialismo…
¿Qué logros le reconoce a la Revolución?
-Hay cosas que a mí me han hecho sentir orgullosa, como la campaña de alfabetización. No tengo dudas de que el gobierno la hizo con fines políticos, pero ¿qué importa si eso sirve para que un pueblo entero aprenda a leer y escribir?
En el libro usted cuenta que pasó horas marchando y haciendo entrenamiento militar, pese a ser médica, y que eso fue una pérdida de tiempo. ¿De qué otras cosas se arrepiente?
-Las reuniones del partido me pesan. Perdí tantas horas en ese dogmatismo, en ese discurseo que no benefició a nadie.
En "Mi verdad", Molina dedica un capítulo entero al hombre que marcó los destinos de su patria, pero también los suyos: Fidel Castro. Ella era "una bonita", según acepta que decían los demás, y tenía trato directo con el entonces presidente de la isla, quien la llamaba personalmente por teléfono y estaba al tanto de su tarea pionera en la introducción de tratamientos neurológicos desarrollados en el extranjero.
"A mí Fidel mismo me prometió ayuda. Pero en el CIREN cada vez había más demanda de camas para extranjeros y menos para cubanos. Se lo dije y él prometió hacer algo, pero pasó el tiempo y nada, No sé por qué. Quizás es que las dictaduras son así, quizás le preocupaba que yo fuera tan polémica, quizás fue despecho, no sé."
También se hablo de cierta atracción e incluso romance…
-Sí, yo lo cuento en el libro. No hubo acoso ni nada, pero teníamos una relación amistosa, confidencial y él conmigo se mostraba tímido y hasta torpe. Me decía que le gustaba mucho mi perfume. ¡En un sistema en que el perfume había sido tan denostado porque decían que era burgués! A mí me decían "qué lástima, tan trabajadora, que te queden rasgos burgueses". Pero a él le gustaba mi perfume.
-Y tenía una fascinación por mis manos. No sé si por manos de cirujana o manos de mujer. Nunca me dijo nada, porque yo no le di espacio. Si hubiera avanzado hubiera sido muy difícil, porque yo le hubiera dicho que no y a Fidel Castro no se le puede decir que no.
¿Qué opina de Fidel Castro hoy?
-El ser humano necesita de íconos y Fidel se ha vendido como un ícono al mundo exterior. Es muy difícil enfrentarse al marketing del gobierno cubano, y no puede ser que todos los disidentes sean demonizados y opinar en contra implique terminar en la cárcel.
Sin embargo, estando allí usted hizo declaraciones duras, incluso llamó "verdugo" a Fidel Castro, y no sufrió lo que otros…
-Porque yo me movía en el mundo de la ciencia y era conocida en la comunidad internacional. Pero además, porque el gobierno cubano sabe exactamente qué castigo imponerle a cada persona: yo le di las armas para que me aplicaran la peor de las condenas, que era separarme de mi hijo. Promoví que mi hijo se fuera y Fidel mismo aseguró que yo nunca más iba a volver a verlo.
¿Qué piensa del gobierno de Raúl Castro?
-Fidel sigue gobernando Cuba, enfermo y mayor como está. Es muy, muy inteligente. Raúl es el segundo hombre de medio siglo de la Revolución, pero no tiene capacidad de acción. Nos ilusionamos, pero nada cambió como esperábamos.
Hubo algunos signos de cambio…
-Lo que hicieron fue vender celulares, computadoras, dejar a los cubanos entrar a los hoteles, prohibiciones que eran ridículas. No soy analista política, pero Raúl quiere llevar a Cuba por el camino de China, abriendo un poco más la economía para que el pueblo no siga asfixiado, pero Fidel no lo ha dejado.
¿Cree que la muerte de Fidel, cuando ocurra, marcará un punto de inflexión?
-A mí me preocupa Cuba por la devastación espiritual, no por la cuestión económica, porque eso puede arreglarse en un tiempo con un equipo de buenos economistas. Pero la marca de este régimen en la sociedad no se irá con Fidel, a mí me parece que no. No sé cuánto tardará.
¿Quiere volver?
-El sueño es regresar con mi madre (de 91 años, vive con ella en Buenos Aires). Quiero vivir en mi país y volver a ejercer la medicina con mis compatriotas. Si pudiera viajar con ella volvería, incluso con Raúl en el gobierno. Pero me gustaría poder salir a visitar a mis nietos cuando quiera.
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miércoles, 14 de julio de 2010
Matrona de lujo
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martes, 13 de julio de 2010
Caminata por La Víbora








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lunes, 12 de julio de 2010
Historias del barrio

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