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viernes, 27 de febrero de 2009

El encuentro


Un testimonio de Ramón Díaz-Marzo

Al atardecer, Delfín Prats llegó a mi casa y me dijo que a las 9 de la noche tenía una cita con Reynaldo Arenas en la esquina de Radiocentro, en 23 y L. Me habían hablado del personaje por varias vías, que entre sí, aparentemente no tenían relación. Era como si las moiras así lo hubieran dispuesto. Primero me habían dicho de un escritor distinguido con el Premio Médicis (galardón literario anualmente concedido en Francia). Luego me referían la historia de un escritor fugitivo, una suerte de sombra, de fantasma que existía escondiéndose de la policía en algún lugar de La Habana. Y en aquel atardecer, cuando Delfín me dijo que estaba citado con el misterioso escritor le pregunté si podía asistir al encuentro.

No había leído ningún texto de Reynaldo, mi iniciación en la literatura la había efectuado con los maestros rusos y franceses, siempre que intentaba saber quiénes eran los escritores cubanos, la experiencia resultaba insoportable. La única excepción en aquel momento, que me permitió intuir que la literatura cubana estaba salvada, me la proporcionaron Virgilio Piñera y Lino Novás Calvo.

Así que poco antes de las 9 de la noche, Delfín y yo, subiendo por La Rampa, caminábamos en dirección a 23 y L. Una rara alegría me embargaba, se parecía a una nostalgia, y a medida que nos acercábamos al lugar, yo atisbaba en el rostro de los pasantes ¿quién sería Reynaldo? Entonces Delfín, al percibir mi indagación visual se volvía para decirme que aún no. De todas formas, continuaba insistiendo en fijarme en el porte aristocrático de alguien que me recordaba a un miembro de la UNEAC en el destello multicolor de alguna pájara de espanto, en la serenidad policíaca de un rostro patibulario de largas patillas y estatura de enano, en la lascivia indecorosa de unos ojos chismosos... y Delfín me decía que aún no.

Cuando llegamos a un muro de baja altura que servía de cantero de tierra, bordeando la esquina de 23 y L, donde se sentaban los transeúntes, Delfín se adelantó y le estrechó la mano a un ser que llevaba por indumentaria un pantalón acampanado y un viejo saco deportivo, y me dijo, "te presento a Reynaldo Arenas," y mientras estrechaba la mano del escritor, que yo había idealizado como un bandolero de los tiempos modernos, me fijé que su rostro y su porte eran provincianos y me sentí defraudado. Y aunque abrió la boca y escuché sus primeras frases que caían hacia la noche, lenta, lentamente, estirando las sílabas, colocando silencios entre las palabras, abriendo la boca para acentúar las vocales, no supe que su aspecto gris, que en nada le favorecía, no era mas que una escafandra dentro de la cual se ocultaba un condenado.

Reynaldo nos preguntó si nos apetecía una merienda en la cafetería de la CMQ, y mientras hablaba tampoco supe que nos miraba con ojos de náufrago. Que si movía los brazos como un ahogado, era porque su noche se había convertido en la inmensidad de un mar sin horizontes. Tampoco supe que era un niño grande y solitario que habîa muerto por dentro. Sólo ahora que lo evoco, puedo verlo aferrado a su última esperanza, el sexo triste de la promiscuidad efímera.

Dentro de la cafetería, después que el camarero nos tomó el pedido, Delfín nos dijo que saldría a la calle a buscar un teléfono donde realizar una llamada inaplazable. No recuerdo que habríamos hablado Reynaldo y yo en aquel momento, pero sí recuerdo que Delfín se demoraba y Reynaldo comenzó a inquietarse, amén de que la merienda ya la habían servido y tuvimos que empezar sin él. Sin embargo, y contra todo pronóstico para mi estupefacción, de pronto irrumpieron en el local cinco tipos de cívil que sin identificarse nos ordenaron ponernos frente a una pared, apoyando nuestras manos en ella y separando los pies hasta que el cuerpo adquiriera la forma de una equis. Hubo un cacheo sin que tocaran nuestras partes. En aquella época todavía no exitía el carnet de identidad y uno de los policías hurgaba en nuestros bolsillos, depositando sobre la mesa, nuestras pertenencias. Supongo que algunos de los presentes de aquel aterrorizado invierno de 1975, que involuntariamente asistían a la escena, nos tomarían por delincuentes comunes.

El jefe del equipo represivo refiriéndose a Reynaldo leyó un documento que decía "ex-convicto de subversión sexual", y refiriéndose a mi, "ex-convicto de la Ley 1231 contra la vagancia y con un certificado médico de ex-sifilítico". Sintiéndome humillado, me volví hacia la cara provinciana de Reynaldo. Y tampoco me fue posible descifrar que quien me devolvía la mirada era el propio Celestino antes que anocheciera. (Publicado el 7 de mayo de 1998 en Cubafreepress).

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miércoles, 25 de febrero de 2009

La frontera de la limosna


Por Raúl Rivero

Cuba está entrando en el siglo XXI con la mano tendida frente al Morro de La Habana, pero no es un gesto gentil de bienvenida: esa mano metafórica tiene la palma hacia el cielo.

Cierto. Son las ya casi dolorosas donaciones, que siguen llegando, y que pueden ser desde una aspirina hasta una guagua de uso. Esa práctica de esperar que alguien envíe algo es lo que permite la imagen dramática del párrafo anterior.

Y es que, bajo el control de este Estado del Hortelano -que ni produce ni deja producir- se impuso, como tabla de salvación, la fea manía de pedir. Por eso grandes grupos de cubanos se han amparado en la dudosa cobija de las donaciones.

Siempre supe que esas ayudas, esos actos solidarios, tienen un carácter transitorio y de urgencia, dictado por una catástrofe. Un fenómeno imprevisto que sorprende y devasta a una familia, un pueblo, un país.

No creo que nadie asuma para siempre, por ejemplo, la manutención de una familia, el suministro de ropa a una comunidad, de medicinas a un hospital,o de transporte a una ciudad.

Viviríamos, de ser así, no en una nación, sino en una (do)nación.

El placer de ayudar a un semejante en apuros se convierte en una carga agónica y molesta si se eterniza, se extiende y se hace obligación.

Lo que fue un acto de claros valores humanos pasa a ser -por lo menos ya lo es en el caso de Cuba- un proceso de humillación permanente que alcanza al receptor y al donante.

"A veces, me dijo un médico hace unos días, siento una rara inquietud cuando voy hacia mi casa, en Guanabacoa, en un ómnibus que lleva en un costado un letrero enorme que dice Donación del Municipio tal de Andalucía al pueblo de La Habana. Será que soy muy orgulloso."

No sé si es muy orgulloso este doctor. Sé, sin embargo, que la línea estatal de esperar los milagros de las donaciones ha alcanzado niveles asombrosos, y se enraíza y vive también en la población.

Los cubanos, la gran mayoría, lo único que piden permanentemente son medicinas. Cualquiera solicita a un amigo que viaja, a un extranjero -incluso a un extranjero desconocido- un remedio para un familiar. Pedir otra cosa, ya es más trabajoso, pero creo que también se ha ido enraizando en la costumbre de algunos sectores de la sociedad, acomodados a esperar que la familia o alguna institución de Holanda o Suecia les haga llegar algo para subsistir.

Para algunos núcleos -cada vez más, sobre todo en las zonas donde no circula el dólar, que es en la mayoría del mapa cubano- sobrevivir sin el dinero de Miami, o ropa o medicinas de donaciones resulta imposible.

Hay otro grupo humano, más reducido y localizado: los limosneros. Ha ido creciendo y folklorizándose y cada sitio de La Habana, donde se vende con divisas extranjeras, puede decirse que tiene "asignado" su pedigüeño.

Cuba es uno de los pocos países que blasona de un pordiosero, el Caballero de París, inscrito para siempre en la memoria popular y en la cultura por su honorable filosofía de nunca pedir nada en su largo peregrinaje por los portales de La Habana.

Los herederos del Caballero, expulsados del paraíso de los trabajadores sólo con el estruendo del derrumbe del mundo socialista, son más exigentes, y algunos cuando no reciben la dádiva (donación), insultan al comensal, al empleado y a los paseantes.

Una suerte de "limosna con escopeta" causada por un discurso igualitario, escuchado por casi cuarenta años y que ahora (en el extraño universo social en que vive y muere) produce en el individuo un desgaste soberano.

En La Habana Vieja, en el Vedado, en Miramar y en otras zonas de la capital, se han hecho familiares esos hombres y mujeres que revisan los basureros, se acercan a las mesas, inventan historias tristes con parientes enfermos o largos viajes a provincia por un muerto.

Los hay cuerdos y locos, todos en harapos. Cerrados en su mundo de hambre y delirio, sin entender qué pasa, pidiendo algo a alguien aunque ese alguien tampoco entienda mucho.

Son los herederos de aquel hombre que pasó su vida en La Habana y ahora duerme en el cementerio de Santiago de las Vegas. Es la saga del Caballero. La gente los llama simplemente "los Compañeros de París."

Foto: elchurro, Flickr
(Publicado el 2 de julio de 1998 en Cubafreepress)

lunes, 23 de febrero de 2009

El Grito de Baire

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Por Miriam Leiva

Fotos: Cubagenweb

El 24 de febrero de 1895 comenzó la guerra por la definitiva liberación de Cuba del colonialismo español, cuyo máximo inspirador y organizador fue José Martí, el Delegado. Los patriotas retomaban los machetes desenvainados en la manigua el 10 de octubre de 1868 bajo la conducción de Carlos Manuel de Céspedes, y que durara diez años, así como otros intentos por reiniciar la lucha.

Muchos fueron los sinsabores y privaciones que debieron sobreponer los abnegados cubanos. Las insidias, divisiones y traiciones habían lesionado mucho la noble causa. No obstante, el amor a la patria y las aspiraciones de libertad vencieron todos los obstáculos.

En 1892 Martí alcanzó un avance fundamental en su esfuerzo por lograr la unidad de objetivos. En una carta a Enrique Collazo decía: "¿Y no ha oído estos días a miles de hijos de Cuba proclamar, sin una sola voz de disentimiento, ni de rico ni de pobre, ni de negro ni de blanco, ni de patriota de ayer ni de patriota de hoy, ni de hombre de guerra ni de hombre de paz, que el Partido Revolucionario Cubano no tiene por objeto llevar a Cuba una agrupación victoriosa que considere la Isla como su presa y dominio, sino preparar, con cuantos medios eficaces le permita la libertad del extranjero, la guerra que ha de hacer para el decoro y el bien de los cubanos, y entregar al país la patria libre?"

Martí, hombre que no había participado en la gran guerra y por tanto no poseía los méritos de los combates y heridas, con su pensamiento preclaro, verbo ágil y convincente y dedicación enérgica logró movilizar a todos los cubanos dentro y fuera de la Isla. La bondad de los trabajadores cubanos asentados fundamentalmente en Tampa, Cayo Hueso y otros lugares de Estados Unidos, así como desperdigados por América Latina y Europa, fue esencial para recaudar fondos. Los pobres tabaqueros entregaron parte de sus salarios; otros cubanos limitaban al máximo sus gastos personales para contribuir. Se requería auxiliar a los compatriotas más necesitados y sus familias, pero sobre todo recaudar fondos para las armas y las expediciones con vistas al próximo levantamiento en la Isla.

Ya en enero de 1893 Máximo Gómez, en Santo Domingo, escribía en su Diario: "Martí se separa, con rumbo a Nueva York, después que, de acuerdo, dejamos resuelto el modo y manera de auxiliar la Revolución inmediatamente que surja en la Isla. Con tal motivo, he pasado una circular a todos los jefes principales de la pasada guerra que se encuentren fuera de la Isla para que estén preparados, en cuanto cabe. El nombramiento de General en Jefe del Ejército que ha de combatir en Cuba y que me ha dado la Delegación del Partido, con el beneplácito de los mismos jefes, me ha autorizado a pasar la referida circular. José Martí, como Delegado, continúa los trabajos preparatorios con tino y actitud que nada dejan que desear".

Las múltiples dificultades se aprecian cuando, en el 8 de abril de 1894, Gómez escribía: "Recibimiento cariñoso de Martí y otros cubanos. Hemos conferenciado largamente, y según he podido averiguar, los fondos recaudados no son bastante suficientes para abrir la campaña, y se hace necesario que Martí gire una visita por todos los puntos que crea que se puede recabar algo más".

El 10 de agosto de 1894 señalaba: "El Delegado va camino de México, en demanda de mayores recursos para aumentar nuestro tesoro. Estamos en momentos de las resoluciones definitivas". Y el 1 de septiembre escribía: "José Francisco Rodríguez llega a 'La Reforma' … procedente de Cuba, Oriente -y trae la misión especial de aquella gente, de explicarnos la grave situación en que se encuentran y que por tanto es preciso ordenar los levantamientos". El 15 de ese mes continúa: "Llega a Montecristi Alejandro Rodríguez, comisionado por el Camagüey, a informar del estado de aquella comarca, mal preparada para la revolución, pues aunque algunos de los primeros hombres del 68 están dispuestos a prestar todo su apoyo, pero mucho del elemento acaudalado no lo está y no solamente deja de estarlo, sino que lo rechaza y condena. Esta situación no cambiará, porque ningún rico entrará nunca en la revolución y es necesario forzar la situación, precipitar el suceso".

El 7 de febrero de 1895 prosigue Gómez: "Llegan Martí, José María Rodríguez (Mayía) y Enrique Collazo. Después de informarme, con todos sus detalles, del fracaso que nos ha sucedido con nuestros vapores (barcos cargados de pertrechos para la guerra apresados) en Fernandina, entramos a deliberar lo que debemos resolver en situación tan difícil, dados los pocos recursos con que podemos contar". El 24 de febrero, Martí se esforzaba por conseguir una goleta para trasladarse a Cuba. Ese día, Gómez anota: "Hemos pasado todo este mes en la fatigosa preparación de nuestra salida de aquí; pues la falta de embarcación por el Este hace imposible la salida por allí. Además, nos encontramos muy vigilados por el gobierno del país, que está obligado con el de España por razones internacionales".

Martí conoció en Montecristi el 26 de febrero la noticia del alzamiento en Cuba. A ellos se refiere en carta a Gonzalo de Quesada: "Hoy recibimos el cablegrama de Uds., en que no puedo leer más que estas palabras, que aún resplandecen ante mí: 'revolución en Occidente y en Oriente'. Empezamos, pues, ahora a ayudar y rematar la obra. Acá se está en lo que se debe. Abracémonos en el dintel, y querámonos ahora más que nunca. Lo hemos hecho, y aún me parece un sueño…"

No fue hasta el 1 de abril que lograron emprender viaje, según Gómez: "Después de todos estos gastos enormes, después de vencidos obstáculos -después de dos meses de sufrimientos y torturas hemos logrado embarcarnos, seis compañeros, en la madrugada. Nos hemos echado verdaderamente en brazos de un destino a todas luces incierto. La Providencia premiará con el éxito nuestro arrojo, por llenar el deber y cumplir la palabra empeñada, acudiendo a Cuba, ya en armas".

Martí describía los propósitos del alzamiento: "La Revolución había venido preparando ordenadamente, con un partido elector de bases republicanas, todos los elementos vivos de la independencia de Cuba, a fin de tenerlos a punto de acción en el instante en que, vacía ya la esperanza de reformas españolas, estallase a una voz la revolución inmortal definitiva, sin retirada ni reserva. Las dos generaciones: la de los veteranos y la de sus hijos; las dos fuerzas de la independencia: la que combate en la Isla y la que de afuera le ayuda a combatir, se unieron durante tres años de ordenación en el entusiasmo del juicio y el poder de la disciplina, y la Isla entera, radicalmente convencida de la ineptitud de España para privarse de la explotación colonial que la sustenta, y dar vida de hombre y política mejor a los cubanos, se levantó en armas el 24 de febrero de 1895, para no envainarlas sino ante el triunfo de la república". Estas palabras forman parte de una carta dirigida por Martí y Gómez a The New York Herald como testimonio de gratitud hacia el periódico por la publicidad a la Revolución y la independencia de Cuba, el 2 de mayo de ese año, en su calidad de Delegado y General en Jefe, respectivamente.

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Como se puede apreciar en las palabras de ambos patriotas, los cubanos de la Isla y el exilio, militares y civiles, de diversas generaciones y tendencias políticas, lograron superar sus divergencias en aras de un objetivo supremo: la independencia de Cuba, y que el pueblo pudiera lograr insertarse en los cauces de progreso y desarrollo que el nuevo siglo que se avecinaba ofrecía. No muy distinta resulta la situación actual, lamentablemente. Si bien no es circunstancia de lucha armada, los métodos pacíficos, de reconciliación entre los cubanos proporcionan posibilidades de elevar nuestra patria a los sitiales de la democracia, el respeto de los derechos humanos y el libre ejercicio de todas las potencialidades físicas e intelectuales de los cubanos para salir de la crisis política, económica y social vigente desde hace muchos años.

En este aniversario rendimos homenaje a las personas que como Gómez ayer hoy sufren los rigores de la vida cotidiana o padecen en las cárceles sin claudicar sus principios, como él mismo manifestara: "He dado la espalda a mi hogar. Sacrificio semejante no lo puedo comentar, pues cuando se llena el deber cumpliendo la palabra empeñada, es necesario, para no volver atrás en asunto tan serio -es preciso ahogar los latidos del corazón. Hay situaciones en la vida de los hombres, y la mía es una de ellas, que tienen que ser bien definidas, so pena de dejar a la opinión la oportunidad de un juicio malo o desfavorable. Yo perdería prestigio y respeto si no ocupo puesto en la fila de los combatientes por la libertad de Cuba".

(Publicado en Cubanet el 23 de febrero de 2006)

sábado, 21 de febrero de 2009

Viaje a una foto


Por Raúl Rivero

Esta semana, en su camastro del Combinado del Este, arrullado por la música tenaz de las puertas intermedias y las pesadillas de otros prisioneros, Ricardo González Alfonso tiene que haber soñado con la fiesta de cumpleaños que le celebró su familia cuando llegó a los seis años, en La Habana de 1956.

Ese día, esa celebración tiene un sitio especial en la memoria del poeta y periodista cubano porque le gusta revisar una foto enorme en blanco y negro donde todos los invitados aparecen vestidos de vaqueros y él de indio.

Detrás del cake, que debió ser azul, y por encima de los dibujos seductores del merengue, puede verse el rostro de Ricardo manchado por la tinta de guerra de una tribu irreal, dispuesto a combatir con su arco y sus flechas contra los cowboys que lo rodean armados de pavorosos revólveres de pasta y calamina.

La fotografía divierte a Ricardo y lo anima a describir el destino de algunos de sus amigos de esa niñez cerrada y sin retorno. Pero la foto guarda otra clave para él y tiene que ver con su manera, llena de humor e ironía, de percibir que el fotógrafo lo dejó anclado para siempre en la contracorriente, en ciertos territorios de la rebeldía, la protesta y la diferencia que marcaron también algunas etapas de su vida de adulto.

En todas las celebraciones familiares o en esos días en los que uno necesita, sin saber por qué, la protección perdida de los padres y quiere rescatar los sitios nobles, cálidos y seguros de la casa familiar, a Ricardo le gusta traer esa foto ante sus amigos y pasarle la vista para encontrarse rodeado de vaqueros, sin miedo, en la sala de su casa, en el que él piensa que ha sido su destino: estar en minoría, pero en la lucha.

Por eso, esta semana que cumplirá 59 años de vida y seis de ellos en una cárcel de su país por pensar, escribir y trabajar por la libertad, tiene que —al menos en sueños— haber vuelto a recordar su foto preferida. Tiene que tenerla muy presente en los apuntes de los poemas que escribe a toda hora y en los fogonazos de independencia que son los sueños para los hombres presos.

Sé que está enfermo y que hay mucha humedad en esa celda donde lo tiene la dictadura. Y estoy seguro que, aparte de esa foto, Ricardo tiene otros recursos para ver pasar otro cumpleaños en una prisión, que ordenando la ambición de poder, el odio, la intolerancia y la bestialidad de unos viciosos de los puestos de mando.

Lo recuerdo al borde de sus sesenta años, como lo conocí y como lo veré siempre. Incansable, con sus gavetas atiborradas de poemas de amor y de textos humorísticos que suele leer con un poco de rubor. Lleno de pasión por sus hijos, protegido por el amor de Alida. Un hombre difícil porque está vivo y porque le va de frente a todos los asuntos en un mundo donde la palabra se usa de almohada. Un periodista con talento y valor para usarlo, pero también con amplitud para razonar, entender y discutir con flexibilidad y sin concesiones. Un fanático del idioma español, un enamorado de la poesía de Lorca y de Rimbaud.

En este aniversario de Ricardo, sus amigos y sus compañeros de viaje en el periodismo pedimos su libertad y la de todos los presos políticos cubanos. El regreso a la casa y a las calles de quienes están enfermos, en peligro, separados de su familia, en una vecindad de calabozos. Libertad para los que han puesto en riesgo su salud y su vida por la libertad.

(Publicado en Cubaencuentro el 19.2.09)

viernes, 20 de febrero de 2009

Herencias

Havana / 3 en la Habana, Cuba por Fabio V ! ().

Un país empobrecido y una población envejecida serán dos de las "herencias" que Fidel Castro nos dejará. Se calcula que en treinta años cerca de 4 millones de cubanos no nacieron debido al alto número de mujeres que en Cuba recurrieron al aborto como método anticonceptivo.

Por Tania Quintero

El 11 de octubre de 2005 el cardenal Tarcisio Bertone, arzobispo de Génova, se reunía en La Habana en La Habana con Fidel Castro. Dos días después, ya en Italia, declaraba al periódico La Stampa que el presidente cubano le había pedido ayuda para combatir "la plaga del aborto en Cuba", considerada por Castro una de las causas de la crisis demográfica del pais.

Más que preocupación, a Castro le debe haber remordido la conciencia, porque las alarmas sobre el excesivo número de interrupciones de embarazo saltaron en la Isla hace tiempo. Médicos y especialistas en ginecología y obstetricia, psicólogos, sociólogos, clérigoss y laicos de la iglesia católica y periodistas independientes, entre otros, han venido investigando, advirtiendo, denunciando, sobre las gravísimas consecuencias de las prácticas abortivas indiscriminadas.


Al cierre de 2004, la población cubana era de 11,2 millones de habitantes con una tasa anual de crecimiento del 1 por mil, con tendencia de llegar a cero e incluso alcanzar niveles negativos en las próximas décadas, plantea el informe "Cuba, diez años después de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo" elaborado por el Fondo de Población de Naciones Unidas, en 2005 presentado en La Habana.

El 15 por ciento de la población cubana tiene más de 60 años y antes de 2025 alcanzará el 25 por ciento, prevee la ONU. "Nuestra población debe tomar conciencia que dentro de un cuarto de siglo uno de cada cuatro cubanos será un anciano", señalaba en el 2000 el director del Centro Iberoamericano de la Tercera Edad, Osvaldo Prieto. Y añadía: "Una sociedad cuya población juvenil es inferior a su población anciana no puede sostener a ese sector de la tercera edad, que por razones de salud requiere ser sostenido". En 2030 Cuba tendría la población más vieja de America Latina.

Juan Carlos Alfonso, director de la Oficina Nacional de Estadísticas, admitía que hay aspectos sobre los cuales se debe avanzar, como la reducción del número de abortos y la eliminación de la violencia en las relaciones familiares. Alfonso sabe lo que dice: en "El perfil estadístico de la mujer cubana", publicado en 2000 por su oficina, se revelaba que entre 1968 y 1996 se registraron 5,6 millones de nacidos vivos y se realizaron unos 3,2 millones de abortos. En 2002 se interrumpieron 21,5 embarazos por cada mil mujeres entre 12 y 49 anos y 49,8 por cada cien partos. Las cifras no contemplan las regulaciones menstruales (succión embrionaria antes de las ocho semanas de gestación).

Os Gemeos and Woman. por Robin Thom.

Aunque los datos oficiales tienden a reflejar que la práctica abortiva se ha reducido en un 30 por ciento, el doctor Oscar de la Concepción expresaba su preocupación: cada vez veía caras más jóvenes en su consulta del hospital Ramón Gonzalez Coro, en Ciudad de La Habana. Las cubanas menores de 24 años se ubican como el segmento poblacional de mayor riesgo en relación al aborto provocado o inducido, aunque el peligro mayor se encuentra en muchachas menores de 20 años.

En febrero de 2002, el periodista independiente Héctor Maseda, actualmente cumpliendo una sanción de 20 años de privación de libertad, denunciaba en Cubanet que hasta octubre de 2001 mil 512 avileñas interrumpieron su embarazo, 411 más que en igual período del 2000. En el caso de las adolescentes el aumento fue de 267, para un 95 por ciento de crecimiento. El doctor Luis Díaz, jefe del departamento de legrados del hospital provincial de Ciego de Ávila, señalaba que las interrupciones se efectuaban tres veces por semana; el 30 por ciento se realizaba a menores de 18 años y en ocasiones a niñas de 12, obligadas a acudir en compañía de un familiar adulto.

En junio de 2001, otro periodista independiente, José Antonio Fornaris, informaba que todos los jueves diez adolescentes en edades comprendidas de 13 a 18 años acudían a interrumpir embarazos no deseados en el hospital Hijas de Galicia de Ciudad de La Habana. Fornaris se refería también al caso de una niña de 10 años, vecina de San Miguel del Padrón, embarazada de un primo. La niña fue hospitalizada para extraerle el feto, porque los médicos consideraron que biológicamente no estaba preparada para desarrollar una nueva vida.

En septiembre de 2000 el sindicalista independiente Carmelo Díaz, denunciaba el aumento de legrados entre mujeres jóvenes de Guantánamo. Todas las semanas, de lunes a viernes, se hacían veinte abortos diarios. "Los viernes son los días más tristes, porque cada vez son veinte adolescentes. Muchachitas cuyas edades oscilan entre 13 y 14 años se someten ese día al agresivo procedimiento", decía el doctor Rolando Ramírez, especialista en ginecología y obstetricia en esa provincia. En fecha más reciente, el 25 de marzo de 2005, Jorge Ramón afirmaba en Cubanet que el aborto provocado se practicaba tres veces más en Santiago de Cuba que en cualquier otra provincia del país.

Santiago de Cuba por ranteehutresident.

Innumerables estudios sobre el uso y abuso del aborto se encuentran en publicaciones médicas cubanas, algunas de las cuales se pueden localizar en internet. Un colectivo de autores durante todo el año 1991 y el primer semestre de 1992 desarrolló en el municipio habanero de 10 de Octubre un "Perfil sociodemográfico del aborto inducido". Dos grupos femeninos fueron estudiados: uno de mujeres cuyo primer embarazo terminó en un aborto inducido y otro constituido por aquellas cuya gestación llegó a término.

Tres especialistas de primer grado, dos en ginecoobstetricia y uno en pediatría, en 2001 publicaron en la Revista Cubana de Medicina General Integral "Algunas consideraciones sobre el aborto". En ellas sostienen que "aún en Cuba, donde se realiza legalmente y es considerado un aborto seguro, las complicaciones inmediatas y mediatas juegan un papel importante en la morbilidad femenina".

En sus consideraciones, los doctores Ignacio González, Rosa María González y Emilia Miyar resaltaron aspectos éticos-morales: "En la conducta médica habitual la intención es preservar la vida y al mismo tiempo mejorar su calidad, sin embargo, realizar un aborto implica destruir una vida humana. Es por ello que algunos médicos y personal de salud pueden negarse a presenciar o participar en la realización y asesoramiento de los servicios de aborto".


Uno de los que se negó fue el doctor Oscar Elias Biscet, condenado a 25 años de prisión en abril de 2003. Junto con el doctor Rolando M. Yyobre y los ingenieros Agustín Lastre y Brea González, en junio de 1998 Biscet hizo público un documento titulado "Crisis en el derecho a la vida en Cuba", resultado de una labor investigativa sobre el aborto efectuada por ese equipo de profesionales pertenecientes a la Fundación Lawton de Derechos Humanos.

En diez meses del año 1997 en el hospital Hijas de Galicia, ubicado en la barriada habanera de Luyanó, un total de mil 783 abortos fueron realizados: mil 549 mediante legrados, 198 a través de regulaciones menstruales y 36 por aplicación de Rivanol, medicamento usado para provocar síntomas de "parto" y facilitar la expulsión "natural" del feto a partir del tercer mes de gestación, cuando ya éste ha alcanzado un relativo desarrollo como ser vivo.

En un estudio paralelo, "Rivanol, un método para destruir la vida", el doctor Biscet y sus colegas informaban que de las 36 embarazadas a las que en 1997 se les provocó el aborto con Rivanol, doce tenían entre 12 y 18 años y de ellas ocho tenían entre 14 y 16 años; catorce mujeres tenían entre 19 y 24 años y el resto, diez, eran mayores de 25 años. En el 27 por ciento de esos casos de Rivanol, las criaturas nacieron vivas y no se les proporcionaron auxilios médicos, dejándolas morir. El 80,6 por ciento de las 36 criaturas cuya vida se cegó estaban sanas, no presentaban ninguna malformación congénita. En testimonios grabados, las madres narraron cómo los hijos nacieron vivos y la forma en que se les mató. En unos casos les cortaron el cordón umbilical y los dejaron que se desangraran y en otros los envolvieron vivos en un papel cartucho hasta la asfixia.

En el mismo mes de junio de 1998, la Fundación Lawton de Derechos Humanos hizo llegar el resultado de sus investigaciones a medios nacionales e internacionales de prensa, a la iglesia católica cubana, al presidente Fidel Castro y a la Fiscalía General de la República. En carta anexa, exigían el cese inmediato de los abortos, basándose en el derecho inalienable a la vida propugnado por el artículo 58 de la Constitución cubana de 1976 y en el artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El 25 de julio de 1998. Raúl Rivero escribía en El Nuevo Herald: "El doctor Oscar Elias Biscet, de 37 años, un abanderado de la lucha contra el aborto en Cuba, está arrestado desde el 9 de julio en el centro de investigaciones policiales de 100 y Aldabó, en Ciudad de La Habana. Su esposa, Elsa Morejón, dijo que ha perdido mucho peso y esta pálido y debil".

Estudiantes en La Habana por rutilante technicolor.

Bernardo Rodríguez, doctor en ciencias psicológicas y especialista en la prevención de embarazos, en junio de 2004 alertaba que el subgrupo donde es mayor la resistencia a bajar la cifra de abortos se ubica entre adolescentes de 11 a 17 años. Una encuesta a cien estudiantes de enseñanza preuniversitaria en la capital le permitió a la doctora Ana Caridad Rodriguez tener una idea del desconocimiento de los jóvenes acerca de los aparatos genitales femeninos y masculinos. "Apenas sabían del himen, la vagina, el cuello del útero y el pene, ni tampoco sobre su funcionamiento. Los jóvenes entre 15 y 17 años ignoran muchos aspectos de la anatomía humana, a pesar de que es una asignatura obligatoria en la enseñanza secundaria".

Según especialistas del patio, los niños cubanos comienzan a tener relaciones sexuales en la primera etapa de la adolescencia, o sea de los 10 a 14 años. A esa realidad se une otra: la edad de la primera menstruación en las niñas ha ido bajando de 12-13 años a 10-11 años como promedio. Se ha comprobado que existe una fuerte relación entre la menarquía temprana, el despertar precoz de la sexualidad y una maternidad adolescente.

En "La maternidad adolescente en Cuba", la doctora Reina Fleitas, profesora del Departamento de Sociología de la Universidad de La Habana, se refiere al "baby boom" ocurrido en la Isla entre 1958 y 1963, cuando la tasa de fecundidad aumentó en un 27 por ciento y el auge de los nacimientos se concentró en mujeres de 20 a 24 años y de 15 a 19 años. A partir de 1966 comenzaría a experimentarse un decrecimiento de la fecundidad, con excepción del grupo de las adolescentes, cuyo incremento sostenido lo ubicaba, en 1975, en la segunda posición en la estructura de fecundidad especifica. La maternidad temprana es un fenómeno que solía concentrarse en las zonas rurales y en las provincias orientales, pero en los últimos años en los núcleos urbanos, la Ciudad de La Habana incluida, se ha vuelto común ver a muchachitas de 15 y 16 años que ya son madres.

Cuban mother por yanosso.

En la década del 60 no sólo se produjo una explosión demográfica, sino también hubo un incremento de muertes maternas por abortos sépticos, con un climax en 1965, año en que las autoridades sanitarias "hospitalizan" el aborto, aunque no fue hasta el 30 de diciembre de 1987, con la publicación de un nuevo Código Penal, cuando oficialmente quedó legalizado el aborto en Cuba.

Casi medio siglo antes, en 1936, había sido promulgada una ley que permitía el aborto en caso de peligro para la vida de la madre, por violación o incesto y por defectos congénitos. En la actualidad, cuando mediante modernos equipos médicos se detecta o sospecha que una criatura puede nacer con alguna malformación, se le pide a la madre que interrumpa su embarazo.

El aborto ha sido asumido por muchas mujeres cubanas como una alternativa anticonceptiva rutinaria. Durante la década 1960-70 se pensaba que el uso y abuso del aborto podría estar relacionado con la dificultad para acceder a la utilización de anticonceptivos eficaces, pero una Encuesta de Fecundidad realizada en 1987 arrojó que un mayor uso de métodos anticonceptivos no había influido significativamente en un descenso del aborto. Y se supo que muchas mujeres usaban el aborto no sólo como una alternativa anticonceptiva, sino también para evitar un primer hijo no deseado y para espaciar los partos entre los 20 y 30 anos.

En una entrevista a la Asociación Médica del Caribe, el doctor Miguel Sosa, presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia, aclaraba: "Aunque se trate de un procedimiento relativamente sencillo y seguro, lo cierto es que es un procedimiento riesgoso, pues se hace a ciegas y puede tener complicaciones aún en los mejores servicios y en las mejores manos". Entre los principales riesgos el doctor Sosa mencionaba: persistencia de restos ovulares (el denominado aborto incompleto, con alta incidencia de infección); complicaciones hemorrágicas y lesiones traumáticas como perforaciones uterinas. Cualquiera de estas complicaciones puede ser causa de muerte. La mitad o más de las mujeres que presentan infertilidad por obstrucción de las trompas, suelen tener como antecedente el haberse hecho uno o más abortos.

Las adolescentes y jóvenes son más susceptibles a complicaciones durante y después de la interrupción de un embarazo, porque su organismo se encuentra en proceso de maduración. En las menores de 18 años, un aborto determina cambios hormonales y metabólicos extemporáneos que pueden influir negativamente en su crecimiento y desarrollo, sin contar las afectaciones psicológicas a ella y su familia. Desde el punto de vista médico, lo ideal es que una mujer no se someta nunca al riesgo de un aborto inducido ni a regulaciones menstruales, una técnica que hace abortar en más del 70 por ciento de los casos y puede producir complicaciones, al igual que los llamados abortos farmacológicos.

Cuban Family por mandalaybus.

El núcleo familiar medio ha pasado de seis personas o más en 1953 a dos o tres en 1995. La familia numerosa está en vias de extinción en Cuba. Paralelamente se ha triplicado la cantidad de divorcios y ha crecido la proporción de hogares encabezados por mujeres. En "El aborto, una necesidad social?", artículo escrito en 2002, el periodista independiente Héctor Maseda resumía así la realidad: "La población sobrevive cubriendo sus necesidades indispensables. Para la mayoría de los matrimonios jóvenes dentro de sus planes no está tener hijos. Algunos, incluso, lo consideran una locura. Obviamente el aborto es uno de los mecanismos que las parejas emplean para liberar a sus potenciales y futuros hijos de la terrible experiencia que a ellos les tocó vivir en la Cuba totalitaria".

Al reportar el I Encuentro Nacional Pro Vida, celebrado en El Cobre, Santiago de Cuba, en noviembre de 1999, Jaqueline Debs aclaraba que antes de 1995 no hubo ningún movimiento pro vida en Cuba, a pesar del enorme número de abortos cada año realizados en el pais. Pro Vida surgió en 1995 como apostolado laical dentro de la iglesia católica cubana. El primer encuentro fue auspiciado por la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y con él culminarían los primeros cinco años de incansable trabajo "para llevar el mensaje de amor y vida a una Cuba adolorida por la feroz secuela del aborto, que la ha llevado a tener la tasa de natalidad más baja del hemisferio".

Pese a ser éste un tema de confrontación entre el Estado y la Iglesia, que sistemáticamente ha denunciado el aborto como un grave problema social, durante su visita a Cuba en enero de 1998 Juan Pablo II lo mencionó sin demasiada insistencia cuando ofició la misa dedicada a la familia en Santa Clara. Al hablar sobre los controles de natalidad, el Santo Padre expresó: "Se llega incluso al aborto, que es siempre además un crimen abominable, un absurdo empobrecimiento de la persona y de la misma sociedad".

EPÍLOGO

Fue una gran hipocresía que Fidel Castro en 2005 acudiera a la iglesia católica para atajar lo que él denominó "la plaga del aborto". Precisamente por oponerse a esa "plaga", en mayo del 2000 el sacerdote español, Miguel Jordá fue expulsado de la Isla. En declaraciones a la revista Misioneros del Tercer Milenio, el padre Jordá narraba: "Fuí expulsado de Cuba por defender la vida antes de nacer. Difundí unas octavillas por toda mi parroquia con unos versos que defendían la vida y denunciaban la actual situación del país, que con 12 millones de habitantes contabiliza 130 mil abortos al año reconocidos por el Estado. Uno de estos versos fue examinado con lupa por el partido. A raíz de aquello el gobierno me hizo la vida imposible. Me ponían megáfonos con música estridente a las puertas de mi parroquia. Un día tomé un megáfono y denuncié públicamente que en Cuba se atropellaban los derechos humanos antes de nacer. Ésa fue la chispa que desencadenó mi expulsión".

Fotos: V!O, Robin Thom, ranteehutresident, rutilante
technicolor, yanosso y mandalaybus, Flickr.
(Redactado el 16 de octubre de 2005)

jueves, 19 de febrero de 2009

¡Felicidades, Meli!


Melissa, una hermosa y aplicada jovencita cubano-mexicana, cumple hoy 15 años. Le deseamos que pase un feliz día en unión de sus padres, hermanos, abuelos y, por supuesto, sus amiguitos.

Tania Quintero y familia

19 de febrero de 2009

miércoles, 18 de febrero de 2009

Espectro de un miedo

Por Iván García

Corría el mes de junio de 1961, un año difícil. Dos meses antes se había gestado una agresión. El gobierno de Kennedy no veía con buenos ojos el "mal ejemplo" que Cuba daba al resto de los países del hemisferio. Había amenazas por doquier. Estados Unidos volvía a hacer uso de una política errada hacia el continente americano, y sus directrices estaban preñadas de tanta prepotencia como ignorancia supina. Pero ninguno de esos acontecimientos justificaba que la máxima dirigencia de la revolución se personara los días 16, 23 y 30 de junio en una reunión de intelectuales que se celebraba en el Salón de Actos de la Biblioteca Nacional.

La intervención principal fue una declaración de guerra a la creación artística y a la libertad de expresión. De un solo tajo fue cercenada la posibilidad de decir lo que se pensaba. Comenzó una etapa gris para nuestra cultura. El totalitarismo dejo ver su oreja estalinista. Algún día se tendrán que analizar las causas y efectos de ese machetazo a la opinión personal y la diversidad de criterios. El detonante había sido un cortometraje titulado PM, que mostraba imágenes de la vida nocturna en la capital. El pretexto sirvió para arremeter contra todo lo que oliera a desavenencia.

Cuentan que sólo el teatrista Virgilio Piñera tuvo el valor de pedir la palabra y por el pasillo avanzó hasta el micrófono, situado frente por frente a la mesa presidencial en la cual relucían pistolas de sus guerrilleros dueños. Con voz temblorosa Piñera dijo: "No sé, pero tengo mucho miedo". Hasta hoy, el temor del autor de Aire Frío penetró los huesos de los cubanos.

El final de la reunión marcó el inicio de una era de doble moral que aún pervive. El país vivió su periodo más negro. Poco después nos impusieron una parodia tropical de la revolución cultural maoísta. Entonces las filas revolucionarias se dividían en pro- soviéticos y pro-chinos, con más tendencia hacia los asiáticos tras la crisis provocada en 1962 por los misiles rusos.

En la década de los 60, todo era prohibido: Cartearse con un pariente "gusano" exiliado en Miami, usar un "jean", dejarse el pelo largo o escuchar a los Beatles. Se dice y no se cree. Simplemente lo vivimos y lo acatamos. El espectro de ese miedo del que hablara Piñera nos acechaba y la isla se convirtió en un desierto cultural por decreto supremo.

Décadas después de aquel tratado más fascista que maquiavélico, el gobierno cubano reafirma que su ideario político se mantiene incólume. A pesar del vertiginoso desarrollo que vive la humanidad donde las ideas corren tan de prisa como los adelantos tecnológicos, Cuba se vanagloria de su inmovilismo ideológico. Pero en ocasiones las circunstancias obligan a los gobernantes cubanos a ponerse un antifaz reversible, cambiante de acuerdo a la marea.

(Publicado el 1 de junio de 1998 en Cubafreepress)

lunes, 16 de febrero de 2009

A la sombra de un apagón


Por Ariel Tapia

El reloj marca las seis de la tarde, y con una puntualidad que irrita, el apagón cubre con sus sombras todo el espectro del barrio marginal. Esta vez no fue anunciado. Nos tomó por sorpresa en una hora en que la electricidad es bastante necesaria en los hogares. Cuando la interrupción es programada se sabe al menos a qué hora retornará, pero como fue sorpresiva, nadie sabe cuándo la luz volverá.

Peor aún son sus consecuencias. El calor que por a comienzos del verano se siente, es lo más torturante de esta suerte de tinieblas preconcebidas. La cocina Pike, con sus ardientes llamaradas, además de iluminar, ablanda unos trozos de yuca. El mechón, compañero inseparable de las apagadas noches cubanas, se ha convertido en sustituto de las velas, del quinqué y las lámparas portátiles de luz fría, a la venta en las diplotiendas para los afortunados que poseen los dólares que cuestan. Menudo aporte a la ecología el que hacen estos recipientes contaminantes del aire. El municipio entero se convierte en una gran hoguera de hollín. Es como si parte del pulmón de la ciudad fuera atacado por el cáncer.

Un grupo de vecinos de la barriada se aventura a comprar una botella de alcohol, no para olvidar las penas, sino para rememorarlas y contarlas junto al trago de misterio que por lo menos los mantiene entretenidos. Las mujeres en cambio se reunen todas alrededor de un portal para oir la novela brasileña en el único radio que tiene pilas en toda la cuadra. Agrupadas disciplinadamente, guardan un silencio casi sepulcral que se rompe a ratos con algun suceso importante que ocurre en el lejano capítulo. Es lo único que se hacer en esas largas horas de aburrimiento.

Mientras se espera, se conversa de los acontecimientos del día o los planes que para mañana o pasado cada uno tiene. Entonces, cuando la tranquilidad se hace más abrumadora, suenan un par de disparos de armas de fuego. No tarda en llegar la noticia traída por un curioso que rápidamente se movilizó a averiguar que tres cuadras más abajo la policía perseguía a un ladrón de bicicletas. El fluido eléctrico llega cuando la programación televisiva está a punto de concluir, con la emisión final del noticiero y una locutora leyendo una información sobre la rotura de dos plantas termoeléctricas.

El aire del ventilador termina por rendirme. Me acuesto, pero de pronto el sudor me desvela: se ha vuelto a ir la luz. Enciendo el mechón nuevamente y comienzo a escribir estas líneas.

(Publicado el 1de mayo de 1998 en Cubafreepress)

viernes, 13 de febrero de 2009

Adiós al matrimonio


Por Iván García

Celebrar bodas es una tradición que va cuesta abajo en nuestro país. Si lo dudan pregúntenle a Celia, 23, enfermera. Ella prefiere que su media naranja, con la cual mantiene relaciones hace cinco años, viva en su casa y ella en la suya. "Imagínate, en mi hogar vivimos catorce personas y sólo hay cuatro cuartos. Además de promiscuidad hay discusiones familiares, broncas constantes. Cada quien cocina aparte. Si a esto se agrega el mal estado de la vivienda y la escasez de agua, estaría realmente loca si me diera por casarme y traer a mi esposo a vivir conmigo. ¿En su casa? Están peor", comenta.

A pesar de estar enamorada, Celia cree que el matrimonio legal es una quimera. Como ella piensan muchas parejas. La situación económica y el déficit habitacional ha provocado que la tradición de las fiestas de bodas caigan en picada. Solamente en la capital el 52 por ciento de las viviendas están en mal estado. Esta realidad es la culpable de que el 80 por ciento de las parejas tengan que convivir bajo un mismo techo con varias generaciones diferentes. Y si tienen hijos, el problema se agrava.

Por falta de espacio, las personas dividen a prisa y con mal gusto sus casas, utilizando cartón-tabla o cualquier otro tipo de material, para improvisar nuevas habitaciones. O construyen barbacoas, aprovechando las viviendas de puntal alto. Esos chapuceros pisos intermedios, resuelve las apremiantes necesidades de un espacio conyugal.

El fenómeno de la convivencia entre tantas personas en la misma casa, ha ocasionado el aumento de la violencia familiar, a veces con consecuencias trágicas. Solución: muchos se olvidan del matrimonio. Como la enfermera Celia. O el músico Roberto, 27: "Yo por mi lado y ella por el suyo".

La otra cara de la moneda es el alto costo de una boda. Según cálculos conservadores, no menos de 5 mil pesos (unos 250 dólares), cantidad equivalente al salario de dos años de un trabajador promedio. Las cifras dan la razón a estas disyuntivas. El año 1999 fue en el que menos parejas se casaron desde 1960. Un total de 97 mil 252 bodas para una proporción de 5,1 matrimonios por cada mil habitantes. En contraste, aumentó el número de parejas consensuales. Es decir, firmar un papel, pero no hacer ninguna celebración y cada cual a vivir por su lado.

Es la nueva moda. Y no porque la secular tradición haya perdido arraigo, sino por las duras condiciones padecidas por el cubano del tercer milenio. Aunque minoría, algunos en la Isla oyen hablar de crisis matrimonial por primera vez en su vida. Arnaldo y Sonia se casaron por todo lo alto. Los dos laboran en empresas capitalistas asentadas en La Habana. Viajan a menudo al extranjero y manejan dólares. Para su boda alquilaron salones lujosos en un hotel 5 estrellas. Buffet de primera y todo tipo de bebidas. La luna de miel en Varadero, a 132 kilómetros de la capital.

Mientras los enlaces conyugales entre compatriotas disminuyen, aumentan increíblemente los que anhelan casarse con un extranjero. No importa si es canadiense. malayo o español. En 1999 el Consulado de España en La Habana legalizó 5 mil matrimonios hispano-cubanos.

Pero son pocos los que se casan con limusina y a todo trapo. O aquéllos que logran ligar a un turista. La mayoría, como la enfermera Celia, cree que las bodas son un viejo cuento de hadas. Después de trabajar diez horas diarias y cargar cubos de agua en su atestado domicilio, se conforma con pasar dos horas más o menos felices, con su novio. Y olvidarse de los problemas cotidianos.

(Publicado el 1 de junio de 2001 en Encuentro en la Red)

miércoles, 11 de febrero de 2009

Novelamanía


Por Tania Quintero

Apenas habían transcurrido quince capítulos de la telenovela colombiana "Café con aroma de mujer" y ya los niños cubanos cantaban, como si fuera un himno, la canción-tema titulada "Gaviota", nombre del personaje femenino central. En las provincias orientales la melodía hizo furor porque era una ranchera: en esa región la música mexicana tiene tantos seguidores como la cubana.


El estreno del culebrón colombiano casi coincidió con el sexto congreso de la Unión Nacional de Escritores y Artistas y con la vigésima edición del Premio Caracol, celebrado cada año por la Asociación de Cine Radio y TV de la UNEAC. Tanto en los congresos quinquenales de los escritores y artistas como en los encuentros anuales de los realizadores audiovisuales el tópico de las telenovelas no deja indiferente a ningún participante. Algunos creadores las fustigan y otros las defienden.

La novela televisada nació de la novela radial y su raíz es cubana. Uno de sus mayores exponentes fue El derecho de nacer. radionovela que en la década 1940-50 paralizó la Isla, gracias al hábil dominio del recurso melodramático que tenía su autor, Félix B. Caignet (Santiago de Cuba 1892-La Habana 1976).


O sea, que hace rato los cubanos degustan novelones con la misma pasión que café, tabaco y ron. Antes era un asunto femenino porque el grueso del público que lloraba y suspiraba al lado de los viejos radios eran damas. En la actualidad, hombres que trabajan como estibadores en el puerto o gays que se buscan la vida como peluqueros, comentan el último capítulo de la telenovela de turno sin ningún complejo

Desde que en 1983 la televisión cubana transmitiera el serial Una mujer llamada Malú, de Daniel Filho, la pauta la marcaba Brasil. Pero a partir de 1986, Colombia comenzó a desplazar a la Hollywood brasileña, como es conocida la Rede Globo. En una anterior programación veraniega, la catarsis la provocó, Aguas mansas, con un truculento guión y ambivalentes actuaciones. La calidad y el mensaje de estos teledramas colombianos es discutible. Lo indiscutible es el saldo después de quince años de materiales foráneos sensibleros: la vulgaridad se ha generalizado en toda la nación.

Las opciones culturales de alto vuelo artístico se han mantenido e incluso incrementado, pero comparado con los millones que se han aficionado a las telenovelas, ese público culto, es minoría. Si se hiciera una encuesta entre los visitantes a las salas de teatro, conciertos de música sinfónica, exposiciones y galerías de arte plásticas, bibliotecas y talleres literarios, se vería que la gran mayoría de los que salen de su casa para un disfrute selectivo del arte y la cultura, probablemente también vean telenovelas -hay pocas ofertas televisivas atractivas-- pero las ve con sentido crítico y sobre ellas tienen sus opiniones.


¿Quién es el culpable de que la "cheanza" nos haya invadido masivamente y que nuestros pequeños apenas empiezan a balbucear se aprenden los nombres de los personajes de las novelas extranjeras? El impacto que en los cubanos han tenido estos culebrones y su adoración por los personajes ha sido tal, que en la década de 1980 a cientos de niñas, perras y gatas les pusieron Malú.

(Publicado el 27 de noviembre de 1998 en Cubafreepress)

lunes, 9 de febrero de 2009

Viajando por la Isla


Por Ariel Tapia

La Terminal de Ómnibus de La Habana, ubicada muy cerca de la Plaza de la Revolución, con su bullicioso y reiterativo servicio de amplificación local, es la último contacto del viajero con la capital, si decide viajar en este medio de transporte. Después de pasar por múltiples vicisitudes, montarse en una guagua y salir a la Autopista Nacional es un acto de liberación -y el comienzo del "proceso de interiorización" con la República. Los pequeños pueblos suelen aparecer de vez en cuando por la carretera aunque cinco minutos bastan para perderlos de vista.

El campo cubano, ése que supuestamente ha recibido más bendiciones de la revolución, cambió muy poco en cuatro décadas: Todo lo que existía antes es lo que hay ahora, pero con su natural envejecimiento. En plena madrugada ávidos comerciantes esperan el arribo de los ómnibus a las cabeceras de provincia para vender sus mercancías.

Comerciantes en la Autopista. Foto tomada en Mayo del 2003.

Cada ciudad se distingue por su oferta: El queso en Camagüey; las rodajas de piña en Ciego de Avila; la caldosa en Las Tunas. Y por fin, tras cientos de kilómetros recorridos llegamos a la provincia de Granma, que antes de la división político-administrativa de 1976, formaba parte de una misma provincia, Oriente, tierra donde están enclavadas ciudades históricas por sus luchas patrióticas, como Bayamo y Santiago de Cuba, y terruño de dos celebridades nacionales: en Banes nació Fulgencio Batista, y en Birán, los hermanos Castro Ruz.

En esta Isla, que ha conocido regionalismos apasionados desde que orientales, camagüeyanos, y villareños se disputaran el protagonismo en las guerras de independencia, también afloran divisiones entre habitantes de regiones muy cercanas geográficamente. Muchos manzanilleros se sienten mal ubicados respecto a Bayamo porque consideran que su ciudad debería ser la capital de la provincia Granma. Desde Bayamo se extienden los permisos para ir a pescar, a pesar de que Manzanillo es el pueblo pesquero por excelencia.


Muchas dependencias oficiales como la sede municipal de Inmigración radican en la capital provincial y no en Manzanillo, cuyos vecinos están obligados a tomar la carretera para resolver asuntos de su interés. Por su parte, los habitantes del costero poblado camagüeyano de Santa Cruz del Sur, manifiestan su incomodidad con una boleta que zarpa de Manzanillo y que ha transportado muchos de los problemas de aquel lugar. También del limítrofe Santiago de Cuba llegan personas a los sembradíos de arroz en Yara para adquirir grandes cantidades del grano, con lo que contribuyen a que los precios se aumenten en todas las localidades vecinas.

El siempre paternalista Estado cubano aquí logra hacer de las suyas a diestra y siniestra. Las donaciones que solidariamente llegan del exterior se venden en tiendas "especializadas", bautizadas por los cubanos como "trapishoppings" (trapi de trapo pues a veces se vende ropa usada). A los trabajadores que se han ganado la distinción de "vanguardias" por su labor en los cultivos de café y arroz, se les premia con bonos que sirven para entrar a otros comercios igualmente "especiales", y de los cuales en Manzanillo hay dos: Cubarroz y Cubacafé. Tanto uno como el otro están abastecidos como si fueran una TRD (tienda de recuperación de divisas).

En este otro mundo, con las mismas causas y los mismos efectos se combinan en sutil complicidad una gran valla que proclama a Santiago de Cuba, "rebelde ayer, hospitalaria hoy, heroica siempre", y un anuncio lumínico de una gasolinera Cupets, que sólo expende en dólares. Es el interior de una Isla tan cercana y desconocidoa.

(Publicado el 1 de junio de 1998 en Cubafreepress)

viernes, 6 de febrero de 2009

Fantasmas de la ciudad

Habana Vieja por Paulus Veltman.

Por Ramón Díaz-Marzo

Foto: Paulus Veltman, Flickr

Un amigo y yo habíamos llegado a la conclusión que los escritores cubanos representantes de nuestra época ya eran conocidos. Sin embargo, en aquel momento no tuvimos en cuenta a los que por un acto de sabiduría o casualidad feliz, habían permanecido en las penumbras del anonimato durante años. Escritores que resucitarían del silencio, en la misma medida que las penas de prisión por la consecución de una metáfora, se redujeran o fueran suprimidas de los tribunales cubanos.

Los que habían sobrevivido para contar el cuento, ahora, eran fantasmas de una cruel temporada literaria en la década 1970, donde una generación brillante fue sacrificada para que no pensaran con cabeza propia.

Hoy les presento a uno de esos fantasmas. Lleva medio siglo existiendo en esta mágica ciudad de intramuros de la Habana Vieja. Se llama Rosa Borrego, enigmática mujer delgada que apenas habla, como si temiera lastimar. Desde su vieja casona en la calle San Juan de Dios, después de quince años en el descubrimiento de sí misma, comenzó a registrar en versos los estremecimientos de su alma:

Soy
un montón de cosas
que no conozco
estoy
sin encontrarme
sin saberme
una extraña conmigo.

Luego cuando ella descubre su vinculación con la ciudad, escribe:

Esta soledad de puerto
esta calle sin voz
el suicidio del polvo
en las cornisas
el silencio en tí.

Y cuando el amor llega con todas las consecuencias de su imposibilidad, confiesa:

Donde se llega
por tus ojos
de qué sabor
mueren las palabras
A qué distancia
se hallan los contornos
y el amor,
en qué ansiedad descansa?

El poeta cubano Rogelio Fabio Hurtado ha calificado la poesía de Rosa Borrego como perteneciente a la estirpe espiritual de una Dulce María Loinaz. "La poesía breve -dice Fabio- es cortés porque convierte al lector en poeta. En ella no hay espacio para el termino medio. La flecha da en el blanco, o no da; o se enciende el bombillo a la primera lectura o no se enciende. El secreto de esta poesía consiste en reconciliar palabras procedentes de contextos dispares".

Han pasado los años, y la Borrego se consume en su casa de la calle San Juan de Dios. Sigue escribiendo sobre el amor:

Donde recuerdo
que no te olvido
donde te olvidé
que no te encuentro.

Otro poeta, Mariano Brull (Camagüey 1891-La Habana 1956) dijo que la prosa se escribe con el tesoro del conocimiento, mientras que la poesía se hace con el tesoro de nuestra ignorancia.

HABLO CON MIS ROSAS se titula el primer libro de Rosa Borrego. Nadie sabe por qué continúa posponiendo su publicación. Mientras tanto, el último poema del libro ha ido cobrando un aire de terrible y dulce premonición:

Tal vez
vengan a buscarme
los gorriones
me descubran dormida
y me despierten.

(Publicado en Cubafreepress el 12 de febrero de 1998)

miércoles, 4 de febrero de 2009

Pan de París... para habaneros con dólares

Por Iván García

París vió resurgir en 1998 el fantasma de treinta años atrás. Una veintena de parados galos se autoinvitaron a comer en un lujoso restaurante de las ciudad de las luces. Michelle, una de las desempleadas, en el mayo caliente de 1968 conoció el lugar. Pero en esa ocasión la policía no le permitió a ella ni a sus amigos partidarios de la "revolución mundial" disfrutar de las delicias de uno de los sitios más chic de la capital francesa.

Esta vez tuvieron más suerte. Con sus nuevos camaradas, Michelle tomó de nuevo por asalto el restaurante. Irrumpieron en el amplio salón coreando consignas y pidiendo reivindicaciones sociales. Era sábado por la noche y el restaurante estaba repleto de usuarios elegantemente vestidos. El gerente les propuso comer a cambio de que guardaran silencio. Después, con la barriga llena, fueron a dormir a un hotel cercano. En mayo de 1998, no sólo cenaron y durmieron gratuitamente, sino también fueron noticia.

Michelle no está sola. Forma parte de un ejército de más de tres desempleados. Huelgas, marchas, manifestaciones, camiones que bloquean las carreteras, y para rematar, la huelga del personal de Air France amenaza boicotear el Mundial de Fútbol. París se acerca al 2000 con tantas flores como problemas.

De Francia proceden algunos negocios en Cuba. Uno de ellos es un holding con 49 por ciento de capital francés. Está localizado en el sector alimentario. Junto con Palmarés, su socio cubano, en la Ciudad de la Habana se han abierto media docenas de panaderías que también venden dulces de alta calidad. Se llaman "Pain de Paris". La séptima está al inaugurarse en la Calzada de Diez de Octubre y O'Farrill, casi al lado del paradero de ómnibus de la Víbora, una de las zonas de más transeúntes de la capital.

Ese pequeño islote de capitalismo estará rodeado de mendigos, tarados y ancianos desvalidos. La luz de la panadería contrastará con la misera aledaña: Pain de Paris no es para los pobres. Allí un panecillo de ajonjolí cuesta $1.60 centavos, que al cambio actual son 30 pesos, la mitad de la pensión de los viejos que a los alrededores venden cigarrillos sueltos para subsistir.

El Panadero por jjk9.

Frente a la panadería prohibida para el cubano promedio, hay otra panadería. Se llama La Complaciente, y al lado de ésta se ve sucia y destartalada. En ella es donde venden el pan racionado, el de 80 gramos que diariamente toca a cada consumidor. El pan nuestro de cada día suele pesar 50 o 60 gramos y su calidad es pésima.

Cuando la nueva sucursal abra sus puertas, muchos viboreños tendrán que contentarse con mirar desde afuera. Aunque siempre habrá quien pueda adquirir las golosinas que Pain de Paris ofrece a habaneros ansiosos de comer buen pan. Lo más triste es ver a padres halando de la mano a niños que quieren uno de aquellos dulces. Al menos podrán pegar sus rostros a la vidriera y llenarse la vista. Ni que decir de la "repercusión" de la panadería en las decenas de mujeres y hombres deambulantes, que han hecho de la calle su hogar y de los latones de basura su despensa. Ellos quizás no puedan ni entrar pues andan sucios y malolientes. Si por casualidad alguno leyó la noticia de los huelguistas parisinos, no se le ocurrirá seguir el ejemplo. La Habana no es Paris.

Fotos: Google-Imágenes y jik9, Flickr.
(Publicado el 8 de julio de 1998 en Cubafreepress)

lunes, 2 de febrero de 2009

Cocuyos, grillos y mariposas

CUBA por Lucía Castillo.

Por Tania Quintero

Foto: Lucía Castillo, Flickr

Un cocuyo hace su aparición. La niña, asustada, se lo dice a la madre. "Hay un bichito con una luz". La madre busca un pomito de cristal y lo captura. Le abre unos huecos a la tapa, para que pueda respirar. El cocuyo, inteligente, se hace el muerto. La niña llora. "Mamá, se murió".

La madre la convence para que lo suelte. "Ningún animal, por muy pequeño que sea, debe tenerse encerrado". La niña vira el pomo en un cubo con tierra del portal de la casa donde aún no ha florecido el marpacífico. Oh alegría, el cocuyo salió volando. Su lucecita se pierde en la noche del verano cubano.
Pasan los días y la niña vigila en la oscuridad. Quiere que vuelva ese cocuyo. U otro cualquiera. Ha descubierto a uno de los insectos más llamativos de la fauna nacional.

Pero lo que descubre, a la hora de irse a dormir, es otro bichito. Raro. Excéntrico. No se parece a una cucaracha. Ni a una lagartija. Es más grande que el moscón que se posó el domingo, anunciando visita. "Mami, ¿y éste cómo se llama?". La madre duda. Hasta que el grillo se pone a cantar. Entonces le responde con otra pregunta: "¿Recuerdas el cuento del libro que te regaló tu abuela?". Mas la pequeña no responde. Se ha quedado dormida. Ahora son dos los grillos que cantan.

Son anécdotas reales. Ocurridas en La Habana del 2001. Tan verídicas como la mariposa azul y blanca sobrevolando un jardín de vicarias moradas por la barriada de Santos Suárez. O el ciempiés que sin pudor salió contoneándose por el patio cementado de la tía que vive en Lawton.

Alegrías que pueden parecer insignificantes en esta ciudad, este país y este mundo donde el hombre agrede día tras día a la naturaleza. A un ritmo que puede hacer desaparecer, para siempre, mariposas, grillos, cocuyos y ciempiés. Bichitos que sólo quedarían como ilustración en los libros de texto del próximo milenio.
(Publicado en Encuentro en la Red el 20 de julio de 2001)