Por Miriam Leiva
Fotos: Cubagenweb
El 24 de febrero de 1895 comenzó la guerra por la definitiva liberación de Cuba del colonialismo español, cuyo máximo inspirador y organizador fue José Martí, el Delegado. Los patriotas retomaban los machetes desenvainados en la manigua el 10 de octubre de 1868 bajo la conducción de Carlos Manuel de Céspedes, y que durara diez años, así como otros intentos por reiniciar la lucha.
Muchos fueron los sinsabores y privaciones que debieron sobreponer los abnegados cubanos. Las insidias, divisiones y traiciones habían lesionado mucho la noble causa. No obstante, el amor a la patria y las aspiraciones de libertad vencieron todos los obstáculos.
En 1892 Martí alcanzó un avance fundamental en su esfuerzo por lograr la unidad de objetivos. En una carta a Enrique Collazo decía: "¿Y no ha oído estos días a miles de hijos de Cuba proclamar, sin una sola voz de disentimiento, ni de rico ni de pobre, ni de negro ni de blanco, ni de patriota de ayer ni de patriota de hoy, ni de hombre de guerra ni de hombre de paz, que el Partido Revolucionario Cubano no tiene por objeto llevar a Cuba una agrupación victoriosa que considere la Isla como su presa y dominio, sino preparar, con cuantos medios eficaces le permita la libertad del extranjero, la guerra que ha de hacer para el decoro y el bien de los cubanos, y entregar al país la patria libre?"
Martí, hombre que no había participado en la gran guerra y por tanto no poseía los méritos de los combates y heridas, con su pensamiento preclaro, verbo ágil y convincente y dedicación enérgica logró movilizar a todos los cubanos dentro y fuera de la Isla. La bondad de los trabajadores cubanos asentados fundamentalmente en Tampa, Cayo Hueso y otros lugares de Estados Unidos, así como desperdigados por América Latina y Europa, fue esencial para recaudar fondos. Los pobres tabaqueros entregaron parte de sus salarios; otros cubanos limitaban al máximo sus gastos personales para contribuir. Se requería auxiliar a los compatriotas más necesitados y sus familias, pero sobre todo recaudar fondos para las armas y las expediciones con vistas al próximo levantamiento en la Isla.
Ya en enero de 1893 Máximo Gómez, en Santo Domingo, escribía en su Diario: "Martí se separa, con rumbo a Nueva York, después que, de acuerdo, dejamos resuelto el modo y manera de auxiliar la Revolución inmediatamente que surja en la Isla. Con tal motivo, he pasado una circular a todos los jefes principales de la pasada guerra que se encuentren fuera de la Isla para que estén preparados, en cuanto cabe. El nombramiento de General en Jefe del Ejército que ha de combatir en Cuba y que me ha dado la Delegación del Partido, con el beneplácito de los mismos jefes, me ha autorizado a pasar la referida circular. José Martí, como Delegado, continúa los trabajos preparatorios con tino y actitud que nada dejan que desear".
Las múltiples dificultades se aprecian cuando, en el 8 de abril de 1894, Gómez escribía: "Recibimiento cariñoso de Martí y otros cubanos. Hemos conferenciado largamente, y según he podido averiguar, los fondos recaudados no son bastante suficientes para abrir la campaña, y se hace necesario que Martí gire una visita por todos los puntos que crea que se puede recabar algo más".
El 10 de agosto de 1894 señalaba: "El Delegado va camino de México, en demanda de mayores recursos para aumentar nuestro tesoro. Estamos en momentos de las resoluciones definitivas". Y el 1 de septiembre escribía: "José Francisco Rodríguez llega a 'La Reforma' … procedente de Cuba, Oriente -y trae la misión especial de aquella gente, de explicarnos la grave situación en que se encuentran y que por tanto es preciso ordenar los levantamientos". El 15 de ese mes continúa: "Llega a Montecristi Alejandro Rodríguez, comisionado por el Camagüey, a informar del estado de aquella comarca, mal preparada para la revolución, pues aunque algunos de los primeros hombres del 68 están dispuestos a prestar todo su apoyo, pero mucho del elemento acaudalado no lo está y no solamente deja de estarlo, sino que lo rechaza y condena. Esta situación no cambiará, porque ningún rico entrará nunca en la revolución y es necesario forzar la situación, precipitar el suceso".
El 7 de febrero de 1895 prosigue Gómez: "Llegan Martí, José María Rodríguez (Mayía) y Enrique Collazo. Después de informarme, con todos sus detalles, del fracaso que nos ha sucedido con nuestros vapores (barcos cargados de pertrechos para la guerra apresados) en Fernandina, entramos a deliberar lo que debemos resolver en situación tan difícil, dados los pocos recursos con que podemos contar". El 24 de febrero, Martí se esforzaba por conseguir una goleta para trasladarse a Cuba. Ese día, Gómez anota: "Hemos pasado todo este mes en la fatigosa preparación de nuestra salida de aquí; pues la falta de embarcación por el Este hace imposible la salida por allí. Además, nos encontramos muy vigilados por el gobierno del país, que está obligado con el de España por razones internacionales".
Martí conoció en Montecristi el 26 de febrero la noticia del alzamiento en Cuba. A ellos se refiere en carta a Gonzalo de Quesada: "Hoy recibimos el cablegrama de Uds., en que no puedo leer más que estas palabras, que aún resplandecen ante mí: 'revolución en Occidente y en Oriente'. Empezamos, pues, ahora a ayudar y rematar la obra. Acá se está en lo que se debe. Abracémonos en el dintel, y querámonos ahora más que nunca. Lo hemos hecho, y aún me parece un sueño…"
No fue hasta el 1 de abril que lograron emprender viaje, según Gómez: "Después de todos estos gastos enormes, después de vencidos obstáculos -después de dos meses de sufrimientos y torturas hemos logrado embarcarnos, seis compañeros, en la madrugada. Nos hemos echado verdaderamente en brazos de un destino a todas luces incierto. La Providencia premiará con el éxito nuestro arrojo, por llenar el deber y cumplir la palabra empeñada, acudiendo a Cuba, ya en armas".
Martí describía los propósitos del alzamiento: "La Revolución había venido preparando ordenadamente, con un partido elector de bases republicanas, todos los elementos vivos de la independencia de Cuba, a fin de tenerlos a punto de acción en el instante en que, vacía ya la esperanza de reformas españolas, estallase a una voz la revolución inmortal definitiva, sin retirada ni reserva. Las dos generaciones: la de los veteranos y la de sus hijos; las dos fuerzas de la independencia: la que combate en la Isla y la que de afuera le ayuda a combatir, se unieron durante tres años de ordenación en el entusiasmo del juicio y el poder de la disciplina, y la Isla entera, radicalmente convencida de la ineptitud de España para privarse de la explotación colonial que la sustenta, y dar vida de hombre y política mejor a los cubanos, se levantó en armas el 24 de febrero de 1895, para no envainarlas sino ante el triunfo de la república". Estas palabras forman parte de una carta dirigida por Martí y Gómez a The New York Herald como testimonio de gratitud hacia el periódico por la publicidad a la Revolución y la independencia de Cuba, el 2 de mayo de ese año, en su calidad de Delegado y General en Jefe, respectivamente.
Como se puede apreciar en las palabras de ambos patriotas, los cubanos de la Isla y el exilio, militares y civiles, de diversas generaciones y tendencias políticas, lograron superar sus divergencias en aras de un objetivo supremo: la independencia de Cuba, y que el pueblo pudiera lograr insertarse en los cauces de progreso y desarrollo que el nuevo siglo que se avecinaba ofrecía. No muy distinta resulta la situación actual, lamentablemente. Si bien no es circunstancia de lucha armada, los métodos pacíficos, de reconciliación entre los cubanos proporcionan posibilidades de elevar nuestra patria a los sitiales de la democracia, el respeto de los derechos humanos y el libre ejercicio de todas las potencialidades físicas e intelectuales de los cubanos para salir de la crisis política, económica y social vigente desde hace muchos años.
En este aniversario rendimos homenaje a las personas que como Gómez ayer hoy sufren los rigores de la vida cotidiana o padecen en las cárceles sin claudicar sus principios, como él mismo manifestara: "He dado la espalda a mi hogar. Sacrificio semejante no lo puedo comentar, pues cuando se llena el deber cumpliendo la palabra empeñada, es necesario, para no volver atrás en asunto tan serio -es preciso ahogar los latidos del corazón. Hay situaciones en la vida de los hombres, y la mía es una de ellas, que tienen que ser bien definidas, so pena de dejar a la opinión la oportunidad de un juicio malo o desfavorable. Yo perdería prestigio y respeto si no ocupo puesto en la fila de los combatientes por la libertad de Cuba".
(Publicado en Cubanet el 23 de febrero de 2006)
ESA PRIMERA FOTO EN LA PARTE SUPERIOR DE LA PAGINA CORRESPONDE A UN GRUPO DE MAMBISES ALZADOS EN LA ZONA RURAL CONOCIDA POR "PALMAR DE ARAñA" QUE ESTA LOCALIZADA ENTRE REMEDIOS Y CAIBARIEN, PROVINCIA DE VILLA CLARA. ESE PALMAR NO SE SI EXISTA AUN EN LA ACTUALIDAD, PERO ERA DE LOS MAS EXTENSOS QUE RECUERDO EN MI INFANCIA
ResponderEliminarLA SEGUNDA FOTO PARECE TOMADA EN LA MISMA ZONA ANTES MENCIONADA,EN LAS CERCANIAS DE SAN JUAN DE LOS REMEDIOS
Gracias por sus valiosas aclaraciones. Las fotos las tomé de un sitio estadounidense donde aparecían fotos de los mambises cubanos.
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