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viernes, 30 de mayo de 2014

Africa Nossa


Africa Nossa, del compositor y guitarrista Teófilo Chantre (Cabo Verde, 1964), es una de las quince canciones del disco Rogamar, que en 2006 Cesária Évora (Cabo Verde 1941-2011), la diva de los pies descalzos, grabó con la Sony para RCA Records. Le acompaña el senegalés Ismaël Lô (1956), quien además de cantar, toca la guitarra y la armónica.

El músico africano más conocido a nivel mundial es Youssou N'Dour. En 2012 fue nombrado ministro de cultura y turismo de su país, Senegal. De los muchos videos suyos que se localizan en You Tube, seleccioné Marley.

Tania Quintero

miércoles, 28 de mayo de 2014

Arise, revista africana de moda


En el corazón de Londres, una de las capitales de la moda en el mundo, el estilo africano ha encontrado su nuevo hogar. En el centro bullicioso de Gran Bretaña, Arise se llama a sí misma la primera revista global de estilo y cultura de África. La publicación bimensual llegó a los puestos de periódicos en 2009 y ahora es vendida en 26 países.

Sus páginas ilustradas están teniendo eco en los afropolitanos: una nueva generación de jóvenes urbanos y africanos, que respiran moda y están fascinados con el arte y la cultura.

Penny McDonald, directora internacional de Arise, dice que había una brecha en el mercado para una oferta de calidad que mostrara los talentos amplios de los diseñadores africanos, mientras se rompen los estereotipos sobre la cultura del continente.

“Afuera había diseñadores que nunca vieron los mercados y tiendas tradicionales. Queremos mostrar el otro lado del amplio continente”. La revista de gran formato, inicialmente publicada cada cuatro meses, fue competitiva desde el principio.

Para su primera portada en 2009 consiguió algunas de las estrellas más resplandecientes del mundo de la moda, incluyendo a las supermodelos Alek Wek y Liya Kebede. Desde ese entonces, íconos africanos e internacionales como Charlize Theron, Alicia Keys y Denzel Washington, han salido en Arise.

Según Mc Donald su directora internacional, convencer a los lectores y anunciantes sobre la calidad de la revista fue el mayor reto al principio. “Muchas personas en el pasado pensaron ‘oh, otra publicación negra, oh Dios, he visto todo antes, está llena de cabello y maquillaje".

Y de repeten se percataron de que en realidad el contenido es realmente sólido. “Tenemos periodistas y modelos fenomenales que ahora quieren participar. Las marcas nos siguen y ese viaje ha sido muy lento, pero las marcas están allí. La batalla más dura de mantener viva una publicación como ésta es obtener la viabilidad comercial y eso es lo que hacemos y nos empuja todo los días para encontrar patrocinadores, anunciantes, simplemente a todos para apoyarnos”, señala McDonald.

Pero aparte de resaltar el estilo y cultura africana a través de sus páginas, Arise también lleva la moda del continente a las pasarelas en todo el mundo. En los últimos años ha llevado a cabo una serie de eventos internacionales de moda, ayudando a establecer a diseñadores e inspirar a jóvenes talentos a mostrar sus creaciones.

En septiembre de 2012, Arise llevó a cabo su quinto show en la Semana de la Moda Mercedes-Benz en Nueva York. Con el nombre de Íconos Africanos, el show mostró las colecciones de cinco diseñadores africanos: Ozwald Boateng, Tsemaye Binite, Folake Folarin-Coke de Tiffany Amber, Amaka Osakwe de Maki Oh y Gavin Rajah.

“Nuestro objetivo es crear una audiencia y plataforma internacional para el mejor talento africano de la moda. Siempre escogemos diseñadores diferentes que tienen estéticas diferentes, así que juntos obtienes un espectro realmente amplio de la moda africana”, dice Helen Jennings, editora de Arise.

“Promovemos África, pero rompemos esas barreras y esas suposiciones que las personas tienen de que todo van a ser vestidos locos, envolventes y muy coloridos o algo así”, añade Jennings.

El diseñador nigeriano Tsemaye Binite, quien vive en Gran Bretaña y también ha trabajado para Burberry y Stella McCartney, hizo su segunda aparición en Nueva York. Binite dice que eventos internacionales como el de Nueva York, son cruciales para ayudar al mundo a entender qué significa realmente ser un diseñador de modas africano.

“Espero que amplíe las expectativas de las personas sobre lo que se supone significa la moda africana. Somos muy globales en la forma que pensamos, las experiencias que tenemos, las cosas que hacemos. Soy nigeriano, pero global en mi alcance y exposición”, confiesa Binite.

Ayesha Durgahee y Teo Kermeliotis
CNN México, 2 de octubre de 2012

lunes, 26 de mayo de 2014

A todos los periodistas independientes cubanos

Estimados colegas, de la isla y del exilio:

Nuestro enemigo son los Castro, pero también lo es Yoani Sánchez, una mujer a la que llevan más de seis años inflando y que a golpe de talonario, "premios", "libros", "invitaciones" y "viajes" promovidos por patrocinadores que no muestran sus caras, se ha propuesto omitir la historia de veinte años del periodismo independiente cubano.

Ante los intentos de menosprecio y ninguneo, por parte de una mujer sin curriculum disidente ni periodístico, los periodistas independientes cubanos, muchos de los cuales hemos estado horas, días, semanas, meses o años encarcelados; hemos sufrido interrogatorios, mítines de repudio y represiones, y muchos vamos a terminar nuestros días en los países que nos han dado asilo político, no podemos permitir que Yoani Sánchez ni nadie nos pretenda ignorar, ningunear, menospreciar y mucho menos acallar.

Desde dentro o desde fuera de Cuba, los periodistas independientes llevamos veinte años reportando la realidad de nuestra patria, la mayoría sin demasiados recursos, pero con dignidad y humildad. Y eso ni Yoani Sánchez ni sus patrocinadores, con todo el dinero e influencia que puedan tener, lo pueden borrar porque les salga de sus narices.

Entre mis colegas de La Habana existe un gran malestar hacia ella, por su ego y forma autoritaria de ser. Sé que casi ninguno quiere 'quemarse' diciéndolo públicamente. Los entiendo. Porque se habla de democracia y libertad de expresión... de dientes pa'fuera. Porque si a uno de los medios con los cuales ellos colaboran envian un trabajo crítico sobre Yoani Sánchez o sus proyectos, no se lo publican. Y para casi todos, los dólares que pagan por cada colaboración publicada les hacen falta para vivir.

Pero eso también hay que denunciarlo, al Comité para la Protección de los Periodistas, Reporteros sin Fronteras, Sociedad Interamericana de Prensa y el resto de organizaciones de periodistas existentes en el mundo. No debemos autocensurarnos ni tener miedo a los cartelitos que enseguida te quieren colgar, de que si 'el enemigo', si 'la unidad'... Y que en 55 años lo que han creado es hipocresía y doble moral.

Pero tampoco debemos permitir que medios que dicen defender la libertad de prensa, censuren un texto por ejercer nuestro derecho a criticar. Si abiertamente criticamos a Fidel y Raúl Castro, nadie nos puede impedir que critiquemos también a Yoani Sánchez.

No vale arrancarle la tira del pellejo a puertas cerradas: hay que decirlo por Radio Martí, que pertenece al gobierno de Estados Unidos y, por eso mismo, se supone que es una emisora abierta, tolerante y democrática. O escribirlo y enviarlo al medio con el cual habitualmente colaboremos. Y si no lo publican, se sube a un blog la denuncia y el texto. Y así queda constancia en internet.

No permitamos que nadie, absolutamente nadie, por muy famoso y poderoso que sea, llámese como se llame, trate de arrancar de cuajo las miles y miles de cuartillas que en estos veinte años hemos escrito los periodistas independientes cubanos.

Desde Lucerna les envío mi más sincero abrazo,

Tania Quintero Antúnez
26 de mayo de 2014

Postdata.- Esta carta nadie me la sugirió ni con nadie la consulté, es una iniciativa personal. Si hace 40 años, cuando en 1974 empecé a escribir como periodista, nunca pedí permiso, ahora, a mi edad y viviendo en Suiza, menos lo voy a hacer.

La innovación tecnológica, la segunda revolución en África


Cada semana, African Voices de CNN Internacional destaca las personalidades más atractivas de África, explorando la vida y pasiones de gente que rara vez revela su personalidad ante las cámaras.

El pionero del software, Herman Chinery-Hesse, es conocido por muchos como el padre de la tecnología africana. Durante dos décadas, ha realizado innovaciones que han ayudado a derribar barreras tecnológicas entre África y el resto del mundo.

En 1991, innovador y visionario ghanés fundó SOFTribe, una de las compañías de software más grandes y exitosas en África occidental, que creó soluciones computacionales enfocadas a los negocios en ese continente.

Más recientemente, Chinery-Hesse, quien a menudo es descrito como el Bill Gates africano, emprendió la misión de iniciar una revolución empresarial llevando el comercio electrónico a los lugares más remotos del continente. Sus creaciones van desde centros comerciales virtuales, boletos electrónicos hasta seguros digitales.

A continuación, CNN destaca algunas de las mejores innovaciones que Chinery-Hesse y su equipo han creado en los últimos años.

Shop Africa 53. Es una subsidiaria de Black Star Line, empresa que Chinery-Hesse creó en 2007. Shop Africa 53 es un centro comercial virtual de productos y servicios africanos, que permite a los comerciantes vender sus productos en internet y aceptar pagos a través de teléfonos móviles.

La página web creada por Chinery-Hesse, es un tipo de servicio parecido a Amazon y PayPal y permite a los usuarios de cualquier lugar del mundo buscar productos africanos y comprarlos directamente a los comerciantes locales. Ahí puedes encontrar desde obras de arte, ropa, joyería, alimentos, utensilios de cocina y electrodomésticos.

Chinery-Hesse dice que el mercado puede darle a los artesanos pobres de África acceso a mercados internacionales. “Lo que sucederá después es que vamos a incrementar el mercado cuando la gente en las aldeas pueda hacer comercio internacional. Algunos podrían crecer en empresas valoradas en miles de millones de dólares y esto continuará en los próximos 20 años. Observa este espacio, ¡es África!”.

Keba-Ekong!. Esta tarjeta reutilizable de plástico, cuyo nombre se traduce como 'tráelo de nuevo', es parecida a la Oyster Card, una forma de boleto electrónico que se utiliza ampliamente en Londres para el transporte público.

Pero Keba-Ekong! es más que una simple tarjeta para el transporte: es un sistema de prepago multiusos que también se utiliza en otros tipos de compras y servicios, como conciertos y entradas para el cine, dentro y fuera de Ghana.

“Si en la actualidad vas a un concierto en Ghana, en vez de un boleto, probablemente recibirás una de esas tarjetas. Cuando llegas a la puerta hay un escáner, lo escanean, esperas, lo revisan y puedes entrar”, explica Chinery-Hesse.

“Tenemos pedidos para conciertos fuera de Ghana y sucede lo mismo, entregamos las tarjetas y el día del evento entramos a nuestro servidor y establecemos todo el sistema, el número de asientos, etc. Pueden empezar a vender las entradas con seis meses de anticipación y su contabilidad es transparente”.

Quickie. Black Star Line colaboró con una compañía de seguros para lanzar una cobertura instantánea, bajo pedido, por medio de tarjetas para raspar y redes de teléfonos móviles.

Al igual que Keba-Kong!, Quickie utiliza el potencial de la nube para ofrecer soluciones inteligentes personalizadas para el mercado ghanés. El producto se diseñó para satisfacer las necesidades de las personas que no están dispuestas a pagar fuertes sumas de dinero anualmente por un seguro.

Los usuarios de Quickie activan su cobertura enviando un sms con un código único que viene en la tarjeta que compraron en comercios. “Raspas la tarjeta, ves el número de registro, lo introduces en nuestro servidor, estás asegurado y el resto es historia”, aclara Chinery-Hesse.

Akatua. Fue uno de los primeros softwares que hace dos décadas desarrolló SOFTtribe. En la actualidad, el producto con base en la nube, que muchas empresas importantes utilizan, parece ser la solución más eficiente en Ghana para el pago de nóminas.

Se diseñó para simplificar una serie de problemas complejos en el pago de los sueldos del personal, el mantenimiento de impuestos así como administración de las deducciones y devolución de dinero.

Hagelo. La más reciente solución tecnológica de Chinery-Hesse que aspira a usar el potencial de la nube, ofrece lo que él afirma es una protección superior contra los robos a mano armada.

Hagelo, que se traduce como 'Hey, ladrón', es un servicio que incorpora tarjetas para raspar y crowd sourcing (un grupo numeroso de personas trabaja voluntariamente) a través de internet y una aplicación para teléfonos móviles.

Al precio de 10 dólares, una tarjeta Hagelo para raspar mensualmente, permite a los usuarios indicar al servidor de BLS que están robando la casa. Después, un mecanismo de protección se despliega para garantizar que atrapen al ladrón.

“En los primeros dos minutos, todo el vecindario se despertará, la policía y la empresa de seguridad estarán en camino y las estaciones de radio lo anunciarán”, dice Chinery-Hesse.

Jessica Ellis, con la contribución de Teo Kermellotis
CNN México, 5 de febrero de 2012
Foto: Herman Chinery-Hesse. Tomada de Konnect Africa.
Leer también: The Bill Gates of Ghana.

sábado, 24 de mayo de 2014

Fundar un periódico desde La Habana



Ya está en la red el diario independiente 14ymedio, creado por la bloguera Yoani Sánchez y su esposo Reinaldo Escobar.

14ymedio no es una novedad. Antes, hubo varias publicaciones no controladas por el Estado, tanto en la esfera intelectual como disidente.

Algunas tuvieron pocas horas de vuelo, por problemas técnicos o financieros. Otras, como la revista D’Cuba, ideada por el poeta y periodista Raúl Rivero, solo pudo imprimir dos números.

En la primavera de 2003, una razia montada por los servicios especiales desactivó la iniciativa y después de acusarlos de 'mercenarios', envió a la cárcel a los dos principales realizadores de la revista, Rivero y el periodista independiente Ricardo González Alfonso.

La iglesia católica nacional también tiene sus publicaciones independientes, consentidas por el gobierno, como Espacio Laical, Palabra Nueva y Vitral. Para el otoño de 2007, dos reporteros libres, Juan González Febles y Luis Cino Álvarez, fundaron Primavera Digital.

Era un semanario y tenía la novedad que se imprimía en papel con fotos a color. A partir del 14 de junio de 2012, Primavera comenzó a salir en la web con frecuencia semanal.

Ya van por el número 324. Cuentan con la ayuda de instituciones no gubernamentales suecas que le han ofrecido la gran oportunidad de editar desde La Habana su propio periódico.

La única pauta que rige a los más de 50 reporteros que colaboran en Primavera Digital lo impone la cordura. Empezaron de cero, sin alharacas publicitarias. Han ido aprendiendo en el camino.

Lo hacen con escasos recursos. Dos ordenadores antiguos armados a pedazos y una HP de cuarta generación. La sede está situada en el minúsculo apartamento de Febles, en la barriada de Lawton.

Los sábados, día de entrega de artículos, aquello es un infierno. El humo de cigarrillos, termos de café, polémicas en voz tan alta que parece una riña y varios reporteros que, a falta de muebles, usan la cama matrimonial de Febles como sofá.

Cuando usted llama para solicitar una aclaración o un comentario periodístico, el saludo de bienvenida te lo ofrece la contestadora de un fax prehistórico.

Esta gente nunca ha sido premiada internacionalmente ni reconocida por Reporteros sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa o potentados cubanoamericanos que eligen a dedo a su disidente o bloguero favorito.

Son periodistas incómodos. Tanto para el régimen como para ciertos sectores del exilio. Su espacio de comentarios no es sitio de paso de exaltados internautas residentes en el exterior.

Es una pena. En Primavera Digital usted puede seguir el acontecer de las rudas prisiones, editoriales sin afeites, crónicas sobre la otra Cuba que el régimen pretende ocultar y análisis sobrios del panorama nacional e internacional.

Abogados independientes escriben de temas jurídicos y Luis Cino tiene un espacio de música para chuparse los dedos. Víctor Manuel, periodista y escritor que desde hace 15 años, casi en el ostracismo, dirige un club de escritores, redacta una columna donde combina el humor y nuestra patética realidad. Se titula Nefasto.

Cuando he escrito notas para Diario de Cuba, El Mundo, Diario de las Américas, Martí Noticias, Infobae o blogs como el de la escritora Zoé Valdés, siempre he tenido sus puertas abiertas. Con 14ymedio me ha sucedido todo lo contrario.

No tengo objeciones sobre la calidad del primer número. Regina Coyula es una pluma de calibre. Miriam Celaya tiene rigor y dispara a matar. Y Víctor Ariel González publicó un magnifico reportaje sobre el cuerpo de guardia del hospital Calixto García.

Es de esperar que el resto de la plantilla y de los colaboradores mantengan el buen tono periodístico. No es mala idea publicar el precio de la carne de cerdo y otros productos del agro o dar consejos para el cuidado del cabello, pese a la simplicidad de las notas.

El problema de 14ymedio es la sobredimensión. Por contar con bolsillos generosos, tiene un marketing que no posee ninguna otra publicación opositora. Ni dentro ni fuera de la isla. La competencia es sana, pero cuando todos cuentan con las mismas posibilidades.

El ego exagerado de Yoani, que incomoda a tantos en Cuba y en el exilio, suele infundir falsas expectativas. Según Yoani, su meta no es hacer otro periódico, sino el mejor periódico.

Sus deslices y amnesia a la hora del recuento sobre el periodismo independiente, soslayando a reporteros que llevan más de 20 años en el oficio, le ha granjeado antipatías y enemigos, que se pudieron evitar con humildad y diplomacia.

Yoani es una competidora feroz. Eso es positivo. Pero también es muy ingenua. Debo recordarle que ella vive en Cuba. Y es imposible editar desde La Habana un periódico comercial mientras exista un régimen como el actual.

¿Cómo generará ganancias? Gústenos o no, cualquier publicación disidente que se hace en Cuba está subvencionada por instituciones foráneas, no gubernamentales o particulares.

No queda otra. Hasta que la autocracia verde olivo sea historia antigua y en el país se instaure una democracia, no existirá una prensa privada que pueda utilizar las reglas del juego del negocio informativo en el mundo moderno.

Intentar vender el nuevo medio como anticastrista es un argumento que raya con la tontería. Se debe tener los pies en la tierra. Cuando un puñado de mujeres y hombres, a riesgo de ser encarcelados, desafían la censura informativa diseñada por dos autócratas que llevan 55 años en el poder, es porque apuestan por una narrativa diferente, amena y libre. Sin censuras ni autocensuras.

El enemigo son los Castro. Y Yoani Sánchez debe asumirlo periodísticamente. Hay momentos en la vida que las personas deben definirse. La ambigüedad alimenta la desconfianza.

También ignorar y menospreciar a los otros. Hace un mes llamé a Reinaldo Escobar, su esposo y editor de 14ymedio, para que me comentara y ofreciera detalles del nuevo diario.

Solo recibí argumentos evasivos y la promesa de que me llamaría antes que saliera el primer número. No cumplió su palabra. Muchas preguntas quedaron sin respuestas.

14ymedio tiene dos opciones: flotar en su órbita particular, desconociendo a otros, o sumando.

Si logran apartar el ego e imponer la profesionalidad, tolerancia, creatividad y pluralismo, podrían pensar en cimentar un futuro diario democrático, como fue Cambio 16 en España. De lo contrario, ese autoritarismo generado en un sector de la disidencia, los conducirá al fracaso.

Personalmente deseo que triunfen. Pero me temo que van a tener que dar un vuelco de 180 grados en sus métodos. El rencor, la poca transparencia y las intrigas personales deben dejarlas de lado.

Iván García
Foto: Calle de La Habana. Tomada de Cubanet.

viernes, 23 de mayo de 2014

"Siento que mi color de piel ha cambiado"



Hace 16 años, el camerunés Albert Yaka y el nigeriano Michael Dike saltaron la valla de Melilla.Se conocieron durmiendo a la intemperie durante dos años junto a la sede de la Cruz Roja. “Nunca antes había dormido en la calle”, reconoce Albert. Aprendieron a ser pobres en España.

En aquel entonces, para atravesar la frontera había que superar tres alambradas de espino en la zona marroquí, caer sobre una pequeña hondonada, que era la zona de nadie, y luego trepar por un muro de tres metros coronado por una alambrada. Y así lo hicieron: su vida dio un salto.

Albert Yaka tardó siete años en llegar a Melilla. Estuvo en Nigeria, Costa de Marfil, Mali y Marruecos. Cambió de identidad tres veces, para hacerse pasar por un ciudadano de Benin, de Mali y de Togo. “Salí con 23 años y llegué a Melilla con 30. Aprendí a no ser nadie, a rehacerme. No tienes concepto migratorio, eso es un concepto de intelectuales, de sociólogos, de gente rica. No calculo. Me levanto y dejo que Dios provea. No sabes los riesgos, por eso no estás preparado, ni física, ni intelectualmente”.

Yaka se pagó sus estudios de finanzas tocando en cabarets de Camerún. Dijo adiós a su trabajo en un banco. Hoy en día, dirige en Sevilla la sede de la fundación Cepaim, con 24 personas a su cargo.

“Estoy en esta asociación para defender una sociedad justa no solo para trabajar con los inmigrantes”. Tiene 45 años y obtuvo la nacionalidad española en 2008. Está divorciado y es padre de dos hijos.

Recuerda como si fueran dichas hoy las primeras palabras que escuchó en español. Acababa de caer al suelo tras saltar la valla junto a otros inmigrantes. Las pronunció un guardia civil: “Coño, ha entrado alguien”. Después, escuchó un disparo.

Viviendo a las puertas de la Cruz Roja, pidió un diccionario a una abogada. Aprendió el idioma leyendo Hola y otras revistas que rescataba de los contendores de basura. “Reflexioné sobre los contenedores, porque entendí que eran el reflejo de la sociedad. Primero, la producción masiva de papel que, cuando volví a mi país, me di cuenta de lo que significaba y del brutal impacto medioambiental que produce. Dos, el exceso de comida. Y tres, que los perros que pasaban por delante estaban mejor cuidados que nosotros”.

A Yaka, los inmigrantes de entonces le otorgaron el liderazgo, y no lo ha perdido. De su experiencia migratoria ha elaborado un discurso: “Soy un compendio de las experiencias que he tenido. Parte de los lugares en los que he vivido están en mí, pero no soy marroquí. En Marruecos es donde empecé a darme cuenta de que era pobre, tenía elementos en contra y no era bienvenido. Y era negro. Y en Camerún soy un extraño. ¿Hasta cuando voy a ser emigrante? Mi color de piel ha cambiado, huelo de forma diferente, ¿cómo puedo explicar esto aquí? Todo esto lo sufro en silencio. No soy un prototipo del fenómeno migratorio. Hace cuatro años que sueño en español. Ahora entiendo que soy parte de esto”.

Albert Yaka conoció en Melilla a Michael Dike Martins. Desde entonces son hermanos. Como algunos más de aquel grupo, que se reparten entre España, Francia y Alemania.

Dike es nigeriano. Conoció Europa siendo muy joven porque fue llevado a Holanda a jugar al fútbol con los juveniles del Feyenord. No funcionó, regresó y le caducó el visado. Estudió arte dramático y dirección de cine. Trabajó durante dos años en la televisión de Nigeria. Y decidió hacer “la ruta”, así se denomina el camino hacia el norte. Tardó cuatro años en llegar a Melilla.

Fue dado por muerto. Cruzó el desierto. Allí supo que su orina tenía un precio si alguien necesitaba beberla para sobrevivir: 10 dólares. Un militar argelino le puso su pistola en la nuca y le preguntó: ¿quieres trabajar? Tuvo que hacerlo gratis. Cuando saltó la valla de Melilla llevaba un periódico: nada más atravesar la frontera se puso a leerlo para que los guardias civiles no sospecharan de él. La treta funcionó.

Michael Dike ha cumplido 46 años. Ha trabajado como técnico en empresas de telefonía. Ahora está desempleado. Casado dos veces, tiene tres hijos y ha renunciado a obtener la nacionalidad para que su familia política no piense que se casó con una española por interés. Ha fundado una productora (Sunshine África) y además de un par de cortometrajes, ha rodado algunos spots para cantantes africanos.

“Usted ha venido a hablar conmigo porque murieron varios africanos en Ceuta”, dice con naturalidad. “Eso me duele mucho. Somos parte de la sociedad. Pero somos invisibles”. Michael diferencia un racismo activo de un racismo pasivo y se queja de que en España nadie se preocupa de los africanos mientras no molesten. “Llevo 12 años cotizando, me siento más español que nigeriano, mis hijos son de aquí y defiendo esto a muerte. Por eso no me he ido, a pesar de que no pensé que vería a un español buscando en la basura”.

Michael ha sacado conclusiones: “Si vives en África, solo tienes tres opciones: ser corrupto como los demás, morir no haciendo nada o levantarte en armas y decir ya basta. Si tienes una visión de futuro tienes que irte. Vinimos bien formados. Yo hablaba cinco idiomas (árabe, holandés, inglés, francés y español) y no me ha servido de nada. He estudiado arte dramático, hablo inglés mejor que muchos ingleses. Crecí leyendo a Dickens y Shakespeare. Entendí que hay un mundo mejor”.

Michael escribió varias cartas al socialista Tomás Gómez, cuando era alcalde de Parla, solicitando que el Rey Baltasar fuera un negro auténtico en la cabalgata de los Reyes Magos. No lo consiguió: “No acabo de entender todavía que, con todos los que somos en España, necesitan que un blanco se pinte de negro. Por eso digo que somos invisibles”.

Albert y Michael han estado en contacto por los preparativos de la Copa Mandela, un espectáculo de folklore africano previsto para el 12 de abril en Parla. El locutor está garantizado: será Albert Yaka, dueño de un espléndido castellano, idioma en el que piensa y, desde hace cuatro años, sueña.

Luis Gómez
El País, 15 de marzo de 2014
Foto: Albert Yaka rumbo a su despacho en Sevilla. Tomada de El País.

jueves, 22 de mayo de 2014

Catorce y medio, la web que le cuadra al régimen


Catorce y medio no es un periódico, es una web. Y su salida, dos días después que una comisión de embullo pro-castrista le pidiera a Obama el levantamiento del embargo, le viene como anillo al dedo a Raúl Castro. Le ayuda, y de qué manera, a enviar 'señales democráticas y aperturistas' desde La Habana.

No es una web más, porque ha sido financiada y es realizada para elevar aún más el ego de una bloguera de 38 años llamada Yoani Sánchez Cordero, ahora con la tapadera de 'empresaria' en la CLYS Comunicaciones, con sede en Madrid.

Después de un año mareando la perdiz con el cacareado periódico, promocionándolo en sus contínuos viajes al exterior y antes de sacarlo decir que el régimen lo iba a satanizar, todo indica lo contrario: que el régimen debe estar contentístimo.

Porque si el resto de los números son así de benevolentes (lo más "fuerte" es un artículo sobre las reformas raulistas), no dudo lo que ella dice al final de su post: "Ahora ya puedo tener sueños más elevados: en un año quizás estemos en el estanquillo de la esquina. ¿Quién sabe?".

Detrás de esa carta a Obama está Cuba Study Group, uno de los grupos patrocinadores de YS, su blog y su web. Si llevan un tiempo queriendo hacer de ella un personaje mundial, ¿por qué no esperaron al 21 de mayo para lanzar la carta en el nuevo sitio?

Me imagino que el nombre ha influido. Porque ese nombrecito que le han puesto se las trae: recuerda la señalización en una carretera, el número de una vivienda ilegal, el tamaño del pene de un adolescente o el nombre de una posada (casa de citas) habanera. Cualquier cosa, menos el nombre de un medio periodístico que aspire a ser serio y profesional.

En el staff, además de YS, of course, las firmas más conocidas son las de las blogueras Miriam Celaya, colaboradora de Cubanet; Regina Coyula, que junto a otros tres cubanos residentes en la isla, va a escribir en el blog Voces desde Cuba de la BBC (se dice que a cada uno le pagarían 400 libras esterlinas, no sé si al mes o por cada texto, en cualquier caso esa cantidad equivale a más de 600 cuc) y Lilianne Ruiz, también colaboradora de Cubanet.

De las plumas foráneas, Vicente Echerri, escritor y periodista de El Nuevo Herald. Los otros son muy conocidos en su casa, con excepción de Darsi Ferrer, actualmente exiliado en Estados Unidos.

Casi todas las fotos son propiedad de la web y además de la cartelera cultural y el estado del tiempo en La Habana y provincias, ponen el de algunas capitales, incluidas tres europeas: Madrid, Berlín y Moscow (así en inglés).

En una sección, el precio en pesos de algunos productos, como carne de puerco, calabaza, tomates y malanga. Y unos consejos (tips) anónimos sobre el cuidado del cabello. Tampoco ha sido firmada la nota sobre una reunión de los obispos cubanos.

El diseño de la portada parece que tiene anemia, por lo descolorido. Los toques anaranjados parecen tomados de Cubaencuentro o del uniforme de los presos en Guantánamo. El contenido, nada del otro jueves, tras el bombo y platillo diciendo que iban a fichar a lo más granado del periodismo isleño.

Con el secretismo que caracteriza al matrimonio Sánchez-Escobar (en La Habana disidente es vox pópuli su tacañería), no dicen cuánto pagarán a los colaboradores. Por la fotocopia de un Budget que ha circulado por internet, se ha sabido que "el nuevo periódico para una nueva Cuba", tendrá un presupuesto (que se supone sea inicial) superior a los 420 mil dólares. De esa cifra, a los periodistas les destinarían cerca de 17 mil dólares; más de 130 mil a la website y alrededor de 170 mil a tecnología.

Sin siquiera saber si ese sitio digital cumplirá su cometido informativo, un grupo de intelectuales no ha esperado ni una semana y ya ha firmado una carta, lo que me parece una falta de ética: inaugurar un supuesto diario nada menos que con algo tan manido y poco creativo como una 'carta de apoyo'.

¿De apoyo a quién? No al periodismo independiente cubano, que acaba de cumplir 20 años. Sino a una bloguera surgida en 2007, que nunca ha sido citada en Villa Marista ni ha dormido en un calabozo, y que si sigue como va, con tanta egolatría, terminará convirtiéndose en la versión femenina de Fidel Castro, el ególatra más grande que ha padecido Cuba.

Tania Quintero

miércoles, 21 de mayo de 2014

Alaba es un regalo



Pep Guardiola le ha dado la bendición a David Alaba, fiel a su estilo, con el micrófono en la mano y en rueda de prensa. Sin escatimar en elogios, como ya hiciera en el Barça con jugadores como Pedro o Alexis, valorando el buen estado de forma en que se encuentra el defensa del Bayern Múnich, que ha sido nombrado mejor deportista de Austria en 2013.

Un galardón que no resulta fácil de obtener en un país acostumbrado a forjar a sus héroes en la nieve, y no en el césped, como bien refleja la historia del premio. Desde 1997, año en que Toni Polster lo recibió, ningún futbolista había vuelto a ser condecorado.

"Es una gran noticia. Se merece el galardón. Para nosotros, es un regalo poder contar con él. Es uno de los mejores laterales a los que he entrenado en mi carrera. Tiene sólo 21 años y juega a un altísimo nivel cada tres días. Además, es un gran chico y una muy, muy buena persona", recalcó Pep Guardiola.

No es para menos, Alaba es considerado por la prensa alemana como el mejor lateral izquierdo de Europa. Tal como acreditan sus números desde que llegara al fútbol teutón. El austriaco suma 84 partidos en la Bundesliga, con ocho tantos marcados en total. Ha creado 34 ocasiones de gol, con un porcentaje de pases completados del 88% y un 53% de balones robados. Y lo que es más importante, no le han sacado ninguna tarjeta en lo que va de temporada.

Su rol, además, ha cambiado con Pep Guardiola. "Me he adaptado poco a poco. Ahora participo más en el juego ofensivo. Son pequeños detalles que, sin embargo, tienen mucha repercusión en mi forma de afrontar los partidos. Mi objetivo es hacer lo que el míster espera de mí y estar contento", reconoció el jugador en una entrevista con la web oficial del club.

Pero esa vocación al ataque le viene de lejos. Hijo de un DJ nigeriano y una enfermera filipina, Alaba nació a orillas del Danubio fruto de la unión de ambos. No obstante, el pequeño David no siguió los pasos de sus padres y se dedicó al fútbol.

Comenzó su carrera en el SV Aspern, donde estuvo hasta los diez años, cuando el Austria de Viena llamó a su puerta. Aunque su gran oportunidad llegaría en 2008, año en que se incorporó a las categorías inferiores del Bayern Múnich.

En 2009 debutaría con la selección nacional de Austria, convirtiéndose en el jugador más joven que vestía la camiseta de la selección con tan solo 17 años. Todo ello jugando como centrocampista. La posición de lateral jamás había sido una opción. También en el Hoffenheim, donde estuvo cedido durante un año en 2011. Pero Heynckes decidió probar con él en el lado izquierdo de la zaga y su experimento sigue vigente en la actualidad.

"Mi vida ha cambiado desde entonces. Ahora pasear no es fácil. Vivo con frecuencia situaciones divertidas. El pasado verano, por ejemplo, el presidente de Austria me invitó a la sede del gobierno. Antes de mi cita, recibió la visita de los alumnos de un colegio.

Las chicas y los chicos esperaron en fila a que yo saliera para que les dijera 'hola' y uno de ellos empezó a llorar de emoción. La verdad, son momentos que nunca voy a olvidar", sentenció Alaba.

David Palomo
El Mundo, 1 de noviembre de 2013
Foto: David Alaba tras ser premiado como mejor jugador de 2013 en Austria. Tomada de El Mundo.

lunes, 19 de mayo de 2014

Mirelle quería jugar con Messi



Saltar la valla de Melilla ya no es una cosa sólo para hombres. Mirelle, una camerunesa introvertida, pero con gran decisión, consiguió el mismo objetivo que persiguen miles de inmigrantes cada año en las dos únicas fronteras terrestres que Europa tiene en África, las de Ceuta y Melilla.

Ella salió de su país hace poco más de un año con idéntica meta. Y aunque le ha costado kilómetros de camino, meses de espera en el bosque y otras penalidades marcadas para siempre en su cuerpo y recuerdo, al fin el 28 de febrero demostró a todo el mundo que las mujeres también pueden superar el enorme obstáculo fronterizo que separa Marruecos de Melilla.

"Me decían que yo no podría cruzar siendo una chica, pero me sentía capaz de cruzar las tres barreras y decía que iba a intentarlo con todas mis fuerzas. Y he conseguido el reto, entrar con esos hombres y atravesar la frontera", afirma Mirelle orgullosa, pero sin abandonar el gesto serio e introvertido que caracteriza su forma de ser.

Porque al contrario que la mayoría de los inmigrantes, que desbordan alegría y adrenalina en cuanto logran pisar suelo español, esta chica de Camerún sólo esbozó una tímida sonrisa cuando por fin se vio en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla y los medios se posaron en ella.

La primera mujer en saltar la valla dijo que era menor de edad y eso la condujo directamente a un centro tutelado por la ciudad autónoma. Pero las pruebas oseométricas practicadas a todos los menores que llegan solos a Melilla detectaron su mentira.

Mirelle siguió la misma estrategia que la mayoría de los jóvenes inmigrantes, que ven en la barrera de los 18 años la posibilidad de obtener un final más favorable a su situación irregular. Y, de paso, no sufrir la masificación del CETI, que ahora está al triple de su capacidad habitual.

Hasta que no se ha comprobado que Mirelle tiene más de 18 años, ha permanecido en el centro de menores de la Gota de Leche. Quienes la conocen dicen que se sentía como un león enjaulado. Por eso su retorno al CETI ha sido otro motivo de felicidad para ella, que ha vuelto con los hombres que la ayudaron a saltar la triple valla con una pierna lastimada por una reciente fractura de tibia de la que se recuperó en el Monte Gurugú.

Allí, en el bosque, Mirelle estuvo viviendo más de nueve meses, aunque su aventura como inmigrante empezó antes. Concretamente, en enero de 2013, cuando cogió a su hermano pequeño y los dos se echaron a la carretera.

Aquel día empezó un camino de miles de kilómetros que les llevaron por varios países y "sin pagar un solo franco", para dejar claro que ella no pagó a las mafias para que la pusieran a los pies de las vallas.

La perseverancia que caracteriza a esta camerunesa fue una de las llaves que le dieron acceso a Melilla, tras aguantar estoicamente meses de comentarios poco alentadores respecto a sus planes de saltar la valla y vivir en el monte entre intento e intento.

Uno de los que pensaban que aquello no era lo mejor para ella era el sacerdote Esteban Velázquez. Este hombre, uno de los ángeles guardianes de los inmigrantes que esperan en las inmediaciones de Melilla, es el delegado de Migraciones del Arzobispado de Tánger, en la ciudad marroquí de Nador.

"Considerábamos que vivir en el Gurugú no era adecuado para ella". Es mujer, estaba herida y decía ser menor de edad. Demasiados handicaps para aguantar la dura vida en ese monte marroquí.

Por eso la intentaron convencer de que lo mejor era buscar la vía burocrática para que el gobierno accediera a dejarle pasar sin tener que saltar, un trámite en el cual varios parlamentarios españoles ejercieron como intermediarios.

"Pero con el gesto de su cara, daba a entender que tenía la decisión tomada. Ella iba a saltar", recuerda el padre Esteban, cuyo equipo arropó a Mirelle no sólo en el monte, sino también en el hospital de Nador, donde llegó después de ser agredida por fuerzas auxiliares marroquíes.

Sus meses en Marruecos, donde asegura haber sufrido un racismo mayoritario, son ya parte del pasado. Fueron días en los que solo el fútbol la sacaba de la tristeza, incluso lesionada por una fractura de tibia. A esta apasionada del deporte le gustaría jugar en el F.C. Barcelona junto a Messi, Xavi e Iniesta, sus ídolos.

"Tengo potencial para jugar allí", asegura con el mismo convencimiento con el que consiguió saltar las vallas. Esta vez, además de su físico, cree que necesitará ayuda oficial para regularizar su situación.

Aparte de marcar goles, su sueño es que el gobierno español le dé papeles para llegar a "ser alguien importante" y ayudar a otros inmigrantes africanos.

El Mundo, 17 de marzo de 2014 (publicado con el título "La escaladora de vallas que quería jugar con Messi").
Foto: Mirelle, momentos después de saltar la triple valla de seis metros de altura que separa Marruecos de Melilla. Foto de Blasco de Avellaneda tomada de El Diario.

viernes, 16 de mayo de 2014

¿Nos duele menos si los muertos son inmigrantes?



El 6 de febrero de 2014 murieron Ibrahim Keita, Armand Debordo Bakayoko, Oumar Ben Sanda, Ousman Kenzo, Yves Martin Bilong, Daouda Dakole... Y así hasta 15 hombres, según informaciones oficiales. La mayoría eran de Camerún y ninguno superaba los 26 años.

Intentaban llegar a Ceuta a nado desde Tánger. La Guardia Civil española y unas bolas de goma se lo impidieron. Mientras se aclaran las circunstancias, entre versiones que cambian y videos manipulados, queda el dolor.

Una semana después de la tragedia, cientos de personas se manifestaron en varias ciudades de España para protestar por la actuación de las fuerzas del orden y exigir que cesen las muertes en las fronteras. Allí estaban Djeumbe, senegalés de 28 años, y su compatriota Mustafá, de 27. Aunque ahora los dos tienen residencia legal, se conocieron en la Asociación de Sin Papeles de Madrid, que trabaja por la integración de la gente migrante. Tristes e indignados a partes iguales, coinciden en que, si los muertos hubieran sido españoles, la movilización habría sido mucho mayor.

"No solamente todos los subsaharianos, sino toda la población tendría que haber estado allí, porque a todos nos duele si se muere un familiar, y los muertos son familia de alguien, son humanos. Nadie se merece esto", se lamenta Djeumbe.

"Me duele que suceda esta matanza, que nadie diga nada y que muchos medios de comunicación lo escondan. Tenemos que darle visibilidad a esta tragedia. Un ser humano es un ser humano, da igual de dónde venga", reivindica Mustafá. Nadie responde ni llora por los muertos.

Parece inevitable plantearse por qué no se llenan las calles de gente exigiendo responsabilidades por la muerte de 15 personas en circunstancias confusas. ¿Nos duele menos el dolor de 'los de fuera'? ¿Estamos tan centrados en nuestros propios problemas que los de los demás nos importan menos?

Ramón Muñagorri, abogado y secretario de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, cree que "es indudable que en estos momentos, una de las coartadas del sistema es generar una especie de enfrentamiento entre los excluidos de aquí y de allí, argumentando que no podemos ayudar a África cuando tenemos pobreza aquí, diciéndonos que primero van los nuestros y después los otros".

"En Melilla hay una consigna no escrita en todos los niveles de la Administración y es la de la no tolerancia. Y, si se puede hacer la vida más difícil al inmigrante, mejor, para que sepa que aquí no tiene sitio, que aquí no le va a ir bien", sostiene José Palazón, profesor y miembro de la ONG Prodein. Palazón añade que "casi todo el mundo en Melilla vive de la Administración, y está mal visto manifestarse a favor de las personas inmigrantes. Prácticamente sólo se hacen manifestaciones en su contra".

Además, destaca la actitud racista de la policía: "Cuando vamos a llevar comida a los nuevos inmigrantes, con tono despectivo nos dicen: '¿Es para los negros?'. Yo les contesto: "Es para los pobres, no me había fijado si eran blancos o negros".

Débora Ávila es profesora de Antropología en la Universidad Complutense de Madrid y participa en Ferrocarril Clandestino, una "red de apoyo mutuo entre gente autóctona y gente migrante". Junto con Marta Malo, iniciaron un proceso de reflexión colectiva sobre las fronteras internas que nos separan dentro de las ciudades, "que están generando que gente que convive en un mismo barrio se encuentre dividida".

Ellas sostienen que estas fronteras invisibles son en realidad la forma de gobierno del neoliberalismo. "Si uno analiza cualquier política neoliberal (educativa, sanitaria y, por supuesto, de extranjería), se da cuenta de que las distintas normativas van generando derechos diferentes para distintas categorías de personas", explica Débora.

En este contexto, según la antropóloga, la crisis es un escenario ideal "para dar otra vuelta de tuerca a unas políticas que llevan pensadas mucho tiempo": si a la desigualdad se le suma "el discurso de la escasez, obtienes una sociedad en la cual las personas de un grupo quieren ser como las que están más arriba y ven a los de abajo como aquéllos que les quieren quitar su puesto".

Una realidad que reconocen Djeumbe y Mustafa, y que el primero resume así: "Al principio me llevaba muy bien con la gente, pero al llegar la crisis muchos empezaron a culparnos de la situación y a mirarnos con otros ojos. Es doloroso e injusto".

Este tejido social fragmentado que describe la antropóloga, sustentado en el miedo al otro y en la rivalidad en lugar de en el apoyo, sería la razón de fondo para que los problemas de las personas inmigrantes resultaran lejanos a una gran parte de la población. A lo que, en el caso de las muertes de Ceuta, la profesora añade la huella colonial, "que en España está muy presente": no es lo mismo que muera un negro a que muera un blanco.

Para José Palazón, esta guerra entre pobres, alimentada desde las autoridades y exacerbada en tiempos de crisis, es "lo que se oye", pero la mayoría de la gente en su vida cotidiana es muy solidaria. Y pone como ejemplo que en Melilla es habitual que alguien le deje las llaves de su casa o del coche a un inmigrante para que lo ayude en tareas domésticas a cambio de un dinero, "cosa que creo que en la península no se hace mucho".

El integrante de la ONG Prodein menciona lo sucedido en 2005, cuando, como ahora, se vivieron situaciones muy violentas en la frontera: "Los inmigrantes que habían saltado la valla corrían por la ciudad sangrando y llorando, y todo el mundo empezó a meterlos en sus casas y en sus coches", para protegerlos.

El abogado Ramón Muñagorri, secretario de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, observa también esta dualidad entre la lógica oficial y la actitud de una gran parte de la sociedad. Se muestra optimista cuando recuerda que, según las encuestas, "los ciudadanos españoles siguen pensando que tiene que haber una cooperación con países que están en procesos de desarrollo". Y va más allá. Cree que esta crisis, "que está agudizando la desigualdad a nivel planetario, pero también dentro de los países que antes se llamaban desarrollados", está teniendo como consecuencia un mayor grado de sensibilidad de la ciudadanía hacia problemas comunes.

"Antes, la gente pensaba que los problemas estaban fuera y que pequeñas ayudas eran suficientes para tranquilizar la conciencia. Ahora vemos que la voracidad de este sistema, basado en la acumulación de riqueza y en la exclusión, no tiene límites, expulsa a la gente de sus tierras allí y de sus casas aquí", argumenta Muñagorri, quien considera que "enemos que enfrentar juntos problemas que suceden en muchos sitios, pero que nos afectan a todos".

En la misma línea, la antropóloga Débora Ávila apunta que "los movimientos sociales han sabido aplicar una relectura de la crisis y elaborar un discurso político que señala muy claramente al culpable: los bancos, la corrupción". Esta identificación de un enemigo común, permite que funcionen ciertas redes de solidaridad: "Como está claro que están desmontando la sanidad, ya no es el inmigrante el que ocupa mi turno y me obliga a esperar".

A pesar de estas iniciativas solidarias, "que de alguna manera alumbran puntos de esperanza", Ávila dice que la lógica individualista de la competencia está "muy dentro de nosotros". Lo que por ejemplo explicaría, el hecho de que habiendo una gran movilización en defensa de la sanidad pública, no sea una reivindicación la recuperación de la tarjeta sanitaria por parte de los más de 800 mil inmigrantes sin papeles que se han quedado sin atención médica.

Ramón Muñagorri, no cree que la gente en España sea indiferente ante las muertes en Ceuta o la expulsión de la asistencia sanitaria a los sin papeles. "Para mí lo que hay es una sensación de impotencia, de que es muy difícil combatir un sistema tan depredador, a lo que se suma el hecho de que es complicado estar saliendo a la calle todos los días por cientos de causas que nos están convocando".

Los movimientos de contrapoder y de defensa de derechos surgidos en los últimos años –propios de "una sociedad madura", como la define Muñagorri– estarían evitando en España el ascenso de la ultraderecha como está ocurriendo en otros países europeos, a pesar de que esos grupos "de ideología ultra o fascista, amparados en políticas anti-inmigración, están siempre ahí, muchos en el marco de partidos conservadores".

"Yo sí creo que el surgimiento del Movimiento 15M en España y de las movilizaciones sociales en respuesta a la crisis, ha amortiguado un aumento del racismo que temíamos en este contexto, como ha sucedido en Francia, Austria o Suiza", coincide Ávila, que, sin embargo, avisa: "El problema es que esta manera de gobernar cada vez nos empobrece más. Hay quien dice que después de una crisis económica vienen doce años de crisis social. Si efectivamente se prolonga mucho la crisis social, y no hay una respuesta política por parte de los movimientos sociales, no es impensable un repunte de las posturas xenófobas".

El sacerdote Antonio Freijo, director de la ONG Karibú, dedicada a la atención y acogida de inmigrantes subsaharianos, menciona a los 240 voluntarios que sostienen su asociación para defender "que hay un espíritu de comprensión de la realidad en la población". Pero muestra una gran preocupación por cómo en ciertas personas cala esta retórica que enfrenta a los de dentro con los que vienen de fuera.

Un argumento que Freijo considera injusto, ya que "la mayor parte de la inmigración viene en la mejor edad para trabajar y aporta su esfuerzo y su talento al desarrollo del país como cualquier ciudadano". Y califica decirle a un inmigrante africano que los españoles también somos pobres "es insultarlo a la cara".

Todos estos razonamientos, según el sacerdote, se basan en la ignorancia, puesto que "nosotros (los españoles y los europeos) explotamos las riquezas de sus países, así que lo que puedan conseguir aquí no es ningún regalo". Y se propician actitudes poco razonables, como dejar enfermar a una persona –que "en vez de un catarro tendrá más adelante una neumonía, mucho más cara de curar"– en lugar de "exigir una asistencia sanitaria universal e igualitaria".

Antonio Freijo fue misionero en Burundi hasta que en 1987 lo expulsaron. Y demuestra conocer bien la realidad del continente africano cuando enumera los enfrentamientos tribales, hambrunas, genocidios o guerras que se han ido sucediendo en África y que han ido obligando a la población a huir a lo largo de las últimas décadas. También cuando define una característica propia de la inmigración africana: "Es muy individual. Suelen venir solos, en busca de una salida para ellos, pero sobre todo para sus familias que se quedan en el país".

Es el caso de Djeumbe, que con 21 años en 2006 llegó a España en un cayuco, para "buscar una vida digna". Ha trabajado repartiendo publicidad y en una agencia de figuración. Ahora no tiene empleo, así que no puede mandar dinero a los suyos tan a menudo como le gustaría. "No estoy muy contento, pero no me puedo quejar", dice con tono triste.

Mustafá, en cambio, disfrutaba de una vida algo más acomodada –"no nos faltaba para comer"– pero tenía un sueño: ser futbolista. Por eso, como muchos otros jóvenes africanos, con 19 años decidió dejar a su familia y su país y venirse a España cruzando el estrecho en patera. Ha trabajado como jardinero y, cuando ha podido, ha seguido formándose. Destina casi todo lo que gana a ayudar en los estudios a sus tres hermanos en Senegal. Como su compatriota, está sin trabajo. "No suelo ser pesimista pero, tal como está todo, creo que tendré que irme".

Y cuenta que hasta en el Servicio Público de Empleo le dicen que si sale algo se lo darán antes a un español que a él, cosa que "no les pasa a los futbolistas famosos que vienen de fuera, que también son inmigrantes", dice Mustafá con cierta rabia.

Por lo que sabemos, Ibrahim, Armand, Oumar y el resto de los hombres que perdieron la vida intentando entrar en Ceuta venían también solos a buscar una vida mejor para ellos y sus familias.

Probablemente sus historias sean muy similares a la del Pichi, mote de un muchacho que llegó a Melilla desde Malí. Cuenta Palazón que sus circunstancias eran especialmente dramáticas: una de sus hijas había muerto de una enfermedad común porque no tenían dinero para pagar a un médico. Mientras estaba de camino, supo que su otra hija también había fallecido. En Mali quedaban esperándolo su mujer y un niño.

Palazón recuerda la determinación en la cara del Pichi: "A este chaval no lo para nadie", pensó. Se lo encontró años después en Níjar, Almería. Estaba trabajando en un invernadero y, aunque le contó que no ganaba mucho y que vivía mal, estaba contento porque podía mantener a su familia en Malí.

A Ibrahim, Armand, Oumar y los otros los pararon unas bolas de goma. Sus muertes merecen una explicación. Y nuestro dolor.

Paz Vaello Olave
El Diario, 17 de febrero de 2014
Foto: Rostros de algunos de los 15 inmigrantes muertos en Ceuta, mostradas en un homenaje realizado en Barcelona. Más fotos en Ground Press.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Las vidas que se secaron en el agua de la frontera



Bajo el nombre de "inmigrantes" y apellido de "tragedia", en España hemos titulado portadas y se han abierto informativos. Algunas de sus caras han protagonizado vídeos. Pero su mirada ya no estaba viva, estaba perdida, vacía.

Los dos hijos de Ibrahim Keita vieron marchar a su padre de 26 años una vez finalizada la guerra civil de Costa de Marfil en 2011. Después del conflicto, aparecieron dificultades en una vida moderadamente acomodada. Todo se había complicado. "Quería cruzar para poder dar de comer a su familia", describen algunas de sus amistades. Llegó a Marruecos y se refugió en el bosque. El jueves 6 de febrero se lanzó al mar, quería bordear el espigón y alcanzar Ceuta. Pero nunca llegó.

Compartía bromas con Iker, nombre ficticio de su compañero de 'búnker' en el monte, quien tuvo suerte, logró esquivar las garras del mar y, aunque empapado, regresó a Tánger después de pasar por la comisaría de Tetuán.

Cuando volvió al bosque, Ibrahim ya no estaba, nota su ausencia. "Era muy, pero que muy buen cocinero", recuerda. Sus palabras nos acercan un poco más a él. "Solíamos escuchar juntos canciones de su país. Yo siempre escuchaba música de Costa de Marfil en mi móvil". Su mente regresa a aquel fatídico día: "Cuando vi su cuerpo en la orilla me quedé en shock".

Armand tenía 16 años y bailaba mucho. "Era un estupendo bailarín", describe uno de sus amigos. "Unos días antes del salto hicimos una fiesta. Todas las chicas comentaban lo bien que se movía". Dejó atrás Camerún pensando en Europa. Y pensando en ella ya había fracasado en otros intentos. "Nos deportaron juntos en un intento frustrado". Su vida también acabó en la frontera, entre sonidos de disparos, al lado del montón de piedras que separa Marruecos de una mitificada España.

Armand e Ibrahim son solo dos de las personas escondidas en las cifras. Pero también estaba Ousman Kenzo, Oumar Ben Sanda, Yves Martin Bilong, Daouda Dakole... Ninguno de ellos superaba los 26 años. Casi todos eran de Camerún. Los inmigrantes suelen dividirse en el bosque por nacionalidades y este intento de entrada, según explican, lo habían organizado los cameruneses.

Otra persona muy cercana nos aproxima a su mundo desde Tánger. No puede evitar mostrar su incomprensión hacia la violenta intervención de la Guardia Civil denunciada por los inmigrantes. No entiende lo que pudo ocurrir. Llega incluso a ponerse en la mente de los agentes: "Quizá, al ver tantos agarrados a su barca, se asustaron, no sé, es que no me explico cómo alguien puede hacer una cosa así". Nos ruega que mantengamos su anonimato, teme represalias. A través de una conversación por Skype nos lleva al 'gueto' camerunés en el bosque.

Son todos muy jóvenes y abundan los que sueñan ser futbolistas. En medio de la montaña, hay un claro que denominan 'campo de fútbol', donde juegan con cualquier bola de trapo. La mayoría tiene miedo al agua y no se atreve con el 'lampa lampa' (así llaman a la balsa con remo).

Aún en su difícil situación son alegres y bromistas, no falta el que grita "ayii, ayii" ("ven, ven" como dicen los policías marroquís cuando los ven). Les encanta cantar y divertirse. Pero, por otro lado, son muy conformistas y no hacen mucho por defender sus derechos o protestar, son lentos a la cólera o a la acción.

Y cantando se despidieron de los que se fueron. Como aparecía en un emotivo vídeo difundido por El País, los inmigrantes que sobrevivieron rodearon los cuerpos sin vida de sus compañeros y, entre sollozos, les homenajearon con música. Llegó su muerte y comenzó a sonar una sintonía parecida a la que tantas veces alegró sus vidas.

Pero de otros de los inmigrantes que se metieron en el agua y nunca regresaron, no sabemos nada. Ni tan siquiera esa mirada vacía. Según las organizaciones humanitarias que les asisten y los propios testimonios de los supervivientes, al menos cuatro personas continúan bajo el mar.

El pasado 8 de febrero "la corriente" trajo a aquel "hombre de entre 20 y 30 años", el primer cuerpo sin vida aparecido en aguas españolas. No podemos indagar nada de su vida, nadie esperó a que alguien lo hiciera. Solo conocemos datos referentes a su muerte: "Asfixia por inmersión sin signos de violencia", señaló el resultado de la autopsia. Y ahí acabó todo.

Dos días después de ser localizado, recibió supultura en el cementerio ceutí de Santa Catalina, donde entierran a los que no logran llegar a territorio español. Nadie sabe su nombre. Sin tiempo para activar un proceso de identificación, alguien preguntará por él, pero nadie le dará una respuesta.

Después apareció un segundo cuerpo sin vida en la playa española más próxima a Marruecos. Aún desconocemos si el procedimiento de identificación de del "11", correrá la misma suerte de aquel "hombre de entre 20 y 30 años" que se fue como al inicio dijimos: un número, llamado "inmigrante", con apellido de "tragedia".

Gabriela Sánchez
El Diario, 12 de febrero de 2014
Foto: Ousman Kenzo, uno de los inmigrantes fallecidos el 6 de febrero de 2014 en Ceuta, España. Tomada de El Diario.

lunes, 12 de mayo de 2014

Con la brújula hacia Europa



La muerte en febrero de 15 inmigrantes en aguas de Ceuta, en febrero de 2014, o de más de 350 en Lampedusa, Italia, en 2013, reabre el drama humano al que se enfrentan miles de personas cada año en su afán por la búsqueda de un futuro mejor.

Mali y Mauritania, al oeste, o Eritrea y Somalia, al este, son solo algunos ejemplos. En 2012, un golpe de Estado y un posterior avance islamista ponían de nuevo a Mali en el (contínuamente remozado) mapa de la geopolítica internacional. La crisis dejó decenas de miles de desplazados.

Sin embargo, paradójicamente, un reciente estudio llevado a cabo por Abdramane Sylla, ministro encargado de atender a los malienses residentes en el exterior -la llamada "cartera de ultramar"-, mostraba una curiosa tendencia: en los últimos diez años, la mayoría de emigrantes de Mali han cambiado las fronteras de Europa por las del continente africano.

En el análisis se muestra cómo, de los 89,134 malienses repatriados entre 2002 y 2013, más del 90% lo hicieron desde países vecinos. Costa de Marfil es el que se lleva la palma, con casi la mitad de estas expulsiones. En el mismo período, doce países de Europa apenas deportaron a 5,947 ciudadanos del país africano. El Norte dejaba paso al Sur.

Para entender el origen de esta tendencia, las cifras del pasado año resultan especialmente significativas. Sobre todo, porque ponen en duda la falsa idea de que una cantidad ingente de malienses son expulsados cada año desde el Viejo Continente.

Durante 2013 -de acuerdo a los datos del ministro Sylla- buena parte de los Estados vecinos suspendieron sus expulsiones de ciudadanos malienses (quizá en respuesta al acuciante conflicto que sufría el país por entonces). No obstante, las cifras europeas tampoco es que fueran demasiado espectaculares: ese mismo año, tan solo 76 malienses fueron 'devueltos' desde Europa a su país de origen.

Cada año, miles de inmigrantes mauritanos terminan con sus huesos en centros de detención como los de Nouadhibou, al norte del país, acusados de intentar cruzar a las Islas Canarias. El sobrenombre de 'Guantanamito' sirve de útil punto de arranque para entender la situación a la que se enfrentan unos ciudadanos que solo huyen de la pobreza que asola el país, así como de la falta de oportunidades.

Según cifras del censo de Mauritania, la mayor parte de los emigrantes que han logrado cruzar la frontera en los últimos tiempos (200 mil) residen en otros países africanos como Costa de Marfil (25.2%), Mali (20.2%) y Gambia (10.1%).

Por su parte en Francia (6.9%) o España (5.5%), el perfil de estos inmigrantes es generalmente masculino (67.6% del total), con un nivel básico de educación (59.2%). De igual modo, buena parte de ellos son refugiados históricos originados del conflicto entre Senegal y Mauritania que a finales de la década de los 80, conllevó la expulsión de alrededor de 53 mil ciudadanos por parte de las autoridades de Dakar.

Pese a estos números, el oeste no es el único punto del continente africano donde las tragedias personales obligan a dejar el país de origen. Y naufragios como los de la costa al sur de Italia lo recuerdan de forma habitual.

En la actualidad, Bab al Mandeb (La puerta de la pena o dolor) es la ruta de escape habitual elegida por los inmigrantes eritreos hacia la esperanza. Bab al Mandeb es el punto más corto en la ruta de huida hacia Yemen, desde donde intentarán escapar hacia cualquier otro país.

A lo largo de su trayecto de huida, estos refugiados son víctimas de una vil explotación laboral e incluso sexual a manos de mafias sin escrúpulos. Pero, a pesar de que los guardas fronterizos tienen la orden de "disparar a matar", se calcula que cerca de 1.500 eritreos huyen cada mes de su país, uno de los más brutales y opresivos de África.

Estos inmigrantes solían dirigirse a Arabia Saudí y emiratos del Golfo. Algunos se iban a Kenia. Pero ahora intentan llegar también a Europa.

Huyen de un régimen paranoico y represivo. Desde su independencia en 1993, al menos 10 mil presos políticos han sido encarcelados, muchos sin acusación formal. El régimen acalla brutalmente la menor disidencia y ha construido una densa red de prisiones, donde la tortura es ley de vida. Poco o nada queda ya de aquel otro país considerado, en los años noventa, ejemplo de libertad y lucha por la igualdad.

Huyen de la guerra civil, de la miseria, de la hambruna en un Estado fallido donde además se han hecho fuertes las milicias integristas de Al Shabab, ligadas a Al Qaida. Desde la caída del dictador Siad Barre, un millón y medio de somalíes han abandonado el país.

La cifra de decesos no se queda atrás: Solo en 2011 al menos 1.500 inmigrantes irregulares y refugiados (buena parte de ellos, somalíes) se ahogaron o desaparecieron al intentar cruzar el mar Mediterráneo para alcanzar las costas del Viejo Continente. Ese mismo año, 260 mil personas murieron en la hambruna que asoló al país. Para ellos no había más alternativa: la muerte por inanición o la huida.

Eduardo S. Molano
Corresponsal de ABC en Nairobi.
ABC, 17 de marzo de 2012
Foto: Eritreos en un campo de refugiados de Sudán. Tomada de Eritrea: The African North Korea.
Leer también: Más de 23 mil muertos por intentar alcanzar Europa.

viernes, 9 de mayo de 2014

La mujer negra y el mito de la belleza



Retomo el tema de la mujer negra y el mito de la belleza. La idea que quiero transmitir cuando escribo sobre el mito de la belleza es que una mujer negra, para ser considerada guapa, debe llevar su cabello peinado con pelo falso.

La tendencia actual es el pelo brasileño. Pero en el pasado, estaba de moda peinarse al estilo de las rusas, las indias o las peruanas. Las que no se pueden permitir el pelo humano auténtico, siempre tienen la opción del pelo sintético. Da igual cual de los dos elijan.

La mujer negra siempre superará la prueba de la belleza cada vez que se ponga pelo falso, ya sea pegado sobre su propio pelo o cosido. Aparte del pelo falso, para alcanzar el mito de la belleza son imprescindibles además las uñas largas acrílicas y las pestañas postizas largas.

Y cuando digo largas, eso es precisamente lo que quiero decir: largas. Tanto las uñas como las pestañas. ¡Incluso hay féminas que van más lejos y llevan también las uñas de los pies largas! Por si fuera poco, algunas mujeres negras (y sorprendentemente algunos hombres negros), se han creído la mentira de que cuanto más guapa es una persona, más clara tiene la piel.

Así que, para conseguir el color blanco tan deseado, la gente de color aclara su piel con agentes químicos que son conocidos por causar cáncer. En todo caso, ¡lo único que se ha conseguido con todo este engaño del blanqueamiento de la piel y el pelo falso es que hoy día la mujer negra haya dejado de parecer una auténtica mujer negra!

Eso me preocupa. Como bien saben, cada raza ha sido creada con unas características específicas. Uno de los rasgos concretos de la gente de color es nuestro pelo fosco y rizado. La raza negra es la única cuyo cabello crece hacia arriba. Si queremos que nuestro pelo caiga hacia abajo de forma natural, tenemos que trenzarlo o retorcerlo. Podemos utilizar también un peine caliente.

Y si no, la única manera de conseguir el mismo resultado es recurrir a productos químicos que lo desrizan. A propósito, igualmente se sabe que las cremas alisadoras contienen ciertos agentes químicos que producen cáncer en algunas mujeres negras.

En cuanto al color de nuestra piel, encontramos todas las tonalidades del negro. Mientras algunos de nosotros somos de piel más oscura, otros la tienen más clara. Sin olvidar los innumerables tonos intermedios.

A pesar de lo anteriormente dicho, a la gente de color se le ha inculcado la idea desde hace mucho tiempo de que serán más atractivos y tendrán una imagen más apropiada para encontrar un puesto de trabajo si tienen la piel clara y el pelo fino y liso.

Cuando hablo del blanqueamiento de la piel no me enfrento a demasiada oposición. Al menos no tanta como cuando hablo del pelo falso. Lo que pasa es que muchas mujeres en seguida se ofenden cuando el argumento de una discusión es ese.

Con todo, si alguien me preguntara, yo contestaría que blanquear la piel y llevar pelo falso son dos síntomas de un serio problema. Puesto que una persona que decide hacerse algo así está dejándose llevar por dos motivos, porque odia su pelo rizado y/o su piel y porque no se acepta a sí misma.

Las mujeres que se ponen extensiones se indignan cada vez que saco a relucir el tema del pelo falso. Además, se toman como un ataque personal mi campaña a favor de las mujeres que prefieren su pelo natural. Sin embargo, yo no entiendo por qué reaccionan así.

Pero con frecuencia se ponen a la defensiva y una y otra vez he tenido que escuchar frases como “mi pelo no me define” y otras del estilo de “cada cual es muy libre de arreglarse el pelo como le plazca”. Y en ocasiones se excusan a sí mismas diciéndose que su pelo natural es demasiado fosco para poder peinarlo bien.

¿Qué quiere decir “mi pelo no me define”? Esta frase tiene dos interpretaciones. La primera, la literal, como queriendo expresar “yo no soy el pelo que tengo”. En cuyo caso estoy de acuerdo. Porque si una mujer negra se peina al estilo de las brasileñas, de las indias, las rusas, las peruanas o con pelo sintético, desde luego que su pelo no la define. A menos que, por ejemplo, sea una mujer negra brasileña.

Pero en todo caso, el pelo de las brasileñas es exclusivo de ellas así como lo es el de las indias, las peruanas y el fosco y rizado es característico de la gente de color de todo el mundo. Da igual donde hayan nacido, si en África, en Europa, en Estados Unidos, Asia o en cualquier otro lugar del planeta.

Los negros nacen siempre con el pelo fosco y ensortijado. Nuestro pelo rizado presenta múltiples variantes. Desde uno suave que se puede manejar con facilidad, hasta el fosco y encrespado que le hace a una desesperarse cuando se lo peina. Nuestro cabello es así. Por eso, cuando una mujer negra me dice que su pelo no la define, yo me digo, bueno, en realidad sí lo hace. Y esta es precisamente la segunda interpretación de la misma frase que me gustaría comentar en esta entrada.

Por supuesto, el pelo define a una mujer negra. De la misma manera que la definen sus dientes, su sangre, sus huesos o el olor de su sudor. También su pelo. El pelo de una mujer negra forma parte de su ADN. El cabello se utiliza para identificar a una persona concreta. Un pelo encontrado en la escena de un crimen, por ejemplo, puede ayudar a encontrar al culpable de un delito. Por esa razón, me quedo atónita cuando alguien afirma que su cabello no la define.

¡Pero si hasta el peinado que una persona lleva dice mucho de ella! Un conservador, por ejemplo, jamás se haría un corte de pelo estilo mohicano. Pero una persona de personalidad extravagante no solo se atrevería con un corte de pelo estilo mohicano, sino que además se lo teñiría con un color llamativo. Uno es capaz de darse cuenta de la naturaleza humana por un detalle tan simple como ese.

Por tanto, una vez más debo decir que de verdad me quedo atónita cuando alguien afirma que su pelo no la define. Por mucho que intento que las mujeres negras que se trenzan el pelo y se ponen extensiones entiendan este punto de vista, no lo consigo.

Luego está el asunto de la elección personal. Yo estoy completamente de acuerdo con que, como seres humanos, tenemos el derecho de elegir lo que más nos conviene. No obstante, algunas veces creo que, cuando se toman decisiones personales, hay que tener en cuenta el efecto que esas decisiones pueden tener en los demás. Por eso quisiera que las mujeres que se ponen extensiones o postizos pensaran en las consecuencias que su elección puede producir en todas las mujeres negras.

Como se sabe, vivimos en un mundo en el que nos bombardean con una imagen de belleza femenina blanca y con el pelo largo y liso. Para que una mujer negra sea considerada hermosa, debe parecerse a esa versión determinada. De ahí viene ponerse extensiones de pelo falso. Y blanquear la piel.

Además del aspecto estético, está la idea de que una mujer negra, para ser aceptada tanto laboral como socialmente, tiene que ajustarse a ese estilo. Eso es lo que está ocurriendo. A las mujeres negras se les ha lavado tanto el cerebro con esa idea que al final ellas han aceptado y se han adecuado a la imagen impuesta. Hoy día, una mujer negra que lleva su pelo natural es considerada “una activista del afrocentrismo”, “radical”, “rebelde”, “conflictiva” o una artista. Así que ahora es algo totalmente normal que una mujer negra lleve el pelo falso y no está bien visto que se peine con su cabello natural.

¿Tiene algún sentido todo esto? Si las cosas no fueran de ese modo, (es probable) que yo no estuviera tan en contra de las extensiones y de trenzar el cabello. Pero que me digan, como mujer negra que soy, que para triunfar en la vida, ser aceptada y ser considerada hermosa tengo que llevar el mismo pelo que llevan las mujeres blancas, créanme que eso nunca lo aceptaré.

Por eso, cada vez que una mujer negra opta por las extensiones o por trenzarse el cabello se lo está poniendo difícil a las que eligen el pelo natural. A eso me refiero cuando digo que las decisiones personales afectan a otros.

Las mujeres negras, como se ve, ajustándose a esa imposición, están claramente admitiendo que su pelo es feo. Están admitiendo que no encajarán en un trabajo si llevan su pelo natural. Y lo que es peor, están asimismo admitiendo que la sociedad no las aceptará. Eso es una falsedad. Una mujer negra que se peina con su pelo natural puede ser profesora. Incluso puede ser conductora de autobús. Y médico. Y bailarina. Puede ser también madre, amiga y esposa.

Cualquier ocupación que una mujer negra tiene hoy día puede hacerla igualmente con su pelo natural. Pero como no son capaces de darse cuenta, las mujeres negras no se lo creen. Y aunque parezca mentira, lo que sí se creen es que se ven mucho más guapas ocultando su pelo fosco, ensortijado y “feo” bajo extensiones o postizos de pelo de mujeres brasileñas, peruanas, indias o rusas.

Y yo me digo a mí misma ¿se preguntarán alguna vez si ese pelo es realmente humano? Porque, si calculamos la cantidad de pelo que las mujeres negras compran, llegaríamos a la conclusión de que no hay suficientes mujeres en el mundo que satisfagan sus necesidades.

Hace ya más de un año, el 3 de septiembre de 2012, la presentadora de televisión afroamericana Sheryl Underwood protagonizó un violento enfrentamiento con Heidi Klum al manifestar su repulsa hacia el pelo afro. La ex modelo hablaba sobre el mechón de cabello que conservaba como recuerdo de su hijo cuando, entre risotadas, Sheryl Underwood le dijo: “¿Para qué quieres guardar un mechón de pelo afro? Ni te hace falta ponerte extensiones ni hacerte trenzas con él. Claro, nunca te has puesto en nuestro lugar diciéndote que necesitas unas extensiones de pelo fosco y rizado. Es algo que no puedes imaginar”.

Entonces, la otra invitada del programa, también de raza blanca, se giró y dijo que ella hacía igual y guardaba un mechón del pelo de su hijo. Sheryl Underwood, aún riéndose y sacudiendo su melena ondulada, contestó: “pero probablemente es largo y sedoso”. ¿Lo ven? Este es el típico ejemplo de una mujer negra que se siente tan manipulada que incluso no sabe lo que dice.

A mí me parece muy peligroso que una mujer negra, una presentadora de televisión tan conocida como ella, aparezca en su propio programa con dos invitadas de raza blanca y no respete su propio pelo. Porque, si esto no es sentir odio hacia sí misma, ¿qué es entonces? Yo creo que alguien que detesta su propio pelo tiene un grave problema. Hay algo que no funciona bien en una mujer que se pone frente a un espejo y no le gusta la imagen que se refleja. Una mujer que abomina del color de su piel y de su pelo es igual que una joven anoréxica que detesta su cuerpo.

Por eso, tal vez ha llegado la hora de empezar a abordar este problema como si se tratara de una enfermedad. Puede ser que en ese momento las mujeres negras abran los ojos y se pregunten qué les está pasando. En fin, estas son solo algunas reflexiones de una mujer africana común y corriente.

Akua Djanie
El País, 18 de diciembre de 2013

miércoles, 7 de mayo de 2014

Es mejor que Yoani Sánchez permanezca callada...



...Porque cuando habla, dice un montón de disparates. El título, La realidad de Cuba es disidente, no se ajusta un ápice a la verdad.

Como no tiene ovarios para decir de dónde ha salido y sale el dinero que la ha inflado, sin sonrojarse dice que es a través de un 'crowfounding' hecho por una empresa radicada en España y a la cual ella pertenece. Así que, encima, es "empresaria".

Pobre país, después de 55 años de castrismo, tener que lidiar con personajes inventados. La culpa la tienen quienes dentro y fuera de la isla, ya sabiendo que ella era más rollo que película, permitieron que ese frankenstein siguiera creciendo.

La conocí en diciembre de 2003, en Zürich, Suiza, y la apoyé hasta que en noviembre de 2009 me di cuenta que lo suyo era teatro, puro teatro. Lo conté en mi blog, el año pasado, en El día que rompí con Yoani Sánchez.

A partir de diciembre de 2004 y hasta 2010, Iván fue amigo de ella y su marido, aunque más del marido, con un nivel de información muy superior al de ella. Pero cuando a Iván le hicieron la mierda que le hicieron, dejó constancia en Firmado en La Habana.

En 2013, después que la bloguera desde Holanda quisiera comerse por teléfono a Luis Cino, molesta por una crítica que éste le hiciera en su blog Círculo Cínico, Iván salió en defensa de su colega y escribió Democracia made by Yoani Sánchez.

Por cierto, me enteré de que detrás del cacareado periódico de YS estaba Raíces de Esperanza, organización de Carlos Saladrigas (millonario cubanoamericano que cuenta con el visto bueno del régimen, que también respalda a Cuba Study Group, #CubaNow y CAFE, todas con sede en Estados Unidos), por este párrafo que leí en Líderes cubanoestadounidenses ayudaron a Zunzuneo, información de AP publicada el 22 de abril en Diario de las Américas: "La revelación llega en un momento delicado: la organización no lucrativa está tratando de ayudar a Sánchez a desarrollar un nuevo proyecto de medios independientes en Cuba".

Según Martí Noticias, el cacareado periódico saldría la 'próxima semana'. Cuando lo vea, lo creo. Según fuentes habaneras, no lo habían lanzado porque se había filtrado el nombre: 14 y Medio. Ojalá no sea ése, porque más antiperiodístico no puede ser. Recuerda desde el tamaño de un feto hasta el del pene de un adolescente.

Tania Quintero

Foto: Tomada de Yoani apunta con pistola, una de las dos entrevistas que en 2009 le hizo Iván García. La otra se titula Conversando con Yoani.

Nace una estrella: Lupita Nyong´o



En 2004, Lupita Nyong'o trabajó para Ralph Fiennes como ayudante de producción en la película El jardinero fiel, cerca de su casa de Nairobi. "Me preguntó qué quería hacer con mi vida y entonces, muerta de vergüenza, le dije que deseaba ser actriz, y él suspiró profundamente. 'Lupita, dedícate a eso solo si se te hace imposible vivir sin actuar', me dijo".

El consejo le pareció "sabio", confiesa, porque "actuar es de todo punto impredecible". No hay mayor prueba de esa impredecibilidad que el papel que le ofrecieron, y que le iba a cambiar la vida, en mayo de 2012, unas semanas antes de graduarse en la escuela de Arte Dramático de la Universidad de Yale.

Dieciocho meses después, Nyong'o, de 30 años, se ha visto recompensada con un Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación de Patsey, una esclava de una plantación de algodón, en la película 12 años de esclavitud, dirigida por Steve McQueen y coproducida por Brad Pitt.

La cinta está basada en la autobiografía de Solomon Northup (interpretado por Chiwetel Ejiofor), un hombre negro libre del estado de Nueva York que es secuestrado y sometido a esclavitud en el sur profundo de Estados Unidos. Lo que sigue es un relato despiadado de todas las facetas de la vida de un esclavo: los que no mueren a causa de las palizas, de las enfermedades o incluso de la pena (a las madres las separan de sus hijos por sistema), trabajan sin descanso día tras día mientras soportan todo tipo de malos tratos físicos y psíquicos.

En la época en que es propiedad de un tal Edwin Epps (interpretado por Michael Fassbender), un auténtico psicópata, Northup conoce a Patsey. Aunque él sigue siendo el corazón y el núcleo de la película, la historia de ella resulta la parte más desgarradora.

De carácter dulce y optimista, con unos dedos que se mueven a la velocidad del rayo (mientras la mayoría de los recolectores de algodón obtienen como media 90 kilos al día, ella siempre supera holgadamente los 200), la joven está atrapada entre el libidinoso Epps y su mujer celosa (Sarah Paulson). Violada y azotada una y mil veces por el amo, su vida está permanentemente pendiente de un hilo y, por lo tanto, sufre más que cualquiera de los otros esclavos.

El director, Steve McQueen, eligió a Lupita "porque tenía un brillo especial, ni más ni menos. Es toda una fuerza de la naturaleza". Ella reconoce que, cuando le ofreció el papel, se le doblaron las rodillas y tuvo que sentarse en la acera. "Era una locura", dice.

Nyong'o ofrece una interpretación extraordinaria, al subrayar la luminosidad y el sentido del orgullo de Patsey. "Hay un pasaje [en el libro de Northup] en el que se dice: 'Había un aire de altanería en su manera de moverse con el que ni el trabajo ni el cansancio ni el castigo podían acabar'", recuerda Nyong'o.

En una de las escenas más traumáticas de la película, la desnudan y la atan firmemente de manos y pies a una estaca para darle una paliza hasta que se queda inconsciente, y todo porque quiere un trozo de jabón. "El ama no me lo da y huelo tan mal que me entran ganas de vomitar", se queja a Epps. Oímos el chasquido y vemos el contacto del látigo que hiende la carne mientras los ojos de la actriz, abiertos como platos, expresan horror, traición y sufrimiento sin límites.

Me encuentro con Lupita en un hotel de Londres. Acompañada de su relaciones públicas norteamericana, se la ve mucho más estrella de Hollywood de lo que esperaba. Lleva unos fabulosos zapatos de Christian Louboutin, de tacones vertiginosos, y un abrigo de Moschino rosa pálido con un cuello color chocolate.

Es muy menudita (su madre, Dorothy, declaró recientemente que la altura de su hija era un detalle sobre el que a la familia le gustaba hacer bromas) y tiene un aire risueño, sin preocupaciones. Habla con cariño de Steve McQueen, al que describe "con una capacidad increíble de motivación, que todo lo observa, que percibe todos los detalles, hasta el más pequeño acerca de ti".

Según ella, la prueba que el director le hizo fue casi un alivio comparada con la primera, "nada convencional", que superó en Los Ángeles a finales de abril del año pasado con la directora de reparto Francine Maisler. "Me pidió que me pusiera de rodillas", cuenta, "y luego me gritó como un sargento: '¡Empieza desde allí! ¡Vuelve! ¡Empieza desde el principio!'. Yo comenzaba en un determinado nivel de desesperación y a partir de ahí todo era cuesta abajo, y luego ella me hacía empezar otra vez en ese punto más bajo y me exigía que cayera aún más".

Su segunda audición fue con el propio McQueen, quien la llamó para ofrecerle el papel al día siguiente, cuando ella ya estaba de vuelta en Yale, a punto de irse «a tomar el sol". "Se me doblaron las rodillas y tuve que sentarme en la acera", confiesa entre risas, "era una locura". "Lupita tenía un brillo especial, ni más ni menos", ha declarado McQueen. "Cuando la conocí, pensé: 'Es ella'. Posee esa vulnerabilidad del personaje, pero además es toda una fuerza de la naturaleza".

Nyong'o nació en México (es la segunda de seis hermanos, el más joven tiene 19 años y el mayor, 33), donde su padre, el político keniano Peter Anyang Nyong'o, era profesor visitante de Ciencias Políticas, pero la familia se trasladó de nuevo a Kenia un año más tarde, cuando el progenitor fue nombrado profesor de la Universidad de Nairobi.

Lupita vivió "una existencia de auténtica clase media" en urbanizaciones privadas dentro de tranquilas zonas residenciales de la capital. "Me encantaban los personajes de fantasía", afirma, "yo era la típica niña que jugaba con mis Barbies". Cuando tenía ocho o nueve años, vio la película El color púrpura. "Era la primera vez que me daba cuenta de que había alguien como yo en la pantalla", recuerda, "Whoopi Goldberg tenía el mismo tipo de pelo que yo y era tan morena como yo. Pensé que tal vez podía hacer lo mismo para ganarme la vida".

En lugar de eso, a los 19 años Lupita optó por cursar cinematografía y presentó su solicitud de ingreso en el Hampshire College de Massachusetts, para seguir estudios de cine y teatro. "Quería ser actriz pero todavía no estaba preparada para admitirlo", explica, "así que mi plan B era ser realizadora de cine y que eso resultara más aceptable [que la interpretación] para la gente de mi grupo social".

En 2009 escribió, dirigió y produjo En mis genes, un documental sobre el tratamiento de la población albina en Kenia, aunque el plan A seguía muy presente en sus pensamientos. "Me encanta hacer cine", asegura, "pero decidí asistir a la escuela de arte dramático porque pensé que, cuando tuviera 60 años y echara una mirada a lo que había sido mi vida, si la interpretación no hubiera formado parte de ella me habría odiado a mí misma".

Su primer trabajo de actriz llegó justo antes de que se fuera a vivir a Estados Unidos para matricularse en un máster en Bellas Artes, de tres años de duración, en la Escuela de Arte Dramático de Yale. "Un mes antes del viaje", explica, "estaba en una fiesta y un amigo mío me dijo: 'Busco actores para un programa de la televisión de Kenia titulado Shuga. ¿Conoces a alguno?'. '¡Pues sí! ¡Yo!', respondí".

En esa serie dramática, ambientada en los bares y clubes de Nairobi, Nyong'o encarnó a una veinteañera exuberante con tendencia a coleccionar ligues de una sola noche. Aunque resultara estimulante, el hecho de que la seleccionaran para un papel importante en 12 años de esclavitud antes incluso de graduarse le infundió también bastante miedo. "Me intimidó mucho", reconoce. "Cada día pensaba que iba a sonar el teléfono y que iba a ser Steve diciendo: 'Lo siento, me equivoqué'". Entonces ella se acordaría de la reacción de su padre, una persona digna de confianza, un hombre de éxito, receloso de los vaivenes de la carrera de actriz. "Mis padres siempre se han preocupado mucho por lo que iba a hacer", señala.

Cuando le llamó con la noticia de que iba a aparecer en una película junto con Brad Pitt, el único comentario de él fue: "¡Vaya, así que tienes un trabajo!". "Eso sitúa las cosas en su auténtica perspectiva», comenta Lupita. "Era un trabajo y había que dejar a un lado el miedo a llevarlo a cabo con todas esas personas tan importantes".

Seis semanas antes de empezar el rodaje, Nyong'o se lanzó a investigar por su cuenta. Obtuvo la mayor parte de la intrahistoria de Patsey del propio libro de Northup, que, a diferencia de la película, proporciona sus antecedentes: su padre era un esclavo de Guinea vendido a los Epps cuando ella era una niña; estaba considerada una de las favoritas, e incluso vivía en la casa [de los amos], y le daban leche y galletas para comer, pero la habían expulsado y enviado a trabajar a los campos cuando el interés de Edwin Epps devino puramente sexual.

"Es decir, no era exclusivamente una relación amo/esclava, sino también un poco de padre e hija", opina la actriz, "y se experimenta un cierto síndrome de Estocolmo en virtud del cual alguien se siente unido de forma traumática a personas que le están causando un gran daño. Cada día es una especie de confusión. ¿Dónde está el amor?".

La actriz visitó asimismo la exposición de los National Great Blacks (los grandes personajes nacionales de raza negra) del Museo de Cera de Baltimore: "Lo primero que vi fue una bala de algodón de 227 kilos que era más alta y más ancha que yo, e inmediatamente me impregné de esa altanería de Patsey". Una de las cosas más impactantes de las que se enteró fue de que era habitual confeccionar accesorios con la piel de los esclavos que morían. Se hacían carteras y bolsos, y eran artículos muy apreciados. "No puede haber nada más horrible que eso", considera ella.

"Me sorprendió no haber oído jamás el nombre de Solomon Northup", continúa. "En la escuela aprendíamos cosas acerca de la esclavitud, pero dedicamos más tiempo al Holocausto". Fue idea suya que Patsey hiciera muñecas de maíz durante el poco tiempo libre que tenía. "Sentí que le habían arrebatado su infancia y quería captar esa sensación. A Steve le encantó la idea. Aprendí a elaborarlas y confeccionaba una prácticamente cada día. Era una manera de hacer terapia con Patsey, de ponerme en su situación, que hubiera una parte de ella que no pudiera ser esclavizada", recuerda.

Reconoce que la enorme empatía que sintió con Patsey tuvo sus efectos. "Me mantuvo despierta por las noches desde el día en que Steve me llamó hasta el que abandoné el rodaje, e incluso durante un tiempo después". No es que la actriz siguiera viviendo su personaje entre toma y toma: "De haberme sucedido eso, me habría vuelto loca. Michael Fassbender y yo mantuvimos un ritual para hacer agradables los momentos anteriores y posteriores a las escenas. No nos decíamos nada el uno al otro, simplemente intercambiábamos una mirada a los ojos y un apretón de manos. Nuestros personajes son polos opuestos, pero nosotros como actores nos necesitábamos mutuamente, para ser capaces de llegar hasta el final", añade.

Hubo una noche en particular en la que Nyong'o compartió las experiencias de Patsey. Se fue a dormir con una prótesis que simulaba los verdugones causados por los latigazos en la espalda a modo de preparación de los que iban a añadir en la escena del día siguiente. "Solo podía dormir boca abajo y me sentí sumamente incómoda y obsesionada con aquellas heridas", dice. "Me di cuenta de que aquella incomodidad era transitoria. La suya fue permanente. Me partió el corazón ser consciente de hasta qué punto para ella no hubo ninguna otra opción. Lo que siempre quiso fue liberarse de todo aquello mediante la muerte y ni siquiera eso consiguió".

Al finalizar 12 años de esclavitud, Nyong'o se mudó a Brooklyn, donde reside (para ella, el hogar está donde se halle su su familia). Dice que le gusta cocinar. "Soy francamente estupenda a la hora de preparar aliños para ensaladas", afirma. Su próxima película se titula Sin escalas, un thriller sobre terrorismo.

Sally Williams
El Mundo, 15 de marzo de 2014
Foto de Lupita Nyong'o hecha por Gtres, tomada de El Mundo.
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