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miércoles, 30 de octubre de 2013

Aquí nació el turismo


Podría recurrirse al tópico, pero sería faltar a la verdad. Y la verdad es que el discreto grupo que una grisácea mañana de un reciente fin de semana se apeó del pintoresco trenecito de cremallera que trepa al monte Rigi desde Vitznau, a orillas del lago de Lucerna, no dio como para comenzar el reportaje con “las hordas de turistas invadieron la cumbre alpina”. Y eso que aquí fue donde empezó todo.

Un verano de hace 150 años, los siete participantes del que se considera el primer viaje organizado de la historia contemplaron el legendario amanecer de este lugar de Suiza a 1.797 metros de altitud, destino final de su aventura. Aquella inspiración (de aire puro) se considera el nacimiento del turismo moderno.

Desplazarse sin mayor intención que la de matar el tiempo libre resultaba todo un exotismo en 1863. La actividad se considera hoy en los países desarrollados poco menos que un derecho fundamental que ejercieron en 2012 por primera vez en la historia más de mil millones de personas, según datos de la Organización Mundial de Turismo.

Aquellos pioneros, cuatro mujeres y tres hombres, viajaron de la mano del visionario Thomas Cook. Hablamos de la persona, no de la célebre compañía multinacional homónima en que se convertiría la empresita de excursiones fundada por Cook en 1841. Un mastodonte que en 2013 cotiza en la Bolsa londinense, posee 97 aviones y emplea a casi 33 mil trabajadores.

Los siete partieron de Londres el 26 de junio de 1863 junto a otros 123 viajeros. En tren, barco, diligencia, mula o a pie atravesaron Francia, vadearon lagos y sortearon cordilleras suizas hasta llegar el 8 de julio al monte Rigi. Por el camino (París, el Mont Blanc o Ginebra) cayeron del cartel la mayoría de sus compañeros, incluido Cook, que debió regresar a atender sus negocios en Londres.

Conquistaron a pie la última cumbre desde la cercana y encantadora localidad de Weggis, donde a orillas del lago una placa recuerda que Mark Twain pasó por aquí. En 1863 aún faltaban ocho años para la inauguración de la línea Vitznau-Rigi Kulm, cubierta por el primer tren de montaña de Europa, patente del suizo Niklaus Riggenbach.

En la mañana que sucedió a su llegada, el grupo madrugó para contemplar rodeado, ellos sí, por “un ejército de turistas”, el ascenso del sol, que para eso habían venido atraídos por unas vistas que ya glosaron Felix Mendelssohn o Victor Hugo. “La vastedad del panorama era poderosa y sublime. En silencio contemplamos el cinturón dentado de las cumbres mientras despertaba el día sobre las 300 millas de montes, valles, lagos y pueblos que abarcaba nuestra vista”, anotó Jemima Morrell.

La joven Morrell levantó acta de aquel viaje en las páginas de un diario que permanecería inédito hasta que fue rescatado de entre las ruinas de una casa, víctima de las bombas durante el asedio de la aviación alemana a Londres en la II Guerra Mundial.

El descubrimiento del texto, publicado por primera vez en 1963 para conmemorar el centenario de la aventura, dio a Diccon Bewes, periodista inglés especializado en viajes y en las idiosincrasias suizas, la idea de escribir Slow train to Switzerland, libro en el que el autor reproduce día por día el pionero periplo.

“La diferencia es que por suerte yo no vestía uno de aquellos engorrosos trajes de mujer de la época”, explica Bewes en conversación telefónica desde Berna, donde reside desde hace ocho años. El resultado de sus pesquisas se editará en octubre en inglés empujado por la inercia de la efeméride.

Bewes da por buena la teoría que sitúa en aquel verano de hace 150 años el origen de asuntos tan contemporáneos como la dictadura de apariencia democrática de las aerolíneas de bajo coste, esas pulseritas todo incluido que causan furor en la península del Yucatán o el turismo hooligan, indeseada exportación de su país natal que al calor del estío arrasa con sus modales etílicos las localidades costeras del Mediterráneo. “Lo cual no deja de ser paradójico. Cook, fundamentalista abstemio y viejo predicador baptista, creó su compañía para brindar a sus compatriotas una opción de tiempo libre alternativa a la de la borrachera”, añade el reportero.

La particular revolución de Cook, que fracasó en su empeño de cambiar las costumbres de una nación de bebedores, consistió en ofrecer a cambio de un chelín viajes en tren con comida incluida entre las localidades inglesas de Leicester y Loughborough, visitas a la Exposición Mundial de Londres de 1851 o tempranas incursiones en el continente. Lo explica Paul Smith, guardián desde hace 17 años del archivo histórico de la compañía, custodiado en el cuartel general de la firma en Peterborough.

Con el hito del Rigi, Cook encapsuló en un formato asequible en tiempo y dinero la experiencia del Grand Tour, aquellos viajes iniciáticos en los que desde mediados del siglo XVII unos cuantos elegidos podían demorarse durante meses o años. En otras palabras: hizo posible que los profesionales surgidos con la Revolución Industrial fueran, vieran y regresaran a casa antes del final de las vacaciones laborales.

La ecuación (clases medias con tiempo limitado y sed de aventuras) se ha mantenido invariable desde entonces. Al menos, en lo fundamental. Establecida su definición en los años 20 por la Sociedad de Naciones (Turista es quien viaja al extranjero por más de 24 horas) y matizada por la ONU en 1945 (siempre que la estancia no supere los seis meses), llegaron los adjetivos. Y así, a medida que el siglo XX se aproximaba a su fin, el turismo pudo ser de masas o sostenible. Médico, ecológico, sexual y hasta creativo.

Olvidadas las glorias del pasado que dan sentido a la labor del archivero Smith, Thomas Cook se enfrenta hoy al mismo entorno cambiante que el resto de la industria tradicional: la posibilidad de que cualquiera con una conexión a internet sea su propio agente de viajes, el descarnado escrutinio de las opiniones vertidas en portales como Trip Advisor o la pujanza de servicios de hostelería de último cuño como esos que ponen en contacto a aventureros de presupuesto limitado con propietarios deseosos de sacar partido a aquella habitación de la casa que languidecía en desuso.

Tampoco la Suiza de entonces se parecía a la de ahora. Cuando la señorita Morrell y los suyos la escogieron como destino, la Confederación Helvética era un país pobre, eminentemente campesino, donde los extranjeros padecían el asedio de la limosna. Resultaba, eso también, el colmo del exotismo.

Un poderoso imán para pintores y escritores románticos como Mary Shelley, que empezó a escribir Frankenstein en 1817 en casa de Lord Byron a orillas del lago Leman, en la suiza francesa. Pero ni los trenes funcionaban aún con milimétrica precisión, ni existía la poderosa industria de relojes, ni mucho menos la evasión fiscal. “La generalización del turismo ayudó a forjar la moderna Suiza”, sentencia el periodista Bewes.

En datos de 2011, la turística es la cuarta industria del país, por detrás de la farmacéutica, la pesada y la manufactura de relojes, aunque la fortaleza de su divisa y la debilidad macroeconómica generalizada no ayuden mucho a su progreso últimamente.

No hay demasiado de lo que preocuparse: la dependencia de las cuentas suizas de las decisiones vacacionales ajenas es menor que la de España, por ejemplo, donde los datos sobre llegadas de extranjeros en julio han supuesto el verano de 2013 lo más parecido a una buena noticia económica, sobre todo en las comunidades costeras, que han experimentado incrementos de visitantes de hasta el 8,5% con respecto al mismo período de 2012.

La España que se equivocó al apostar todo a las falsas promesas del ladrillo es aún la cuarta potencia mundial en recepción de viajeros, por detrás de Francia, Estados Unidos y China.

Suiza, pese a que sigue siendo el único país cuyo souvenir estrella es una navaja multiuso capaz de sacarte de un apuro, ocupa el puesto 19, según la Organización Mundial de Turismo. Su presidente, Taleb Rifai, ha declarado que 2013, tan convulso para destinos rivales como Egipto y Turquía, podría ser el año en que España recobre el tercer puesto de la lista, que el gigante asiático le arrebató en 2010. El organismo que dirige ha vaticinado también que en 2030 habrá 1.800 millones de turistas corriendo por el mundo.

Ajeno a las tendencias y la contabilidad, se erige en lo alto de la montaña Rigi el hotel del mismo nombre como otra prueba de cuánto han cambiado las costumbres viajeras en estos 150 años. Hubo un tiempo en que el negocio de los peregrinos a este paraíso de quietud daba para mantener tres establecimientos, que sumaban casi un millar de camas. Christina Käppeli, hija y nieta de hoteleros en la cumbre, propietaria del único alojamiento que superó el examen del progreso, explica que la plena ocupación de sus treinta y tantas habitaciones solo se roza en temporada alta.

Lejos quedan, pues, los tiempos en los que este lugar era tan célebre como para que Julio Camba (1882-1962), escéptico maestro de periodistas, de Pontevedra, Galicia, en su libro Playas, ciudades y montañas (1916) escribiera que “en los hoteles suizos casi no le roban a uno, y si por casualidad le roban, no le roban más que lo justo. Así, por ejemplo, en el del Rigi Kulm le ponen a uno en cuenta el crepúsculo matutino, que, según parece, es allí muy hermoso”.

Como es imposible saber qué tendría que decir Camba de esta época vertiginosa en la que un clic es la medida de todas las cosas viajeras, formularemos una pregunta a modo de conclusión: ¿cuántos de los que hoy encontrarían sentido a emplear una mañana entera en tomar un barco desde la cercana Lucerna y luego un tren de vértigo para llegar aquí consideraría pasar la noche esperando al amanecer algo más que una obscena pérdida de tiempo?

Iker Seisdedos
El País, 31 de agosto de 2013.

lunes, 28 de octubre de 2013

La Maricutana


Onorio Montás, quien creció en el barrio de San Juan Bosco junto a su madre y hermanos, recuerda perfectamente a Radhamés Reyes Alfau en los años 50, cuando el saxofonista, director y arreglista de La Voz Dominicana residía en la Avenida Francia esquina Rosa Duarte.

En un edificio de cuatro apartamentos, Reyes Alfau vivía en la segunda planta. Allí, en el silencio de la noche de una ciudad que cenaba a las siete, este músico de oficio se recogía a las diez para arrancar a las siete del día siguiente. Debajo, en la primera planta, ocupaba un apartamento la familia de Fantina Sosa, entonces estudiante del Colegio María Auxiliadora quien por las tardes practicaba el piano con la madre de Tania Báez. Un músico de la Orquesta San José rentaba otro de los apartamentos.

En el vecindario, el buen amigo Manolín Peña, los Dipp, Pappaterra, Perallón, Plinio Pina Peña, los Muñoz, las Perrota, los Catrain Bonilla, Monina Solá, los Aybar Castellanos, Luis Chanlatte Baik, los Caro, Bonetti, Mario Medina, los Schotborgh, Vilalta, Mejía, D'Alessandro, Cordero, Gazón, los de la Casa Vapor. y Johnny Morales, mi compañero de escuela. También se localizaba el Hospital Internacional, la Cruz Roja y los colegios Don Bosco y María Auxiliadora.

A Onorio, Reyes Alfau le parecía un banilejo (tacaño) blanco, con su pelo negro brilloso y sus bigoticos bien arreglados. Caminaba por las calles del barrio rumbo a su centro de trabajo, llevando debajo su portafolio con arreglos musicales. La casa de Víctor Ruiz, saxofonista de la San José residente en la calle San Juan Bosco, era punto de encuentro de Reyes Alfau, Papa Molina y el trompetista Manolo Pacheco.

Radhamés Reyes Alfau, el autor de La Maricutana, nació en 1923 en Mao (así le llaman a Santa Cruz de Mao, municipio cabecera de Valverde, provincia situada al noroeste de República Dominicana; la palabra mao es de origen taíno y significa 'tierra entre ríos'). Recibió formación académica con los maestros Emilio Arté y Gabriel del Orbe. En la versión de la rumbosa orquesta de Napoleón Zayas, resuena esa Maricutana de mi niñez lejana. "No vuelvo a pescar/ una noche clara/ Se me fue la liza/ después de agarrarla/¡Ay Tana!, la Maricutana/ ¡Ay Tana!, la Maricutana/ Me picó una avispa/ me picó una araña/ A que no me pica/ la Maricutana".

Y yo veo a Fefita, mi madre, bailándola, cantándola, dando palmadas alegres, regocijándose con Tana, la Maricutana. Actuaba para su pequeño, que era yo. Todo el mundo la interpretaba: Damirón y Chapuseaux, Billo Frómeta, Alberti, Morel, Solano, Toño Rosario, Toros Band, Juan Colón & Manuel Tejada, Alberto Beltrán, Joseito Mateo, Francis Santana y hasta el cubano Benny Moré.

Reyes Alfau, reclutado por La Voz Dominicana, fue saxofonista de la Orquesta Melódica y creó la Orquesta de Saxofones, por él dirigida. Como a Bienvenido Bustamante y a Papa Molina, su talento lo llevó a formar parte del exclusivo elenco de arreglistas de la otrora emisora oficial de radio.

"Su virtuosismo era tan grande que tenía la osadía de poder orquestar de un día para otro un repertorio. Esta hazaña la hizo cuando arregló ocho canciones. En eso, indudablemente, era un genio", nos refiere Rafael Solano, quien compartió con Reyes Alfau la producción del LP conmemorativo del 75 aniversario del grupo empresarial E. León Jimenes S.A., y en la que participó también como orquestador el trompetista Héctor de León (Cabeza).

En La Voz Dominicana, señala Fabio Herrera Roa, Reyes Alfau armó una producción especial de merengues con la participación de Isidoro Flores, las Hermanas Cruz y Tavito Peguero, en la que destacan los audaces acoplamientos de los metales, particularmente los trombones.

Un hito inicial en su carrera internacional fue el exitoso portafolio de arreglos que se llevó Alberto Beltrán a La Habana en 1954. Todas las composiciones que Beltrán grabaría con la Sonora Matancera eran dominicanas: Aunque me cueste la vida, de Kalaff; El negrito del batey, de Díaz y Guzmán; Todo me gusta de ti, de Estévez; Ignoro tu existencia, de la Mota; Te miro a ti, de Bodden y Enamorado, de Balcácer, entre otros.

Con los conjuntos de Fellito Parra y Casino, Beltrán llevaría al acetato los boleros Nuevas ansias y Te doy mi amor, así como el merengue La amanezca. Con una orquesta dirigida por Billo Frómeta ensamblada por Bebo Valdés en La Habana, en 1958 Beltrán grabó Fiesta Cibaeña y A tu lado, temas de Reyes Alfau.

Anunciado por los metales vibrantes de la Sonora Matancera y acompasado por el piano rítmico del cubano Lino Frías, con su voz de pregón dulcero, Alberto Beltrán disparaba El 19 de Reyes Alfau: Oye/ lo que quiero decirte/ fechas hay en la vida/ que nunca podemos/ jamás olvidar/ Esa/ lo sabes alma mía/ la llevaré prendida/ en mi ser como ayer/ Aquel 19 será/ el recuerdo que en mí vivirá/ Ese día/ qué feliz, tan feliz/ Esa/ lo sabes alma mía/ la llevaré prendida/ en mi ser como ayer. En 1959, el estelar Vicentico Valdés consagra el bolero Te diré muchas cosas, de Reyes Alfau.

Con el advenimiento de los días convulsos de la transición después de Trujillo, en 1962 Reyes Alfau decidió probar suerte en la vecina isla de Puerto Rico, donde se radicaría por 25 años. Allí impondría su sello de calidad. Se convertiría en el zar del jingle empleado en la publicidad comercial, cotizándose como el mejor. Sería muy demandado por artistas para producir sus discos y por agrupaciones musicales para sus orquestaciones.

El 21 de noviembre de 1965, el Banco Popular produjo el homenaje a la música de Rafael Hernández, mientras el autor de Campanitas de cristal convalecía en el Hospital de Veteranos. Fue transmitido por cadena de radio y televisión. El programa estuvo a cargo de una orquesta de 28 músicos dirigidos por Reyes Alfau. Entre otros, participaron Bobby Capó, Myrta Silva, Gilberto Monroig, Ruth Fernández, Carmen Delia Dipiní, Chucho Avellanet, Tito Puente, Raúl Dávila, Los Hispanos y el Coro de la Universidad.

En 1966, la orquesta de Tito Puente, con arreglos de Reyes Alfau y la voz de Gilberto Monroig, se reúnen en el disco de larga duración La combinación perfecta, que registra dos piezas de su autoría: Es mentira y No lo niego. Con Nydia Caro en 1967 grabó Dímelo tú, primer álbum de la artista 'newyorkrican'. Ese año, salió otro disco de Gilberto Monroig, Concierto de amor, con arreglos y acompañamiento de la orquesta de Reyes Alfau, la misma con la cual produjo el LP La Música de Sylvia Rexach, interpretada por Tato Díaz y Carmen Delia Dipiní.

Fue responsable musical del LP Tú y mi canción, de la cantautora boricua Puchi Balseiro, con la Orquesta San José dirigida por Papa Molina. Con su propia orquesta, realizó el álbum New Feeling, en el cual la Balseiro interpreta su bolero No lo niego. Otros discos: Pepe Lara sings with la Orquesta de Radhames Reyes Alfau, con el vocalista de los Chavales de España. El LP Myrta Silva le canta al corazón, con arreglos suyos y de Bustamante. En 1968, Billo montó su merengue instrumental Mi casita, que figura en el álbum Carnaval con Billo.

En pleno apogeo de su carrera, Reyes Alfau soñaba con regresar a su país, me cuenta Francisco Catrain, quien en los 70 residió en San Juan en la pensión de Hazim, al lado del maestro dominicano. Anhelaba el reconocimiento de los suyos. Onorio Montás lo reencontró en Río Piedras en casa de la bailarina Ruth Garrido y su esposo Antón Cruz, donde se reunía con Guillo Carías y Cecilia García.

Papito Moreta, quien fuera cónsul de República Dominicana en Puerto Rico, recuerda el sentido del humor de Reyes Alfau. Antes, siendo un muchacho, la familia Rivera Damirón compartió una gran casa en la esquina de las calles Cervantes con Bolívar, con las familias de Guarionex Aquino y Reyes Alfau, los dos oriundos de Mao. La casa era frecuentada por Moisés Zouain, padrino de Checheo Rivera, un consagrado publicista con el cual Reyes Alfau anduvo de la mano cuando finalmente decidió retornar a su tierra, antes de radicarse en Miami, su última morada.

En mayo de 2006 se cerró el ciclo vital de Radhamés Reyes Alfau. Tenía 82 años y había sembrado ángeles musicales en las Antillas hermanas, que aún perviven. Sus magníficos arreglos de merengues instrumentales para big bands reforzadas con violines, pueblan mi memoria agradecida.

Una verdadera sinfonía vernácula. Un sonido limpio, profesional. Nada que envidiar a lo más sofisticado del mercado musical internacional. Hay que relanzar la obra de este maestro, para goce de nuevas generaciones y gloria de la República Dominicana.

José del Castillo
Diario Libre, 17 de noviembre de 2012.
Leer también: Marc Anthony regresa a la música afrocubana. Entre las canciones más conocidas de ese disco se encuentra Hipocresía, interpretada por Anthony a ritmo salsa. Compuesta por Giordano, Alfieri y Correa, fue la canción que en 1976, en versión balada, le daría fama mundial al grupo peruano Los Pasteles Verdes. Como merengue fue popularizada por el dominicano Rubby Pérez. Rubén Blades tiene un número con el mismo título, pero su letra es de contenido social.

viernes, 25 de octubre de 2013

Govantes y Cabarrocas (III y final)



Con el nacimiento en 1902 de la República de Cuba, surgió en la isla un nuevo tipo de coleccionista que privilegiaba el arte internacional como expresión de prestigio social. Para adquirir este arte creado fuera de nuestras fronteras se necesitaba, sin dudas, una riqueza económica notoria.

Pero frente a estas grandes colecciones como la de la Condesa de Revilla Camargo o la de Julio Lobo Olavarría, surgió un coleccionismo de arte cubano protagonizado por profesionales. Ejercían diversas ocupaciones (abogados, arquitectos, médicos) y poseían menor solvencia financiera. Pero en ejercicio de un gusto nacionalista, se convirtieron en los mejores mecenas de las artes visuales cubanas.

Entre las figuras que adquirieron arte cubano resulta imprescindible el nombre de Evelio Govantes Fuertes (La Habana 1886–Florida 1981). Probablemente el coleccionista más importante del arte colonial en Cuba, Govantes fue una de las figuras claves para el desarrollo de la arquitectura durante el período 1902-1933. Graduado en la Universidad de la Habana de Ingeniería Civil y Arquitectura (1907), por su participación en importantes proyectos fue designado Director de Obras Públicas Municipales (1913-1925) y con posterioridad fue nombrado Jefe de Fomento Municipal en la capital.

Frente a la dirección de Fomento, diseñó un plan de obras públicas de gran impacto que incluyó por vez primera la restauración de edificios públicos erigidos durante la dominación española, como el Templete, el Palacio del Segundo Cabo y el Palacio de los Capitanes Generales, obras que realiza junto a Félix Cabarrocas. Dichas restauraciones le dieron su aspecto actual a estas edificaciones, fue retirado el repello de los exteriores y quedaron expuestos la roca conchífera y el trabajo de sillería de la arquitectura colonial.

También por iniciativa de Govantes, la Plaza de Armas y la Catedral de La Habana fueron declaradas Monumento Nacional; se eliminó el tendido eléctrico aéreo en la zona histórica para ser sustituido por el cableado soterrado, y se promovió la idea de devolver a las calles de La Habana los nombres coloniales que pervivían en la memoria y uso de los habaneros. En 1929, el Pabellón de Cuba en la Exposición de Sevilla, diseñado por Govantes y Cabarrocas, fue galardonado con el Gran Premio.

Pero el Govantes coleccionista es un aspecto desconocido en la historia del arte cubano. Es difícil precisar el nacimiento de esta afición, pero ya en 1922 estaba totalmente enfocado en el arte colonial. Así lo atestigua su texto 'Vicente Escobar, uno de los precursores de la pintura en Cuba', fechado en ese año. El estudio sobre el pintor fue de importancia capital para la historia del arte en Cuba. Colocó en un contexto histórico el nacimiento de las artes en la Isla, los primeros grabadores, las pinturas murales y decoraciones que embellecieron viviendas y edificios públicos coloniales.

El respaldo documental que sustenta el estudio asombra aún por su alcance, por la cita archivística y el ejercicio de entrelazamiento de saberes. Govantes además, fue invitado a dictar una conferencia sobre Escobar en 1936, durante la celebración en el Palacio Municipal de un ciclo de Historia Habanera y Habaneros Ilustres. Su investigación fue exhaustiva: del retratista de la aristocracia criolla no se sabe mucho más que no estuviera contenido en la investigación mencionada. El texto sirvió de base esencial para los estudios posteriores de Guy Pérez Cisneros y Jorge Rigol sobre los orígenes del arte en Cuba.

Hacia los años finales de la década de 1930, ya la colección Govantes debía tener numerosos exponentes. Son momentos de bonanza económica para el arquitecto, que bajo la firma Govantes y Cabarrocas construirá entre otros inmuebles el Capitolio Nacional. Cada individuo imprime a su colección una singularidad, relacionada con la personalidad y entendimiento propios. Y en esta línea, la colección que reúne Evelio Govantes tiene un sentido de vestigio del pasado, de documento histórico, de incontrovertible testimonio de un tiempo que fue.

La colección Govantes vio la luz pública en 1933. Por iniciativa personal, organiza en el Lyceum de La Habana la muestra Exposiciones de Arte Cubano Retrospectivo. La primera exposición estuvo dedicada a Guillermo Collazo, pintor y escultor. El Diario de la Marina se hizo eco de los elogios de Luis de Soto, cuando afirma: “nuestro coleccionista demostró una vez más su acendrada devoción al arte patrio y su tenaz y fecunda labor por exaltar los valores genuinos del mismo”. La exposición Collazo rescataba una figura de la plástica colonial que entonces estaba casi olvidada. Con piezas de su propiedad y préstamos de diversas familias cubanas, Govantes organizaba una muestra que acompañó con la más acabada investigación realizada sobre Collazo.

La muestra inédita de Collazo respondía a la intención manifiesta del coleccionista de organizar otras exposiciones similares en el Lyceum. Pocas se realizaron, mas la nómina de autores en el proyecto permite aquilatar los intereses del arquitecto: Metcalf, Chartrand, Porro, Peñuela, Arias, José Arburu, Colson, Peoli, Cleenewerck, Landaluze, Alejandro Odero, Valentín Sanz Carta.

Mucho de lo que hoy se considera cubano en pintura, tiene su origen en esta mirada al arte de la colonia. Más allá del lugar de nacimiento del artista, o la academia donde se hubiera formado, la conciencia de lo nacional se identifica con el paisaje de los campos insulares; con el retrato de las figuras que pensaron la nación o impulsaron el bienestar público, o con la influencia, ejercida en la formación de artistas propios a través de la dirección de la Academia de Pintura.

De la artista Matilde Rita de la Peñuela, Govantes poseyó una sola obra. La pieza Gatos o Un gato y dos gatitos juegan en un cojín, procedía de la Galería Ximeno, formada en Matanzas en el siglo XIX y que se dispersara, por reveses de la fortuna, en ese propio siglo. El hecho de que varias obras de esa colección pasaran a la colección Govantes, se inserta en una tendencia que se registra hacia el segundo cuarto del siglo XX, que valora las obras adquiridas tanto por su colección de procedencia como por su antigüedad demostrada.

Las colecciones coloniales, que habían escapado de Cuba por el escaso valor que recibían las obras en subastas y remates, encuentran en estos años un mercado nacional que rescata no pocas piezas de ese destino. La artista es además la única artista mujer coleccionada. Ximeno había hecho traer de París sus obras -por una razón de género- al considerársela entonces la primera pintora nacida en Cuba de la que se tenía noticia.

La colección Govantes no parece haber crecido más allá de la ambientación y las proporciones de su vivienda, pero prestaba sus piezas para proyectos expositivos ajenos. En la exposición 300 años de Arte en Cuba (Universidad de la Habana, 1940), organizada por iniciativa del Instituto Nacional de Artes Plásticas y la Corporación Nacional de Turismo, como préstamo de Govantes figuran dieciséis de las trescientas veintidós obras totales, entre ellas cinco acuarelas del pintor y caricaturista vasco Víctor Patricio Landaluze (http://www.encaribe.org/Article/victor-patricio-landaluze).

Los tipos y costumbres coloniales registrados en la obra de este bilbaíno será una de las líneas más ricas dentro de la colección Govantes. En mayo de 1941, junto a Narciso Maciá, Govantes organiza la Segunda Exposición de Arte Cubano Retrospectivo. Landaluze, también en el Lyceum, con medio centenar de obras del artista. De Landaluze, la colección Govantes poseía las acuarelas: Iglesia del Cristo, El místico del Ángel, Plaza de la Catedral en Día de Reyes, Parque Central de La Habana, La mulata adelantada, Jugando al siló, El saludo, Teatro Tacón, La visita de la nieta, Calesero, La mulata, Escena habanera, El chéver cantuá, El figurín y Un caballo.

La firma de Govantes y Cabarrocas tuvo gabinete de trabajo en varias locaciones. De la calle Colón entre Prado y Morro, se trasladaron al Vedado, primero en la Calle A Nº 505, y después en la Calle 11 Nº 451 esquina a F. Las edificaciones que proyectaron devinieron hitos del movimiento arquitectónico moderno en Cuba.

Sin embargo, la línea aplicada en las viviendas privadas parece avenirse a concepciones más tradicionales e historicistas, dentro del estilo ecléctico. Baste mencionar la residencia Baró-Lasa, la Dolce Dimora de Orestes Ferrara (Museo Napoléonico desde 1962) o la casa Xanadú, del millonario Ireneé Dupont en Varadero. E incluso el ambiente y decoración de la propia residencia de Govantes.

Durante los años en que ya la colección está formada, Govantes tiene su residencia en la barriada de Miramar, en 7ma y 34. Paradójicamente, habita un inmueble que no ha proyectado. Sus estancias son adornadas por muebles coloniales: juego de sala de medallón y rejilla del estilo Luis XV colonial; cómodas de sacristía de estilo barroco con tiradores y bocallaves de plata; juguetero; espejos con marco tallado que proceden unos de una antigua mansión señorial de Guanabacoa y otros, de la colección de los condes de Fernandina. Sobre estos muebles, que reviven el esplendor de los salones del siglo XIX, se exponen diversas piezas de artes decorativas que complementan el arreglo.

Las paredes fueron decoradas con la colección de pinturas coloniales. Sobre las cómodas las acuarelas de Landaluze; en una esquina -coronando la comadrita o la butaca que darán placer a la lectura o al descanso- un paisaje de Chartrand o de Sanz Carta donde casi es posible, escuchar el correr del agua y el chirriar de la carreta. El ambiente, más romántico por la huida en el tiempo que transmite que por el estilo de sus contenidos mismos, nos habla de un regusto del pasado, de lo ido que se evoca por intervención de cada pieza antigua colectada.

Este mismo espíritu impulsaba a Govantes a admirar la obra de Guillermo Collazo, más allá de sus valores pictóricos, por la evocación del siglo XVIII en el ambiente y el vestuario de los personajes. El núcleo de obras de Collazo es casi tan extenso como el de Landaluze, nutrido de una plumilla con un Retrato de Betances, una acuarela Villa en la costa, y varios lienzos: A orillas del lago, En la terraza, El violoncelista, Cabeza de mujer, La visita, En la taberna, Soldado ebrio, Mosquetero, Regalo de bodas y Horas felices.

Una representativa lista de artistas completaban la colección Govantes. De Esteban Chartrand tres paisajes; dos de Valentín Sanz Carta y un paisaje urbano de Cleenewerck. Tres de los alumnos más sobresalientes de la Academia de San Alejandro a finales del siglo XIX están representados en el conjunto: un Autorretrato de Miguel Ángel Melero que muestra al joven artista en su estudio; de Emilio Reinoso un Paisaje de Puentes Grandes; mientras de Arburu Morell posee cuatro piezas de gran valor: Dolorosa, una Cabeza de estudio, los Mendigos romanos y una Academia con desnudo femenino. Esta última pieza fue donada por el coleccionista al Museo Nacional, siendo ya muy anciano.

Como excepción dentro de la colección, están La Cabaña de Federico Edelman y una Cabeza de viejo del maestro Romañach que vienen a confirmar la importancia que dentro de las colecciones de arte cubano se confiere a la sapiencia de los artistas dedicados a la docencia.

Delia María López Campistrous*
Publicado el 11 de octubre de 2011 en Cuban Art News con el título Un coleccionista cubano de arte colonial.
* Santiago de Cuba, 1964. Graduada en la Universidad de la Habana, Máster en Historia del Arte. Curadora del Museo Nacional de Bellas Artes. Profesora adjunta de la Facultad de Artes y Letras y del Instituto Superior de Arte, investiga sobre el coleccionismo privado e institucional en Cuba.
Foto: La Dolce Dimora, fue el nombre que Orestes Ferrara dio a su residencia. Diseñada en 1928 por Govantes y Cabarroca, hoy es sede del Museo Napoleónico, en la intersección de las calles San Miguel y Carlos Aguirre, muy cerca de la Universidad de La Habana. Tomada del blog Cuba Española.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Govantes y Cabarrocas (II)


Félix Cabarrocas Ayala nació en 1887 en Santa Clara y falleció en 1961, no encontré dónde, pero creo que fue en La Habana. Arquitecto, escultor y dibujante. Desde 1947, miembro de Mérito de Escultura de la Academia Nacional de Artes y Letras.

Estudió Arquitectura en la Universidad de La Habana, donde se graduó en 1910. Conjuntamente con el arquitecto Evelio Govantes Fuentes, constituyó la firma Govantes y Cabarrocas (más información en el post anterior).

En 1917 Cabarrocas reinició el proyecto del Capitolio Nacional, en el corazón de La Habana. El primer diseño para esa obra -realizado en 1910 por los arquitectos Rayneri (padre e hijo), en su nueva versión sufrió cambios sustanciales, como la escalera y el pórtico, monumentales ambos y terminados en cúpula, que Cabarrocas concibió. El estilo del edificio fue el del clasicismo ortodoxo.

En 1921 se detuvieron los trabajos, que se retomaron en 1925 por la firma Govantes y Cabarrocas, acentuando la importancia de la escalera monumental, adosando grandes pilastras a los pórticos laterales y adicionando a la cúpula más elementos clásicos.

Posteriormente en el proyecto trabajaron otros arquitectos como Bens Arrarte y Pedro Martínez Inclán, quienes le incorporaron innumerables modificaciones, hasta que finalmente los contratistas norteamericanos Purdy and Henderson se hicieron cargo de su ejecución.

Entre las obras más conocidas, diseñadas por la firma Govantes y Cabarrocas se encuentra el diseño de la mansión Xanadu, en la playa de Varadero. Mandada a construir por el millonario franco-estadounidense Irenée Dupont, la residencia fue inaugurada el 30 de diciembre de 1930. Tras la llegada al poder de los barbudos fue expropiada. En 1963, abría sus puertas como restaurante Las Américas, con una invitada especial la cosmonauta soviética Valentina Tereshkova. En 1997, Xanadu volvió a ser transformada, ahora para convertirla en Club de Golf de Varadero. El pasado mes de mayo la declararon Monumento Nacional.

Otra famosa obra realizada por esta firma de arquitectos fue el Pabellón de Cuba en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, inaugurada en 1929. Actualmente es la sede de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla, como en estas fotos se puede ver.

También data de 1929 el proyecto de construcción del barrio obrero de Lutgardita, en las afueras de La Habana. Realizado por Govantes y Cabarrocas, contó también con la participación de Luis Echevarría, Federico de la Vega y Luis A. Pizardo, entre otros arquitectos de renombre. Según Roberto Segre, "es una muestra de lo que debería ser el ámbito de vida de los trabajadores". En un texto sobre el cine-teatro Lutgardita, de Carlos Guerra Astorga, del Departamento de Diseño de la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico José A. Echevarría, encontré interesantes informaciones.

El Reparto Lutgardita, como quedó conocido, fue inaugurado el 6 de enero de 1929. Se construyó en los terrenos de las fincas Doña Juana y Santa Rita, en Rancho Boyeros, en honor a Lutgarda Morales, madre del presidente Gerardo Machado. Estaba destinado a los trabajadores de las industrias existentes en la zona. Además de un centenar de viviendas que formaban el sector residencial, el reparto contaba con una iglesia, un kindergarten, una escuela primaria, una escuela técnico-industrial para varones y otra para hembras, una oficina de correos, una terminal de trenes, una casa-club, dos parques, espacios públicos y áreas deportivas. Por todos estos servicios y por su proximidad al Parque Nacional de Exposiciones (hoy Feria Internacional Agropecuaria) y al Aeropuerto Internacional, inaugurados en febrero de 1930 a Lutgardita se le otorgó la categoría de Ciudad.

En 1932 se construyó el cine-teatro Lutgardita, actual Sierra Maestra. Con mil lunetas, se trató de hacer confortable y elegante, con asientos cómodos, sin colores estridentes ni cursis. De estilo Art Decó, escribe Guerra, rompió con la arbitraria moda de la época impuesta por los arquitectos norteamericanos con el falso neo-colonialismo de imitar viejas plazas y típicos rincones de pueblos españoles.

Por otro lado, como parte de la búsqueda de una identidad neo-prehispánica y de una manifestación de los conceptos arquitectónicos latinoamericanos mostrados en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, Govantes y Cabarrocas a su regreso a Cuba utilizaron el estilo "maya" para la construcción y decoración del cine-teatro Lutgardita. Según los autores, "pretendíamos hacer algo americano y recurrimos a un estilo que tantas maravillas dejó en México y Centro América".

Guerra describe: "Las columnas laterales reproducen en gran escala las estelas de Quiriguá (Guatemala). Estos motivos continúan con los dos templos laterales, el de la derecha, inspirado en el Palacio del Gobernador de Uxmal, y otro en el templo de los Guerreros o Templo del Tigre del Juego de pelota de Chichén Itzá, sobresaliendo las serpientes.

"Todas las reproducciones se procuraron ajustarlas a los modelos más completos que se habían encontrado en esa fecha y fueron modelados personalmente por Cabarrocas auxiliado por Rolando Motroni, un modesto y laborioso escultor cubano que trabajaba en su estudio. Matroni también ejecutó los modelos en yeso y los moldes que se mandaron a la fundición, moldes que se destruyeron después para evitar que se reprodujeran. Toda la obra fue ejecutada en Cuba con materiales cubanos. Las balaustradas del balcony y orquesta son de caoba, así como las butacas. Las lámparas y cabeceras de las lunetas están fundidas en aluminio y todas guardan el estilo del teatro".

En solitario, Cabarrocas proyectó la sede de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y el Hospital Infantil Pedro Borrás.

También realizó obras escultóricas, entre las cuales se encuentran el Monumento a las Víctimas del Maine (con Moisés de Huerta, escultor español), frente al Malecón, en la capital cubana. Los panteones de Horacio Ferrer en bronce, del coronel José Álvarez y el Mausoleo de las Fuerzas Armadas, en el Cementerio de Colón de La Habana. Y en Santiago de Cuba, en la Loma de San Juan, el Monumento al Soldado Español, relieve en bronce y mármol.

En 1916-1917 Cabarrocas participó en exposiciones colectivas, entre ellas, el Salón de Bellas Artes, en la Academia de Ciencias; Exposición Nacional de Pintura y Escultura; Salón de Otoño, Círculo de Bellas Artes; XIX Salón de Bellas Artes; Latin American Exhibition of Fine Arts and Applied Art, Riverside Museum, Nueva York; Exposición de arte moderno y clásico, Ayuntamiento de La Habana y Sala Permanente de Artes Plásticas de Cuba, en el Palacio de Bellas Artes.

Su obra escultórica recibió varios galardones. En 1915, el Premio del Concurso Internacional para el Monumento a las Víctimas del Maine; en 1919, el Segundo premio del Concurso Monumento a Máximo Gómez (de nuevo con Moisés de Huerta) y en 1935, el Premio de la Exposición de Pintura y Escultura de La Habana.

Tania Quintero, con informaciones de En Caribe y otros sitios de internet.
Foto: Construcción del Capitolio, tomada del blog de Mangocho.

lunes, 21 de octubre de 2013

Govantes y Cabarrocas (I)


No puedo decir con exactitud si la primera vez que escuché los apellidos Govantes y Cabarrocas fue cuando en los años 50 visité con mi escuela el Palacio de Bellas Artes, hoy Museo Nacional, o cuando en cuarto grado nos mandaron a hacer una composición sobre el Capitolio Nacional. Desde que hace seis años trato de hacer un blog que sea ameno e informativo, los apellidos de estos arquitectos cubanos de una u otra manera han estado presentes en el proceso de selección y preparación de los materiales. Cuba tiene una deuda con ellos, yo con estos tres posts ya no la tengo. O la tengo menos.

Evelio Govantes Fuertes nació en La Habana en 1886 y falleció en la Florida en 1981. Cursó estudios de Arquitectura en la Universidad de La Habana, graduándose en 1907. Junto con el arquitecto Félix Cabarrocas Ayala creó la firma Govantes y Cabarrocas, dedicada a la proyección y construcción de obras que constituyeron hitos urbanísticos de la ciudad de La Habana y que han sido internacionalmente reconocidas.

En 1916, Govantes y Cabarrocas proyectaron el Hospital General Freyre de Andrade, popularmente conocido por Hospital de Emergencias, en Carlos III, la céntrica avenida habanera. Fue edificado por el arquitecto Rodolfo Moruri, dentro de los cánones del clasicismo.

En 1924 terminaron la construcción del Palacio de las Cariátides, sede del exclusivo Unión Club, al cual solo asistían hombres de la alta sociedad. De 1997 a 2003 el Palacio alojó el Centro Cultural de España en Cuba, pero luego de una de las perretas políticas de Fidel Castro, se lo quitaron a la Embajada de España. En mayo de 2004 reabrió sus puertas como Centro Hispano-Americano de Cultura.

A partir de 1925, Govantes y Cabarrocas retoman el proyecto, iniciado en 1917, para la construcción del Capitolio Nacional. Modifican el diseño inicial, para otorgarle mayor relieve y monumentalidad a componentes como la escalera y la cúpula, e introdujeron nuevos elementos (las grandes pilastras de los pórticos laterales). El edificio, cuyo costo alcanzó 17 millones de pesos, se inauguró el 20 mayo de 1929, durante el gobierno de Gerardo Machado.

En 1928, la prestigiosa firma acomete una nueva obra: la residencia del doctor Juan Pedro Baró y su esposa Catalina Lasa, cuya historia de amor traspasó las fronteras. Situada en Paseo 406 entre 17 y 19 Vedado, después de 1959, la mansión fue convertida en Casa de la Amistad Cubano-Soviética, hoy Casa de la Amistad a secas, volcada hacia el turismo y administrada por el Ministerio de Cultura. Los dos arquitectos diseñaron el exterior, estilo renacimiento italiano. La decoración art decó del interior corrió a cargo del francés René Lalique.

En 1929 realizaron el proyecto para la construcción del barrio obrero Lutgardita, en el área industrial de Rancho Boyeros, en la periferia de La Habana. Primero de su tipo en Latinoamérica, el proyecto constaba de 100 viviendas con servicios de guardería infantil, colegio, hospital y teatro, entre otras instalaciones. Ver fotos del actual Reparto Lutgardita.

En 1930, la firma ejecuta la remodelación del Palacio de los Capitanes Generales, antigua sede del gobierno colonial español en la Isla. Desde 1920 el edificio albergaba el Ayuntamiento de La Habana, en pésimo estado de conservación debido a las numerosas oficinas y dependencias. Con el asesoramiento de José Manuel Ximénez, Govantes y Cabarrocas emprendieron una remodelación capital, que incluyó reparaciones en el interior del palacio (muros, techos, pisos, carpintería, escaleras, instalaciones eléctricas). Se restauró, además, el monumento dedicado a Cristóbal Colón, levantado en el centro del patio en 1862.

Por esa misma época, el equipo Govantes-Cabarrocas diseñó y construyó, con notable influencia del estilo art decó, el Hospital de Maternidad América Arias, en el Vedado. Entre 1944 y 1948 proyectaron el Museo Nacional de Bellas Artes, conformado por volúmenes de hormigón armado, con ventanas horizontales corridas, cajas de escaleras acentuadas y accesos principales monumentalizados. Para su construcción utilizaron mármoles y piedra calcárea. Entre los elementos a destacar, pequeños voladizos con grupos escultóricos de artistas cubanos, entre los cuales es relevante el grupo escultórico Forma, Espacio, Luz, realizado en mármol blanco de Isla de Pinos por la afamada escultora cubana Rita Longa.

En 1948, para conmemorar el 155 aniversario de la fundación de la Sociedad Económica de Amigos del País, en la Avenida Carlos III, se inauguró el edificio de la Biblioteca. En la obra destacan una torre de almacenamiento, un salón de actos y amplias y ventiladas áreas de lectura.

Entre 1952 y 1958 la firma construyó en la Plaza Cívica -hoy Plaza de la Revolución- el edificio de la Biblioteca Nacional José Martí, en el cual sobresalían volúmenes diseñados con diferentes escalas, y un volumen central señalado por una verticalidad acentuada con hileras de ventanales. El acceso principal al edificio, de caracteres monumentales, se enfatizó con bajorrelieves en honor de célebres figuras de la cultura internacional. En su construcción utilizaron mármoles y piedra calcárea.

En 1960, en la misma plaza, concretaron la futura sede del Palacio Municipal o Ayuntamiento de La Habana. Pero en eso llegó el comandante... y el edificio de estilo post-racionalista, hoy acoge al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Tania Quintero, con informaciones de En Caribe y otros sitios de internet.

Foto: Años 50, construcción de la Biblioteca Nacional José Martí en la antigua Plaza Cívica, hoy Plaza de la Revolución.

viernes, 18 de octubre de 2013

El Vedado y La Habana


La idea inicial era reproducir El Vedado: de la modernidad y la barbarie, de Juan Antonio Madrazo, publicado el 27 de agosto de 2013 en Cubanet. Pero igual que hice con el post dedicado a la vestimenta en Cuba, decidí dedicarle un dossier al Vedado, uno de los barrios más habaneros.

Y, por supuesto, incluir a La Habana, una urbe a la cual, pese a su abandono y acelerado deterioro (y de lo cual son culpables Fidel y Raúl Castro), su diseño y arquitectura siguen aportándole encanto. Pequeño homenaje a la ciudad donde nací y que el próximo 16 de noviembre celebra su 494 cumpleaños.













13) La Habana de mi infancia: 1ra. parte, 2da. parte y 3ra. parte y final.


Tania Quintero

Foto: Espectadores en el balcón, realizada en La Habana de 1933 por el fotógrafo estadounidense Walker Evans (1903-1975). Tomada del blog Art Blart.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El edificio Arcos se cae a pedazos



El edificio Arcos está ubicado en la manzana que conforman las calles F y E, entre19 y 21, Vedado. Este atípico edificio fue construido en la década de 1930 en medio de una de las más profundas furnias de la capital y que los habaneros llaman 'el hueco'.

Tiene 71 apartamentos y su mal estado constructivo, está poniendo en serio peligro a las numerosas familias allí residentes, y a los turistas que lo visitan, com muestra de rara arquitectura.

Uno de los vecinos, que pidió no revelar su nombre, dice que ya han agotado todos los canales oficiales posibles para solicitar la reconstrucción del viejo inmueble. "El Departamento de Edificios Múltiples promete, el gobierno municipal de Plaza promete, el gobierno provincial promete y ninguno cumple.Todos son unos descarados y politiqueros de mierda”.

Los hechos le dan la razón. Hace tiempo que la estructura del inmueble se está resintiendo como consecuencia del paso de los años, la falta de mantenimiento y el abandono de las autoridades.

Las características de este edificio requieren de una reconstrucción especializada. Han ocurrido derrumbes parciales, como el del pasillo que da acceso a los apartamentos por la entrada de la calle 19.

En estos momentos, la escalera que comunica con la mencionada calle está prácticamente colapsada. Esa escalera, y un largo pasillo exterior en forma de balcón, intercomunicaba la calle 21 con calle 19.

La vía permitía a los transeúntes, salvar el obstáculo de la profunda y antigua furnia que corta a la calle F en esa zona. Los propios vecinos decidieron evitar males mayores cerrando el paso y colocando carteles advirtiendo del peligro.

Las cabillas de soporte de la escalera reventaron, debilitando su capacidad de carga. En otro ángulo, llegando desde 19, se ve muy desgastada la columna principal que sostiene a la escalera.

También la base y las columnas de soporte de toda la edificación requieren reparaciones urgentes. En un cartel hecho por los vecinos se lee: Necesitamos ayuda (ya), responsabilidad y que cumplan lo prometido. Esperamos no pasar el disgusto de poner nosotros el muerto.

Texto y foto: Camilo Ernesto Olivera
Cubanet, 27 de agosto de 2013
Nota.- Me ha entristecido ver las condiciones en que se encuentra el edificio Arcos, uno de los más emblemáticos de La Habana y que me recuerda mi infancia y adolescencia: en uno de los apartamentos que daba al interior de la furnia (más o menos donde se ven unas personas en un largo balcón), vivió siempre mi tía Cuca, una de las tres hermanas de mi padre. En 1958 tenía yo 16 años y cursaba el segundo año de la Escuela Profesional de Comercio cuando el movimiento estudiantil decretó una huelga general. Y para que no estuviera todo ese tiempo sin hacer nada, mi padre habló con Cuca y ella aceptó que tres días a la semana asistiera a las clases de corte y costura que ella daba a jóvenes y mujeres residentes en el Vedado. No sé cuánto cobraba, debe haber sido 10 pesos al mes, a mí me enseñó a coser, gratis, por el método de María Teresa Bello. Las clases eran de 2 a 4 de la tarde, lunes, miércoles y viernes, así que buena parte del año 58 me lo pasé aprendiendo a coser y familiarizada con esa imagen única que para un habanero era vivir en una de las furnias más famosas de la capital. Me hubiera gustado haber puesto una foto del edificio Arcos en los años 50, pero no la encontré (Tania Quintero).
Leer también: Edificio Arcos.

lunes, 14 de octubre de 2013

De cierta manera: La Habana



Otra vez he tenido la paciencia de acercarme a De Cierta Manera (1974), el filme de la cineasta cubana y afrofeminista Sara Gómez. Es un filme maldito que desnuda demasiadas cosas a la vez, continúa siendo un espacio de la memoria que constantemente nos recuerda la marginalidad que habita la sociedad cubana y el precio de la desigualdad que aún con la revolución están pagando muchas personas.

Treinta y nueve años han pasado y la cinta nos alerta que todavía los negros y mestizos en su mayoría continuamos con desventaja social, que todavía la herida de la desigualdad es un tatuaje que nos marca y la humedad del látigo no ha dejado de filtrarnos los huesos.

La Habana no ha dejado de ser la gran incubadora de la marginalidad y lo primero que violenta, al ver el filme, es un cartel que reza: “La Revolución ha terminado con la marginalidad”.

Hoy la Habana suele ser más insegura que cuando se exhibió esta joya de la antropología audiovisual. Ni la marginalidad ni las ciudadelas o barrios insalubres, como Las Yaguas, desaparecieron. Las Yaguas es hoy una gran maqueta que se reproduce en los más íntimos escenarios de esta ciudad.

Mientras el Plan Maestro, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que dirige Eusebio Leal Spengler, está empeñado en la restauración de la Habana Borbónica e impone su franja de acción económica mediante boutiques con precios del primer mundo, las ciudadelas y las cuarterías crecen hacia adentro, siempre distantes de la geografía donde están las oportunidades.

La Oficina Nacional de Estadísticas solo reconoce la existencia de 60 barrios marginales y 114 focos insalubres, pero son cifras que no responden a la realidad. Desde hace mucho tiempo, La Habana está sintiendo que sus músculos están fatigados. La Habana no aguanta más y los asentamientos son juegos de cinturas que flotan sobre sus ruinas.

En esta ciudad, solo basta asomarse a lugares como La Isla del Polvo, Alturas del Diezmero, El Tropical, Ruta 11, Indaya, Los Pocitos, Carraguao, El Canal, El Plátano, Las Cañas, Atarés, El Casino, Los Bloques y un sinnúmero de asentamientos que se dibujan sobre un mapa de muchísimo silencio para darse cuenta como los seres humanos viven hacinados en cuarterías, como cucarachas, y se reproducen como conejos, mientras la Dirección Provincial de Vivienda cuenta con un fondo habitacional envidiable echándose a perder por más de 20 años.

Los asentamientos son lugares sin brillo, donde la administración del Poder Popular siempre tiene garantizada la pipa de ron o de cerveza, para anestesiar el alma de quienes habitan estos sótanos en los que, ni la pedagogía revolucionaria, ni los llamados Talleres de Transformación Integral del Barrio, han logrado modificar el paisaje, pues la guapería es una carta de triunfo. Son paisajes donde el precio de la desigualdad naturaliza las enfermedades psíquicas, el consumo de drogas y la violencia intrafamiliar.

Estos son algunos de los demonios que habitan nuestra ecología social, demonios alimentados por la ortodoxia revolucionaria que también apuntaló la marginalidad, al poner fuera del juego a figuras como el cineasta Nicolás Guillen Landrián, a la artista de la plástica Clara Morera, a los escritores Reinaldo Arenas, Lidia Cabrera y Carlos Victoria, a los investigadores Walterio Carbonell y Carlos Moore, al escultor Agustín Cárdenas, a Ediciones el Puente; reprimió las sexualidades disidentes, desmanteló la narrativa discursiva del hip hop para imponer el reggaetón, y continúa penalizando la ecología política.

De Cierta Manera, Barrio Cuba, del desaparecido Humberto Solás, y Buscándote Havana, de la joven realizadora Alina Rodríguez, son algunos de los testimonios audiovisuales que incomodan al poder, pues le dan voz a la otra ciudadanía; desnudan su naturaleza pornográfica y descubren sus límites apenas interrogados por la sociología revolucionaria.

Mientras, La Habana no deja de besar sus propias heridas y de enseñar sus partes más escandalosas.

Texto y foto: Juan Antonio Madrazo Luna
Cubanet, 23 de agosto de 2013.

domingo, 13 de octubre de 2013

El libro "Con voz abierta" es una ofensa al periodismo independiente cubano


Con gran indignación he leído en la web del Institute for War & Peace Reporting (IWPR), la nota que han publicado acerca de un libro que "muestra el periodismo cubano".

Es evidente que el redactor o redactores de esa nota no son periodistas. Tampoco lo son los editores del libro, porque desconocen la realidad de Cuba y de un periodismo que a partir de 1995 dejó de ser uno solo.

Desde hace 18 años, en Cuba se hacen dos periodismos: el oficial, hecho por quienes reportan para el régimen, y el periodismo independiente, realizado por quienes un día decidieron empezar a escribir por su cuenta, sin pensar en los riesgos que esto les podría ocasionar. Varios fundadores del periodismo independiente han sido encarcelados, otros viven hoy en el exilio. Pero en la isla todavía quedan unos cuantos, que continúan escribiendo y que no aparecen en ese libro chapucero y mal intencionado, pues trata de menospreciar y desprestigiar al verdadero periodismo independiente cubano.

En vez de hacer una selección de los mejores textos realizados en el último año por los periodistas independientes de más calidad y experiencia, han escogido 'una colección de noticias' de veinte "periodistas". Copio el listado, el signo de interrogación lo he puesto yo, al no saber quiénes son ni de dónde han salido: Alejandro Tur Valladares, Arian Guerra Pérez (?), Calixto Ramón Martínez Arias, Camilo Ganga (?), Carlos Ríos Otero, Carlos Rodríguez (?), Frank Abel García (?), Gerardo Younel Ávila Perdomo (?), Jennifer Fonseca Padrón (?), Laura Paz (?), Leannes Imbert Acosta, Lisbán Hernández Sánchez (?), Magalys Norvis Otero Suárez, Odelín Alfonso Torna, Reynier Vera Martínez (?), Roberto de Jesús Guerra Pérez, Rodolfo R. Ramírez Hernández (?), Yaimí Alfonso Miret (?) y Yaremis Flores Marín.

Menos mal que solo han hecho mil copias de ese bochornoso libro, impreso en México. Espero que periodistas como Ricardo Trotti, uno de los que estarán presentes en la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa que del 18 al 22 de octubre tendrá lugar en Denver, Colorado, se percate de su pobre contenido: si alguien conoce al verdadero periodismo independiente cubano es él.

Invito a que lean el libro en PDF y comprueben lo que estoy diciendo. Al final, aparece un texto que además de cheo y mal redactado es inexacto. Lo copio:

"Este libro es una colección de noticias de un grupo de periodistas cubanos que culminaron un proceso de formación en los estándares internacionales de periodismo. Cada texto abre una ventana para desvelar las contradicciones de los cambios en que está inmersa la sociedad cubana. La mirada acuciosa de los periodistas descubre las partes finas de aquello que subyace lo evidente. Hurgan, consultan fuentes, contrastan, incluyen múltiples voces para mostrar los fenómenos políticos, sociales y económicos que impactan al país. Así como los sucesos que marcan el día a día del cubano de a pie, logros y dificultades. Cada noticia es una búsqueda permanente por cumplir responsablemente con la labor informativa y una reivindicación del ejercicio pleno de la libertad de expresión con ética y profesionalismo. La actividad periodística debe enfrentarse a duros retos. Detenciones arbitrarias, encarcelamientos, golpizas... son algunos intentos por detener el ímpetu informativo. Sin embargo, como se muestra aquí, la persistencia de los periodistas sobresale ante cualquier adversidad".

No es lo único que merece ser denunciado por los verdaderos periodistas independientes, los que continúan viviendo en Cuba y los que llevamos años viviendo en otros países como refugiados políticos.

Al final han puesto un 'código de ética de los periodistas cubanos' (al no aclarar, puede interpretarse que se trata también del código de los periodistas del régimen), no lo copio porque es muy largo, pero pueden leerlo en PDF. Copio solo la aclaración que han puesto al final, donde dicen que ese 'código', "es una versión preliminar que está en proceso de ratificación por los periodistas y agencias independientes de noticias. Esta labor está encabezada por la Asociación Pro Libertad de Prensa".

Durante veinte años (1974-1994) trabajé en La Habana como periodista oficial y cuando fui expulsada del Instituto Cubano de Radio y Televisión, el último centro donde laboré como reportera, me incorporé al periodismo independiente, en la agencia Cuba Press, desde su fundación el 23 de septiembre de 1995 hasta mi salida de Cuba, el 25 de noviembre de 2003.

Como desconocía la existencia de esa Asociación Pro Libertad de Prensa, puse su nombre en Google.

Lo primero que me aparece es un blog titulado Asociación Pro Libertad de Prensa. Bingo, dije. Pero cuando hago clic, veo que con fecha 3 de septiembre de 2009 han colgado este aviso: Amados y respetados amigos y enemigos: ha concluido la primera temporada del Semanario Digital Primavera. Les damos las más expresivas gracias por recorrer con nosotros esta etapa que termina. Les exhortamos a que se mantengan en contacto y les invitamos a que se nos unan en nuestra segunda temporada que inauguramos en Primavera Digital. Nos mudamos. Nuestra nueva dirección es www.primaveradigital.org ¡Les esperamos!

Decepcionada, decido hacer clic en un documento en PDF, con los Estatutos de la Asociación. Al inicio dicen que fue fundada el 27 de enero de 2006 y que acoge 'a más de 80 periodistas independientes cubanos'. La sorpresa la recibo al final, al ver el nombre y firma del presidente de la Asociación Pro Libertad de Prensa: José Antonio Fornaris, un hombre de poca credibilidad dentro de las filas del periodismo independiente y la disidencia en la isla.

Es una lástima que al IWPR, a la SIP y a la opinión pública le estén dando gato por liebre con este libro. Pero lo intolerable es que esa 'voz abierta' sea la de un grupito, que no solo no representa al verdadero periodismo cubano, si no que además, escriben mal.

Tania Quintero

viernes, 11 de octubre de 2013

Dossier: Vestirse en Cuba



En El régimen es el culpable de las 'trapishoppings' (así llaman en Cuba llaman a las casas o locales privados donde venden ropa y calzado), al inicio digo: "Cuando Fidel Castro y sus barbudos llegaron al poder en enero de 1959, en Cuba existía una desarrollada industria textil, del calzado y las confecciones. Los zapatos usados por la inmensa mayoría de los cubanos eran fabricados en la isla, algunos de fama internacional, como Ingelmo y Amadeo. La vestimenta femenina, masculina e infantil también tenía calidad, igual que las sábanas y toallas (las Telva eran de primera). Todos los uniformes de las escuelas públicas y privadas se hacían en el país".

Con más calma quiero volver sobre el tema, lleva tiempo buscar y verificar datos extraídos de internet. Un ejemplo: se sabe que antes de 1959 había unas cuantas fábricas, talleres y chinchales de calzado, pero no estoy segura que en 1958 se hubieran producido 14 millones de pares de zapatos, para una población de 6 millones de habitantes, no lo dudo, pero tengo que verificarlo.

Durante los 20 años que escribí para Bohemia (1974-1994) además de publicar en las secciones En Cuba (noticias nacionales), Internacional, Historia y Cultura, lo hice para la Sección Económica, dirigida por Alberto Pozo, quien me pidió que me especializara en la industria ligera, en particular calzado y confecciones textiles, y también en moda y diseño.

Entre las investigaciones más importantes que hice y me publicaron, estuvo una sobre el desaprovechamiento de las pieles en Cuba, desde la del tiburón hasta la de la tilapia, y otra sobre el declive de la industria del calzado, que concluyó con un debate, también fue publicado, con obreros, administrativos, sindicalistas y funcionarios del Ministerio de la Industria Ligera, en la Van Troi, hoy la principal fábrica de zapatos de Cuba, en Guanabacoa. Por cierto, antes de 1959, solo en la Villa de Pepe Antonio había 6 fábricas de calzado.

Mientras, pongo los links de 16 trabajos, directa o indirectamente relacionados con el tema, de diversos autores, publicados en distintos sitios entre 2009 y 2013. El 31 de agosto venció el plazo que dio el régimen para acabar con las llamadas 'trapishoppings' o casas-shoppings, como también le dicen.

Espero que esos links les sea útiles a quienes deseen profundizar sobre algo un asunto tan inagotable como el estado ruinoso de la capital, el jineterismo y la prostitución, el transporte urbano y la libreta de racioamiento, entre otros.

Shopi-trapos, julio de 2009.

Ir a La Habana, septiembre de 2009.










La Habana de 1960, enero de 2013.





Tania Quintero
Foto: Es de los años 50, hecha una mañana invernal, en una parada del barrio habanero del Vedado. La señora de espaldas no sé, pero los dos hombres y la mujer que conversan, esperaban la guagua para ir a su trabajo. Los tres bien vestidos y los zapatos, más limpios y brillosos no podían estar.

miércoles, 9 de octubre de 2013

La soledad de las mujeres árabes


No existe mayor soledad que la de las mujeres árabes, lo he comprobado en la melancolía de sus hermosos ojos, cubiertos bajo una rejilla de tela azul, o un velo negro, el rostro sometido a un bozal de hierro a veces, no sólo en las calles de Arabia Saudí, sino también por los Champs-Elysées, no hace mucho tiempo, hasta que una ley prohibió el uso del velo en Francia.

No hay mayor soledad, lo digo, el cuerpo roto por las golpeaduras constantes, latigazos incesantes, maltratos violentos con "cepillos de madera", como aconsejaba un mullah en un programa televisivo hará algunos años. No hay más soledad que el oscurantismo en el que se han visto envueltas, tan pesaroso como el trapo perverso en el que deben embalsamarse en vida, esconder su cuerpo, porque los islamistas, lo han decidido así. Aunque el Corán y Mahoma también lo exigen. Sólo hay que leer.

Hace tiempo que escribí, y no lo hice porque se me haya ocurrido a mí, sino provocado por las numerosas conversaciones que he sostenido con las mujeres árabes, de todas las religiones, pero sobre todo con las musulmanas, en sus países, en El Líbano, en Marruecos, en Israel, en Europa, que las llamadas revoluciones árabes adolecían de una revolución femenina, o para los que nos chirrían en los oídos la palabra "revolución", me dijeron y estuve de acuerdo, y por eso lo escribí, que hacía falta un contundente movimiento árabe de las mujeres en contra del horror. Se ha producido de a poco, a pequeña escala, pero no masivamente.

En esos países, sabiendo de qué va el horror: de lapidaciones, ahorcamientos públicos de homosexuales, latigazos, mutilaciones, deformaciones del rostro con ácido, sabemos que no es nada fácil crear movimientos en contra del islamismo radical, en contra del islamismo a secas, por el ateísmo y la libertad. Además, extrañamente los movimientos feministas y los movimientos gays, en la mayoría de las ocasiones, se hacen de la vista gorda. Lo vimos durante el gobierno socialista de Zapatero y ahora con el de Rajoy.

Ayer hablé con una amiga que se encuentra en El Líbano, con ella visité ese gran país en el 2009; no siempre bajo la égida del terror como se ha dado a entender, un país tan democrático como Israel, por cierto, claro, con diferencias. Ayer le preguntaba por correo electrónico si no podía volver antes, y me respondió que no, que no había sitios en los aviones, que la gente se está marchando masivamente, a todo meter. Asumiendo que debían cuidarse, lo primero que le solté fue que no saliera de noche. Y enseguida obtuve su comentario, un poco más tarde, siempre por email: "Salimos de noche, vivimos en una parte en que no pasa todavía nada". Lo sé, cuando la última guerra, ellos estaban allí, con los niños más pequeños, viviendo siempre en la parte cristiana, maronita.

En aquel momento, antes de mi visita al Líbano, yo no podía entender cómo un país estaba siendo bombardeado y ellos se sentían relativamente calmados. Cuando visité el Líbano entendí bastante. Toda esa parte que yo llamaría libre del horror había crecido. A tan pocos años de la guerra, indiscutiblemente se habían recuperado de manera tan rápida que si no lo hubiera visto con mis propios ojos no me lo habría creído, su mentalidad es otra, la de la libertad y la vida.

La otra parte, la de Hezbollah presentaba esa imagen atroz de la depauperación, del desgano, del estado de combate en permanencia provocado para atemorizar e hipnotizar a la población, paralizarla. Mi amiga y yo sabemos de qué se trata, lo hemos vivido en Cuba: el militarismo del lado del poder, pero el militantismo también del lado de los extremistas, del exceso, entregada a ese mismo militantismo cuando la ideología devino religión, creencia ciega. El problema es el sentido religioso de lo práctico, ¿qué fue y es sino la utopía? Y de la cotidianidad asumida como sermón ideologizante en que se han ido transformando las creencias desprovistas de cultura, de sabiduría, convertidas en puro fanatismo.

El islamismo radical ha retomado el protagonismo de los movimientos guerrilleros terroristas latinoamericanos, inspirados y entrenados en la Cuba castrista y diseminados en América Latina y en los países árabes, recuerden a Carlos El Chacal, el terrorista venezolano condenado a cadena perpetua en Francia, quien declaró a la prensa (¡desde la cárcel!) tras la masacre del 11-S que Ben Laden había sido su discípulo, que se habían conocido y luchaban por lo mismo.

Nadie nos escucha sobre ese punto, pocos oyen a las mujeres, incluso cuando más tarde se corroboran de sobra nuestras tesis y análisis. He conocido chicas iraníes de una valentía envidiable, conozco egipcias de un coraje excepcional que no quieren a los militares, ni el regreso de Mubarak, pero tampoco, ni mucho menos, a la Hermandad Musulmana, reclaman democracia. Sólo oyéndolas podría haberla en un futuro. "El islam es la religión del país, pero no es la única, hay otras. Y esas religiones, todas, deben convivir, apartadas de la política", me dijo una durante una Feria del Libro en Francia.

Por supuesto, cuando la religión se amparó de la política, sustituyéndola con la intención de hacerlo para siempre y siendo aceptado el hecho por los políticos occidentales y por Occidente mismo, no es que el islam se haya convertido en penuria dictatorial ni nada por el estilo, no sólo eso, se transformó en tiranía totalitaria, en totalitarismo, al mismo nivel que el fascismo y el comunismo, sangrientos, criminales; y más peligroso, porque como decía Guillermo Cabrera Infante: "Contra una ideología se puede combatir, pero no contra un sentimiento".

Y tanto la ideología "izquierdosa" recalcitrante -que no de izquierdas-, como la ultraderecha, como cualquier extremismo, como el islamismo, repito, han devenido sentimientos de poder absoluto sobre el otro, sobre la otra por encima de todo, con la única intención de despedazarla, triturarla, y antes de someterla, por el mero hecho que siendo mujer para ellos es considerada, sucia, insana, indigna.

No he conocido soledad más grande que la de las mujeres árabes, reitero; aunque sí, aunque no al mismo nivel, lo sé, pero conozco de la soledad de las mujeres cubanas, apaleadas en las calles, encueradas por los esbirros castristas delante de los ojos de sus propios hijos, vilipendiadas, asesinadas. Los crímenes que han sido cometidos en su contra por el castrismo, escondidos bajo la mascarada de un deceso en un hospital, como fue el caso de la líder de las Damas de Blanco, Laura Pollán, abandonadas y enfermas en una celda castrista, como es el caso de Sonia Garro Alfonso, encarcelada desde hace diecisiete meses, maltratada pese a que padece un quiste en un riñón y a la que le niegan el tratamiento médico, son injustamente silenciados.

Nadie las acompaña, ¿por qué? Unas son árabes, otras son cubanas. Unas luchan contra el totalitarismo islamista, contra la Sharia, otras combaten contra el totalitarismo castro-comunista. Los dos totalitarismos se apañan, son los niños mimados de un izquierdismo tentacular internacional que a veces hasta pasa por liberal.

Zoé Valdés
Libertad Digital, 21 de agosto de 2013.
Leer también: Periodistas iraníes por los suelos y El amor según Kim.

lunes, 7 de octubre de 2013

A propósito de Sonia y Ramón



La foto que ilustra esta nota es una de las 17 que el 4 de noviembre de 2009, a través de Vicky Ruiz Labrit, exiliada cubana residente en Miami, recibí de Sonia Garro Alfonso. Era de cuando ella y su marido, Ramón Alejandro Muñoz González eran felices con el centro cultural independiente que funcionaba en su modesta vivienda, en el municipio habanero de Marianao. Aunque en esa foto solo aparecen adultos, el centro estaba volcado hacia niños marginales de Los Quemados, su barriada.

La foto más conocida de Garro y Muñoz es donde Sonia está con una blusa-guayabera cremita y Ramón con un pulóver blanco, con un letrero que dice Por una misma moneda. Esa foto fue divulgada por primera vez en "Estamos desbordados por el estrés de la represión", el primero de los cuatro trabajos que sobre el matrimonio al periodista independiente Iván García, le publicaron en El Mundo/América. El último, Continúa el asedio a Sonia Garro y su esposo, fue premonitorio.

De Sonia y Ramón de pie, en su domicilio, eran dos fotos: una de plano más cerrado y otra de medio cuerpo. Iván me las envió junto con otras dos, en las cuales se ve a Sonia cosiendo en el portal de su casa. Esas cuatro fotos, más cuatro más, fueron hechas por Iván y Laritza Diversent para un reportaje que ellos titularon "Sonia apuesta por la sonrisa de los niños" y yo, como editora del blog, se lo cambié por Sonia Garro o la crueldad de un régimen, publicado el 2 de febrero de 2010 en el blog Desde La Habana.

Ese post, uno de los más populares, lo encabeza una foto de Sonia en su máquina de coser. En el medio, reducida, una imagen de los niños que participaron en el reportaje. En la mesa se ve la merienda preparada por Sonia y Ramón y los muchachos muestran los regalitos que Iván y Laritza les llevaron, comprados con dinero de su bolsillo.

Gracias a Iván, Laritza, Zoé Valdés y yo, a partir de febrero de 2010, Sonia y Ramón comenzaron a ser conocidos más allá de su vecindario. Después de su injusto encarcelamiento, han estado presente en nuestros tres blogs (Desde La Habana, El blog de Iván García y el mío), en el blog de Zoé y en otros donde ella habitualmente publica. También en Cubanet, Primavera Digital, Diario de Cuba y Martí Noticias, entre otros sitios digitales, y en los dos periódicos con los cuales Iván ha colaborado o colabora: El Mundo/América y Diario de las Américas.

Precisamente en este último salió el último escrito de Iván sobre ellos, el 21 de marzo, día que se cumplió un año del cruel encierro de Sonia y Ramón. Se titula Matrimonio opositor cubano lleva un año en prisión a la espera de juicio, también reproducido en el blog Desde La Habana. En Diario de Cuba han salido dos trabajos de Iván: Notas desde la cárcel y Doce meses de cárcel y un limbo jurídico, posteriormente reproducidos en el blog Desde La Habana o el mío.

Con relación a Sonia y Ramón, tengo mi conciencia tranquila, he hecho todo lo que ha estado al alcance de mis 70 años, en mi viejo apartamento de Lucerna y con la ya desfasada computadora Cisnet, que en 2005 por vía postal desde Miami me mandó mi amiga Estrella Sabina. Los 105 dólares que costó el envío los pagó su hijo. Recibo una pensión mínima y no he podido enviar todo el dinero que hubiera querido para compras necesarias a Sonia y Ramón. Dentro de un paquete para mi nieta habanera, el año pasado envié una muda de ropa para Elaine, hija de 17 años de la pareja, emocionalmente muy afectada.

Tenía preparada una caja, que pesaba unos 8 kilos, con alimentos no perecederos y cosas que en las cárceles cubanas permiten tener (lo sé de cuando mi primo Vladimiro Roca estuvo cinco años preso en Ariza). Se la iba a enviar a Yamilé Garro, pero coincidió con las restrictivas medidas de la Aduana General de la República: si el paquete pesa menos de 3 kilos, la persona en Cuba solo paga 1.30 en moneda nacional por recibirlo, pero por cada kilo que se pase, hay que pagar 10 pesos convertibles.

Que yo sepa, varios cubanos radicados en el exterior han hecho llegar dinero a Yamilé, entre ellos Zoé Valdés, quien le mandó 400 euros de su bolsillo. Sé que se han hecho diversas gestiones, algunas personales, otras institucionales. Pero no han trascendido y no han logrado que la opinión pública se manifieste en favor de la libertad inmediata e incondicional de Sonia y Ramón.

Lamentablemente, pocos disidentes-viajeros han aprovechado sus encuentros y entrevistas para mencionar la terrible violación de derechos humanos que se ha cometido y se está cometiendo con este matrimonio joven de la raza negra.

Yoani Sánchez, Eliécer Ávila, Guillermo Fariñas y Antonio Rodiles, por mencionar a los más conocidos fuera de las fronteras cubanas, durante sus estancias en otros países, no se han referido al caso de Sonia y Ramón. Creo que sí lo han hecho Berta Soler, Leonardo Calvo, Juan A. Madrazo y Manuel Cuesta Morúa, pero sin demasiada repercusión.

Tampoco veo que Elizardo Sánchez Santacruz y su Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional ni el movimiento de las Damas de Blanco hayan lanzado campañas en favor de Sonia Garro y Ramón Muñoz. Si la reconocida opositora Martha Beatriz Roque Cabello y su Red Cubana de Comunicadores Comunitarios o las mujeres de MAR por Cuba se han pronunciado por la libertad de Sonia y Ramón, no me he enterado.

El pasado 23 de agosto, Antúnez, su esposa Yris y Janisset Rivero, del Directorio Democrático Cubano, con sede en Estados Unidos, se reunieron en Nueva York con Renzo Pomi, funcionario de Amnistía Internacional y el único caso que expusieron fue el del preso político Iván Fernández Depestre, en huelga de hambre en la prisión Guajamal, Santa Clara.

Un ejemplo de esa tendencia criolla, de cada uno ocuparse solamente de su conuco. Y si me acuerdo o tengo deseo, le tiro un cabo a los demás, siempre y cuando no me joda lo mío. Típico de los cubanos: tratar de ser los primeros en coger la vaca, ordeñarla y quedarnos con la mayor parte de la leche.

Los Castro llevan 54 años dirigiendo Cuba como si fuese su finca particular. Pero por el camino que vamos, si el día de mañana algunos de los actuales opositores y activistas de derechos humanos llegaran al poder, la isla podría convertirse en otra finca.

Tania Quintero

viernes, 4 de octubre de 2013

La muchacha del Gato Tuerto



Era un escándalo visual. Alta, bella, elegante, intemporal, caminaba como por un pasillo de sombras hacia el escenario. Allí, con la voz le daba un vuelco a la impresión de verla, porque Myriam Acevedo cantaba para que la felicidad o la tristeza, toda la emoción de las canciones, convencieran a los oyentes de que valía la pena vivir y amar aunque a veces el desamor doliera un poco.

Salía a decirlo todas las noches en la semipenumbra del Gato Tuerto, un club habanero tan cerca del mar que desde la puerta se ven las puntas de las olas. Lo decía envuelta en una hopalanda oscura y barroca, y las letras de las piezas se confundían en el aire con la intención de la actriz y la melodía de la cantante.

Myriam hizo, en los años 60, que el Gato Tuerto fuera el sitio especial de esa tribu desacreditada y odiosa que desprecia los amaneceres. Le dio una atmósfera cálida, familiar y acogedora para los artistas y los intelectuales y, sin proponérselo, bajo el poder de un libreto escrito en otra parte, lo convirtió en la última plaza legítima de La Habana que vivió y dejó en sus libros Guillermo Cabrera Infante.

Acompañado y presentado por Myriam, el poeta Virgilio Piñera, después de devastadoras refriegas contra todos sus miedos y su timidez, leyó sus poemas en público en un Gato Tuerto con admiradores colgados de todas las ventanas. "El programa con Virgilio duró dos semanas, fue una verdadera revolución", recordaba después la actriz.

Allí estaban a menudo Heberto Padilla, Luis Rogelio Nogueras y otros poetas y escritores, pintores, músicos, actores y cineastas que querían ver, escuchar y compartir con Myriam Acevedo aquel ámbito ilusorio de guarida en el que se quería creer que la vida volvería a coger su camino.

A finales de los 60, la mujer estaba hastiada y herida porque creía que los casos de injusticia que podían considerarse aislados se hicieron una práctica masiva y regular. "Una de las cosas que más me tocó fue la introducción de los campos de trabajos, camuflados como ‘ayuda a la producción’, que eran verdaderos campos de concentración", dijo.

"Pablo Milanés junto con Ricardo Barber, un actor de teatro, ambos amigos míos, fueron llevados a la UMAP (Unidades Militares de Ayuda a la Producción) y encarcelados. Ricardo me escribió un telegrama que decía: Si no me sacas de aquí, me suicido", relató Myriam en una entrevista con la periodista Tania Quintero.

La artista aprovechó una invitación para trabajar en Roma, y se quedó en la capital italiana, donde trabajó con el director Luca Ronconi, recibió el premio Ubu por su actuación en el Calderón de Passolini y fundó el Laboratorio de Teatro.

De sus tiempos de actriz en La Habana queda constancia de su trabajo y de su talento en obras como La ramera respetuosa, Santa Juana de América o La noche de los asesinos. Pero quedan nada más que en la memoria de los supervivientes y en las reseñas sepultadas con alevosía.

Nació en Güines, al sur de La Habana, sobre el río Mayabeque. Actuaba, no sólo cantaba, cada canción y se apoderaba de los mensajes. Cantó a Marta Valdés, a Milanés y a otros compositores importantes de su país. Sin embargo, el himno de aquella parcela final de la ciudad que describió Cabrera Infante fue su versión musical de un poema de Padilla titulado Ronda de la pájara pinta.

Murió el 22 de julio en Roma, a los 85 años. Nunca volvió a su país. Decía que aquello era una ruina. Nadie quiere cantar sobre los escombros de su casa.

Raúl Rivero
El Mundo, 30 de julio de 2013
Foto: Myriam Acevedo fotografiada en 1984 por Pedro Portal, tomada de El Nuevo Herald.
Nota.- El Gato Tuerto fue inaugurado el 31 de agosto de 1960, a partir de un proyecto de Felito Ayón, uno de los fundadores de La Bodeguita del Medio en la década de 1950. Aunque su fisonomía ha sufrido cambios en estos 53 años (inclusive hubo un tiempo en que estuvo cerrado y abandonado), siempre radicó en la Calle O entre 17 y 19, Vedado, muy cerca del Malecón y del Hotel Nacional. En este enlace pueden ver cómo era aquel bar-restaurant en 1960, al cual podían ir todos los cubanos y pagar con su moneda. Y en esta foto de Panoramio cómo luce ahora, luego de ser reconvertido en un sitio habanero destinado a recaudar divisas. Detrás de casi todos los bares, cafés, restaurantes, tabernas y bodegas que hubo en La Habana en el siglo XX, hay uno o varios españoles. Es el caso del Sloppy Joe's. Según la revista Excelencias, "El Gato Tuerto nació con la leyenda a cuestas de dos asturianos enfrentados entre sí por tener el mejor bar de La Habana. Para Gato Tuerto y Bigote de Gato, los dos compatriotas, era cuestión de honor quién preparaba el mejor cóctel o lograba la más completa 'descarga' de artistas". Cierto o no, en Asturias abrieron un local con el mismo nombre, donde sobran esas dos fotos de Camilo y el Che (Tania Quintero).