"Serapio": no sólo de medallas y estatuas vive el hombre

Por Tania Quintero

Diario de Cuba se hizo eco de la noticia , reportada por Aimara Peña González, periodista independiente de Yayabo Press .

Dos días después del fallecimiento de Gerardo Echemendia Madrigal, el canal Centrovisión subió a You Tube el video al inicio de este post. Ese mismo día, el periódico local, Escambray, desempolvó una entrevista realizada a'Serapio' , nombre con el cual Echemendía era conocido en Sancti Spiritus, su ciudad natal. El oficialista Granma también le dedicó espacio . En la web espirituana Hero se puede leer una biografía . Y un mes y medio antes de morir, la revista Bohemia publicaba Plebeyo de fina estampa .

Todo esos escritos están muy bien. Igual que la estatua que le hicieron y las condecoraciones que le dieron. Pero no sólo de medallas y monumentos vive el hombre. Además de estímulos morales, hacen falta atenciones materiales, sobre todo cuando no se tiene familia, se está viejo y achacoso. 'Serapio' hizo un aporte a la música y la cultura popular de su provincia y su país, y hubiera merecido haber pasado los últimos años de su vida en condiciones más dignas y humanas, y no viviendo en el local de una antigua bodega.

Cuba se ha convertido en una nación olvidadiza. Y noticias como la muerte de un compositor, músico, artista o deportista cubano en la miseria y el ostracismo se han vuelto habituales. Igual que la desidia a la hora de conservar su legado, lo que motivó a los periodistas independientes Iván García, Laritza Diversent y a mí, a lanzar en el blog Desde La Habana un SOS , para que en Guanabacoa no desaparezcan las casas donde nacieron Rita Montaner y Bola de Nieve, dos glorias de la música cubana.

En un recopilatorio sobre Benny Moré y sus canciones, publicado en febrero de 2008 en este blog , menciono algunos casos de esa "amnesia" padecida en los últimos tiempos por toda una generación de cubanos. Más recientemente, en Mondongo trenzado , recuerdo a otro olvidado: Gonzalo Asencio, alías Tío Tom.

Otros mueren más o menos solos y relegados, en otras naciones, como Lino Frías y José Dolores Quiñones . O son desconocidos en Cuba, a pesar de sus orígenes cubanos, como Gilbert Chase .

No todas las cantantes y compositoras cubanas gozan del mismo reconocimiento. Algunas son prácticamente desconocidas, como Marion Inclán, de quien pueden leer en la primera parte de Damas de la Canción Cubana . O casi olvidadas, como Xiomara Alfaro, mencionada en la segunda parte y final de Damas de la Canción Cubana .

En octubre de 2011, en el blog reproducimos un trabajo publicado en Cubaencuentro, dedicado a una olvidada, la actriz y declamadora Eusebia Cosme. Siempre que en internet encuentro sobre un cubano que una vez triunfó, en la isla o en el extranjero, con el mayor respeto trato de recordarlo en este blog. Así lo hice con la actriz cómica Famie Kaufman, más conocida por Vitola ; con el músico Félix 'Pupi' Legarreta y con Antonio Machín , entre otros.

Un trabajo que requiere tiempo y paciencia. Una labor que no reporta dinero ni titulares. Pero que da mucha satisfacción: rescatar del olvido y la desmemoria a compatriotas que con su arte pusieron en alto el nombre de su patria.

Y lo hicieron en épocas en que no siempre se podían desplazar en aviones de un país a otro y tenían que hacerlo en buques de vapor. Las comunicaciones eran por telegramas o mediante demoradas conexiones telefónicas. Escribían a mano o en máquinas de escribir, lo máximo entonces. Antes del surgimiento de la televisión, actuaban en directo en programas radiales; realizaban conciertos en vivo; grababan discos en estudios hoy prehistóricos y aceptaban papeles en toda clase de películas. Nada que ver con las facilidades que actualmente disponen músicos, compositores y artistas. Que, por cierto, no siempre los adelantos tecnológicos son sinónimo de talento.

En la web de la investigadora musical María Argelia Vizcaíno, residente en Miami, entre otras valiosas informaciones, podemos leer los nombres de talentos cubanos fallecidos en el exilio . Y Vizcaíno lleva razón: "Sería mejor no esperar a que mueran para conocerlos y aplaudirlos. Los homenajes se dan en vida".