En la madrugada del viernes 10 de octubre de 1997, Yanet Flores Acosta, nacida en 1973, fue operada de urgencia en el hospital general Calixto García, en El Vedado. Había sido remitida desde Hijas de Galicia, hospital materno infantil situado en el barrio habanero de Luyanó. Al Calixto la habían enviado para hacerle una laparoscopía, en ese momento el único centro de la capital con ese servicio las 24 horas.
De inmediato le detectaron una hemorragia interna. Con solo 24 años de edad, Yanet se enfrentaba por segunda vez a la muerte y la vencía. La primera fué el 6 de enero de 1995. En esa ocasión se justificaba que los médicos hubieran errado el diagnóstico y le dictaminaran una inflamación pélvica: el embarazo ectópico es conocido como "el gran simulador de la ginecología".
Pero 33 meses después, el fallo era médico. Cuando en el mes de septiembre Yanet presentó desarreglos, de inmediato acudió al policlínico Luis de la Puente Uceda, el que le correspondía por vivir en la barriada de La Víbora. Después de reconocerla, el doctor Morales le dijo que padecía de trastornos hormonales, porque llevaba dos años tomando las píldoras anticonceptivas Medrone. Le recomendó volver dentro de dos semanas.
Preocupada ante la posibilidad de otro embarazo ectópico, una semana después de esa consulta, Yanet decidió acudir a Hijas de Galicia. En el cuerpo de guardia, el doctor Gálvez no quería atenderla. Alegó que ese servicio era para casos de urgencia, como partos, principio de aborto, sangramiento y dolores fuertes. Luego de reconocerla de mala gana, reiteró que no estaba embarazada. A insistencia del acompañante de Yanet, le indicó inyectarse progesterona.
No satisfecha con el trato, localizó a otro ginecólogo de guardia, el doctor Dupret, quien la volvió a reconocer, y confirmó los diagnósticos anteriores y concordó con el tratamiento. Eso fue el martes 7 de octubre por la mañana. El jueves 9 se consiguió la progesterona gracias a la doctora que dos días a la semana atendía en la iglesia de Los Pasionistas en la Víbora. La doctora Ferrá se interesó por su caso y le recomendó que debía verse con un especialista competente. "Con los embarazos ectópicos no se puede perder tiempo", le dijo.
A las 8 de la noche de ese mismo jueves, Yanet se encontraba con un suero en una camilla del policlínico Luis de la Puente Uceda, en espera de una ambulancia para ser trasladada hacia Hijas de Galicia. La ambulancia, la única en ese horario trabajando para todo el municipio 10 de Octubre (el más poblado de La Habana, con más de 200 mil habitantes), se demoró dos horas. Cuando llegó, los médicos estaban indecisos de si se trataba de un nuevo embarazo extrauterino o una apendicitis.
Decidieron remitirla a Hijas de Galicia. Mientras, el cuadro de Yanet era alarmante. Cada vez estaba más pálida y fría, continuaba con vómitos, por momentos se desmayaba, y le dió un dolor muy fuerte en el pecho seguido de convulsiones.
Como en Hijas de Galicia no tenían servicio de laparoscopía a esa hora, la remitieron de urgencia al Calixto García. La ambulancia demoró cerca de 30 minutos, pero en el trayecto se rompió en Calzada del Cerro y Carvajal. Por el servicio de telefonía que tienen las ambulancias, los dos sanitarios llamaron a la planta. Dada la gravedad del caso, enviaron una ambulancia de la Habana vieja que se encontraba por El Cerro.
Aproximadamente una hora después, Yanet entraba al salón de operaciones del Calixto García. A las 3 y media de la madrugada un médico salió a la explanada frente a la unidad quirúrgica del Calixto García, donde a la intemperie suelen esperar los familiares, y le comunicó a la acompañante de Yanet que ella estaba fuera de peligro. Había salido bien de la operación y permanecería unas horas en recuperación. En total le habían pasado tres tranfusiones de sangre y cuatro sueros de dextrosa.
Debido a errores clínicos, contratiempos y demoras, Yanet estuvo a punto de morir. Ella se salvó, pero la salud pública cubana está agonizante. Si no ha acabado de expirar es debido a la abnegación de médicos y especialistas, enfermeras y auxiliares, quienes trabajan con demasiadas dificultades, carencias e insuficientes estímulos materiales.
Conocí a un cardiólogo y cirujano que los días programados para realizar complicadas operaciones del corazón, se levantaba bien temprano y poder coger un "camello" que a esa hora no fuera tan lleno, para no llegar demasiado estresado al salón. Y cuando al anochecer llegaba a su casa, por cena se encontraba el plato nacional del 'período especial': arroz con frijoles, si acaso con una tajada de aguacate.
La atención médica es gratuita, pero la infraestructura sanitaria es pésima. ¿No sería mejor cobrarla y brindar un servicio mejor? También falta casi todo, desde algodón y gasa hasta antibióticos y vitaminas. ¿Sómos todavía una potencia médica? La respuesta oficial es afirmativa, la realidad lo desmiente.
Pongamos de ejemplo los embarazos ectópicos. En octubre de 1996, pusieron en marcha un programa para frenar su incidencia: el 18% de las muertes maternas en la isla eran producidas por esa causa. La prensa partidista divulgó que la estrategia nacional del Ministerio de Salud Pública contemplaba la realización de diagnósticos efectivos en pacientes factores de riesgo, mediante una atención especializada.
Yanet no tuvo suerte. Con ella no se esmeraron, conociendo que ya había tenido un embarazo ectópico y que en Cuba no solo aumentó la letalidad sino su frecuencia: en 1996 se produjeron alrededor de 1,500 ectópicos en 140,000 nacimientos. De cada 33 muertes maternas, 6 fueron como consecuencia del "simulador ginecológico". Entre las causas de esa anomalía femenina se encuentran inflamaciones pélvicas, desórdenes endocrinos y fallo de métodos anticonceptivos (dispositivos intrauterinos, píldoras).
Yanet Flores Acosta debió ser clasificada como una paciente de riesgo, y como tal investigada y atendida. De haber tenido una atención preventiva, se hubieran evitado las urgencias de última hora, con los riesgos y costos que implicaron. Uno de los muchos puntos débiles que presenta la "potencia médica cubana".
Tania Quintero
Por un error, al final no salió esta aclaración:
ResponderEliminarPublicado el 15 de octubre de 1999 en Cubafreepress con el título No siempre un embarazo ectópico tiene un final feliz.