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lunes, 27 de julio de 2020

Frutas, jugos, limones, limonada, guarapo...



En 2004, la Revista Cubana de Enfermería publicaba un estudio del Instituto Provincial de Higiene y Epidemiología de La Habana titulado Alimentación Saludable. De ese estudio han pasado dieciséis años y probablemente ni sus autores ya se acuerdan. Más reciente es lo que Silvia Mayra Gómez publicó en la sección de recetas culinarias de Cubadebate, el pasado 27 de mayo y de cuyo texto copiamos este párrafo:

"Me pidió un lector que le dijera con qué podía acompañar las croquetas, y es verdad que, en estos momentos difíciles, alimentar a una familia se dificulta mucho. Pero tenemos que buscar la forma de alimentarnos con lo que tenemos y lo más sano posible, cambiando un poco nuestros hábitos alimenticios e incorporando otros productos. La mayoría de las personas piensan solo en la carne, ya sea pollo, puerco o res. Pero, sin ser vegana, les digo que se puede hacer una comida apetitosa y aprovechar toda una serie de productos que, sin tener la carne como componente, sea agradable. Busqué y recordé el libro que me regalaron Cocinar con plantas, donde hallé una salsa hindú que viene muy bien para acompañar las croquetas, albóndigas, en fin, depende del gusto".

Ese mismo día, 27 de mayo, en Cubahora, en la sección Cocina de Cuba, el doctor Alberto Quirantes recomendaba los platos saludables que debemos comer para levantar nuestras defensas. Todo muy bien escrito, ilustrado y explicado. Cuando lo leí, solo tenía un comentario: "Se ven muy ricas esas recetas para levantar las defensas de los humanos, pero en realidad quisiera que hicieran algunas con lo que nos dan en la canasta básica porque en estos momentos de Covid-19 las lentejas, el frijol negro, frijol colorado, garbanzo no aparecen ni en las red de tiendas de divisa, entonces para cuándo podemos dejar estas recetas, gracias".

En 2018, con el título Ocho frutas que encantan a los cubanos, Te amo Cuba publicaba unas hermosas fotos de las cuales algunas hace tiempo están desaparecidas en combate. La página, aunque sea digital, lo aguanta todo.

En los años 60, en La Habana se abrieron unos puntos de venta de frutas y jugos denominados Fruticuba. En internet no encontré nada sobre una iniciativa estatal que fuera muy bien acogida por los habaneros. En esta nota, informaban que el antiguo Fruticuba de 58 y 41, Playa, lo habían remozado y convertido en una sodería.

Antes que Fidel Castro se 'italianizara' y llenara a la isla de pizzerías, al menos en la capital por muy poco dinero podías comer frutas frescas en trozos, picaditas en un coctel o tomarte un jugo en los Fruticuba. Cuando los inauguraron, como en todo Cuba, había bastante variedad de frutas, después menos y antes de que cerraran, las que habitualmente habían era piña, melón y frutabomba o papaya. Muchas veces fui al Fruticuba que quedaba en la esquina de Infanta y Estrella. Pero como la juguera o refresquera que había en Sancti Spiritus, a dos cuadras de la casa donde mi madre y yo parábamos cuando en el verano íbamos a esa provincia, ninguna he vuelto a ver. Por solo cinco centavos te tomabas un gran vaso de jugo natural de frutas, con hielo picadito, sin azúcar ni leche.

En 2002, en Cubanet recordaban que las guaraperas en Cuba se encontraban en vías de extinción. Dieciocho años después, en 2020, en Dime Cuba le dedicaron espacio al guarapo como si todavía en Cuba hubiera guaraperas en casi todos los barrios, como antes. Ahora, las pocas que hay, son para llevar a los turistas o en algunas de esas fincas agroecológicas a las que suele ir Díaz-Canel y su mujer, Lis Cuesta. En 2017, en Camagüey había guaraperas para cubanos y extranjeros. También en 2017, 14ymedio desempolvaba la vieja discusión de por qué Cuba no ha sido capaz de envasar o enlatar el guarapo.

A raíz de unas polémicas declaraciones del presidente Miguel Díaz-Canel, donde además de masa de pizza y guarapo, habló de limonada y limones,

Desde Connecticut, un amigo cubano me aclaró que al limón verde y jugoso que en Europa le llaman lima (en Cuba la lima es un cítrico insípido, no tan dulce como la naranja o mandarina ni tan ácido como el limón), en realidad es el limón persa. "Es el que yo compro en Estados Unidos -y el que yo, a falta de limón criollo, compro en Suiza, como una vez escribí- porque esos limones amarillos grandes, que en Cuba le dicen limón francés, son más caros y me gustan menos. Del guarapo, qué decir. Me acuerdo que cuando era niño, en todas las calles céntricas de La Habana había una guarapera. El vaso grande costaba un medio (5 centavos) y el chiquito 3 quilos (centavos). Generalmente, donde vendían guarapo, también vendían café. Hace poco vi un video donde entrevistaban al dueño de una guarapera en Cuba y el hombre contaba todo el papeleo y la burocracia que tiene que sortear para poder vender el vaso de guarapo a peso cuando el costo real es de 82 centavos".

En los años 60, en los Mar-Init (siglas del entonces Instituto Nacional de la Industria Turística), los habaneros podíamos comer, a precios módicos, una gran variedad de platos a base de pescados y mariscos. Termino con el artículo Del Mar-Init al Dimar, publicado en Cubanet en mayo de 2005 por Adrián Leyva, cuya muerte sigue siendo un misterio sin resolver, como en el mes de abril escribiera el periodista independiente Luis Cino.

Tania Quintero

Foto: Antes de que llegaran los barbudos y empezaran a destrozar la Isla desde el Cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, en cualquier lugar de La Habana se podían comprar frutas frescas, inclusive en el malecón, donde estos dos vendedores ambulantes decidieron montar su rústico timbiriche. La foto, de 1947, fue tomada del blog Habaneando.


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