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lunes, 20 de julio de 2020

De mi amigo Juan Juan (II y final)



El jueves 2 de diciembre de 1965, día del nacimiento de Juan Juan Almeida García, Fidel Castro habló dos veces. Pero no fue en el acto por el sexto año de su llegada al poder, en la Plaza de la Revolución, donde mencionó el nacimiento del hijo varón del comandante Juan Almeida Bosque, sino en el acto de graduación de maestros primarios del Instituto Pedagógico Makarenko y la fiesta de fin de curso de la Escuela de Campesinas Ana Betancourt, que no recordaba si se había celebrado en el antiguo Teatro Blanquita, hoy Karl Marx, en Miramar, o en la Ciudad Deportiva, en Vía Blanca y Boyeros. Pero en este blog encontré que tuvo lugar en el Estadio Pedro Marrero, en Avenida 41 esquina 44, en el municipio habanero de Playa.

Me parece que el acto con las Makarenko y campesinas fue primero y el de la Plaza de la Revolución después, pero pudo haber sido al revés, no es relevante. Lo llamativo es que el 'máximo líder' hubiera hecho el anuncio público de un acontecimiento estrictamente personal, algo que al menos yo no recuerdo que él hubiera hecho de nuevo.

Copio el párrafo y luego les cuento la relación indirecta que tuve con ese acto en el Blanquita.

"Al cumplirse hoy el noveno aniversario del desembarco del "Granma", que tanto nos recordó el programa de esta noche, y casi siete años de Revolución, podíamos suscribir las palabras dirigidas hace unos minutos por el compañero Almeida a la compañera Elena Gil, cuando decía que un día como hoy se sentía más feliz que nunca. Mas no lo decía por la feliz circunstancia de que precisamente en el día de hoy, conmemoración del desembarco del "Granma", el compañero Almeida —compañero del Moncada, y del "Granma", y de la Sierra— haya tenido la buena noticia de que la familia se acrecentaba con la venida de un varón (APLAUSOS), que nació no solo en la misma fecha sino casi casi a la misma hora del desembarco (APLAUSOS), demostrándose en esto una puntualidad casi estrictamente militar (RISAS). Pero él no lo decía por eso —como tal vez creyó que alguno de nosotros pensáramos—, él lo decía por esto, él lo decía después de presenciar el acto de esta noche, él lo decía después de ver la graduación de nuestros nuevos maestros, lo decía después de ver la actuación de nuestras campesinas (APLAUSOS); esas mismas campesinas que nosotros nos encontrábamos en las montañas descalzas y mal vestidas; esas mismas hijas de aquellos campesinos explotados, que nos abrieron los brazos en los días difíciles que siguieron al desembarco del "Granma"; esas mismas campesinas de aquellas abruptas montañas donde no había hospitales ni escuelas, ni médicos ni maestros, sino latifundistas, mayorales, parejas de guardias rurales, explotación, abuso, asesinatos en masa."

Elena Gil Izquierdo, dirigente de la FMC, fue escogida por Fidel Castro para fundar en 1962 la Escuela de Instructoras Revolucionarias Conrado Benítez, la primera escuela de estudio y trabajo que hubo en Cuba y sus alumnas fueron seleccionadas, por su nivel escolar y conducta moral, de las cientos de jóvenes que en tres contigentes distintos, durante tres meses nos preparamos para ser maestras rurales. Formé parte del tercer y último contingente y fui una de las escogidas. Vivíamos en antiguas casas de ricos en el antiguo Biltmore, rebautizado Siboney, no recuerdo la cantidad exacta, pero éramos como 200, de todas las provincias. Estudiábamos mañana y tarde y por la noche, de lunes a viernes, dábamos clases en las doce o quince Escuelas de Superación de la Mujer creadas en La Habana para darle clases a antiguas domésticas o criadas.

Nos daban pase desde el sábado por la tarde hasta el domingo por la noche. La sede de la escuela era la mansión que al fondo tenía un campo de golf y en esa misma cuadra quedaba la dirección, donde radicaba Elena Gil y que Fidel visitaba tan a menudo, que nos acostumbramos a ver su auto negro y otro más detrás a cualquier hora del día o de la noche. Unos meses después de estar trabajando por las noches con las antiguas criadas (como maestras de domésticas estuve dos años, en total laboré en tres escuelas: la primera en La Cuevita, San Miguel del Padrón, la segunda en la escuela que había detrás de la Iglesia del Carmen, en Neptuno y San Francisco, y la última en el antiguo colegio La Luz, en 25 entre L y M, a un costado del hotel Habana Libre), se creó el Instituto Pedagógico Makarenko, en la que fuera la Universidad Santo Tomás de Villanueva, la única universidad privada que hubo en Cuba. Las Makarenko surgen para darle clases a las campesinas, que ya por miles aprendían clases de corte y costura en casas de ricos en Miramar. Muchas alumnas de la Escuela de Instructoras fueron movilizadas para atender a las Makarenko y también a las campesinas. Unas pocas afortunadas, entre ellas yo, nos quedamos trabajando con las domésticas, aunque eso no impedía que hiciéramos guardias en las casas donde las Makarenko vivían albergadas, en Atabey, o diéramos clases a campesinas con más nivel, como también hice.

En varias ocasiones Fidel y Elena se reunían con nosotras, casi siempre en el cine-teatro Miramar, en 5ta Avenida y 94. Una vez nos citaron a las 8 de la noche y el barbudo se apareció como a las doce de la noche y la muela hasta cerca de las tres de la madrugada. A ese acto donde Castro mencionó el nacimiento de Juan Juan, yo hubiera asistido si hubiera estado trabajando. No fui porque me encontraba de licencia de maternidad: mi segundo y último hijo, Iván, había nacido cuatro meses antes, el 15 de agosto de 1965, y mi licencia, de seis meses de duración, se vencía el 15 de febrero de 1966.

Antes de terminar, dos cosas. La primera, traten de ver el programa de Juan Juan al Medio del lunes 8 de junio. La segunda: como desde Suiza se me dificultaba comprar por Amazon la edición revisada del libro Memorias de un guerrillero cubano desconocido, a través de Ibercultura, la única librería hispana que hay en Lucerna, encargué el primer libro publicado en 2009. Pero después de las gestiones realizadas, me comunicaron que estaba agotado y no quedaban ejemplares en circulación. Aunque Juan Juan me dijo que me iba a enviar un ejemplar dedicado, a dos amigos residentes en Miami les pedí que me compraran uno en Amazon, que por Western Union les mando el dinero, del costo del libro y de los gastos de envío.

Tania Quintero

Foto: Fidel Castro en el acto de graduación de los primeros maestros del Instituto de Pedagogía Anton S. Mararenko y fiesta de fin de curso de la Escuela de Campesinas Ana Betancourt, el 2 de diciembre de 1965. Tomada de la web Fidel Soldado de las Ideas, que a su vez la tomó de los archivos fotográficos de la revista Bohemia, que era, y ojalá siga siendo, uno de los más completos y mejor cuidados de la prensa cubana.


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