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martes, 4 de octubre de 2011

Desde el fondo de una cueva


Por Tania Quintero (escrito en 1999)

Una noche lluviosa de 1997 me encontraba en una parada solitaria en la calle Infanta casi esquina a Desagüe, cuando vi acercarse un hombre con una capa de agua. Por toda defensa tenía mi paraguas, así que esperé tranquilamente que se aproximara.

El hombre me había reconocido desde lejos y me dijo: "Qué gusto verte, Tania Quintero, soy el esposo de una amiga tuya de la infancia. A no ser por las canas estás igualita". No recordaba exactamente aquella amiga, pero le pregunté por ella. "Se hizo médica. Llevamos más de 20 años casados y tenemos dos hijos".

Me aclaró que era profesor universitario. "Nosotros seguimos de cerca tu trabajo y te admiramos, tienes mucho valor. Mi esposa dice a todos que te conoce y que ya en la escuela primaria habías demostrado inclinación al periodismo"

La escena me hizo recordar que, efectivamente, hace 45 años, en 1954, cuando cursaba el sexto grado, dirigí un periódico escolar. Solo salieron dos números, porque la idea propuesta por la maestra, la señorita Carmen, se materializó unos meses antes de que finalizara el curso. Escribí los editoriales y esa amiga se encargó de reportar las acciones caritativas. Se llamaba Mi Escuela y aquel rústico periodiquito, puede tomarse como mi inicio en el periodismo.

Dos décadas después, en 1974, empecé a escribir "en serio". Primero en Verde Olivo y después, a partir de 1975, en Bohemia, la más importante revista cubana de todos los tiempos. Bohemia fue mi escuela de periodismo. Reporté para la sección En Cuba y las páginas de economía, cultura e internacional.

Mi último trabajo publicado en Bohemia fueron cuatro páginas dedicadas al director austríaco Erich Kleiber, con motivo del cincuentenario de su primer concierto al frente de la Orquesta Filarmónica de La Habana.

En 1982 me trasladé al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), donde desempeñé diversas funciones, siempre vinculadas al quehacer informativo. De 1987 a 1991 fui realizadora del programa Puntos de vista, etapa que supuso una especie de maestría en el reportaje televisivo. En 1986 estuve varios meses en Prensa Latina, en la redacción de América del Sur. Nunca trabajé en un periódico, pero según algunos jefes que tuve en Bohemia, me hubiera adaptado bien porque productividad no me faltaba.

Con un aval de 20 años de experiencia en el periodismo oficial cubano el 23 de septiembre de 1995 llegué a Cuba Press, agencia de periodismo independiente ese día fundada por Raúl Rivero. Era lo que me faltaba, una experiencia única para una autodidacta como yo. Pero no recomendable para quienes padecen del corazón: demasiados riesgos y sobresaltos.

Ser periodista en cualquier país del mundo exige una dedicación especial. Ser freelancer en Cuba requiere una fuerza de voluntad y un aguante sin límites. No una sobredosis de valor, sino de auto preparación. Tienes que vivir sin apenas fuentes de información (a no ser la gente de la calle) y sin posibilidades de realizar investigaciones. Ni de poder hacer reportajes, encuestas o entrevistas a personalidades.

Con todas esas limitantes, sin poner casi nunca los datos exactos de las personas con las cuales hablas. Sin papel ni bolígrafos y con una máquina de escribir que en cualquier momento te quita la Seguridad del Estado, de algún lugar recóndito de tu cerebro sale la energía y la motivación. Y redactas la noticia y descubres que todo se puede convertir en palabras y dices cosas. Además, siempre estás corriendo.

Porque no es mi única labor: tengo que compartir el quehacer periodística con el de ama de casa, algo bastante difícil en una nación como Cuba, donde las mujeres tenemos que lidiar cada día con la escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad.

El experimento del periodismo al margen del gobierno es realmente novedoso -y muy cubano. Y ya pasó de ser una meta abstracta a una realidad concreta. No en balde en los primeros cinco años de su existencia, ha generado alarma en las filas del poder.

Ya José Martí lo había dicho: "Una idea justa, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército". De ahí el miedo a nuestro periodismo independiente.
Cubafreepress, 19 de abril de 1999.
Foto: Alexander Bunt. Cueva de los Portales, en el Parque Nacional La Güira, Pinar del Río.

Leer también:Mi experiencia con la información en Cuba y Cuba Press en mi memoria. Publicada el 25 de marzo de 2007, es la primera parte de tres. Las otras dos fueron publicadas el 27 de marzo y el 3 de abril de 2007.

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