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lunes, 8 de noviembre de 2010

Los Comités, tan añejos como la revolución


Por Iván García

En la noche del 27 de septiembre, en casi todas las cuadras de La Habana se efectuaron fiestas en conmemoración del 50 aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), organización creada en 1960, fundamentalmente para la vigilancia colectiva de las personas considerados por el régimen como desafectos o contrarrevolucionarios.
En una noche húmeda y con amenaza de lluvia, muchos habaneros salieron a tomar una caldosa elaborada con cabeza de cerdo y unas pocas viandas. Estas celebraciones son muy bien recibidas por los alcohólicos habituales, que encuentran en ellas un buen pretexto para “chuparle el rabo a la jutia” (emborracharse) entre vecinos.
Ni por asomo, en la víspera del medio siglo de los CDR, hubo un júbilo desbordado, como antaño. A pesar de que 5 millones de personas pertenecen formalmente a los comités, hace tiempo que esta organización ha perdido fuelle.
Además de caldosa y cerveza, no faltó lo típico del cubano: se la pasan echando pestes contra el gobierno en sus hogares o con sus amigos, pero en fracciones de segundos se transforman y se ponen a gritar consignas castristas a la mínima señal.
Automáticamente, al cumplir 14 años, cada cubano ingresa en los CDR. Aparte de las guardias nocturnas, en ciertas etapas se han dedicado a repartir vacunas infantiles, recoger materias primas, repartir bombillas de bajo consumo y neveras chinas, durante la última campaña de ahorro de combustible lanzada por Fidel Castro en el 2005.
Pero la verdadera misión, especial y secreta de los CDR, es tener bajo control a la disidencia interna y a los periodistas independientes. En todas las cuadras, hay un cederista que periódicamente informa de todos los pormenores y estilo de vida de los opositores. También anotan las matrículas de los coches de embajadas o turistas que visitan al “gusano” que reside en el barrio.
Los miembros de los CDR, junto a los revolucionarios jubilados de la Asociación de Combatientes, son la punta de lanza para contrarrestar las marchas de las Damas de Blanco o posibles disturbios callejeros.
Han sido pieza clave en los actos de repudio, especie de linchamientos verbales por vez primera realizados en 1980, contra los cubanos que decidían marcharse del país por el puerto del Mariel. Después, se han venido efectúando contra la disidencia local.
Su creación no fue un aporte novedoso de Castro en su duelo de insultos contra los gringos. No. Los CDR son un remedo de organizaciones fascistas de la Alemania de Hitler y las camisas pardas de Mussolini.
Todos los que disienten públicamente en Cuba saben con certeza que siempre hay un par de ojos que vigilan tus pasos y luego informan por teléfono a la Seguridad del Estado.
Con el tiempo uno se acostumbra a sus torpes maniobras de chequeos e injerencias en tu vida privada. Llegan a revisarte tus depósitos de basura, para ver qué comes o si te bañas con jabones de marca. A ratos dan risa. Casi siempre dan lástima.

Nota: Texto que el autor del video, el empresario argentino-español Martín Varsavsky pusiera en You Tube, en marzo de 2008: En este video muestro el Museo de los CDR. Los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) fueron creados en 1960 para defender y preservar los ideales de la Revolución. Debo haber caminado unos 20 kilómetros por las calles de la Habana y veía CDRs por todos lados. Hablé con bastantes cederistas, que son voluntarios de la revolución. Es interesante que no había ningún visitante en el museo cederista y cuando entré al museo trataron de engañarme. Me dijeron que para entrar al museo tenía que pagar 2 CUC, pero para filmar tenía que pagar 5 CUC más. Entonces yo les dije que no entendía como había que pagar más para filmar, que si no se podía filmar en el museo yo obedecía las reglas y no filmaba, pero que si se podía filmar que me enseñaran algo escrito que decía que había que pagar más. Como no tenían nada escrito y se dieron cuenta que se podían meter en líos por insistir en cobrar ese dinero desistieron de cobrarme los 5 CUC y me dejaron filmar. Las primeras cederistas parecían bastante confundidas, pero luego me tocó una con ideas bastante claras, y muy guapa por cierto. Pero me pareció increible que para filmar los logros de la revolución me pidieran un soborno. Tampoco entiendo bien si los CDR son realmente maravillosas organizaciones de voluntariado o una especie de Stasi (policía secreta de la extinta RDA) para encontrar disidentes.

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