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sábado, 26 de mayo de 2012

De Islandia, Obama y la crisis



por Marco A. Pérez

Ayer llegó a mi cuenta de Facebook un enlace al video que encabeza este post, enviado por uno de mis contactos que a juzgar por lo que siempre publica, es izquierdista convencido.

Se aplaude a Islandia por haber permitido que las instituciones financieras que apostaron por la especulación y perdieron durante la burbuja financiera en 2008, asuman sus pérdidas y vayan a la bancarrota, en lugar de socializar la pérdida y obligar a los ciudadanos islandeses a rescatar a dichas instituciones. Inmediatamente se dice, y con razón, que esto es lo correcto pues así no se hace pagar a los ciudadanos por los errores que hayan cometido los voraces propietarios de dichos bancos.

En Islandia, un movimiento popular que apedreó los edificios del gobierno hizo en poco tiempo renunciar al presidente Geir Haarde, que pretendía llegar a un acuerdo con los acreedores extranjeros de la banca privada imponiendo medidas de austeridad y pretendiendo que los contribuyentes islandeses pagaran dicha deuda.

Lo que el nuevo gobierno de Islandia está haciendo, simplemente, es dejar que el capitalismo siga su curso natural. Las instituciones que movidas por la codicia se lanzaron a hacer préstamos indiscriminados a personas que no tenían cómo pagarlos, así como los inversionistas que sin analizar la situación real pusieron su dinero en esa riesgosa empresa, deben asumir la responsabilidad por su comportamiento y pagar las consecuencias. No el pueblo islandés. El capitalismo no es sólo ganancias para los inversionistas. A veces, si no se piensa bien, se puede perder mucho.

En el caso de Islandia se ve claro, porque la mayor parte de los inversionistas que perdieron su dinero son extranjeros. Los islandeses, obviamente, no desean tener que pagar una deuda por préstamos que ellos no solicitaron. Queda clara la ecuación: Islandia y su pueblo contra los codiciosos inversionistas extranjeros que deseaban sacar dinero del país.

Lo que yo no acabo de entender bien, es cómo la misma gente que con razón aplaude a Islandia y celebra su rápida recuperación, también aplaude a Obama que ha hecho en los Estados Unidos exactamente lo mismo que Geir Haarde pretendía hacer en Islandia: "salvar", a costa de los contribuyentes, a las empresas quebradas y con ellas a sus codiciosos inversionistas.

Obama, cosechando la aprobación unánime de los mismos que ahora aplauden a Islandia, hizo lo que pretendía hacer Haarde: socializó las inmensas deudas de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, elevando en muchos billones la deuda de los Estados Unidos, de modo que ahora son los contribuyentes americanos, sus hijos y sus nietos, los que tendrán que pagar la irresponsabilidad de aquellos que prestaron dinero a sabiendas que los recipientes no podrían pagarlo.

En Estados Unidos, al igual que en Islandia, muchos bancos acumularon montañas de créditos riesgosos para compras de vivienda, otorgados a gente que se sabía que no podían pagarlos. Los bancos no son tontos. Lo hicieron porque el gobierno prácticamente los obligó con medidas coercitivas, tendientes a lograr el objetivo ideológico del plan de "casas económicas" (affordable housing) impulsado por los demócratas desde 1938 cuando se crearon Fannie Mae y Freddie Mac.

Las leyes del mercado son tan inexorables como la ley de gravedad. Y de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno. Estas empresas, patrocinadas por el estado norteamericano, asumieron la tarea de promover la construcción de viviendas baratas, y de otorgar préstamos hipotecarios a personas de bajos recursos con la intención de lograr con mayor rapidez el objetivo de que cada persona en Estados Unidos alcanzara el sueño americano de tener una casa propia. Intención que como muchas veces ocurre, es muy loable, pero que al ir acumulando deuda sobre deuda en créditos impagables, resultó en la explosión de la burbuja que ha causado la crisis de hoy y el rescate por el gobierno obamista, algo así como un Fobaproa mexicano en Estados Unidos.

En los noventas, el presidente demócrata Clinton empujó a dichas compañías a aceptar aún más deudas riesgosas, en pro de ganar popularidad e impulsar más el plan de viviendas económicas. El presidente Bush hijo (sí el mismo, el diablo personificado, oloroso a azufre según Chávez, emblema-del-imperio Bush), en 2003 intentó controlar esta potencialmente explosiva situación proponiendo una agencia federal que supervisara a Fannie Mae y Freddie Mac, en vista del alarmante incremento de su déficit. Esta propuesta, que hubiera contribuido a evitar la crisis que hoy padecemos, fue bloqueada por los demócratas cada vez que se propuso. John McCain, el candidato republicano que compitió contra Obama en 2008, presentó una propuesta similar en 2005, que también fue bloqueada por los demócratas. "Curiosamente" los senadores demócratas John Dodd, John Kerry, Barack Obama y Hillary Clinton fueron los cuatro mayores receptores de contribuciones de campaña de Fannie Mae y Freddie Mac entre 1998 y 2008.

Esta es una demostración más de que el gobierno no tiene nada que hacer "redistribuyendo riqueza". Lo único que se logra es aumentar la miseria colectiva, incluso en el país más rico del mundo. Lo único que logró la "justicia social" del plan de "affordable housing" fue enriquecer a unos pocos políticos corruptos, crear horrorosos bloques de apartamentos y viviendas de bajo presupuesto, focos de disturbios sociales, y provocar un hueco tan hondo en las finanzas públicas, que muchos dudan que sin medidas drásticas los Estados Unidos puedan salir de él. Sin el plan de "affordable housing" el país sería ahora muchos billones más rico, lo cual habría permitido de manera natural, que muchas familias hubiesen adquirido una buena vivienda, en el lugar que hubiesen deseado y a un precio que pudieran pagar, sin necesidad de dádivas gubernamentales. Ah, pero eso no hubiera producido clientela para el Partido Demócrata... y a los políticos eso no les conviene.

Los republicanos tampoco salen totalmente limpios de este asunto. Aunque los gobiernos demócratas de Carter y Clinton, sembraron las semillas de la debacle actual y fueron campeones en aumentar el gasto gubernamental, ningún político es inmune a la tentación de gastar dinero que no es suyo para lograr la aprobación de los electores, o en aras de objetivos ideológicos que no tienen que ver con lo plasmado en la Constitución. Bush, que no fue en realidad un republicano de línea superdura como muchos piensan, sino más bien un "conservador compasivo", fue quien comenzó la ola actual de "bailouts" o rescates (hay quien dice que no fue él, sino el Congreso dominado por los demócratas, pues según la ley americana quien puede autorizar gastos de dinero es el Congreso, no el presidente). El propio Rick Santorum, que hoy habla mucho en contra de los rescates, en su momento apoyó una medida similar para proteger a las empresas acereras contra la competencia china. Como sea, el empleo de dinero del gobierno para rescatar empresas quebradas ha alcanzado bajo el gobierno de Obama cotas nunca antes vistas.

Los gobiernos de corte "progresista" intentan constantemente utilizar al gobierno para aislar a las personas de la responsabilidad individual de sus acciones, lo cual a la vez coarta su libertad. Porque un gobierno protector así, otorgando dinero a diestra y siniestra para "justicia social", "casas económicas", "trabajo para todos" o "promoción de causas ecológicas", en realidad crea una camarilla de intereses a su alrededor, y una clientela parásita que proporciona votos en las elecciones para mayor beneficio de los pocos políticos que están en las cúpulas del poder. Los aparentes beneficios los reciben los receptores de esas limosnas gubernamentales; los costos reales los pagamos todos, incluyendo a nuestros descendientes.

La solución de las crisis actuales en el mundo, como el caso Islandia demuestra, no pasa por el socialismo. En realidad, la solución está en abandonar las prácticas socialistas de ingeniería social y regresar lo más posible a la sencillez inherente al verdadero capitalismo. Con libertad personal, responsabilidad individual, respeto a la propiedad privada e imperio absoluto de la ley para todos, sean banqueros, bancos, políticos, gobiernos o simples ciudadanos. Si tienes una buena idea o inviertes sabiamente, te vuelves rico; si fallas, pierdes. Es tu responsabilidad personal que debes asumir. No hay empresas ni personas, como regla general, que sean superiores a los demás y por tanto merezcan "rescate"; es decir, que el resto de la sociedad pague por sus errores o su codicia. No se han inventado mejores maneras para que una sociedad progrese.


2 comentarios:

  1. Que le importa ha este presidente ni ha los congresistas que se hunda la nacion o que la clase media de este pais se siga reduciendo ha pasoaos agigantados, el problema es rescatar ha las empresas automovilisticas para dar la impresion ha los obreros y sindicatos que gracias ha Obama no se quedaro0n sin trabajo, pues todos ahora ha votar por el, la gasolina bien cara pues ha mayor precio mayores aumentos en la cantidad recaudada por los taxes quien esta asficiado el pueblo, pero gracias ha esos tiene 25 millones viviendo de los taxpayers, cada dia detesto mas ha estos politicos inescrupulosos y detesto aun mas ha las grandes masas de imbeciles que apoyan la degradacion gubernamental de esta gran nacion norteamericana.

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