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lunes, 7 de enero de 2019

Alejandro Sanz: No tengo nada


Alejandro Sanz cumplió 50 años el 18 de diciembre. Dice que nació en Madrid y Cádiz y ha crecido en medio mundo. El mismo medio mundo que exactamente a las 00.00 del viernes 30 de noviembre, hora española, esperaba el estreno de No tengo nada, la primera canción del nuevo álbum de este artista español que ya es universal. Han pasado algo más de tres años desde su décimo trabajo de estudio, Sirope, y la madurez y la experiencia se han asentado en el rostro sereno de Alejandro Sanz, que no deja pasar oportunidad para que se le perciba como ese amigo al que incluso a los que no les enajena su música sentarían en su mesa para una charla agradable.

“Yo no tengo miedo, yo no tengo nada, tengo algo que me he tatuado en la piel: alma. No tengo nada pero tengo tu mirada”. Palabras de la canción que sirve de adelanto al nuevo disco que verá la luz en 2019 y que afirma son muy coherentes con lo que siente en esta sociedad muy comunicada y muy solitaria al mismo tiempo. “Por eso la gente se siente tan identificada con esta canción sin importar que sean de los que me escuchan o no, porque se ven reflejadas”, reflexiona el cantante. “Nos distanciamos mucho del presente. Tenemos esa costumbre de vivir en el pasado y en el futuro, siempre recordando o planeando pero nunca viviendo el momento y con la persona que tenemos al lado”.

En plena calle Alcalá de Madrid un nutrido grupo de periodistas, fotógrafos y cámaras hicieron cola para esperar las primeras palabras del cantante, pero el frío de la mañana madrileña se aliviaba con el calor de sonrientes chicos y chicas que regalaban abrazos en nombre de Alejandro Sanz. A quien le parezca cursi, le falta encontrarse frente a frente con el artista porque si no fuera porque el aforo era numeroso, uno podía llegar a imaginarle abrazando personalmente uno a uno a los presentes, sin pensar en que podía tratarse de un recurso del marketing.

"No soy ningún gurú”, contesta al preguntarle qué tiene que contar él como músico a esta sociedad. “Pero lo importante que tenemos que hacer los artistas es poner espejos y que la gente se vea, porque muchas veces lo que pasa es que no nos miramos. Es un recurso que también se utiliza en psicología, crear ese tipo de cosas que hacen un clic en el cerebro y nos despiertan”. En el momento del encuentro solo han pasado unas horas desde que el vídeo firmado por Jaume de la Iguana ha visto la luz. “Nunca había vivido un lanzamiento así, estaba en mi casa, rodeado de amigos y fue muy emotivo. No me preocupan los números, me preocupa más lo que sienta la gente al escucharlo”.

Él mismo ha tenido que enfrentarse a su propio espejo y aprender a sortear esa paranoia que significa desnudarse por dentro y tener que ponerse una coraza. “Ahora soy un patinador profesional”, bromea sobre su experiencia con la fama, “pero al principio es muy difícil vivir esa dualidad. Cuando me di cuenta por primera vez del éxito y vi que cualquiera podía opinar de mí. Unos me llamaban cantante de fans, otros cantante efímero, los chicos no se llevaban muy bien conmigo. Mi reacción fue irme y me encerré en una casa en Sánlucar de Barrameda (Cádiz) sin querer salir, me escondí durante seis meses”. Pero eso es ya historia de Alejandro Sanz: “Me gusta mi hogar, pero tengo una vida social muy ajetreada. A mí los cocineros me duran un mes”, dice con ironía, “porque no se sabe nunca cuántos van a aparecer ni cuándo, pero es así como me gusta vivir. Somos mucha familia, muchos amigos y no me gusta estar solo. La soledad solo me gusta para componer, para escribir y para navegar”.

Está contento, se le nota y por eso continúa jugando con las palabras cuando se le pide que diga qué cree que aporta con sus canciones: “El frescor de los limones del Caribe”, afirma a carcajadas. “Vengo de una cultura que es la flamenca”, enumera ya en serio, “tengo en mis genes parte italiana y parte cubana y todo eso aparecerá en este álbum”. El disco, del que no se sabe mucho más, asegura que ha nacido “del método de no tener método. Al principio tenía miedo que no me salieran las canciones. Tenía notas de voz, estrofas en un cuaderno, anotaciones en el iPad, en un papel, en una libreta, alguna improvisación... En cuanto a organización no había nada. Pero no se nota”.

Sabe que forma parte de los tiempos que nadie es capaz de agradar a todo el mundo y que además la tecnología permite que se sepa, pero no se siente coartado por ello. "Todo el mundo tiene derecho a tener una opinión, pero todo el mundo se molesta por algo. Son tiempos muy malos, por ejemplo para los humoristas porque solo hay un gremio con el cual se puede meter uno tranquilamente, que son los políticos. Hemos perdido un gran porcentaje del sentido del humor, aunque en algunas causas concretas me parece bien porque no todas las licencias valen. Es bueno que apartemos cierto lenguaje, pero igual que no metería en la cárcel a ningún humorista por hacer cualquier cosa de mejor o peor gusto, tampoco prohibiría una canción de hace veinte años porque piense que es machista. Aunque tengo que reconocer que hago un ejercicio en la forma de hablar para utilizar bien los géneros, pero lo hago porque creo que con ello estamos ganando. No hago nada que no sea natural para mí. Quien no sea feminista, no está en el mundo. Lo que está ocurriendo es algo necesario”.

También tiene opinión sobre esa España que afirma que no ve desde fuera porque siempre está en ella: “Siento que tenemos un país increíble y que muchas veces somos demasiado duros con nosotros mismos. Nos criticamos mucho mientras fuera se ven las bondades de este país y me entristece mucho que nosotros no seamos capaces de hacerlo”.

Se despide afirmando que ahora ya no se pierde aunque tenga por delante una larga gira: "Planeamos todo para no perderme a mis hijos", y sobre si actuar ante miles de personas puede hacer perder el sentido intimista de su música también lo tiene muy claro: "No sabes la capacidad que tenemos para crear un cuartito en un estadio".

Maite Nieto

El País, 1 de diciembre de 2018.

Nota de la periodista de El País.- "Soy coherente, no llevo nada en los bolsillos". Así contestó Alejandro Sanz a quien le preguntó sobre qué llevaba durante la presentación de No tengo nada, el primer disco del nuevo álbum que llegará en 2019. En el videoclip de esta canción ejerce de mago para que hasta los que se sienten más solos encuentren el calor de una mirada. Y la magia se ha propagado rápido, porque pocas horas después del estreno ya era número uno en España, México y Argentina. Y la presentación por el canal de YouTube la vieron en directo 14 millones de personas. “Es una canción muy sencilla, no como otras veces que he parloteado mucho y he tratado de buscar metáforas muy retorcidas”. Quizá por eso su nuevo trabajo se llamará #Disco y el tour La Gira. Así, sin más florituras. De momento, solo se conocen las fechas de cuatro conciertos: el 1 de junio de 2019 en Sevilla, el 8 en Barcelona, el 15 en Madrid y el 21 en Elche, Alicante. Del resto del álbum, el artista solo descubrió algunas pinceladas: que contará con Camila Cabello en una de las canciones, con la Orquesta de Praga y que "hay muchos estilos y por eso va a divertir y emocionar".

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