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jueves, 12 de julio de 2018

Olga Guillot espera en la gloria


No hay nada en el mundo que la pueda callar, su voz es una prenda que nos acompaña en el paseo por el universo y su presencia sonora una convocatoria que nos invita a experimentar todos los sentimientos, desde el amor hasta la angustia. Olga Guillot (Santiago de Cuba, 1922- Miami, 2010) siempre está y va a estar en ese territorio inasible que es la cubanía porque la cultura de aquella Isla no se puede ni imaginar siquiera sin su nombre, sin la cadencia íntima de unos boleros que ella decía como en un dialogo particular, como en una conversación íntima, sincera, armoniosa y confidencial.

Su música tiene el don de ser una especie de ráfaga misteriosa que llega para que las personas nunca estén solas y sus palabras han alcanzado un timbre que no considera geografías, no cree en fronteras y se desparrama lo mismo en México, en Cuba, en Estados Unidos, en España o cualquier otro sitio de la tierra con un mensaje de alegría o alivio, de belleza y cercanía.

La artista criolla, aquella santiaguera, que puso en todas las cimas el nombre de su país de origen, cantó con los más grandes artistas de su tiempo –Frank Sinatra, Nat King Cole y Edith Piaf-, produjo 50 álbumes y filmó 16 películas. El gran mexicano, Agustín Lara, se vio obligado a este juego de palabas para retratarla: “Después del cielo, Cuba. Después de Cuba, Olga Guillot.” Y la compositora Concha Valdés Miranda dijo que Olga era “una mujer única, alegre, patriota y en lo referido a lo artístico, una actriz de la canción.”

Sensual, dramática, poderosa, la señora Guillot sigue en su trono del bolero y ninguna prohibición, ningún saqueo, ninguna mentira de los funcionarios y tracatanes que trataron de negarla en Cuba, han podido opacar su carrera ni desmerecer la fuerza de sus interpretaciones. Ella, es cierto, trabaja la historia que cuenta cada una de sus canciones y su gestualidad hace inolvidable el viaje de su voz un poco visceral, recóndita, llena de complicidades y claves que provocan que cada oyente considere que la artista canta para él de manera exclusiva.

Eso sí, la artista es inmortal, ya eso se sabe y nadie lo discute, pero la mujer, la cubana cálida y llena de amor que siempre fue también Olga Guillot, se fue del mundo con otras agonías y tenía una visión especial de la situación que se ha vivido en los últimos 60 años en su patria. "En Cuba, dijo, silenciaron mis boleros, quemaron mis programas de radio y televisión como si yo no hubiera existido nunca. Me duele mucho".

Poco antes de fallecer, Olga Guillot dijo en Miami: “Si yo muero mañana el dolor que me llevo en el alma es no ver a Cuba libre.”

Ella está esperando ese momento en la gloria. Donde quiera que la gloria esté.

Raúl Rivero
Blog de la Fundación Cubano Americana, 22 de mayo de 2018.

Video: En el filme Matar es fácil (México 1966), Olga Guillot interpreta el bolero La mentira, del compositor mexicano Álvaro Carrillo (1919-1969).



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