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viernes, 22 de abril de 2016

Dandy Crawford, el penúltimo showman cubano


No fue famoso, ni popular. Apenas disfrutó de giras internacionales, pero se mantuvo fiel a aquello en que creía, cantando la música que le gustaba, la que había defendido desde siempre, haciendo lo que entendía se le daba mejor, y dicen que lo asumía con un profesionalismo paradigmático.

Quizás haya sido uno de nuestros primeros showmen, aunque apegado al estilo de aquellos cantantes y bailarines afroamericanos de la era del swing, a quienes tuvo como modelos inmediatos en sus inicios. Apenas grabó discos, pero su nombre aparece en algunas referencias fundacionales de más de un hito importante que merece ser recordado.

Cantante, animador y bailarín, al llegar a este mundo le fue dado un nombre, que ningún desprevenido reconocería en él: Armando Rodríguez Cárdenas. Muchos pensaron, con seguridad, que sería uno de los tantos pichones de jamaiquinos con apellidos que denotaban ese supuesto acervo genealógico, pero lo cierto es que, al parecer, no había nada que lo remitiera a ese origen: había nacido en La Habana el 27 de octubre de 1921.

Desde muy temprano, todavía adolescente, ya se sentía atraído por la música que llegaba desde los Estados Unidos. No se sabe cómo aprende inglés y cómo llega muy pronto a recrear sus canciones preferidas del repertorio norteamericano. Así se produce su entrada al mundo artístico en la década de 1940 en las emisoras Radiodifusión O’Shea; en Radio Mambí, acompañado al piano por el compositor Orlando de la Rosa, en un programa dirigido por José Antonio Alonso, y en la RHC Cadena Azul con el grupo American Swing, del pianista Luis Mendoza, en el que figuraban Gustavo Mas, el también tenorista Emilio Peñalver, el baterista Evelio Quintero y los trompetistas Alejandro 'Coco' Barreto y Raúl Hernández (Cootie Williams). Con este grupo se presentaba también quien sería la primera cantante cubana de jazz: Delia Bravo.

En el programa El Club del Swing, que se transmitía los miércoles desde los estudios de la radioemisora CMQ, en Monte y Prado, acompañado por una Big band dirigida por un pionero del jazz en Cuba, Armando Romeu, entre otros números, Dandy interpretó Lady Be Good, de G. Gershwin, en una grabación de 1945, y Candy, de Kramer-David-Whitney, en registro fechado el 13 de junio de 1945.

Otras grabaciones de Dandy Crawford ese mismo año, también en CMQ, están disponibles en You Tube gracias al buen hacer de mi amigo René Espí, quien también pudo rescatarlas de la desidia. Se trata de Blue Skies, de Irving Berlin (video que encabeza este post), Kalamazoo, Warren Gordon, con el acompañamiento de una orquesta dirigida por Félix Guerrero, y Honey Luckle Rose, respaldado por la orquesta de Armando Romeu.

En 1949 ya integra como cantante la orquesta del cabaret Tropicana, que dirigía Armando Romeu, y permaneció un tiempo más en esa formación después que Víctor Correa, empresario del gran centro nocturno, decidió eliminar a Romeu y lo hizo sustituír por el director cubano-español Adolfo Araco. Volvería años después a la pista del cabaret bajo las estrellas. Pero probablemente mucho antes, ya Dandy, con esa pasión que sentía por la música norteamericana y sin saber que estaba siendo parte de un hecho fundacional, era inseparable de algunos muchachos que no llegaban a los veinte y con los que compartía idénticos gustos.

Solían frecuentar los bares del puerto para encontrarse con los marineros que desde New Orleans, venían en tripulaciones de paso por La Habana y traían aquellos discos que perseguían sin tregua los que luego serían “los muchachos del feeling”. Dandy estuvo muy vinculado, desde sus inicios, al movimiento del feeling y es en aquellas reuniones que hoy pueden llamarse descargas, donde comenzó a incursionar en el scat vocal, según Leonardo Acosta, fue el primer cantante cubano que logró hacerlo. “Es cierto que el bebop, incluso en su vertiente cantada (scat vocal) tiende a convertir la voz humana en un instrumento, lo que no sucede en el feeling, y sin embargo de este movimiento surgieron los dos primeros cantantes de scat de Cuba: Dandy Crawford y Francisco Fellove, que fue el creador de un scat con fraseo cubano”, remarcaría Acosta.

De aquellos inicios, contó el compositor y cantante Ángel Díaz, uno de los fundadores del movimiento del feeling: “Cuando yo tenía 16 ó 17 años, era amigo de Luis Yáñez y de Dandy Crawford, y nos íbamos al puerto en la Habana Vieja para oír jazz. Allí bailábamos, y escuchábamos a Dizzy Gillespie, Billie Holiday, Benny Goodman, porque en todos los bares del puerto -estoy hablando de los años 30 y 40- habían victrolas, y los marineros norteamericanos bajaban… Nosotros queríamos bailar boogie-woogie y jitterbug (baile muy popular en Estados Unidos en aquella época, se bailaba con gran energía y haciendo acrobacias al ritmo de las Big bands). ¿Por qué la palabra feeling? Porque cuando nosotros bailábamos en casa del saxofonista Bruno Guijarro, en Pogolotti -Luis Yáñez, Dandy Crawford, Humbertico y yo- nosotros habíamos escuchado en dos o tres canciones, que decían 'feeling, feeling'. Le preguntamos a Dandy Crawford, que sabía inglés qué quería decir 'feeling' y él respondió: sentimiento. Entonces empezamos a usar esa palabrita: Tú tienes feeling, tú no tienes feeling...”



Se gestaba entre esos jóvenes un nuevo modo de componer y cantar canciones, donde la letra daba paso a textos más cercanos a la poesía y la música, a partir de la riqueza del bolero, denotaba complejas armonías y las cercanas influencias del jazz. Dandy no era compositor, pero con su voz y estilo, fue entusiasta y asiduo participante en aquellas descargas que organizaban los muchachos de feeling (José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Jorge Mazón, Angel Díaz, Rosendo Ruiz Quevedo, Luis Yáñez, Armando Peñalver y muchos otros), en especial las “descargas de jazz y son” que organizaba la compositora y pianista Isolina Carrillo, y que frecuentaban la cantante Paulina Alvarez, el saxofonista Virgilio Vixama y el contrabajista Alfredo León. Allí, en el grupo de los creadores del feeling, junto a Francisco Fellove, quien luego en México acabaría por ser El Gran Fellove, iniciarían un modo de cantar, un fraseo inusual que los definiría como los primeros en Cuba en hacer scat vocal, no en un entorno específicamente jazzístico, pero sí fuertemente influenciado por el jazz.

Dandy continuaría en el entorno de aquel grupo filinesco y por ello, se le vería como cantante principal, a finales de 1949, de un grupo ocasional que se formó para presentarse en una fiesta durante la celebración del 31 de diciembre en la Community House, una sociedad de norteamericanos residentes en Cuba, junto a José Antonio, en la guitarra eléctrica; Rosendo Ruiz Quevedo, guitarra acústica; Frank Domínguez, piano; Isauro Hernández, contrabajo; Leonardo Acosta en el saxo alto; Francisco Fellove, congas y voz (en las guarachas y los mambos) y Luis Yáñez en las maracas, güiro y claves, así como en los coros. Dandy tenía a su cargo los boleros y las canciones en inglés. Después permanecieron como grupo un tiempo más, con las lógicas altas y bajas.

En julio de 1954, viaja contratado a la República Dominicana, para presentarse en varios centros nocturnos de Santo Domingo. En enero de 1956 vuelve a Tropicana para formar el elenco de los shows Fantasía Mexicana y Noches del Trópico, junto a los estelares bailarines Ana Gloria y Rolando, Leonela González y Henry Boyer, la soprano Xiomara Alfaro, el Cuarteto D’Aida (en su formación original), coincidiendo con el debut de Nat King Cole en el afamado cabaret, y teniendo entre sus distinguidos espectadores a los actores Marlon Brando y Joan Crawford y su entonces esposo Alfred Steele.

El siguiente año, 1957, le traería a Dandy su primera y única oportunidad cinematográfica, al ser aceptado en el numeroso elenco del filme mexicano Yambaó, rodado en Cuba por el realizador germano-mexicano Alfredo B. Crevenna y con la famosa vedette cubana Ninón Sevilla en el rol protagónico. Ese mismo año aparece en el programa televisivo Jueves de Partagás, del circuito CMQ, donde comparte cartel nada más y nada menos que con Rita Montaner.

Son los años de su actuación en el cabaret Sans Souci como cantante del grupo dirigido por el pianista Frank Domínguez, y formado por César Portillo de la Luz, Gastón La Serie y Alfredito León, entre otros, en tandas alternas con el Cuarteto D’Aida. Después se presentarían también, en formato similar, en el cabaret Montmartre y más tarde en el club Sherezada. En octubre de 1958 Dandy vuelve al Sans Soucí, pero esta vez en el elenco de una revista de ambiente haitiano montada por Víctor Alvarez, junto a Martha Jean Claude y otros, donde también demostraba su dominio del francés. Viajó también a Haití, Colombia y Estados Unidos, llevando su arte escénico variado y colorido, y su excelente voz a sitios nocturnos de esos países.

No abandona el jazz, sigue vinculado a los músicos y sus avatares, y es de los primeros en acudir a las descargas de jazz que organizaban en Tropicana los músicos de su orquesta de planta apoyados por otros que iban a descargar y cuyos nombres hoy forman parte de la historia del género en Cuba: Bebo Valdés, Armando Romeu, Fernando El Negro Vivar, Leonardo Acosta, y muchos otros. En 1956 el apuesto cantante y actor afroamericano Harry Belafonte publica su tercer álbum de estudio bajo el título Calypso (RCA-Victor LPM-1248), que se convertiría en su segundo álbum en alcanzar el primer lugar en la lista Top Pop Albums de la revista Billboard y donde permanecería por 31 semanas consecutivas. Comenzaría así la gran popularidad del calypso, que el carisma de Belafonte ayudaría a expandir. A su fama en Cuba contribuyó también su presencia en Island in the Sun, como actor y compositor -junto a Irving Burgie- del tema que da título al filme, dirigido por Robert Rossen, junto a Dorothy Dandridge y Joan Collins, aunque lo más popular en Cuba, a donde la voz de Belafonte llegó con la usual rapidez de entonces.

Pues bien, ¿en Cuba quién si no Dandy Crawford podía asumir el reto del nuevo ritmo foráneo? Como era habitual en él, replicó con creatividad el canto y el ritmo de Belafonte de modo excelente. En 1959 ante la popularidad del calypso, Julio Gutiérrez vuelve a demostrar su ductilidad para asimilar los nuevos ritmos de moda, cuando crea la formación Julio Gutiérrez y sus Cuban Calypsos, y por supuesto, ahí está Dandy Crawford como voz solista. Con esta formación realizó sus únicas grabaciones de estudio. Tres números los cantó en inglés: Banana Boat, Jamaica Farewell y Matilda, Matilda, y tres en español: Nora, La pulguita y Ron con Coca Cola. Canciones que si bien se alejan completamente del jazz, permiten a Crawford mostrar su capacidad para asimilar otros géneros.

Como saldo significativo de la década de 1950, además, Crawford había transitado por los escenarios de los más importantes cabarets del país: el Casino Nacional, Montmartre, Zombie Club, acreditando lo que caracterizaría su carrera musical: ser un cantante de cabaret. Cuando a fines de los 50 se crea el Club Cubano de Jazz, ahí está Dandy, presto a incorporarse a sus actividades y descargas. A partir de 1960 la carrera musical de Crawford le lleva a los clubs que, emulando a los grandes cabarets aunque con un sello propio, se multiplicaban por la ciudad desde finales de la década anterior.

En julio de 1960 trabaja una temporada en el club La Gruta, en 23 y O, en la céntrica Rampa con Esther Montalván y las Hermanas Cano, como siempre, con un repertorio internacional en inglés, francés y portugués, y motivando positivas opiniones de la prensa especializada. También ese año participa en la descargas programadas en el Hotel St. John’s, compartiendo pista con Doris de la Torre, Elena Burke y Frank Domínguez, Pacho Alonso, el duó Renée y Nelia, Felo Bergaza, Ela O’Farrill y otras figuras de la onda feeling. En enero de 1961 se le podía ver y escuchar en el Club Le Mans, recién inaugurado un mes antes, junto a Pacho Alonso, y otros populares artistas. En el Cabaret Nacional, con Fernando Álvarez, Pío Leyva, Anisia y Rolando, Amparito Valencia, Berta Pernas. Y en el cabaret del hotel Habana Libre participa en la descarga Constelación de Estrellas, en homenaje a Humberto Anido, junto con Gina León, Juana Bacallao, Tata Güines y el Cuarteto de Meme Solís, entre otros.

En 1961 actúa en producciones de envergadura como Me voy pa’l Brasil, en el Casino de Capri (hoy Salón Rojo) con Los Bucaneros, Gina León, Tony Escarpenter. En el escenario rivaliza con Juana Bacallao en situaciones hilarantes. De su desempeño en este espectáculo, diría la prensa: “Dandy ha sido sorpresa para todo el mundo. Estaba preterido, virtualmente eclipsado, pese a sus estupendas aptitudes histriónicas. Su labor lo pone a la cabeza de todos los cantantes revisteriles del año artístico.” Al finalizar 1961, en el balance que anualmente realizaba la revista Show, es elegido el mejor cantante en ese estilo. La pista del Capri vuelve a recibirle en octubre de 1962 al figurar en el elenco del recordado espectáulo La Caperucita se divierte, al lado de Juana Bacallao, Maggie Prior y el Cuarteto de Meme Solís. El periódico Revolución lo señala como cantante destacado en un show durante 1961.

Muchos hoy recuerdan el excelente y divertido tándem que conformara con la Bacallao. En 1963, Revolución lo selecciona entre los artistas de cabaret más destacados, junto a Elena Burke, Marta Strada, Juana Bacallao, con mención para Myriam Acevedo, Las Capella y Los Bucaneros. Poco más de año y medio después, en diciembre de 1964, regresa al gran cabaret, la producción Gina a lo Riviera, en el Copa Room del hotel Riviera, con Gina León, como figura estelar, y Juana Bacallao, Las D’Aida y Los Papines en el elenco. En octubre de 1966 se presenta en el Cabaret Nacional, en Prado y Neptuno, y en agosto de 1967 se le podía escuchar en el entonces famoso bar Pico Blanco del Hotel St. Johns, junto a Moraima Secada y otros. En septiembre de 1971 canta de nuevo en el Copa Room del Riviera con Los D’Enríquez, Bobby Carcassés, Los Geovani, Las Hermanas Valdivia y Las Capellas. En noviembre de 1972 se le puede ver en el Rincón Azul con Ezequiel Cárdenas y otros.

En su blog Detrás del pentagrama, el músico cubano Omar Alfonso Reyes Canto recordaba así a Dandy Crawford:

-Exactamente en el año 1975 tuve la oportunidad de acompañar a este formidable artista en el show que noche a noche se presentaba en el salón Libertad del emblemático Hotel Nacional de Cuba. Desde un principio, en los mismos ensayos del show, me di cuenta de que estaba ante un verdadero profesional de la música; además de que algunos músicos que con anterioridad ya habían trabajado con él, así como algunas personas que en distintas funciones laboran en el cabaret, le conocían, daban fe de ello. La presentación estelar de Dandy era al final del show. Cantaba en portugués, francés, inglés y por supuesto, en español.

-El repertorio que interpretaba, en cuanto a géneros musicales a saber, era exquisitamente variado, lleno de un colorido internacional, donde los ritmos fluctuaban entre baladas, sambas, bossanovas, bolero-feelings, guaguancó descargas, guarachas, chachachas, sones... Pero debe mencionarse mencionar de que toda esa panorámica musical que él exponía en sus shows, estaba apoyada por magistrales arreglos musicales.

-De sus formidables interpretaciones, recuerdo una en específico, que nosotros los músicos disfrutábamos acompañar. Era una de las bellas páginas musicales que el gran compositor, arreglista y director de orquesta René Touzet había concebido unos pocos años atrás: No te importe saber, con un arreglo espectacular en jazz de la gran maestra Enriqueta Almanza. Un estilo único que Dandy interpretaba magistralmente y que al final cobraba un aire de guaguancó que Dandy bailaba al compás de los giros e improvisaciones del bongosero de nuestra orquesta.

También en la década de 1970, como uno de sus últimos trabajos en el gran cabaret, Dandy fue figura importante en la producción Se cambia, se cambia, en el ya Salón Rojo del Capri, bajo la dirección de Olga Navarro, compartiendo cartel, entre otros, con los mimos Olga Flora y Ramón, y de nuevo con Juana Bacallao. El cierre de muchos centros nocturnos en dos ocasiones distintas, a finales de la década de los 60 y en los inicios de los 70, privó a muchos artistas de su medio natural de expresión, al limitar sus posibilidades de trabajo.

Fue el caso de Dandy Crawford quien, como se aprecia, desarrolló la mayor parte de su carrera, por no decir toda, en cabarets y centros nocturnos. Esta situación fue solventándose de un modo otro, pero algunos desde posiciones de poder enfrentaron el cabaret a los proyectos que se encaminaban para elevar la cultura popular, estigmatizándolo y limitando con ello, la identificación de figuras de valía musical con esos escenarios, como sí había ocurrido en años anteriores. Tal antagonismo, la subvaloración de sus reales posibilidades y las renuncias lógicas que le siguieron, están en los orígenes de una verdad: el cabaret, como hecho artístico, nunca volvería a tener la relevancia que le había caracterizado en décadas anteriores.

Para colmo, el de los showmen en la tradición de Broadway, nunca fue un estilo de amplio reconocimiento popular en Cuba, y más bien disfrutó de sus días de gloria únicamente en los escenarios de cabarets y night clubs. Con poco más de 50 años, Dandy ya no podría reinventarse y así, como ocurrió con su medio natural, asistió a la desaparición de un estilo: el de los showmen al estilo norteamericano que le inspiraron y que él imitó con el acierto que siempre le fue reconocido, recorriendo un camino de géneros que lo llevara desde el swing hasta elcalypso, pasando por los géneros cubanos más raigales.

Y de ese modo, los días se le hicieron más breves y las noches perdieron el encanto que para él tuvieron siempre; regresó todos los días cada vez más temprano a su Cayo Hueso, hasta que las luces se apagaron y los escenarios desaparecieron para siempre bajo sus pies. Como sus compatriotas Francisco Fellove y Amado Borcelá, más conocido por Guapachá, exponentes únicos del scat vocal en Cuba, Dandy Crawford tampoco fue popular. Nunca logró el favor general del público, ese ansiado “pegarse”, y debió contentarse con los aplausos que recibió casi siempre en los principales cabarets y night clubs que inundaron La Habana hasta bien entrados los años 60.

Armando Rodríguez Cárdenas, o mejor Dandy Crawford falleció en La Habana, el 9 de noviembre de 1998.

Rosa Marquetti Torres
Desmemoriados. Historias de la música cubana,
27 de noviembre de 2015.

Foto: De los años 40, con algunos de los primeros jóvenes habaneros seguidores del "feeling". A la derecha, con sombrero, Dandy Crawford, a su lado, vestida de blanco, Panchita Swing, que debe haber sido una gran bailadora de ese ritmo. Detrás, una muchacha llamada Marita. A la izquierda, Ángel Díaz, y detrás de él, Luis Yáñez. También aparece un sobrino de Dandy, entre otros. Tomada del blog Desmemoriados. Historias de la música cubana, donde pueden verse más fotos de Dandy Crawford.

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