Los años le multiplican la veta de dicharachero, la música es su bienestar y las 'yerbas', como llama a los vegetales, asegura ser el trampolín hasta después de los noventa.
El 5 de septiembre, Ricardo Simón Antonio cumplió 97 años y se mantiene, como pocos a esa edad, activo y tocando el cuatro. Es la evidencia de apellidos que parecen nombres, de haitianos acogidos en Cuba con canción como barraca y de trabajador y revolucionario.
La dirección de cultura en Holguín y el grupo Los seis del son, festejaron su onomástico y lo homenajearon en la Casa de la Trova.
Descendiente de emigrantes, asentados en Birán, su padre era cortador de caña y la madre vendía turrones en la valla de gallos de los Castro. Fue Lina Ruz quien lo nombró 'sonsito', no por parsimonioso, sino por cantar el son desde los nueve años.
En 1958, Simón se vincula a la lucha revolucionaria. Luego del triunfo de enero, Mongo Castro, lo llevó a trabajar en sus talleres de mecánica en Holguín, labor por la que obtuvo la condición de vanguardia nacional del trabajo.
Cantó con Faustino Oramas (Holguín, 1911-2007) y con él viajó hasta el sitio donde el Guayabero compuso Mañana me voy a Sibanicú. Simón participó en el documental que le hicieron al 'rey del doble sentido', como le decían a Oramas.
El grupo Los sociales, que formó en 1998, pasó a nombrarse Los seis del son, actualmente dirigido por Margarita Barrios. Para ella, “Simón es la figura principal, sin él el grupo no va adelante, los otros van y vienen, pero Simón siempre toca para nosotros”.
Ricardo Simón Antonio es acreedor de los reconocimientos Por los senderos de la victoria (2004) y Tesoro humano vivo (2015), entregado a personas con habilidades y conocimientos propios.
“La música es mi felicidad. ¡El mejor remedio pa'llegar a los cien es tomar un mejunje de garañón, jengibre, raíz de verraco y vino de uva. Es el secreto de la 'potencia'!”. Y sonríe picaresco.
Texto y foto: Yenny Torres Bermúdez
Ahora, 17 de septiembre de 2015.
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