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viernes, 6 de marzo de 2015

Un "sobrino" llamado Canek (III)



Oaxaca, jueves 5 de mayo de 2005

Querida Tania:

Te contaré cómo fui a parar a Granma. Verás, cuando tenía quince años entré a Juventud Rebelde de aprendiz de fotógrafo, y ahí estuve algo así como un año -hasta que la crisis limitó su periodicidad a los domingos. De esa etapa recuerdo vagamente un acontecimiento que me marcó profundamente. Las fechas, sin embargo, patinan en mi cerebro. El caso es que un lindo mediodía entró un apasionado periodista al departamento de fotografía y varios salimos con él, porque "algo" ocurría en una casa donde se reunían gusanos.

Creo que la casa estaba en la calle H, muy cerca de Línea, y debe haber sido a mediados del 89. Cuando llegamos a la casa ya habían convocado a los estudiantes de las escuelas cercanas a los "dos minutos del odio" -¿recuerdas a Orwell?. Lo curioso del caso, lo que más extraño me resultó de todo, es que a muchos de los jóvenes que ahí estaban gritando sin saber a ciencia cierta por qué, ya los conocía, habían sido compañeros míos de la escuela, o vecinos, o simples conocidos. La escena era así: una casa como tantas otras de principios de siglo del Vedado, al parecer con unos cuantos 'contrarrevolucionarios' parapetados dentro -aunque nunca los vi-; afuera, cientos de adolescentes de secundaria y pre, llevados hasta ahí para gritar unas consignas que muy pocos suscribían en privado, y en medio, nosotros, o mejor aún, yo.

Digo "yo" porque estoy narrando mi experiencia y no la de los demás. Decía que ahí estaba yo, sin pertenecer a ninguno de los dos bandos, sin conspirar ni gritar, sin defender ni atacar, sólo observando pero de alguna extraña manera, participando también... esa pequeña acción inútil marcó mi vida, creo. Cuando Juventud Rebelde se volvió semanario, la necesidad de aprendices que tenía el diario se esfumó, así como los puestos laborales de muchos que ya estaban en nómina: ésa es la razón por la que fui a parar a Granma. Pero si en Juventud Rebelde la situación era ridícula y patética, en Granma la hipocresía me hizo abandonar todo deseo de trabajar en la prensa.

Cambiando radicalmente de tema te diré que la palabra mole proviene del náhuatl mulli, y significa salsa. Así que hay muchos y muy diversos, algunos picantes y otros no; el más conocido es el mole negro, hecho con chocolate, varios chiles, yerbas y nosecuánta cosa más. Es muy rico porque combina lo dulce con lo picante (en realidad no pica mucho, pero sí sabe a chile: una diferencia sutil pero importante), y normalmente se sirve sobre el pollo y se acompaña con arroz blanco y frijoles, además de unas buenas tortillas de maíz.

Pero el estado de Oaxaca (la provincia) es del tamaño de Suiza, más o menos, y se divide en siete regiones. Contiene 570 municipios (la tercera parte del total de municipios del país), conviven catorce grupos indígenas, se hablan siete lenguas diferentes y en el estado hay tantas zonas geográficas como culturas existen: del desierto de piedra caliza a la selva tropical, del bosque húmedo al valle fértil y de ahí a la costa, al pantano o a la sierra... El Istmo de Tehuantepec es otro mundo. Ahí es donde se come iguana -es deliciosa, de carne blanca y suave-, también armadillo, tortuga y otras suculentas especies en peligro de extinción.

En Juchitán, uno de los pueblos del Istmo (es una ciudad, pero como remite a una cultura utilizo la palabra pueblo), es común que toda familia tenga un muxhe, es decir, un homosexual. El Istmo, así como la península de Yucatán, tienen un largo historial separatista, pues siempre se han considerado si no otro planeta, al menos sí otra patria —curiosamente, no es el caso de Chiapas, aunque sea el último territorio anexado a la nación (antes era de Guatemala).

Vivo en un pequeño pueblo al norte de la ciudad de Oaxaca llamado San Felipe del Agua. Se encuentra en las faldas del San Felipe, a unos 1800 metros sobre el nivel del mar (y a 400 sobre la ciudad, propiamente dicha). Pero este pueblo ya quedó irremediablemente unido a la mancha urbana: una avenida te deja en el centro en quince minutos en automóvil o en media hora/cuarenta minutos en autobús. Por su belleza, este pueblo se ha convertido en una zona residencial que aún no abandona su origen campesino: en resumen, conviven el Mercedes Benz con el burro cargado de leña, la mansión moderna con la tradicional casa de adobe, el surrealismo con la hiperrealidad. Conserva mucha de su esencia pueblerina (para bien y para mal) con estrechas callecitas de piedra y carencia de servicios públicos; todo el mundo se saluda y se dice una frase amable al pasar, y todos conocen las vidas de todos...

La casa donde vivo es moderna, pero de ladrillos de adobe (tierra apisonada con mierda de burro y paja), muy sencilla, con dos habitaciones (una es mi estudio y la otra, el estudio de mi novia, mujer, pareja, esposa y por supuesto, compañera: ella es pintora). Dormimos en la sala y no hay cocina, sino una cocineta en la misma estancia; un pequeño baño redondea el hogar. Lo que sí hay es un buen trozo de patio verde (aunque sin árboles grandes, aún), desde donde veo las montañas, un pedazo de valle y mucho mucho cielo. Eso me reconforta: la luz y el aire que siempre corre por la casa.

Pero en general, Oaxaca es así: una mezcla exuberante de tercermundismo y cajeros automáticos. Por supuesto, eso incluye a grupos guerrilleros que obtienen 20 millones de dólares con un solo secuestro, pueblos que se matan entre sí por un trozo de tierra fértil, comunidades enteras desarraigadas para construir ahí un complejo hotelero de lujo (y los antiguos habitantes, de dueños de sus tierras, pasan a empleados del turismo). En cuanto a la ciudad, Oaxaca de Juárez, es un sitio interesante y hermoso. Confieso que vine aquí de vacaciones, a pasar una semana, y aquí sigo.

Al principio dije que en Oaxaca hay 570 municipios; pues bien, dos terceras partes de éstos se rigen por el sistema electoral conocido como de "usos y costumbres", lo cual significa que la elección se resuelve en asambleas públicas en las que no pueden participar los partidos políticos. Claro que esto garantiza que los políticos profesionales no participen en las contiendas, pero no excluye que dichas organizaciones laboren en lo oscuro, detrás de las apariencias, manejando a los títeres que nunca faltan. Debes entender, Tania, que este sistema electoral funciona en comunidades pequeñas, donde todos se conocen bien... por ejemplo, en el pueblo en el que vivo. En las ciudades, empero, la política opera de la forma tradicional -es decir, moderna: con partidos políticos y campañas multimillonarias.

Ahora, lo que a mí me sedujo de esta ciudad fue su rica vida cultural. No sólo la cultura llamada culta sino la popular, es decir, la vulgar ("todo lo popular proviene del vulgo", decía Cabrera Infante). Las festividades religiosas, mezcla de paganismo prehispánico, catolicismo colonial y mucho posmodernismo, son impresionantes, aún para un ateo irredento como yo: Sonfestividades, en el mejor sentido de la palabra, y no actos solemnes ni decadentes -están vivos, no son simples rituales del pasado, sino recreaciones presentes, actos actuales. Las artesanías son también alucinantes, aunque debo admitir que me mantengo alejado de ellas: soy demasiado torpe para lidiar con esas delicadezas; todo lo rompo. La ropa tradicional, sencilla y agradable... No sé, pienso que te encantaría visitar el mercado: hay tantos colores.

Eso es algo fundamental en Oaxaca, el colorido. El color como materia prima de la cultura (digamos, así como en La Habana el motor es el ritmo). Lo encuentras en todas partes: en las casas amarillas o azules, rojas o verdes; en los pequeños negocios o talleres con sus anuncios pintados en la pared (el Ayuntamiento prohibe el uso del neón o cualquier anuncio luminoso en el centro de la ciudad: afea el entorno), en los bares y cafés, en las artesanías y en el arte, en el vestir y en el comer... y en la música... Pero es en sus interminables fiestas donde todo esto se conjuga. Aquí una boda tradicional, una "boda de pueblo" como se le llama, dura tres días.

Se come, se bebe y se baila sin parar (aunque esto último no lo hago: simplemente no sé hacerlo, ¿ya te dije que soy demasiado torpe?). Pero no pienses que soy un roñoso amargado que se aburre en una fiesta, de ninguna manera. Disfruto enormemente ver a la gente bailar, ser testigo de la diversión me divierte. Pero sobre todo, a mí me gusta conversar, conocer gente, observar. Y en esas bodas de pueblo hay un baile que se llama "del guajolote" (guanajo), y transcurre así: mientras la banda de música interpreta un jarabe de los Valles, todos los invitados bailan ante los novios con el regalo que cada uno llevó para éstos. Entonces, baila una señora con una licuadora, otra con un cofrecito, otro hombre baila con un cuadro de la Virgen de Guadalupe (infaltable en todo hogar decente), y así, hasta que llegamos al pobre tipo al que se le ocurrió regalarles un refrigerador, o una lavadora, o un armario. Sí, él también baila con su regalo a cuestas.

Cuando André Breton llegó a México declaró que era la tierra del surrealismo; cuando llegó a Oaxaca ya no supo que más decir. Después vinieron los beats, en su viaje eterno; más tarde los hippies, atraídos por tanta mariguana y por las legendarias curas espirituales de María Sabina, en el pueblo de Huautla, a base de hongos alucinógenos. Cuentan que con ella fueron los Beatles (aunque la limpia no les duró mucho, según parece). Los pintores también se han sentido atraídos por Oaxaca, sobre todo a partir de la mitad del siglo pasado. La luz y los colores fascinan...

En fin, querida Tania, debo despedirme pues el reloj marca las seis de la mañana. Ahora estoy en casa, sin dormir, y al mediodía pasaré a un internet público para enviarte esta carta. Tú la recibirás unos segundos más tarde, demostrando así aquel viejo dictum que asevera que el tiempo y el espacio son relativos.

Un fuerte abrazo, canek

posdata: mañana me voy de Oaxaca, voy a estar unos días con mi padre y otros con algunos amigos en la ciudad de México, así que no tendré un lugar fijo y por ende, un número telefónico. Incluyo en este mail una fotografía que quizá sirva. También incluyo un texto sobre Cabrera Infante (ya que lo mencioné) que escribí hace unos añitos para responder a unos cultísimos comemierdas locales. Espero te guste. Me reporto en unos días. Ciao.

Nota.- Por la dirección, Calle H muy cerca de Línea, Vedado, ese acto de repudio al que movilizaron a estudiantes de secundaria, entre ellos Canek, fue uno de los tantos que la Seguridad del Estado orquestaba contra disidentes, en este caso contra uno de los más prestigiosos, Gustavo Arcos Bergnes. El texto, escrito por Canek en 1999, se titula Un infante para la difunta Habana, y en el mes de marzo podrán leerlo en El blog de Iván García y sus amigos.

México, lunes 9 de mayo de 2005, dos correos el mismo día

El primero: Tania, quiero pedirte un favor muy especial. Ahí voy: ¿podría enviarte mi novela, capítulo por capítulo, para una lectura seria? Es sólo una novelita ligera, no otra cosa, pero estoy en la etapa final y necesito ojos frescos. Si tienes tiempo para el jueguito, en un par de semanas (o tres) te mando el capítulo 1. Tú dirás. besos y abrazos, ck

El segundo: Gracias por tus sobrios comentarios, querida Tania. Estoy de acuerdo contigo, la verdad no tengo prisa alguna (el presente es eterno, después de todo). De hecho, comenzaré con el trabajo después de instalarme en Francia, con toda la calma del mundo. Tan pronto esté por allá te envío dirección y teléfono.Tienes razón, soy lento y disperso, pero mantengo siempre mi cerebro funcionando. Me gusta darle una y mil vueltas a cada idea hasta encontrar el punto por el cual abordarla (en el sentido pirata: ¡al abordaje!)... un gran abrazo

México, miércoles 11 de mayo de 2005

Queridísima Tania...

Intentaré dar respuesta aquí a varios de tus emails. De antemano supongo que algo quedará fuera, pero será por olvido y no por desinterés. Te cuento que estoy en el DF en casa de una pareja maravillosa (cubano y mexicana). Pasamos todo el día (ahora son la 1.40 de la madrugada) haciendo un recuento político de Cuba, otro análisis de la situación mexicana, algo de historia de los movimientos armados en latinoamérica y mucha sabrosa discusión cultural. A la tarde llegaron un par de pintores cubanos que viven aquí, y mi mejor amiga de la secundaria y el pre (allá en La Habana) quien también reside en el DF... En fin, un día productivo. Ahora paso a las respuestas:

1. Tus estampas (o instantáneas) me parecen formidables. Acaso involuntariamente me recuerdan a aquel bello libro titulado "Vista del amanecer en el trópico"; quizás por el estilo directo, por el resumen casi fotográfico que haces, por el ritmo entrecortado y fulminante... aunque me quedé con ganas de saber qué respondió Fidel en el capítulo 4.

2. Agradezco profundamente (y sin resquicios de falsa modestia, ni alardes intelectualoides) tu voto de confianza. Claro que diste en el clavo: aprecio tu amistad porque me tratas como a un igual, pero no creo ser más culto ni más profundo; en realidad abordamos lo mismo desde ópticas distintas: tú eres periodista, yo aún no logro serlo.

3. Si solicito tus opiniones sobre la novela que escribo no es como crítica literaria (no sé si seas buena o no), sino como lectora... Y sé que eres buena en eso.

4. La dirección mía que diste es incorrecta, pues pones en la terminación del email com.es cuando en realidad es com.mx.

5. Nací en mayo (22, para ser exacto).

6. La semana pasada hubo un festival cultural en Oaxaca, y se presentaron Pablo y los Van Van en una plaza pública. No fui a verlos, Pablo me resulta empalagoso y para salsa prefiero a NG o a Irakere. Todos dicen que fueron buenos conciertos.

7. No me escribas a San Felipe del Agua, pues del DF parto a Francia. Tan pronto llegue te envío mi dirección.

8. Cuando tenía doce años comía mierda con un amigo (era domingo) y pintábamos con unas frutitas incomestibles cuyo nombre no recuerdo un muro en el Vedado. Nada del otro mundo, cosas de niños, una firma y poco más. Entonces escuché un frenazo y del Lada bajó un tipo completamente borracho, seguroso de pies a cabeza, quien sacó la makarov y me la puso en la frente. Desde el auto su mujer gritaba que me dejara en paz, que no era más que un niño; el tipo gritaba que me iba a matar por contrarrevolucionario... Tardé años en recuperarme del susto, del odio y jamás se lo conté a mamá.

9. Mañana reviso ese sitio... hoy muero de sueño.

mil besos y abrazos, ck

Foto: Canek en Oaxaca, enviada en mayo de 2005.

1 comentario:

  1. tu conciencia habla con tigo8 de marzo de 2015, 4:23

    tengo un foto de esta viejo morxista vestida de miliciana

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