Llevar el apellido O'Farrill y no beneficiarse del sobrenombre 'Chico' implica una gran responsabilidad. También representa un conflicto de individualismo y una carga emocional.
Pero si alguien ha podido manejar semejante compromiso con profesionalismo, elegancia y particularmente humildad ha sido Arturo O'Farrill, hijo del legendario arreglista, compositor y director musical cubano 'Chico' O'Farrill.
"La gente cree que tú eres tu papá y no entiende que tu trayectoria es diferente. Y no es que uno sea mejor o peor que el otro; pero el talento no pertenece a uno u otro…Se trata de algo individual", intenta explicar Arturo, pianista de 53 años y ganador de un premio Grammy. "No puedes cuantificar la calidad de uno en comparación con el otro. Somos músicos muy diferentes: él era arreglista, yo soy pianista".
Aunque, al igual que su padre -hijo de padre irlandés y madre alemana, pero nacido en La Habana-, Arturo ha sido un alquimista de la música de jazz en su expresión afrolatina o al revés (porque al decir del pianista, el jazz nace de la alegría latina y no al contrario). Se ha destacado por la experimentación y la creatividad, incorporando instrumentos, ideas y ritmos inimaginables y sacrílegos a las bases más puras del jazz.
"Eso de las mezclas viene de mi padre" indica Arturo desde su habitación en un hotel de Toledo, Ohio, donde se encontraba de gira con el saxofonista David Bixler "haciendo música afro-cubana-céltica" (con violines). "Siempre trato de buscar la mezcla más potente posible del jazz afrocubano porque al tener la raíz africana, es música que viene de todas partes y pertenece a todos".
Con esa poderosa combinación de pasión y consistencia, y la sabiduría de casi 50 años tocando el piano junto a gigantes del género como Dizzy Gillespie, Steve Turre, Freddy Cole, Lester Bowie, Wynton Marsalis y Harry Belafonte; O'Farrill encabezó el concierto anual Jazz Under The Stars del Miami Dade College (MDC), que tuvo lugar el 1 de noviembre en el campus de Kendall de la universidad.
"Me invitó mi amigo Ed Calle (versátil músico venezolano y profesor del MDC) y acepté con gusto". O'Farrill, vive en Brooklyn, Nueva York, y además de tocar, dicta clases magistrales, ofrece seminarios y talleres de música en el Brooklyn College -también lo ha hecho en Lafayette, en la Universidad de Massachusetts y otros centros educativos. En Miami tocó con su Afro Latin Jazz Orchestra junto a artistas de la talla de Cheíto Quiñones, Timothy Brent, Jack Ciano, Matthew Bonelli, y el propio Calle, entre otros.
Arturo O'Farrill nació con un piano debajo del brazo en México y creció en la ciudad de Nueva York. Inspirado por la inquietud artística de su padre, logró sus primeras notas y acordes con apenas 6 años.
A los 12 descubrió al pianista Herbie Hancock, y tras escuchar la interpretación de Seven Steps to Heaven del genio de Watermelon Man, su vida cambió para siempre. "Lo que escuché fue como un pájaro libre volando y aquello me liberó. Fue una epifanía. Desde entonces, he sido pianista de jazz", explica O'Farrill, cuyo padre murió en 2001.
"Cuando no estoy de gira, todos los días estoy en mi estudio practicando. Los dedos de un pianista son como las piernas de un atleta y necesitan ejercitarse. Si dejo de practicar un día lo siento, pero si dejo de practicar dos días, el público lo siente".
Apoyado en ese compromiso con su profesión y particularmente en su obligación social y cultural, en 2007 fundó el grupo Afro Latin Jazz Alliance, una organización sin fines de lucro creada como sede institucional de su orquesta Afro Latin Jazz, para promover en general al jazz latino a través de presentaciones y programas educativos.
Y es que el pianista siente tanta pasión por la música como por la educación, dos amores que no puede separar el uno del otro. "Tocar y enseñar para mí es lo mismo. Cuando toco enseño; y enseño cuando toco. Es parte de tu vida y siempre aprendes de lo que haces", apunta O'Farrill. "Hay dos tipos de música: la buena y la mala. Si haces tu trabajo con integridad y balance, puedes hacer lo que te gusta de forma correcta".
Educado musicalmente en las escuelas de Manhattan, el Aaron Copland College de Queens y el conservatorio del colegio de Brooklyn, O'Farrill tocó el piano con la Big Band de Carla Bley entre 1979 y 1983, cuando se destacó haciendo solos en grupos liderados por los Gillespies, Turres, Coles y Bowies.
También compone música para cine y en 2006 fue nominado a su primer Grammy con su álbum, Una noche inolvidable. Pero fue en 2009 cuando el hijo de 'Chico' O'Farrill ganaría su primera estatuilla (Grammy al mejor álbum de Jazz Latino), con su segundo CD, Song for Chico.
En su incansable lucha por resaltar la cara afro-latina del jazz, Arturo O'Farrill ha sacudido a los puristas del género, esbozando una teoría darwinista en la que la evolución parece operar como un proceso natural y no como obra divina. "Para mí, el jazz es África primero, segundo es música latina y después se hace jazz como tal", asegura, sin preocuparse de lo que llamen hereje al dejar de lado al sureste de Estados Unidos, considerado la cuna del género.
"Los latinos somos muy importantes en la historia del jazz. Otros creen que se trata de una sub-división (el jazz latino). Yo lo veo de otro forma y propongo que la música latina es el avance del jazz a otro nivel. Sin el ambiente latino no hay jazz", agrega.
Mientras toca con sus hijos, Zack, percusionista, de 21 años, y Adam, trompetista, de 18, Arturo hace un recuento de las figuras que más le influenciaron.
"Me impactó como pianista Randy Weston, quien entiende que el jazz viene de África y según su filosofía, los ritmos africanos pertenecen a todo el mundo. También me gustan las composiciones de Carla Bley, porque tienen mucho humor. Hubo otros que influenciaron en mí, aunque no musicalmente, si no por su trabajo y dedicación, como el trompetista Mario Rivera, cuya dedicación, caballerosidad y humildad me marcaron para siempre".
El mejor consejo que le dio su padre fue ser una buena persona. "Me dijo: si vas a ser músico, debes ser primero una buena persona, con integridad, mantener tu palabra, ser honesto, humilde y un caballero. Debes mantener limpio y en orden lo de adentro, para que salga bien lo de afuera".
Por Aurelio Moreno
El Sentinel, 13 de octubre de 2013.
Video: Arturo O'Farrill presenta a los músicos de su orquesta Afro Latin Jazz, durante un concierto el 15 de octubre de 2011. A continuación interpretan Qué humanidad de Ñico Saquito y Pedro Hernández, con arreglos de Luis Cruz.
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