Cuba: la disidencia viajera

Entre los miles de cubanos beneficiados por la reforma migratoria puesta en marcha por el régimen castrista el 14 de enero de 2013, se encuentran opositores, periodistas independientes y blogueros alternativos.

No todos los opositores, debo aclarar. A los ex prisioneros políticos de la Primavera Negra de 2003 no les permiten viajar. Hasta la fecha, solo han autorizado un caso, por razones de salud.

Pero lo cierto es que numerosos disidentes (y seudodisidentes) han podido salir y regresar sin problemas. Incluso hay quien ya va por el segundo o tercer viaje en los casi seis meses de vigencia de la reforma migratoria. Todo un récord.

Esta 'apertura' del régimen ha entusiasmado a varios opositores y algunos piensan alternar La Habana con Miami, tener casa en las dos ciudades, poder desayunar en la Calle 8 y cenar en La Guarida.

Me alegra que hoy exista una nueva modalidad de la disidencia cubana, la viajera. Lo que me preocupa es que se están convirtiendo en una clase elitista dentro del resto de la disidencia y de la población.

Por lo menos, tres disidentes han estado más de dos o tres meses 'zapateando' el asfalto mundial ('pasando el cepillo' prefiere decir un amigo). Unos viajeros han tenido más repercusión que otros, pero a ciencia cierta no se sabe hasta qué punto las cosas han sido como las han dicho o las han contado: el papel y las palabras todo lo aguantan.

En esos meses -y probablemente en los próximos- lo normal para esta nueva élite, es andar cogiendo aviones, atravesando oceános, visitando países y reuniéndose hasta con masantín el torero. Pese al gran número de fotos, videos, twitters, entrevistas y discursos, solo se ve humo y espuma.

Nada de proyectos a pie de calle, a ver si comienza a verse la luz al final de 54 años de dictadura, y se puede empezar a echar los cimientos de una sociedad democrática, plural y tolerante. Y, sobre todo, de un Estado de Derecho, donde haya transparencia y no exista esa sanguijüela llamada corrupción.

Por lo pronto, en la isla corren rumores acerca de los viajeros disidentes: billeteras engordadas, pacotillas a granel, refrigeradores llenos, escaparates surtidos y electrónicos de primera en sus hogares.

Puede que aún sea pronto para hacer balance. Pero se supone que quienes de verdad se consideran opositores, periodistas o blogueros, personas que supuestamente necesitaban salir a coger un 'diez' fuera, para 'retroalimentarse' y ver in situ el capitalismo, era para que sin quitarse el polvo del camino, estuvieran anunciando planes concretos, luego de haber regresado con las 'pilas recargadas'.

Al parecer, la mayoría de los disidentes viajeros todavía no se ha recobrado del 'jet lag'. Mientras se adapta al cambio de hora, clima y vida, prefiere seguir en la misma rutina, reuniéndose y debatiendo entre sí. Blablabla de cara al exterior.

Tania Quintero

Foto: Tomada de ¡Cuidado, tu maleta te delata!.

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