María del Carmen

María del Carmen vivió toda su vida en La Habana. Con la llegada de los barbudos en 1959, su familia, descendiente de españoles, creyó que había llegado la felicidad.

En 1999, a los 40 años, una edad en la que estaba consolidando su profesión y tomándose un respiro, después de dos matrimonios fallidos y dos hijos varones, decidió "cruzar el mar" y arriesgarse. En las primeras cartas, María del Carmen escribe que había encontrado la felicidad en Maspalomas, municipalidad de Las Palmas de Gran Canarias, España. No porque estuviera ganando dinero, sino por la posibilidad de poder andar libremente y decir lo que piensa. Y saber que en Canarias la gente da los buenos días, es amable y solícita. Como eran los habaneros antes de 1959.

Los canarios trabajan duro y al final tienen el mínimo para vivir confortablemente. Desde muy joven, María del Carmen tuvo que alternar su profesión con las faenas domésticas. En su ciudad natal supo lo que es lidiar con el transporte y los apagones y la falta de luz brillante (keroseno) para su cocina y de agua para bañarse y limpiar la casa.

Por eso en Maspalomas disfruta la libertad. En particular, la libertad de comer y de decidir lo que uno quiere hacer con su vida. Sin CDR vigilando ni Sistema Único de Vigilancia y Protección, sin sindicato, administración y partido, a toda hora controlando. Sin los dos canales únicos de televisión transmitiendo, desde las 8 de la noche y hasta las 2 de la mañana, un acto político con un discurso central de cinco horas que pronuncia el mismo hombre farragoso desde hace más de 40 años.

Para María del Carmen haberse podido librar de esa carga pesada sólo lo puede comparar con un caminante que tras una larga marcha llega a la meta y se quita una gran mochila llena de piedras. Hasta su llegada a Canarias, ella no supo lo que era vivir.

Ahora está convencida de que vale la pena "arriesgarse y cruzar el mar". Porque la aventura cubana es sólo eso: una aventura y de pésimo gusto, por cierto. Por delante María del Carmen tiene una alto muro que saltar. Pero está segura que lo hará y podrá llevarse a sus dos hijos "para que sepan lo que es sentirse libres".

María del Carmen es hoy un número en España y un número en Cuba. Allá un alta en la masiva inmigración. Aquí una baja en la descomunal emigración. Para ella y su familia también es otra realidad: haber podido dejar atrás décadas de racionamiento. Pero, sobre todo, haber podido borrar de su vida las incesantes consignas. Y la fatalidad de haber vivido aislados en medio del Caribe, a sólo 90 millas del país más poderoso del planeta.

Tania Quintero

Publicado el 6 de agosto de 1999 en Cubafreepress con el título Maspalomas.

Foto: Dunas de Maspalomas, en Las Palmas de Gran Canarias, una de las dos capitales de la comunidad autónoma de Canarias, la otra capital es Santa Cruz de Tenerife. Tomada de Terra Nova.