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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Los cinco artífices ocultados (I)



Por Yndamiro Restano

Crecí en medio del antagonismo esencial de la revolución cubana, que no era precisamente un conflicto de clases económicas sino el enfrentamiento inevitable entre la conciencia democrática de la nación cubana y la mentalidad autoritaria también presente en nuestra historia. “Una República, General, no se funda como se manda un campamento” ya le decía nuestro Apóstol José Martí en carta memorable a Máximo Gómez.

Pero no escuchamos a los fundadores, especialmente a Martí y a Ignacio Agramonte.

La mentalidad autoritaria, nos llevó de tragedia en tragedia durante el siglo XX y llegó a su delirio con la construcción del igualitarismo totalitario. Por mi parte, desde mi infancia, por la militancia comunista de mi familia, conocí de la existencia de los cinco arquitectos del poderoso estado totalitario cubano. Me refiero a Osvaldo Sánchez, Joaquín Ordoqui, Francisco Ciutat de Miguel, Wilfredo Velásquez (más conocido entre los militantes de acción del Partido Socialista Popular como 'el compañero José') y Aníbal Escalante. Los cuatro primeros fueron hombres de la KGB y formaban la dirección del aparato militar del PSP. El último era un talento de la organización y un sustancioso orador, que puso todo el poder político, económico y social del país en manos de las ORI: acrónimo del partido comunista, que se emascaraba una vez más. Ahora como Organizaciones Revolucionarias Integradas.

Hay un revolucionario marxista, Alfredo Guevara, que jugó también un papel clave en la historia de la revolución cubana, porque fue un mentor de revolucionarios y un enlace genial entre los comunistas y el movimiento revolucionario democrático cubano. Pero Alfredo Guevara no está entre los cinco artífices del totalitarismo cubano sino que representa una disidencia marxista tolerada frente al totalitarismo. Por otro lado, con respecto a Aníbal Escalante, es importante recordar, que después del golpe de estado de Batista, en algún momento Blas Roca se marcha a China y queda Aníbal al frente del PSP.

Aníbal estaba a favor de la táctica insurreccional. De ahí, el nivel de decisión casi omnipotente de Aníbal cuando asume la secretaría de organización de las ORI, ya que esta actitud suya de no marcharse del país, levantó moralmente su figura, al mismo tiempo, que desmoralizó la de Blas Roca.

El hecho de enterrar a Blas Roca en el Cacahual, donde descansan los restos de Antonio Maceo, respondió más a la sumisión de Blas Roca a Fidel Castro, que a una supuesta lealtad con el socialismo y mucho menos con la nación cubana del conocido dirigente comunista. Blas Roca, siempre incondicional a Moscú, se entrega de pies y manos a Fidel Castro, pues ya existía un acuerdo secreto entre el PSP y el 26 de julio y además porque no tenía alternativa ante el impulso arrollador de Fidel Castro por escalar al poder absoluto.

Basta recordar la Ley de la Sierra número 2, que condenaba a muerte a todo político que intentara buscar una salida cívica a la crisis que atravesaba la república. Es decir, la única solución eran Fidel Castro y sus guerrilleros; no había otra cura para la situación que la violencia, pero la violencia de Fidel Castro. Específicamente la parte guerrillera que controlaba absolutamente Fidel Castro. Pues el hecho más heroico de toda la guerra contra Batista, el ataque al Palacio Presidencial, fue condenado por Fidel Castro. En el caso del Segundo Frente del Escambray, que era plural desde el punto de vista ideológico y el cual no era controlado absolutamente desde la Sierra Maestra, Fidel Castro intentó en repetidas ocasiones que se disolviera y que sus miembros fueran para las montañas orientales.

Obviamente, cuando todas sus astucias fracasaron, organizó junto con Wilfredo Velásquez y Osvaldo Sánchez, la invasión al centro de la isla y nombró al Che jefe de la provincia de Las Villas. Sin embargo, Gutiérrez Menoyo y sus oficiales, mantuvieron cierta autonomía, tanto es así que muchos políticos condenados por la Ley de la Sierra número 2, encontraron refugio en ese frente de guerra.

Por supuesto, la violencia siguió después de llegar Fidel Castro al poder. A los pocos meses de la huída de Batista, se produce el golpe de estado contra el Presidente provisional Manuel Urrutia, que termina definitivamente con toda esperanza democrática y con la revolución constitucionalista. A partir de esta acción de fuerza, ya se prohibe la política y la autoridad es sustituida por el poder, la demagogia y la violencia.

Aunque a Fidel Castro le quedaba un largo camino por delante para obtener el poder absoluto. Pues a pesar de que Blas le entrega el PSP a Fidel Castro y se crean las ORI, el poder del PSP seguía vigente, ya que Aníbal Escalante era su secretario de organización. Además, las organizaciones que integraron las ORI aceptaron como base teórica el marxismo-leninismo y Aníbal dominaba este conocimiento filosófico, poseía también una autoridad intelectual en este sentido.

Al aceptar las tres organizaciones que formaban las ORI el marxismo leninismo como pensamiento político, de hecho se acababa el pluralismo revolucionario. Pues, el marxismo-leninismo, que es la justificación teórica del por qué no se cumplieron las profecías de Marx, plantea la tesis del 'partido de vanguardia', poseedor de la verdad hstórica, en sustitución de la clase obrera: Lenin argumenta que la división interna del proletariado no le permite superar el sindicalismo.

A partir de esta integración sobre la base teórica del marxismo-leninismo, acordada por figuras relevantes de las tres organizaciones participantes (Movimiento 26 de Julio, Partido Socialista Popular y Directorio Revolucionario 13 de Marzo), los revolucionarios demócratas constitucionales son declarados bandidos y enemigos del pueblo. Es decir, con la fabricación de las ORI no se produjo un frente amplio ni una alianza, sino que tanto el Directorio 13 de Marzo como el Movimiento 26 de Julio, renunciaron a la democracia como programa político y aceptaron el programa comunista de transformación de la sociedad y la construcción de la dictadura del proletariado.

Obviamente, la dictadura hay que construirla a sangre y fuego. Por lo tanto, la Constitución de 1940, que había abolido la pena de muerte era un obstáculo para el futuro totalitarismo. Sin fusilar, sin reprimir, sin intrigar, sin mentir, sin propaganda, sin demagogia y sin anular drasticamente, por medio del terror, la separación de poderes y las libertades públicas, no se puede estructurar un régimen totalitario.

La Constitución de 1940 al igual que la de Weimar, tenía que cesar. En Alemania, Hitler la suspendió; en Cuba se declaró inoperante porque era una constitución burguesa y se descalificó como posibilidad jurídico-política. Batista ya la había suspendido e impuesto unos estatutos. Fidel Castro sustituyó los estatutos del batistato por la Ley Fundamental, la cual permitía construir legalmente la dictadura del proletariado, el estado policíaco. La Constitución de 1940 era un demonio tanto para Batista como para Fidel porque es el documento más revolucionariamente democrático que ha elaborado la nación cubana.

Por supuesto, no se puede construir el comunismo sin los comunistas. Pero Fidel quería comunistas incondicionales a él. A Fidel Castro le interesaba poco el signo ideológico de la gente mientras no peligrara su proyecto de poder personal; para él lo importante era que todos fueran sus incondicionales. Además, Castro era un talento de la demagogia y contaba con un gran apoyo popular.

En lo que respecta a su conocimiento de los teóricos importantes del marxismo-leninismo, había leído algunos textos de Lenin que le facilitó mi padrino Lalo Carrasco, pero no poseía el bagaje teórico ni la historia comunista ni la experiencia política de Aníbal Escalante. Entonces, tendrá lugar una dramática lucha por el poder entre Fidel Castro y Aníbal Escalante, entre el caudillismo fidelista y los comunistas, de la que sale vencedor Fidel Castro, en buena medida debido al apoyo de Blas Roca y de otros líderes del PSP, que se quebrantaron ante el terror y la melagomanía fidelista.

La complicidad de estos comunistas importantes, que le temen a Fidel Castro por su capacidad para azuzar a los segmentos más atrasados e ingenuos de la sociedad y por su obsesión de poder absoluto a cualquier precio, termina con toda posibilidad racional y creativa en la vida nacional al entronizarse ya definitivamente el culto a un semidios en que todo este aparato de propaganda y represión convierten a Fidel Castro. Este aparato estaba destinado a divinizar al PSP, pero Fidel Castro lo capitaliza para él.

A partir de la purga contra Aníbal y sus seguidores, ya la divinidad no es el Partido sino Fidel Castro. La divinidad para los comunistas era el Partido, una divinidad impersonal, que era omnipresente, omnisciente y omnipotente. La adoración al Partido era una especie de panteísmo político, en el cual el Partido representaba una divinidad ubicua en todo el acontecer de la vida nacional y que, obviamente, tenía su santuario en Moscú.

En tiempos de Aníbal, el populacho coreaba 'la ORI, la ORI, la ORI es la candela'. Y las ORI, de una forma u otra, eran una institución. Pero cuando ya Fidel Castro toma el poder absoluto, ya no son las ORI es Fidel quien realiza todo lo bueno, y nunca nada erróneo ni perverso. Fidel Castro está más allá de todo juicio crítico. Ahora es el caudillo, es la candela que exige obediencia ciega. “Para lo que sea, como sea y donde sea: Comandante en jefe, ordene.”

Foto retocada de Osvaldo Sánchez Cabrera, tomada de la biografía que sobre el dirigente del PSP, fallecido en extraño accidente aéreo en enero de 1961, aparece en EcuRed, la 'wikipedia' cubana, que oculta o resalta lo que le conviene.

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