Google
 

miércoles, 3 de agosto de 2011

Suiza, el país donde vivo (III)


En 1798, las fuerzas de la Revolución francesa conquistaron Suiza e impusieron una nueva constitución. Esta constitución centralizaba el gobierno y abolía los cantones, y tanto el territorio de Mulhouse como el valle de Valtellina fueron separados de Suiza. El nuevo régimen, conocido como la República Helvética, fue muy impopular.

Había sido impuesto por un ejército invasor, destruyendo siglos de costumbres y tradiciones y convirtiendo a Suiza en un estado satélite de Francia. La fuerte represión efectuada por Francia durante la rebelión de Nidwalden (septiembre de 1798) fue un ejemplo de la presencia opresiva del ejército francés y de la resistencia local a la ocupación.

Cuando estalló la guerra entre Francia y sus rivales, las fuerzas de Rusia y Austria invadieron Suiza. El pueblo suizo se negó a combatir al lado de los franceses en nombre de la República Helvética. En 1803, Napoleón organizó una reunión con líderes políticos suizos en París; el resultado de esta reunión fue el documento llamado "Acta de Mediación", que en gran parte restablecía la autonomía de Suiza y la Confederación de 19 cantones.Desde entonces, la política suiza se encaminaría a mantener la tradición de los cantones autónomos con la necesidad de un gobierno central.

En 1815, el Congreso de Viena restableció por completo la independencia de Suiza y las potencias europeas accedieron a reconocer permanentemente la neutralidad del país. Las fuerzas armadas suizas sirvieron a varios gobiernos hasta 1860, cuando pelearon en el sitio de Gaeta. El tratado también aumentó la extensión territorial de Suiza, con la anexión de los cantones de Valais, Neuchâtel y Ginebra. Desde entonces, los límites de Suiza no han cambiado.

El cantón de Berna fue uno de los tres cantones que presidieron el Tagsatzung (antiguo consejo ejecutivo y legislativo) junto con Lucerna y Zürich. La capital del cantón fue elegida como la capital federal en 1848, principalmente debido a su cercanía con el área francófona del país.

La restauración del poder en Suiza fue solamente temporal. Después de un período de disturbios con repetidos enfrentamientos violentos, como el Züriputsch en 1839, en 1847 estalló la guerra civil cuando algunos de los cantones católicos trataron de establecer una alianza entre ellos (Sonderbundskrieg). La guerra duró menos de un mes y no causó más de cien víctimas, la mayoría de las cuales se debieron a fuego amigo. La Sonderbundskrieg parece muy pequeña comparada con otros conflictos que existieron en la Europa del siglo XIX y en la historia de la sociedad suiza.

La guerra mostró a los habitantes de Suiza la necesidad de unidad para fortalecerse ante sus vecinos europeos. Suizos de todos los estratos sociales, ya fuesen católicos, protestantes, liberales o conservadores, se percataron de que los cantones progresarían más si fusionaban sus intereses económicos y religiosos.

Así, mientras el resto de Europa se encontraba en medio de revoluciones y guerras, los suizos promulgaron una constitución más moderna, la cual daba al gobierno un diseño federal, en gran parte inspirado en el modelo estadounidense. Esta constitución impuso una autoridad central, dejando a los cantones el derecho de autogobernarse y resolver cuestiones locales. La asamblea nacional se dividió en una cámara alta (el Consejo de los Estados de Suiza, con dos representantes por cada cantón) y una cámara baja (Consejo Nacional de Suiza, con representantes electos de todo el país). Para introducir cambios a la constitución se volvió obligatorio realizar un referéndum.

Asimismo se implantó un sistema único de pesas y medidas, y en 1850 el franco suizo se convirtió en la única moneda oficial del país. El artículo 11 de la constitución prohibió el envío de tropas al extranjero, aunque en 1860 el ejército suizo fue obligado a participar al lado de Francisco II de las Dos Sicilias en el sitio de Gaeta.

Una de las cláusulas más importantes de la constitución era la que establecía que podía ser reescrita completamente si la ocasión lo demandaba, de esta forma la constitución evolucionaría totalmente en lugar de ser modificada año tras año.Esta característica de la constitución se volvió muy útil con la llegada de la Revolución Industrial, cuando varios cantones proclamaron que era hora de modificar la constitución.

Un primer borrador fue rechazado por la población en 1872, pero dos años más tarde se aceptaron las modificaciones.Fue entonces cuando se introdujo un referéndum facultativo para la creación y modificación de leyes a nivel federal. También se establecieron normas que regulaban el ejército, el comercio y otras cuestiones legales. Finalmente, en 1891, la constitución fue revisada de nuevo y se implantó un inusual sistema de democracia directa, el cual sigue en vigor hasta el día de hoy. (Continuará)
Foto: Berna, Palacio Federal, 1857.

No hay comentarios:

Publicar un comentario