Por Ivette Leyva Martínez, Miami
La muerte del legendario Rey de las Guayaberas, ocurrida el 29 de abril de 2011, pasó inadvertida: sólo se publicó una esquela mortuoria costeada por la familia en un diario local. Demasiado silencio para despedir a un patriarca del buen vestir en el exilio, a un embajador de la elegancia cubana ante el mundo.
Puig nació el 4 de septiembre de 1920 en la ciudad de Sancti Spiritus, pero desde muy pequeño vivió en el poblado de Zaza del Medio. Allí conoció a su única esposa, Juan María, a quien estuvo unido por un matrimonio de 67 años.
Puig tenía sólo 23 años cuando abrió su sastrería en Zaza del Medio. Sus guayaberas pronto comenzaron ganar popularidad y el joven sastre se aventuró a visitar las casas de sus clientes en un Chevy-Bel Air de 1954, con el fin de confeccionarles las piezas a la medida.
En 1963, el gobierno de Fidel Castro le expropió la sastrería al matrimonio Puig. “Nos dijeron: Salgan por esa puerta, nada de lo que está aquí es suyo. ¿Compensación? Ninguna, casi nos dan un culatazo”, rememoró Juana María, de 90 años.
Durante cuatro años la familia subsistió cosiendo ropa para las amistades. Tras pedir la salida del país, Puig se vio obligado a trabajar por un año en labores agrícolas lejos de su hogar.
“No recuerdo exactamente adónde fue, porque he querido borrar esos recuerdos desagradables de mi memoria. Pero tuvo que sembrar caña, y guataquear por diferentes pueblos”, señaló su viuda.
Llegaron a Miami el 18 de octubre de 1968, en uno de los llamados Vuelos de la Libertad, y como muchos cubanos exiliados, Puig empezó de cero. Durante ocho meses trabajó en la lavandería del famoso Hotel Fontainbleau de Miami Beach, ganando 95 centavos por hora.
No se desanimó. Poco a poco fue contactando a antiguos clientes cubanos y empezó a hacerles ropa a la medida, mayormente pantalones y guayaberas. En 1971 alquiló un local al lado del hoy icónico Restaurante Versailles, en la Calle 8, y desde entonces el negocio comenzó a prosperar hasta convertirse en el emporio que es hoy.
Ramón Puig saltó a la fama en 1983, cuando el presidente Ronald Reagan vistió una de sus camisas. Desde entonces, comenzó a ser llamado El Rey de las Guayaberas, y a recibir pedidos de numerosas personalidades interesadas en adquirir la prenda tropical. Presidentes como George Bush padre, y el colombiano Alfonso López Michelsen se hicieron guayaberas con Puig, así como los actores Denzel Washington y Robert Duvall.
En 1995 la Casa de las Guayaberas había crecido tanto que tuvo que mudarse a un local más amplio, con mayor estacionamiento, ubicado en el 5840 SW 8 St, en la ciudad de West Miami.
Confeccionar guayaberas fue la gran pasión que lo acompañó hasta el final de sus días. Puig permaneció trabajando en el negocio hasta una semana antes de su muerte.
“Desde pequeño me gustó la sastrería. No me canso de cortar guayaberas y hacer guayaberas. A veces son las dos de la tarde y me dicen, ¿no vas a ir a almorzar? Porque estoy tan entretenido con las medidas y las tallas, que se me va el tiempo”, dijo Puig en una entrevista realizada en 2008.
Actualmente, la Casa de las Guayaberas tiene un inventario que supera las ocho mil piezas. Los precios oscilan entre 20 dólares y 150 para las confeccionadas en lino irlandés, pero las guayaberas hechas a la medida pueden ser mucho más costosas.
Hacía poco, Puig había donado una de sus guayaberas al conocido periodista cubano Ciro Bianchi Ross y su esposa Mayra Gómez, artífices del proyecto de reanimación cultural La Guayabera, que busca rescatar la tradición y crear un museo de la prenda en Sancti Spíritus. Bianchi habló con él en Miami, posiblemente en el que fue el último encuentro con la prensa que tuvo el empresario antes de morir.
¿Perdurará el negocio familiar tras la muerte de Puig?
“Mientras tenga vida y salud voy a tratar de impulsar el negocio, y luego lo hará mi hijo”, afirmó Juana María. “Tenemos que hacerlo de cualquier manera, esa era la vida de él”. Además de su viuda, sobreviven a Puig su único hijo Luis, y un nieto de 8 meses.
Café Fuerte, mayo de 2011
Ver también: King of The Guayaberas y Del verde olivo a la guayabera .
No hay comentarios:
Publicar un comentario