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jueves, 7 de abril de 2011

Twitterrevolución (1)

Por Delia Rodríguez



Es un día cualquiera de febrero en Twitter. A las seis de la mañana, Alex de la Iglesia ya está de rodaje con Salma Hayek y sube una foto de la actriz, ojerosa por el madrugón. Un rato más tarde, el copresentador de Ana Rosa Quintana, Maxim Huerta mira su móvil en directo en el plató: tiene un aluvión de mensajes porque los espectadores acaban de ver en su programa a la mujer de Santiago del Valle confesar que su marido es un asesino. Al mediodía, Rubalcaba anuncia la bajada del límite de velocidad en las autovías para ahorrar gasolina y los ciudadanos reaccionan con sorna ("¡Pongamos la jubilación a los 110 años y la velocidad en las autopistas a 67 kilómetros!"). Los blogueros asisten a un congreso en Burgos y saturan Twitter contando lo que comen, ven y escuchan, mientras redistribuyen los últimos titulares sobre Libia y Gadafi de la cadena Al Jazeera. Por la noche se comenta el estreno de Hijos de Papá en la Cuatro.

Y así cada día. Este caos de información -pública y privada, relevante y accesoria, seria y en broma, trascendente y cotidiana, canalizada por amigos, celebridades, desconocidos, empresas y medios de comunicación- llamado Twitter afronta su quinto cumpleaños el próximo julio con 200 millones de cuentas en todo el mundo y 130 millones de tuits al día. Es un momento dorado para la red social, popularizada entre el gran público gracias al idilio sostenido con famosos y medios de comunicación, pero que ha mantenido el tipo informativo desempeñando un papel clave en un acontecimiento histórico como son las recientes rebeliones en los países árabes.

España se ha apuntado a la Twitterrevolución con energía; es el país europeo donde crece a más velocidad: un 151% en un año, hasta los dos millones de usuarios únicos, según ComScore, y sin contar a los muchos que prefieren utilizarla a través de programas para el móvil o el ordenador en lugar de usar twitter.com.

Si Facebook ha triunfado al descubrir que en realidad a los humanos nos importa menos la privacidad que las relaciones, Twitter ha probado que las comunicaciones cortas y rápidas sirven para casi todo. Sus mensajes están limitados a 140 caracteres. Si lo que se desea explicar no cabe, se enlaza fuera, a una foto recién tomada, un reportaje, un blog. "La experiencia tuitera es distinta para cada usuario porque cada uno la regula a través de la gente que decide seguir y al revés; el contenido que publicas define quién te va a seguir.

También es asimétrica en la amistad. Cualquiera puede seguirte y no hay necesidad de un seguimiento mutuo", explica el profesor de la Universidad de Navarra, José Luis Orihuela. Él sigue a 1.000, pero le siguen 120.000. Cuando un español se da de alta, se le sugiere empezar a recibir sus mensajes, junto a los de otras personas y organizaciones de lo más dispar. A partir de ahí, el recién llegado deberá empezar a buscar conocidos y a construir su red. Decidir si le interesa la vida cotidiana de los futbolistas, hablar con los amigos o retransmitir en directo lo que emite la CNN.

Twitter es cruel y muestra quizá mejor que ninguna otra red social las relaciones desnudas visibles como alambres. Lady Gaga es seguida por millones de personas, mientras a miles de anónimos no les hace caso nadie. Son habituales las celebridades de la red desconocidas en la calle, los periodistas con más eco que sus propios medios o los subordinados más populares que sus jefes. En Twitter, si te rodeas de gente interesante, te llegará información interesante. Y si dices algo relevante y ocupas la posición correcta en la red, tu mensaje puede obtener repercusión mundial instantánea.

Como en la vida misma, pero de una forma infinitamente más sencilla y veloz. Los más populares no son los más influyentes. Las cuentas de los medios son responsables de la mayoría de los temas calientes (trendingtopics), que los usuarios filtran y difunden a toda velocidad: su vida media es de 20 a 40 minutos, según un estudio de HP.

Publicado en El País Semanal, el 13 de febrero de 2011.

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