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martes, 22 de febrero de 2011

Caída en barrena del béisbol cubano


Por Gilberto Dihigo*

El béisbol cubano en el 2010 perdió 5x2 ante República Dominicana en la final del pre-mundial de Puerto Rico para cerrar cinco años consecutivos sin grandes títulos internacionales y continuar su caída en barrena.

Como siempre ocurre, el gobierno culpará al embargo del imperialismo, a las fugas de peloteros, al mago Merlín, al rey Arturo, a James Bond, a Mickey Mouse, y a cualquiera que se le ocurra. Menos reconocer al verdadero culpable: el propio régimen castrista.

Es que para una sociedad tan perfecta como dice la propaganda del sistema en que viven los cubanos, no le es permitido imaginarse que su funcionamiento es un desastre y siempre es mejor acusar a los enemigos del exterior que encontrar lunares defectuosos en su interior.

Precisamente del paraíso socialista fueron expulsados por el 'máximo líder' los peloteros profesionales en los tempranos años 60, quien para ratificar la “sabia medida” acuñó aquella frase, de triunfo de la “pelota libre sobre la pelota esclava.”

Claro, resultaba fácil en aquellos tiempos enunciar doctrinas y darlas como valores absolutos porque todavía el mundo era muy amplio y los cubanos estábamos aislados por nuestra condición de isla.

Sin embargo, en la actualidad dentro de esta aldea global que es el mundo contemporáneo en que un hecho es registrado a los dos segundos de realizarse y donde internet nos une incluso en los sitios más recónditos, ya no es tan fácil disfrazar una verdad.

No es la pérfida CIA culpable de que los lanzadores cubanos no tengan control en sus lanzamientos y necesariamente se vean obligados a ir por el centro del plato para buscar el strike, con lo que son fácilmente bateados. Ese mal del control del pitcheo cubano se aprecia cuando a la mitad del campeonato nacional (45 juegos) el promedio de bases por bolas rebasan los ocho boletos.

La paciencia en el plato para batear es un hábito que no tienen los jugadores cubanos en el torneo nacional y ese desespero es mortal cuando enfrentan a lanzadores experimentados en eventos internacionales, sobre todo cuando todos quieren ser héroes y batear jonrones. En términos generales no se aprecian variantes ofensivas para producir carreras. No es el 'imperio yanqui' culpable tampoco de esa pobreza táctica.

El desastre del campeonismo de las EIDE (escuelas de preparación deportiva) desde hace tiempo también afecta, porque los entrenadores en vez de enseñar aspectos técnicos a los muchachos sólo se preocupan por ganar y apenas le corrigen defectos. Esas lagunas técnicas ya incorregibles de los jugadores se contemplan cuando llegan a compromisos mayores.

Esos problemas son elementales y resulta evidente que los jugadores cubanos lo desconocen y si no recuerden la cantidad de movimientos ilegales que le decretaron a los lanzadores en el último clásico. De eso tampoco son culpables los cazatalentos.

Y si a todo esto sumamos que el campeonato juvenil, cantera lógica para la selección de mayores es una bazofia, que hay pocos terrenos de béisbol que tengan calidad, que no hay uniformes, ni materiales para entrenar, que los preparadores infantiles y juveniles no tienen motivación, encontramos varios factores detonantes para esta baja en general del beisbol cubano.

A todo eso hay que agregar también que frente a esos horrores del paraíso socialista, sin alicientes, ni esperanzas de crecimiento, se yerguen ahora las referencias de una buena cantidad de muchachos que brincaron a la “pelota esclava”, quienes elevaron su calidad deportiva y mejoraron sus niveles de vida.

Sin embargo, el régimen cubano considera traidores a estos deportistas que juegan en Grandes Ligas y los circuitos profesionales, quienes en su gran mayoría si se les pide, jugarían con la selección cubana en los eventos internacionales.

La negación no es porque juegan en la "pelota esclava" sino por el ejemplo que le darían estos jugadores a sus “peloteros libres”. El ejemplo de movilidad, independencia personal y condiciones económicas sería mortal para su sistema de vigilancia y control.

¿Y estas derrotas del béisbol harán cambiar al régimen su política y permitirán una apertura? Lamentablemente, para esos cientos de jóvenes que desean medirse a otro nivel en el beisbol hay que decirles que no.

El sistema castrista por su propia naturaleza totalitaria y censuradora no doblará su brazo y no permitirá intercambios de jugadores con las grandes ligas, -aunque les pese el sitio donde mejor béisbol se juega en el mundo- ni autorizará la creación de academias de la gran carpa dentro del país y seguirá comulgando su vieja y obsoleta filosofía.

Este tipo de institución que abre las Grandes Ligas y que ya poseen países europeos como Holanda e Italia resulta beneficioso en el desarrollo del béisbol. Por ejemplo, en Venezuela y República Dominicana las academias resultan provechosas para el béisbol invernal local como para las propias ligas mayores.

Falta de conocimientos técnicos, atraso teórico, insuficiencia de material deportivo, desmotivación personal y un campeonato nacional mediocre, sumado a un sistema político intransigente e inamovible en los conceptos contemporáneos deportivos, son varias de las piezas que conducen al béisbol cubano a una bancarrota total con derrotas en dos clásicos, dos mundiales, los juegos olímpicos de Beijing y otros torneos importantes.

La nave victoriosa del béisbol cubano se hunde a ojos vistas, poco a poco, de manera inexorable.

* Periodista cubano residente en Estados Unidos. Hijo de Martín Dihigo.
Foto: El lanzador Norge Luis Vera cargó con la derrota ante Dominicana

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