Por Walter G. Magaña
En septiembre de 1933, el Trío Matamoros salió rumbo a Centro y Suramérica. Arriban primero a Panamá, debutando en la ciudad de Colón. De aquí partieron hacia Puerto Cabello, en el estado de Carabobo, Venezuela. A continuación se dirigen a Caracas, donde actúan en el Teatro Ayacucho, y posteriormente en el teatro Victoria, en el pueblo del mismo nombre, y recorren ciudades como Valencia y Barquisimeto, entre otras. De Venezuela, el Trío se traslada a Curazao y de allí, de nuevo a Venezuela, presentándose en Maracaibo, Lagunillas, Cabimas y San Cristóbal.
De acuerdo al musicólogo César Pagano, a Colombia arribaron por la ciudad de Cúcuta, pasando por Pamplona, Málaga, Bucaramanga y Tunja hasta llegar a Bogotá, donde se presentaron en el Teatro Faenza, en l934. En este histórico recinto se le brindaba un homenaje de recibimiento al compositor Jorge Añez, espectáculo en el cual trabajaba también el joven barítono colombiano Carlos Julio Ramírez, quien simpatizó tanto con el Trío –según le contó Rafael Cueto a Pagano– que les invitó a conocer el Salto del Tequendama y las Salinas de Zipaquirá.
Después de actuar en algunas ciudades del interior de Colombia, como Girardot, Ibagué, Armenia, Cali, Tulúa, Palmira, Pereira, Manizales, Buga, Valparaíso, La Pintada, Medellín, Puerto Berrío y Barrancabermeja, el Trío llegó a Barranquilla, luego se presentarían en Cartagena de Indias y desde allí parten de regreso a Cuba.
Afirma Rafael Bassi Labarrera que en la ciudad colombiana de Barranquilla debutaron el jueves 15 de marzo de 1934 en el Teatro Colombia, donde estuvieron dos semanas y realizaron cerca de doce presentaciones, siendo su última actuación, el lunes 26 de marzo en La Voz de Barranquilla. Desde entonces, cuentan los abuelos, el Trío Matamoros entró a formar parte la vida del barranquillero de mediados de la década del 30, quienes hicieron suyos “Son de la Loma”, “El que siembra su maíz”, “La mujer de Antonio” y otros temas con los cuales nombrarían a los bailes de carnaval de esa época.
Recuerda el maestro Marco T. Barros Ariza que durante la actuación, Don Miguel Matamoros pidió silencio al público, para que se pudieran escuchar las guitarras, ya que la amplificación de las presentaciones era muy rudimentaria. Entonces, Barranquilla era puerto obligado de las giras de los artistas antillanos a Suramérica.
Una vez en La Habana, el Trío Matamoros realiza presentaciones en cines, cabarets, clubes, en la radio y fiestas particulares. En ese mismo año de 1934, son contratados para actuar en el Teatro Hispano de la ciudad de Nueva York. El día del debut, el cantante de tangos Carlos Gardel, que se encontraba en un palco del teatro, quedó poderosamente entusiasmado con la actuación del Trío. A tal punto que fueron felicitados por Gardel y quedaron de encontrarse en Cuba. Pero aconteció el accidente que le costara la vida al legendario cantor, en 1935, en la ciudad colombiana de Medellín.
Aprovechando la estadía en Nueva York, en 1934, nuevamente realizan grabaciones de discos para la compañía RCA Víctor. Al parecer para explorar el mercado, grabaron cuatro números el 30 de julio, con una supuesta Orquesta Matamoros, que de acuerdo a la conjetura de Cristóbal Díaz Ayala fue un grupo organizado por el músico cubano Alberto Socarrás, destacado saxofonista y flautista, que hacía años residía en Nueva York y había tenido su propia orquesta. Una vez cumplidos los contratos respectivos, regresaron a La Habana.
En 1935 grabaron en Nueva York seis números con el Septeto y veinte con el Trío. El 18 de marzo de 1937, realizan las últimas grabaciones para la RCA Víctor, fueron doce números impresos en discos. De allí parten en barco para Suramérica. En abril de 1937, arriban a Argentina y en Buenos Aires se presentan en Radio Belgrano y en el Teatro Maipú e inician un recorrido por distintas provincias del interior del país gaucho.
Luego pasan a Chile, donde actúan en Santiago de Chile, Mendoza y otras ciudades. Posteriormente viajan al Perú y se presentan en Lima, la capital. Desde Lima el Trío viaja rumbo a Panamá y actúan, nuevamente, en ciudad de Colón. Entonces regresan a Cuba, vía Kingston, Jamaica y llegan a La Habana el 30 de agosto de 1937.
En la Habana trabajan en diversos lugares y permanecen en la capital cubana hasta el mes de septiembre de 1940, cuando parten rumbo a Nueva York, para actuar en el Teatro Hispano. A su regreso son contratados por el Hotel Nacional, para actuar como artistas exclusivos tanto para el hotel como para el Casino Nacional, donde permanecieron haciendo presentaciones por espacio de tres años.
Mientras, en Europa se había desatado la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Por este motivo, durante cuatro años Siro, Cueto y Miguel no salieron de la isla. En el plano político, en 1940 Fulgencio Batista fue elegido presidente y colaboró con Estados Unidos y los Aliados durante la conflagración mundial.
En la década del 40 y hasta mediados de los 50, grabarían decenas de discos en los estudios que tenía la RCA Víctor en Cuba, la mayoría de los cuales eran del Conjunto y no del Trío. Esta tendencia es lógica, pues la música bailable brindaba más oportunidades para un grupo que la vocal.
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