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jueves, 14 de enero de 2010

Crónicas Habaneras (XI)

Buick on Cuba Street. por Robin Thom.

Por Tania Quintero

A pesar del despliegue policial por los 15 municipios capitalinos, los robos en las casas, los asaltos en las calles y en taxis particulares no han cesado. Una de las zonas donde los ladrones siguen campeando por sus respetos es Nuevo Vedado, zona residencial donde otrora vivía la pequeña y mediana burguesía y después del triunfo de la revolución castrista fue destinada a la burocracia administrativa y partidista.

En la calle 47 entre Ulloa y Avenida 26, a pocos metros del Parque Zoológico, los ladrones entraron por el patio del responsable de vigilancia del CDR de la cuadra y penetraron a la vivienda colindante de una forma fácil: por la pequeña ventana de una habitación encendida vieron un monedero. Lo sustrajeron y para su sorpresa contenía las llaves de la casa. En el interior dormían profundamente dos mujeres. Bicicletas, vídeos, y grabadoras fueron algunos de los objetos de valor robados.

A poca distancia de ese lugar, en 43 esquina a 36, la residencia de una señora que alquila habitaciones a extranjeros era pasto reiterado de los delincuentes, quienes no vacilaban en robarle a los turistas allí albergados. La dueña es mujer de armas tomar. Se consiguió una pistola y cuando ocurrió el próximo atraco ella misma salió a defender lo suyo, pistola en mano. Remedio santo. Para completar su seguridad amuralló la casa y contrató personal que se rota para cuidar las veinticuatro horas del día. Vecinos del Nuevo Vedado cuentan que, años atrás, jefes de la policía, residentes en la barriada también han sido desvencijados por elementos antisociales.

"Es que por aquí casi todo el mundo vive bien y los ladrones lo saben. Por eso abundan los vendedores a domicilio que además de proponer su mercancía ilícita -desde leche en polvo y huevos hasta camarones, langosta y carne de res- aprovechan para echar un vistazo al interior de las moradas", dice una señora que desde 1960 vive en el Nuevo Vedado.

A media hora de camino en ómnibus queda el municipio 10 de Octubre, el más poblado de La Habana. Si antes de 1959 fue un barrio apacible, con su vegetación y calles empinadas, hoy quizás posea un récord en robos con fuerza en viviendas. A raíz del último operativo en la capital, los viboreños comentaban que hasta la hija de un alto dirigente del partido comunista, residente en la zona, fue víctima de la ola de robos desatada en toda la ciudad.

"Probablemente han inventado eso", dice sonriente una gastronómica, "porque usted sabe cómo somos los cubanos. Pero lo que sí puedo decirle es que por Poey y Vista Alegre la semana pasada se robaron tres motores de agua de tres edificios. Luego van a El Cerro o Marianao y los venden a mil o 2 mil pesos cada uno".

Una empleada de la shopping El Cadete, en Monte y Águila, encargada de cuidar los bolsos de las personas que entran a comprar, mostraba las señales de enrojecimiento en el cuello que le dejó el halón que un hombre le propinó para robarle la cadena de oro que llevaba puesta.

El dueño de un viejo auto americano convertido en taxi, contaba que cuando paró en el semáforo de Cuatro Caminos coincidió con dos jóvenes en una misma bicicleta. "El que iba sentado en la parrilla fue el que metió la mano y me llevó el dinero que yo llevaba en el bolsillo de la camisa: más de 400 pesos". Un señor que iba en el carro relató cómo a él le habían arrebatado una mochila que dentro contenía compras por más de 40 dólares.

Los atracos a taxistas particulares es una nueva variante del delito. "A veces se montan dos o tres y te dicen que te dan 5 dólares por un recorrido. Un socio mío pasó tremendo susto: lo llevaron a una calle solitaria, por Párraga, en Arroyo Naranjo, y a punta de cuchillo le llevaron todo el dinero lo que había hecho en el día", relata un chofer que para defenderse tiene un destornillador afilado en la punta y una cabilla debajo del asiento. "Pero a veces no te da tiempo a sacar nada de eso", reconoce.

Por La Habana corren rumores de todo tipo. Hay quienes afirman que esta nueva limpieza está a cargo del propio Fidel Castro. Otros aseguran que es una campaña más y que cuando el gobierno sienta la afectación en la entrada de divisas, por el temor de los turistas al ver por las calles tanta cantidad de policías y camiones de la Brigada Especial cargando gente, tendrán que ceder.

La ciudadanía, no obstante las molestias y el nerviosismo que provocan las continuas paradas y revisiones de los agentes del orden –sin contar los innumerables incidentes y malos ratos que ya muchos han pasado—ve con buenos ojos esta decisión de sanear La Habana de todo mal ambiente, sean ladrones o prostitutas. "La tranquilidad ciudadana es fundamental para un país que quiere abrirse al mundo", apunta un abogado que ha tenido que defender muchos caos vinculados con robos y homicidios.

La prensa oficial ha anunciado que a partir del 9 de enero de 1999 comenzará a regir el Decreto Ley 186, una legislación encaminada a proteger los bienes de la población. Según el coronel Benjamín Muñoz, del Ministerio del Interior, "todo el esfuerzo que se hace en Cuba para la recuperación económica, para buscar la eficiencia y salir adelante no tendrá éxito si nosotros no somos capaces de controlar los recursos, de evitar el robo y reducirlo". Un vendedor de periódicos comentó escuetamente la noticia: "Dios quiera que dé resultado".

(Publicado en Cubafreepress en noviembre de 1998).

Foto: Robin Thom, Flickr

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