Por Tania Quintero
Desde El cabo de San Antonio a la Punta de Maisí hay mujeres que viven de su cuerpo. Son de cualquier edad pero cada vez más se inician en el "oficio" en la adolescencia.
Hay hombres también, muchachos jóvenes, que no tienen a menos acostarse con los de su mismo sexo o con féminas. Dicen que los cuadros lésbicos están de moda y son bien pagados por los extranjeros, aunque el precio de lo que cuesta una noche lujuriosa en Cuba es una bagatela con las tarifas en Europa y Norteamérica.
Zoila, una tiposa negra, acaba de llegar de Italia donde reside con el turista que se casó con ella. Se considera una triunfadora. Luego de un año fuera, ha regresado vestida elegantemente y con prendas de oro. Es guantanamera y vino a visitar a sus padres que viven muy cerca de Maisí, por donde suelen azotar con furia los huracanes.
"Mi familia y mis amistades están orgullosos de mí. Porque logré salir de la pobreza campesina. De quedarme allí, probablemente tuviera que haberme conformado con arrimarme a un negro de los que trabajan en Caimanera y soportado golpes, como le hacen casi todos los cubanos a sus mujeres cuando se emborrachan".
Zoila no sabe nada acerca de las batidas que el gobierno cada cierto tiempo da contra la prostitución y el proxenetismo. Al decírselo opina que es en balde. "Lo que tienen que hacer es garantizarle a toda la población y en especial a las mujeres y a los jóvenes un nivel de vida decoroso y no la discriminación que hay. Los que tienen dólares viven bien y los otros tienen que vivir miserablemente".
Para ella, la necesidad de poseer dólares y los bajos salarios en pesos son la causa principal de que las muchachas vean su futuro en la prostitución.
Desde 1986, cuando el fenómeno del jineterismo comenzó a tomar fuerza, era previsible lo que actualmente está ocurriendo. Las autoridades tomaron medidas drásticas, incluidas la cárcel y la represión. Pero esos fenómenos tienen fuertes raíces económicas y sociales y poco se hace para exterminarlo.
Con cátedras sobre la formación de valores y clases de reflexión introducidas en los programas escolares se pretende darle un vuelco a la situación. Ya es tarde. Cuando a partir de 1959 el gobierno revolucionario estatizó toda la enseñanza y eliminó los colegios privados y religiosos, cometió sus primeros errores.
Una de las asignaturas que nunca debió ser eliminada de los programas escolares fue la de Moral y Cívica. El Beso de la Patria -y otras iniciativas patrióticas llevadas a cabo en escuelas públicas y particulares antes de 1959-, las inexpertas autoridades que se hicieron cargo del Ministerio de Educación cometieron el gran error de no reaprovechar una experiencia positiva. Entre tantos desmanes, éste fue uno de ellos y ahora se está pagando.
Una cuota importante de culpa recae sobre el sistema educacional y de propaganda. La otra la tiene la familia, dividida y subdividida, por razones políticas o habitacionales. Es excepcional el hogar cubano que no viva bajo tensiones y desavenencias de todo tipo.
Un porcentaje significativo de los adolescentes y jóvenes que abandonan sus hogares y deciden mendigar, prostituiste o delinquir, proceden de núcleos donde el denominador común son padres divorciados, muertos, presos o radicados en el exterior.
La misma "libertad" -o libertinaje- proclamada por la revolución para las mujeres fue asumida por sus hijas. De ahí que una parte de las actuales jineteras o prostitutas cuenten con el apoyo expreso de sus progenitoras. La misma Zoila lo dice: " Mi madre siempre me dijo que saliera a buscar mundo y tratara de vivir otra vida, no la que a ella le tocó, llena de frustraciones. Soy feliz cada vez que llego a mi pueblo y veo que la mejor vivienda es la de mis padres".
El problema de la prostitución, como el de la delincuencia, las ilegalidades y las actitudes antisociales en general, tienen una vinculación directa con la crisis económica, política, social y moral que vive la sociedad cubana. Ignorarlo es seguir arando en el mar.
(Publicado en octubre de 1998 en Cubafreepress).
Foto: Paulo Fehlauer, Flickr.
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