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viernes, 7 de agosto de 2009

Retro-nostalgia (III y final)


Por Tania Quintero

Pero sí hay algo que uno recuerda es la ropa. Las telas de gingham, de cuadritos pequeños, como la blusa de la muchacha de la foto, retratada por Nina Leen en 1949, estuvieron de moda en mi infancia y adolescencia. También los suéters de orlon, fibra sintética producida por la empresa estadoundinse Du Pont durante la Segunda Guerra Mundial. Tanto el orlon como el corduroy eran ideales para los suaves inviernos cubanos. Aunque ya usáramos "ajustadores" o sostenedores, las muchachas encima nos poníamos corpiño y, debajo, una sayuela, como muestran las dos modelos retratadas por Nina Leen en 1944.


En vez de dos piezas, había quien prefería una sola, llamada refajo, ya en desuso. Entonces no era costumbre y se consideraba de mal gusto, que una joven mostrara sus prendas interiores. El corpiño y la sayuela (o sayuelas, porque en ocasiones se usaban dos o tres, para que la falda quedara bien "parada") o el refajo, permitían ponerse un vestido transparente como el mostrado en esta foto de Gjon Mili, de 1954.


La marca más conocida de trusas o trajes de baño usada por las cubanas era la Jantzen. Los nuevos modelos femeninos solían ser lanzados por actrices, como Peggy Castle, en esta foto de Ed Clark, en 1950.


La moda playera tuvo una buena propagandista en la nadadora y actriz Esther Williams, a quien en esta foto de Peter Stackpole, vemos en una escena de la comedia musical La duquesa de Idaho, estrenada en 1950.


Mi estrella favorita, la actriz y cantante Doris Day (http://es.wikipedia.org/wiki/Doris_Day) aún vivía en 2008. La foto, de John Florea, es de 1948.


Al no tener televisor ni tocadiscos y no poder ir todas las semanas al cine, pese la entrada costar 0,20 centavos en el Roosevelt, el cine de mi barrio, lo que más me gustaba era leer libros y revistas. Life era una de ellas. Aún recuerdo este número, del 9 de abril de 1956, con Grace Kelly en la portada. Hasta la próxima nostalgia retro!

5 comentarios:

  1. Tania,mis saludos,siempre leo tus crónicas,esta en particular me deja sensaciones de mi infancia en Cuba inolvidables,pues en muchas familias se cultivaba el afán por la lectura de revistas que nos inundaban de informaciones del viejo mundo y del cercano mundo de fantasia americano.Brevemente te contare que cuando finalmente en el año 93,pude salir de de Cuba,y asentarme en aquel momento en Venezuela,lo primero que hice fue comprarme algunas prendas de vestir con la tela de Ginghan,roja ,azul,amarilla,allá en Venezuela,le llaman tela de Bichy,yo creo que entre mis amigas y conocidos pensaban que yo tenia algo asi,como una promesa al vestir durante un tiempo con esas prendas ,desaparecidas de la Cuba actual,esas telas siempre fueron muy preciadas por nuestras madres y abuelas.Caiños ,Zenaida

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  2. Gracias, Zenaida, por tu comentario. Aunque no te escriba, te tengo presente, a ti y a tu hermana. No olvides avisarme cuando viajes a La Habana. Las telas de cuadros siempre me gustaron mucho de niña, sobre todo la guinghan. El otro día en el pulguero que en verano ponen en Lucerna, al lado del río, por 3 francos le compré una blusa de cuadritos rojos y blancos y mi nieta Yania. Lástima que no había ninguna bata de niña, pues a Melany, mi nieta habanera, le gustan también mucho los cuadros.
    Besos a Naomi, cariños para ti y tu hija, Tania.

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  3. QUERIDA TANIA,SIEMPRE TRYENDONOS BUENOS RECUERDOS.
    AUNQUE AMIGA, TE CORRIJO,eL CINE ROOSEVELT,EN NUESTRA INFANCIA,COSTABA 5 CENTAVOS LA ENTRADA.LO SE PORQUE MI TIO ERA EL PORTERO,JAJA.
    GRACIAS POR TODO ESO QUE NOS TRAES, QUE, AUNQUE NOS PRODUCE NOSTALGIA TAMBIEN,"RECORDAR ES,VOLVER A VIVIR".
    UN SALUDO
    NIEVES

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  4. QUERIDA TANIA,SIEMPRE TRYENDONOS BUENOS RECUERDOS.
    AUNQUE AMIGA, TE CORRIJO,eL CINE ROOSEVELT,EN NUESTRA INFANCIA,COSTABA 5 CENTAVOS LA ENTRADA.LO SE PORQUE MI TIO ERA EL PORTERO,JAJA.
    GRACIAS POR TODO ESO QUE NOS TRAES, QUE, AUNQUE NOS PRODUCE NOSTALGIA TAMBIEN,"RECORDAR ES,VOLVER A VIVIR".
    UN SALUDO
    NIEVES

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  5. ¡La tela de gingham! Como me hicieron vestiditos de gingham a mí. De dónde los sacaban no lo sé. No creo que en los años 80 fuera fácil de conseguir. Lo más probable es que fueran retazos de antiguos vestidos de mi mamá. Ella lo guarda todo, imagínese que todavía tiene el vestido de sus quince! ¿Me cree si le digo que en mi casa aún usan las toallas con monograma bordado que le regalaron en su matrimonio?

    Y sobre el corpiño.... pues le cuento que yo usaba corpiño debajo de la blusa del uniforme de la escuela. Eran unos corpiños de encaje, muy bonitos, de mi mamá, creo. Ya en esa época eso había pasado de moda, claro. Pero a mí me gustaba porque me hacía sentir elegante. Debo haber visto una propaganda en alguna Seleciones de las que andaban por mi casa. Y ya sabe cómo son los muchachos: mono ve, mono hace.
    Mi madre nunca quiso deshacerse de nada de eso. ¡Y bien que hizo! El pasado no se debe olvidar.

    Gracias por este tríptico de nostalgias, Tania.
    Usted es esencial.

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