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lunes, 23 de marzo de 2009

Tribuna Pública

La Peña Caliente en el Parque Central de La Habana. por analista55.

Por Ramón Díaz-Marzo

Quienes crean que en Cuba no hay libertad de expresión se equivocan. Desde hace años, en el Parque Central de La Habana, desde horas tempranas de la mañana, hasta bien entrada la noche, se reúnen personas para hablar del tema más importante de la realidad nacional: los deportes.


Testigo eterno de esos debates es la figura marmórea de José Martí, ocupando el centro del parque, escoltada por veintiocho palmas reales y ocho canteros, que semejan sepulturas frente a su mano levantada con el índice, señalando por donde sale el sol. Diferentes opiniones califican estas contiendas verbales de vallas de gallos sin espuelas, políticos de pan con croqueta, abogados sin títulos, y talentosos oradores para cuyo arte, por ahora no habrá espacio en Cuba.

Un veterano de las pasadas guerras internacionalistas se confesó que el día que se detuvo en el lugar, al escuchar esas voces poderosas recordó "aquella trinchera iluminada por trazadoras con el grito mortal de un compañero que bajo las balas cometió la imprudencia de salir de su hueco y fue partido en dos con una calibre 50".

Estas personas que diariamente consumen horas en discusiones interminables, y cuyos gritos se escuchan a varios kilómetros, tendrán un algo de locos, un algo de marginados. Mas de cualquier manera, no hay hombre, por mas humilde que sea, que no tenga algo sensato que comunicar para el bien colectivo. Y aunque en el Parque Central sólo se hable de deportes, ello es válido como incipiente periódico hablado que tiene su antecedente en el ágora de la Grecia antigua. Cuando el espacio de la familia y los amigos es reducido, entonces hay que recalar en esa tribuna pública.

Si alguna vez estos impotentes ciudadanos se equivocan en sus pronósticos, sus inexactitudes nunca serán comparables a las de los especialistas, capaces de desatar sangrientas guerras y de planificar a largo plazo el hambre de los pueblos. Vaya pues, para esos contertulios cuyo único poder es hablar en los parques, el saludo de otro gallo sin espuelas. Que las tertulias espontáneas en el corazón de La Habana no cesen de hablar de jonrones, bases robadas y carreras impulsadas!

Foto: analista55, Flickr
(Publicado en Cubafreepress el 10 de octubre de 1997)

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