Google
 

viernes, 20 de marzo de 2009

Tenencia ilegal del alma


Por Raúl Rivero

Unos minutos después de las 5 de la tarde, del 16 de diciembre de 1996, Eduvino Valdés, decidió matar a su mujer. Matarla y matarse, morir también en el mismo lugar, en la casita donde llevaban doce años. "Se acabó, esta mujer no me jode mas la vida, no se burla de mí, ni me va a dejar ahora. Ahora que estoy casi con 60 años, retirado, enfermo, sin dinero, sin ropa que ponerme. No se me va a ir con otro y tirar estos años y esta historia como si fuera un trasto viejo, al sol y al sereno."

Así que Eduvino entró en su casa del municipio de la Lisa, en el número 10105 de la Calle 101. Entró, fue a la mínima cocina, cogió el cuchillo (reducido por el período especial al lujo de las especies), y enrumbó hacia el cuarto donde había escuchado moverse a Mayra. La primera cuchillada la tiró con toda su alma, de las otras dos no se acuerda, la memoria regresa cuando ya el se estaba desangrando en el piso con un tajo de diez centímetros en la garganta. Antes de perder el conocimiento, vió su zapato izquierdo, punta estilete y tacón joilivud, manchado de rojo oscuro y volteado, como herido junto a una de las tres patas de aluminio del palanganero.

En el hospital Carlos J. Finlay, a la mañana siguiente comprendió que no podía hablar, que tenía fiebre, que se estaba muriendo y que se había vuelto loco. Dos días después, el sábado, despertó y vió a su madre y a su hermana. Pidió un lápiz y un papel y escribió: "¿Y Mayra?." La hermana le dijo: "Está bien. No te preocupes". Entonces se volvió a dormir.

Eduvino recuperó la voz a los cinco días. Esa mañana fue a decirle a la madre, "Dame el lápiz" y oyó su timbre de siempre, pero como pasado por un filtro. La decena de papelitos que había utilizado para comunicarse con su familia durante los primeros días de la convalescencia son hoy sus obras completas. Tiene un sitio especial, uno que redactó llorando cuando el alta de Mayra, 72 horas después del episodio. "Estoy arrepentido de todo, fue un error, me jodí la vida para siempre. Ahora esta gente puede hacer conmigo lo que quiera."

Hasta el día 16 de diciembre de 1996, Eduvino Valdés era el principal inspirador de un grupo político de oposición, asentado en el municipio La Lisa, en el oeste de La Habana. Un barrio difícil, con un alto índice de desempleo, un gran foco de marginalidad, una zona peligrosa, donde Valdés y sus principales colaboradores se desenvolvían bien y tenían un apoyo popular importante.

La policía política cubana tiene como una de sus líneas maestras de trabajo represivo vincular a los opositores pacíficos con delitos comunes para sacarlos del juego sin comprometer la imagen del gobierno. En muchas oportunidades, a conocidas figuras de la disidencia se le han imputado faltas, que el código penal vigente condena con años de cárcel. Pero Eduvino Valdés les estaba poniendo en las manos a los agentes que siguen el trabajo de la disidencia interna, la soga para que lo maniataran.

Ya en las primeras actuaciones de la policía, en el proceso por intento de asesinato, uno de los funcionarios le dijo a Valdés: "No te vayas, que alguien quiere hablar contigo aquí mismo en la unidad." En un despacho pequeño, el buró de siempre, unos papeles ásperos y amarillos, una costra de churre por barniz, estaba el oficial de la Seguridad del Estado que lo había arrestado diecisiete veces por actividades políticas.

-Bueno, Eduvino, mira por dónde te cogimos. Se acabó el Panchito Gómez Toro y tus derechos humanos. Vas mansito para la prisión. Tu mujer no te acusa, pero te acusamos nosotros. Así que tranquilito con tus amigos periodistas, tus compañeritos gusanos no pueden hacer nada, ni formar escándalo. Esto es un delito común. Cógelo con calma, Eduvino. Allá vas a tener tiempo de acordarte de tus años en Pinar del Río, del timón que halaste en las guaguas de La Habana y de las poesías de amor que te quitamos en los registros. Callado y tranquilo, Eduvino, que cualquier cosita política ahora es un agravante para lo que te viene pa'rriba. Callao y tranquilo que se te trancó el dominó".

(Publicado en Cubafreepress el 2 de octubre de 1997)

No hay comentarios:

Publicar un comentario