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jueves, 8 de enero de 2009

Sueños por cuenta propia (IV)

Por Tania Quintero

No viví la tensión que rodeó la Crisis de Octubre -o de los Misiles, como es conocida fuera de Cuba. En 1962 me dedicaba a la tarea de escolarizar a antiguas criadas de los ricos. Lo hacía cada noche en escuelas de superación para la mujer, abiertas en distintos barrios de la capital. Por la mañana estudiaba marxismo, historia y literatura en la Escuela de Instructores Revolucionarias Conrado Benítez, en una hermosa mansión del antiguo reparto Biltmore, hoy Siboney. Y por las tardes impartía clases a muchachas campesinas, procedentes de provincias orientales.

Hasta que llegué a la televisión cubana en 1982 había dejado mis huellas laborales en una docena de empleos. Fui mecanógrafa, bibliotecaria, maestra, auxiliar en un registro civil, oficinista, secretaria y divulgadora de una empresa. En el periodismo me inicié, como en todo lo demás, autodidactamente. Lo ejercí desde 1974 hasta 1993, cuando publiqué la última colaboración en la revista Bohemia.


Desde 1961 hasta 1995, cuando comencé a escribir en Cuba Press como periodista al margen del control estatal, mi visión de la realidad cubana siempre fue discrepante. Hasta ese momento nunca pude expresar públicamente mis críticas y puntos de vista, pero por escrito se los hacía llegar a dirigentes del Partido Comunista y del Estado, Fidel Castro incluido.

Todavía pertenecía al periodismo oficial cuando el 8 de marzo de 1991, un operativo de la Seguridad del Estado irrumpió abruptamente en mi casa y después de un registro de tres horas se llevaron detenido a mi hijo, Iván García (actualmente también periodista independiente), bajo cargos iniciales de "actividades contrarrevolucionarias", más tarde cambiados por "propaganda enemiga". Estuvo dos semanas detenido en Villa Marista.

Mi hijo no llegó a ser enjuiciado. Pero a partir de ese día comencé a revisar uno por uno mis pensamientos. Y a leer otro tipo de libros y textos. Entonces me percaté que el comunismo no era precisamente la salvación de la humanidad, como desde mi infancia había creído. (Continuará)

(Publicado en Cubafreepress en enero de 1999)

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