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miércoles, 21 de enero de 2009

Rusia regresa


Por Iván García, desde La Habana

Los rusos regresan a Cuba, esta vez como turistas y con moneda dura en el bolsillo. Aunque en diciembre de 2008 también estuvo anclado en la Bahía de La Habana una flota rusa de barcos gigantescos, erizados de cañones y radares. Las intenciones de ambos gobiernos son bastante claras. Castro II pedirá mucho y pagará poco. Dmitri Medvédev intentará colocar a Rusia en los centros de poder mundial.

Son altos como palmas. Caminan con paso lento y miran con detenimiento las edificaciones de la parte vieja de La Habana. Es un grupo de cinco turistas rusos, tres hombres y dos mujeres jóvenes que visten a la moda. Son rubios y de ojos claros. Si uno no supiese que existe un embargoestadounidense, los confundiría con unos americanos despistados y aburridos.

Cerca de la Plaza de Armas. en un precario inglés le preguntan a un mulato de calvicie incipiente y con una guitarra en la mano, dónde se puedecomer algo ligero. "Fast food", dice la chica rusa. "Ah, no, aquí no hay McDonald, lo más parecido es un Ditú, que vende pollo frito, a dos cuadras de aquí", responde en ruso el mulato ante el asombro de los turistas que indagan dónde lo aprendió. "Estudié en la escuela de payasos de Oleg Popov, en Moscú, en los años 70". "Ah, usted es payaso", indaga otro ruso con una camiseta del Chelsea. "Sí, un payaso que ahora canta para vivir", contesta y con su guitarra empieza a cantar Noches de Moscú.

El expayaso les logra sacar del bolsillo 10 cuc (pesos cubanos convertibles) por la canción. Se llama Manuel, tiene 53 años y hace quince se dedica a "hacer sopa", como llaman en la Isla a quienes cantan mientras los turistas comen en cafeterías y restaurantes ubicados en las calles empedradas de La Habana Vieja. "Con estos bolos he tenido suerte, por lo general son algo tacaños y no les gustan las viejas canciones rusas ni que les llamen tovarich", señala Ortiz que confirma que estudió para payaso en la antiguaURSS.

Con la nueva ola de turistas rusos, ese amplio y surtido mercado informal compuesto por jineteras, guías particulares, músicos, vendedores de tabaco y ron, choferes y casas de alquiler, han comenzado a desempolvar viejos manuales de enseñanza del idioma ruso para poder establecer un diálogo elemental.

Joel, 32, algo pasado de peso, con pinta de intelectual y que suele ganarse la vida como cicerone o guía privado de extranjeros, hace un perfil de los turistas rusos actuales. "Les sigue gustando el ron y el tabaco al igual los antiguos soviéticos, buscan chicas mestizas, jóvenes y bisexuales bisexuales para sus orgías, y al contrario del europeo occidental medio, no les gusta la música tradicional cubana,sino grupos como Orishas, y la salsa de Isaac Delgado. No son espléndidos como los cubanoamericanos o loscanadienses,
pero a veces dejan buenas propinas", dice el cicerone mientras fuma un cigarrillo mentolado y mira para ambos lado a la caza de algún turista.

Un funcionario de la cadena hotelera Gran Caribe calcula que cerca de 10 mil turistas procedentes de Rusia visitaron Cuba en 2008. La nueva invasión rusa no se limita al turismo. Por las calles de la Habana circulan ómnibus de la marca rusa MAZ en las líneas PC, P9, P6 y P10 de la empresa Metrobús, que ha trazado un diseño de rutas por las vías principales de la ciudad con ómnibus articuladosde grancapacidad de pasajeros y han logrado aliviar en algo la critica situación del transporte en la capital.

Además de ómnibus, el gobierno cubano estudia la posibilidad de establecer empresas mixtas con Rusia en el sector petroquímico y de biotecnología. Donde hay un gran mutismo es en la esfera militar. Se sabe que las FAR están equipadas con tecnología soviética desfasada, y que si sigue activa es por puro milagro, gracias a las numerosas adaptaciones de empresas militares cubanas. Pero al respecto nada trascendió durante la visita del mandatario ruso Dmitri Medvédev, en noviembre de 2008. Lo que sí se sabe es que se está renovando la aviación civil, con aeronaves rusas más modernas, modelos IL-96 y TU-204.

Hasta en la religión, Cuba y Rusia mueven fichas. Los que rigen nuestros destinos nunca han visto con buenos ojos a la iglesia católica, siempre a la espera de una respuesta oficial para obtener másespacios para su labor pastoral, educativa y social. Sin embargo, en el casco histórico de La Habana se abrió una iglesia ortodoxa rusa, una doctrina religiosa con escasos seguidores en el país.

La política exterior de Raúl Castrobusca rescatar de aliado a Rusia, para junto conVenezuela y China, reflotar la precaria economía nacional.La respuesta rusa ha sido afirmativa. Pero está por ver qué bala guarda en la recámara el joven presidente ruso. Según analistas, Cuba tiene una deuda financiera con la extinta URSS ascendente a 20 mil 800 millones de rublos. Ni Putin, el actual primer ministro, ni Medvédev son tontos. Saben que la capacidad de pago de la Isla a sus productos es nula. Cuba no es un buen mercado. Por tanto, las razones de este nuevo acercamiento son ser de corte político. Ya las maniobras militares conjuntas con Venezuela, y la guerra con Georgia dieron una pista: Rusia busca de nuevo un puesto de líder entre los países con capacidad de decisión en el planeta.

Está por ver si al gobierno de Castro II le interesa más el diálogo con el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, o ser una pieza de ajedrez de la política exterior rusa. Ya una vez, hace 47 años, cuando la crisis de los misiles, el matrimonio con Rusia casi provoca latercera guerra mundial. Y el petróleo por tubería, dejó a cambio el permiso de establecer en nuestro suelo instalaciones militares, como la Base Lourdes de espionaje electrónico.

Fuera de eso, Rusia ha dejado pocas huellas en la sociedad cubana. Miles de matrimonios, y nombres como Mijaíl, Iván, Boris, Tania, Liudmila o Tamara. Raúl Castro y su equipo tienen dos opciones en materia de relaciones foráneas. O apuestan por Obama y su renovada visión del mundo o por las torcidas pretensiones del antiguo imperio de los zares. La visita de la flota rusa a La Habana y el coqueteo político con Moscú crean más dudas que esperanzas.