Por Iván García
La prensa mundial dedica amplio espacio a la plaga pedofílica que ha caído sobre la infancia. Los datos de la UNICEF no por repetidos dejan de ser espeluznantes: en Asia, más de un millón de niños se prostituyen; 300 mil en Estados Unidos; y en Brasil, los meninos de la rúa pasan de 100 mil. En Centroamérica, el 47 por ciento de las prostitutas infantiles son víctimas de abusos y violaciones en sus propias familias, y solamente en Colombia, Venezuela, República Dominicana y Haití, más de 325 mil menores venden su cuerpo.
Es una vergüenza para la humanidad que a las puertas del Siglo 21 exista la industria pornográfica infantil. Y lo peor, es que se encuentra en expansión. Cuba no es ajena a estos males. Las principales publicaciones nacionales han realizado reportajes sobre la situación de la niñez en la isla, pero hacen hincapié en que la mayor parte de los pequeños se dedican a asediar a los turistas, pidiéndoles dinero y souvernirs con la anuencia de los padres. Apenas se habla de la prostitución y la pornografía infantil. Pero existe.
Super secretas son las estadísticas oficiales sobre el tema. Se calcula en unos 5 mil los menores de 16 años que ejercer el viejo oficio en Cuba. No es una cifra demasiada alejada de la realidad. A los doce años, como promedio, la más joven generación empieza a practicar la prostitución o su variante criolla, el jineterismo, término que literalmente significa "cabalgar" sobre los extranjeros. En los últimos años se ha puesto de moda que adolescentes de los dos sexos comiencen a "jinetear", a prostituirse, dado el incremento del turismo en todo el país. Muchos de los visitantes no vienen a ver los logros de la revolución. Llegan en busca de placer en mulatas y mulatos, jóvenes, adolescentes, y niños de uno y otro sexo.
Un ejemplo es Héctor, 20 años, atractivo como su homólogo de la Ilíada de Homero. Una noche, un mexicano pasado de tragos, lo confundió con una chica. "Tenía 13 años y compartía con mis amigos en el muro del Malecón cuando un empresario que negocia con Cuba, se enamoró de mi". Al día siguiente lo invitó a la playa, le hizo varios regalos y le dio dinero. Se pasó varias semanas con él, recorriendo otras provincias. Hoteles, autos, comodidades y lujos hasta entonces desconocidos.
Héctor confiesa que la necesidad fue el talón de Aquiles para convertirlo en homosexual. Esa condición sus familiares no la aprueban, pero la aceptan, por lo mucho que Héctor les resuelve. Hace tres años se fue a vivir a México. "Era extremadamente celoso. Me golpeaba, no me dejaba salir solo a la calle, no quiso que continuara estudiando. Entonces, Héctor se enamoró de un amigo del empresario, que fue quien le pagó el pasaje de regreso a La Habana. Su otro novio mexicano viaja todos los meses a Cuba, esperando a que su amigo olvide lo ocurrido, para llevárselo con él a tierras aztecas.
Según Héctor, la prostitución infantil masculina está a la orden del día, sobre todo en La Habana. Los más adictos son los mexicanos, alemanes y españoles. Uno de los sitios que se ha cogido como lugar de encuentro es la Escalinata de la Universidad. "Mira, allí van los iniciantes, niños entre 11 y 13 años, que por un dolar o unas baratijas se dejan toquetear o practican el sexo oral". Recientemente, se han descubierto domicilios de particulares que alquilaban habitaciones a extranjeros sin saber (en algunos casos y en otros sabiendo) su utilización para la perversión de menores, y que incluían sesiones de fotos y videos para preparar pornografía infantil y venderla en otras naciones.
¿Por que los niños? Héctor no sabe exactamente la respuesta, pero piensa que es porque con los niños hay menos riesgos de contraer el sida.
Foto: Dos niñas prostitutas en Brasil, retratadas por Kim Manresa (Barcelona, 1961).
(Publicado el 5 de noviembre de 1997 en Cubafreepress)
El silencio es complicidad esto es de un poeta Hondureño , de quien no recuerdo el nombre . Estas notas son necesarias hay que difundir el tema para convocar a la acción Este flagelo nos denigra como seres humanos . Muy buenba nota Vamos por más! Silvia Lommi - Argentina
ResponderEliminarDice Ana que es buena nota, quizás sin comprobar el nivel de mentiras que recoge ese comentario Creo que la prostitución infantil, penada en Cuba de manera muy severa, no existe, este señor que escribe sobre esto a lo mejor en el sitio donde se encuentra sí practica ese viejo oficio.
ResponderEliminarEn Cuba los niños no tienen necesidad de caer en ese punto.
El CABALLERO O DAMA que opina de anónimo no sabe lo que dice o es un buén HP porque en Cuba ves a los niños chiquitos corriendo detrás de los turistas para que le den algunas monedas, pero además, debido a la falta de todo y la imposibilidad de la mayoría de los padres de darle nada a los hijos, los y las jovencitas se acuestan con los desgraciados corruptores que van a Cuba como turistas, eso el mundo entero lo sabe. y no me vengas con la canción del "bloqueo" que yo voy a creer en el bloqueo el día que vea a Raul o a Fidel en una cola como cualquier cubano esperando que saquen las papas o el pollo peste a pata ese que dan allá, no seas tan malo compadre, que para nadie es secreto ya que los Castro y su pandilla viven en mansiones como reyes, comiendo langosta mientras el pueblo desesperado se muere de hambre, NO INTENTES ENGAñAR A MAS NADIE QUE ESTAMOS,POR SI NO LO SABES EN EL SIGLO XXI.
ResponderEliminargran reportage los sujetos que opinan que este reportage es falso al parecer son de otro planeta por que solo alguien que viva en otro planeta puede negar algo tan evidente como lo es la prostitucion infantil, sucede y no nos tapemos los ojos o queramos essconder la ineficiencia de los gobiernos de distintos paises como Cuba, Brasil, Colombia, China, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Puerto Rico, ECT. TALVES los que quieran negar este hecho son los mismos pedofilos que tratan de esconder lo que es evidente
ResponderEliminarEn el escrito se lee: "Héctor confiesa que la necesidad fue el talón de Aquiles para convertirlo en homosexual".
ResponderEliminarAquí se esta cometiendo un grave error por parte de quién escribe, producto de mezclar cosas diferentes, que favorecen a la ignorancia y la discriminación. En primer lugar, la pobreza y los ofrecimientos que en cierto momento de su vida le dieron a Hector producto de la desigualdad en su país y la perversión de aquellos extranjeros es una cosa. Otra cosa diferente es que Hector sea homosexual, como muchas otras personas alrededor del mundo lo son, independientemente de las condiciones económicas, sociales y culturales en las que nacieron y/o viven.
Lo que pasa es que, teniendo una orientación sexual diversa, Hector tuvo que pasar por el desafortunado panorama de desigualdad y pobreza económica, sumado a la perversión de estos personajes conocidos como "clientes". Este conjunto de situaciones en la vida de Hector se sumaron, desafortunadamente, para empujarlo de manera forzosa y dolorosa a la prostitución.
Ser homosexual es una cosa, y otra muy diferente, es vivir en situación de pobreza dónde las dinámicas comerciales y éticas actuales dan pie a la prostitución de muchas personas (las cuales pueden ser negros, blancos, mestizos, mujeres, niñas, niños, homosexuales, heterosexuales, transgénero...) sin oportunidades.