El jueves 18 de junio, pasadas las dos de la tarde, un recorrido por sus áreas puso de relieve el despoblamiento de animales del otrora espléndido Jardín Zoológico de La Habana.
A la entrada, aún es agradable contemplar los tres venados de bronce con los cuales la escultora Rita Longa (La Habana, 1912-2000) quiso dar la bienvenida a los visitantes.
Cuando se entra, a la izquierda, se encuentra el estanque de los cocodrilos donde unos niños esperaban que se asomara el único que parecía existir, y que solo mostraba sus narices.
En el aviario no era visible ninguna especie de las que profusamente en otros tiempos allí moraban, entre ellas, cotorras, loros y tucanes. Salvo dos avestruces y unos pocos pavos reales en todo el parque se notaba la ausencias de aves de distintos tipos.
Una especial atracción para los niños siempre fueron los primates, a los cuales estaban dedicadas numerosas jaulas, hoy casi todas vacías. En una se veía un solitario y triste chimpancé.
De los animales salvajes, en un recinto solo se observaban dos aburridos tigres y en otro una hiena. En el otrora famoso foso de los leones, ni uno solo se veía. En otro foso, un desconsolado oso gris hacía acto de presencia, pero dándole la espalda al público.
En medio de esa desolación, el descubrimiento de un camello, un viejo y cansino rinoceronte, varios tapires, algunas cebras y dos o tres especies de venados, trajeron un poco de alegría a los escasos y desconcertados visitantes.
Los animales que siempre más gustaban a los niños, como el elefante, el gorila, el cóndor y las serpientes, brillaban por su ausencia. También las ardillas, que antaño trepaban por los árboles.
Pero la ausencia más notable es la de un público que durante la semana visitaba el famoso Zoológico habanero. La gente ha dejado de ir no solo por el despoblamiento de animales sino también por las golosinas. La cafetería mayor estaba desierta y la tablilla de ofertas estaba en blanco, como anunciando la inutilidad de entrar.
EL Zoológico de la Avenida 26, en la barriada del Nuevo Vedado, se construyó en un lugar muy céntrico, con una vegetación exuberante y un magnífico diseño. Se exhibían especies de distintas partes del mundo, con el fin de dar esparcimiento y actividades culturales a las familias cubanas.
La desolación actual no se puede explicar con la sempiterna excusa del llamado 'bloqueo', a no ser que a él se hayan sumado los países de África, China, Vietnam, la India y el resto de naciones con las cuales Cuba tiene relaciones y podrían proveerla de especímenes.
Si se quiere mantener el lugar como un simple jardín botánico, habría que hacer muchas adaptaciones y eliminar las jaulas. Pero eso no es lo que desean y necesitan los adultos y menores de la capital y del resto del país.
El panorama descrito se inscribe dentro del ambiente de desidia e incuria que reina en la Isla. Con excepción de los centros de esparcimiento destinados a los turistas y la élite gobernante.
Texto y fotos: Arnaldo Ramos Lauzurique
Red Cubana de Comunicadores ComunitariosLa Habana, 23 de junio de 2015.
Buenos días Tania, a mi padre le gustaba mucho llevarnos al zoológico, y a nosotros ir. Recuerdo el foso de los leones con su montaña artificial en el centro. Un día que estábamos ahí habían nacido dos crías de león y las estaban enseñando para las noticias de la televisión. Ha pasado al menos medio siglo de eso pero aún lo recuerdo como si fuera ayer.
ResponderEliminarSaludos,
Lo recuerdo con cariño, ahi me celebraron un cumpleaños creo que el octavo o novena.
ResponderEliminarAunque ahora no soy amante de los zoologicos dejar que todo caiga en la ruina es un acto criminal, como ya sabemos. Muy triste que me ha puesto este articulo, pero se lo agradezco a la periodista.