Nacido en Realengo 18, municipio El Salvador, provincia de Guantánamo, el 2 de agosto de 1948, Ángel Ortega Gómez, conocido como Anyelo en el medio artístico, compone canciones desde temprana edad. Es guitarrista autodidacta, dice que a la gente le gusta su voz ‘ronquita' para las canciones de amor. Amante del arpa, se propone recorrer el mundo con una nueva empresa musical que fusiona el son cubano con los elementos del joropo venezolano.
En 1980 obtuvo el Premio Egrem con la canción Es mejor vivir así, por la venta de más de 300 mil copias en Cuba, México, Venezuela, Colombia, Nicaragua, Ecuador y Alemania, entre otros países. Ha sido merecedor de innumerables premios y reconocimientos por sus más de 30 años de trayectoria artística. Es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, la Asociación Cubana de Derechos de Autor Musical y la Sociedad General de Autores y Editores de España.
En 2001, Ortega intercambió con músicos y cultores del joropo llanero venezolano y surgió la idea de fusionar la música tradicional venezolana con la cubana. El compositor se trasladó entonces al estado de Guárico y comenzó su investigación. Después de exitosas presentaciones en Venezuela, la agrupación Azúcar, Joropo y Son, se convirtió en una revelación, llevando al escenario una propuesta que incorpora los instrumentos del joropo venezolano dentro de la sonoridad del son cubano.
El grupo está integrado por siete músicos venezolanos y dos naturales de la isla antillana: Anyelo Ortega (director general, cantante, compositor y guitarrista), Urvelis 'Bele' Urquía (cantante, coro), Víctor Antonio Morales (arpa), Amador Herrera (trompeta), José Luis Herrera (cuatro), Hildemaro Bastos Scarbay (maracas, coro), José Rafael Sánchez (director musical, bongó, coro), Arturo Olivares (tumbadoras) y Richard Landaeta (bajo).
"Esta fusión demuestra que la música también es un elemento articulador de los pueblos", ha dicho Ortega. No obstante, deja claro que su objetivo principal es buscar en las raíces del joropo. Con solo diez meses de formado, Azúcar, Joropo y Son, realizó su primera presentación en público en marzo de 2008 en el Teatro Teresa Carreño, junto a varias agrupaciones que mostraron ritmos del Caribe.
Anyelo, cuénteme cómo fueron sus primeros pasos en el mundo de la música.
-Aprendí a tocar guitarra solo y a componer desde niño. Nunca fui a ninguna escuela de música. Nací en el campo, en una zona montañosa de Guantánamo. Mi familia es campesina, muy humilde. Después me marché a la capital e hice mi vida en La Habana. De joven agarraba la guitarra de mi hermano para entonar cualquier cosa. No tenía guitarra, entonces se la robaba y me ponía a componer yo solito. De pequeño tuve un accidente y me fracturé la tibia, estaba inmovilizado, y eso también hizo que tuviese mucho tiempo para componer. Me quedaba en un sitio estudiando la guitarra mucho tiempo. Mi mamá me dio golpes por eso, ella me mandaba a hacer algo y me quedaba ensimismado con la guitarra.
¿Alguna vez pensó que una de sus canciones podría ser considerada una de las mejores composiciones del siglo XX?
-Nunca lo pensé. Mi canción Es mejor vivir así llegó a ser una de las mejores del siglo. La compuse en 1977 y la comenzó a cantar el cubano Manolo del Valle. A la semana se convirtió en un éxito nacional. En 1980 se hizo un disco donde se incluyó y fue así que se conoció en Venezuela, Colombia, México y otros países. Viajó sola por ahí. En 2001, Compay Segundo la grabó en Madrid y siempre comenzaba sus conciertos con ella, ponía al público a tararearla y así se la fueron aprendiendo.
-La Warner Music hizo un disco de recopilación de las mejores canciones latinas, según ellos, del siglo XX. Mira tú la cantidad de canciones que hay en cien años y escogieron 19, entre ellas Es mejor vivir así. El disco se llama Latin Balada y salió en 2002. José José canta La nave del olvido, mi canción la interpretan Compay Segundo y la española Martirio. Han pasado treinta años desde que escribí esa letra y aún sigue vigente.
¿En qué momento decidió dejar de ser solista y conformar una agrupación?
-Bueno, primero cantaba yo solo con mi guitarra, era trovador. Me presentaba en casas, bares, plazas, donde quiera.
Y vivía de eso...
-Sí, siempre he vivido de eso. A los jóvenes les gustaba mucho mi manera de cantar, así medio raro, ronco, tenía un público fuerte, gente que le gustaba mi música. En 1994 compuse Voló mi amor y se convirtió en un gran éxito. Tanto, que yo llegaba a un sitio y había 50 mil personas. Los jóvenes tenían una furia con esa canción. Y no sólo en Cuba también en España y aquí en Venezuela.
¿No se imaginó que sus composiciones le llegarían de esa manera a la gente? ¿Qué pensaba cuando componía?
-No me esperaba eso, te lo digo de todo corazón. Sabes lo que pasa, que yo hago arte no como negocio, lo hago porque siento amor. Hay gente que hace música porque cobra por eso, para que le paguen, no comparto eso. Disfruto cuando veo la emoción de la gente, esa emoción yo también la siento en el corazón. Tengo que vivir, pero cobrar no es mi última aspiración, no me sofoca ni me desespera.
-No hay nada en el mundo que se pueda comparar con el sentimiento de una persona, los afectos para mí son fundamentales y son los que me hacen componer. La razón por la que yo escribo es porque la gente me da ese calor que necesito para componer.
¿Cómo se llamaba su agrupación en Cuba, qué tocaban?
-Antes de venir a Venezuela tenía una orquesta que se llamaba Anyelo y su Triple A, las tres A significan amor, armonía y autenticidad. Hacíamos de todo: boleros, baladas, sones. Ese grupo lo fundamos en noviembre de 2002, estuve con ellos hasta que vine para acá. Antes de irme, les dije que quedaban liberados porque me iba al extranjero y no podía mantenerlos. En Cuba no es como aquí en Venezuela, allá hay una empresa que los representa y los reubica con otra agrupación. Éramos seis, el grupo quedó en stand by.
Entonces vino con la firme idea de armar un proyecto.
-Sí, vine con 'Bele' Urquía a buscar músicos que tocaran joropo para realizar mi idea. Ya en Venezuela, visito el estado de Carabobo y allí me encuentro con un músico que es cantante llanero. Él fue a Cuba varias veces y me había invitado muchas veces para venir y tanto le dio que vine. Todo era por el arpa, ese instrumento era el que me interesaba, esa sonoridad era la que yo perseguía. Luego viajé a Caracas y me presenté con una orquesta normal. Pero yo no quería eso, lo anormal para mí era fusionar el arpa, el cuatro y que además esos músicos pudieran tocar el son con esos instrumentos.
-Entonces aquí en Caracas conocí un músico que me llevó a Guárico y no te imaginas, pasamos bastante trabajo -a nosotros los artistas como que nos gusta pasar trabajo-, y sin necesidad, porque en definitiva como compositor no tengo muchas necesidades económicas, pertenezco a la Sociedad General de Autores y Editores de España y me pagan bien mi trabajo por derechos de autor, vivo sin problemas. Pero es ese sentimiento del joropo, esa música llanera que me llamaba, los pasajes...
-Desde niño oía mucho a Mario Suárez, un cantante venezolano, también a Barbarito Diez, que aquí es muy famoso, y bueno, tenía esa ilusión de venir a Venezuela porque sabía que también había muy buenos músicos y me han ayudado bastante. Sin embargo me costó bastante encontrar músicos llaneros, que tocaran el arpa pero a ritmo de son.
-Estuve seis meses ensayando con ellos hasta que encontramos el camino y nos pudimos presentar el año pasado. Por primera vez en la Plaza de los Museos, ahí cerca del Teresa Carreño y fue una sensación, todo el mundo bailaba, fue increíble.
¿Usted compone todas las canciones? ¿Qué le inspira a escribir?
-Sí. Bueno, me inspira el amor, las mujeres hermosas, la rumba, la fiesta. Le compuse una canción a Caracas, Caracas ya tiene su guaguancó se titula.
Tengo entendido que la idea de conformar un grupo de fusión nació en 2001, en una Cumbre presidencial donde tuvo oportunidad de intercambiar con músicos y cultores del joropo venezolano. ¿Cómo fue ese encuentro, que pasó en aquella oportunidad?
-Sí, fue una Cumbre a la que asistieron músicos de joropo y también cubanos, estábamos sentados en el lobby, estaba el arpista, el cuatrista, y empezamos a conversar, tú sabes que los músicos nos comunicamos mucho, y nos hicimos amigos. Ahí mismo en el hotel, agarré mi guitarra y comenzamos a cantar, empieza el cuatro y se pega conmigo, luego el arpa, y el violín, oye que cosa tan hermosa. Me di cuenta que mi música tenía que ver con esos instrumentos y mira que no toda la música se asemeja a los mismos instrumentos, cada música tiene sus características. Con ese sentimiento me di cuenta que tenía que empezar a escribir este proyecto.
¿Ya tiene repertorio para esta nueva agrupación Azúcar, Joropo y Son?
-Sí, he compuesto más de 40 canciones entre boleros, guarachas, sones y rumbas.
¿En total cuántas canciones conforman su repertorio como compositor?
-He compuesto más de 300 canciones en toda mi vida, sones, boleros, guarachas, rumbas, rancheras, cumbias...
¿Qué género prefiere, con cuál se siente más identificado?
-Soy un romántico, me gusta mucho el bolero y la balada. Y en realidad con lo romántico fue que pegué en Cuba, no tanto con la salsa. Allá tengo muchas apasionadas que gritan y les dan ataques, pero con la música romántica. Contrario a lo que se piensa, en Cuba a la gente le gusta mucho la música romántica. Ahora tengo un concierto en Guárico, para el Día de los Enamorados, la señora del teatro me quiere a mí solo con mi guitarra.
Me llamó mucho la atención cuando escuché el concierto, quizás esperaba otra cosa. Cuando leí que ustedes fusionaban el son y el joropo me imaginé que habían creado un nuevo género musical donde ambas sonoridades se entremezclaban formando una sonoridad distinta, novedosa. Me sorprendí cuando escuche que básicamente tocaban el son cubano, pero incorporando el arpa, el cuatro y las maracas al resto de los instrumentos ya utilizados para el son como la tumbadora, la trompeta, el bongó, el bajo, la guitarra. Quizás peco de ignorante, pero realmente no encuentro diferencia en cuanto a la sonoridad, ¿qué cambia, cuál es la innovación?
-Primero cambia en Cuba, la sonoridad de la música cubana jamás ha conocido el sonido de un arpa y mucho menos de un cuatro. Suena distinto, porque la manera como se ejecuta el arpa con sus treinta y dos cuerdas y el cuatro con sus cuatro cuerdas, hace que se interponga allí una sonoridad propia del joropo que no está en el son. Tú sabes que el joropo viene de España, en Cuba no tenemos ese legado, no tenemos arpa, de manera que a través del son esa arpa está sonando en una rimática distinta a su tiempo natural que es el joropo.
-Por eso el individuo que ejecute en un tiempo de son ese instrumento que está hecho para sonar a tiempo de joropo, debe tener mucha maestría porque es algo que se lleva en el subconsciente. Es muy difícil, tanto el arpista como el cuatrista tuvieron que aprender a tocar esos instrumentos a tiempo de son. Por eso tocamos pasajes, porque tienen un tiempo más lento y se acopla mejor al son que es de 4/4. Hacemos una introducción corta, luego cantamos y después nos vamos con el son. Por eso siempre digo que utilizamos los elementos del joropo para tocar el son.
¿Y no se han planteado crear realmente un nuevo género musical que sea ‘joroposon, por ejemplo, así como se ha fusionado el jazz, tango, bossa nova con la música electrónica, entre muchas otras fusiones?
-Ahí se da una situación especial, tendría que pasar el Caribe para el Sur. No sé, no lo he intentado, no te voy a decir que no se pueda, aún no tengo la respuesta, pero sí, habría que intentarlo. Voy a hacerlo, ya logré una parte muy difícil que era incluir los instrumentos del joropo en la sonoridad del son porque el joropo es muy rápido y difícil, es un ritmo con muchas cadencias y muchas improvisaciones complicadas, de manera que debe adaptarse al son. Pero fíjate que el joropo cuando arranca da la sensación de que fuera a empezar un son y después cambia cuando se empieza a cantar. La cuestión es que el joropo es 4/6 y el son es 4/4, ahí está el detalle.
Por eso me parecería interesante si se hiciera esa fusión...
-Me tendrían que pagar millones de pesos, porque hay que dedicarle mucho cerebro y tiempo a eso, pero mira, sí, se puede hacer. Quizás con el pasaje se logre mejor porque si bien es 4/6 es mucho más lento. Ya la primera parte de mi vida la he dedicado a esto, quiero disfrutar un rato de este proyecto, para mí ha sido un super esfuerzo porque en mí país no te abren los brazos. Por eso quería demostrar con esta integración que tenemos cosas en común y no existe ninguna noción de rompimiento o lejanías por conceptos musicales.
¿No le interesaría incorporar otros instrumentos a su repertorio musical?
-Bueno, ya tengo cuatro, maracas, arpa, las tumbadoras, bongó, trompetas, no se me ocurre qué otro.
Sí, no es su búsqueda en este momento. Está disfrutando de esta nueva mezcla de elementos musicales...
-Sí, me gusta poner a bailar y a gozar a la gente, y caminas más rápido, después que das un paso grueso luego dices bueno, ahora quiero dar pasos lentos y así la gente va entendiendo tu trabajo poco a poco. Por ejemplo, el joropo no se conoce en el mercado internacional, es un género que se escucha básicamente en Venezuela, hay que ver cómo lo vamos metiendo en ese mercado para que la gente se vaya interesando. Ni siquiera en Cuba se escucha, hay que enseñarle a la gente.
-El arpa es un instrumento que aparece en la Biblia, imagínate, lo tocó el profeta David. El arpa fue fabricada por los árabes al igual que la guitarra. En Cuba hay un instrumento que se llama el tres, es cubano, inventado allá, y muchos de los instrumentos de percusión que usamos son africanos, que hemos hecho nosotros, fusionar los de ellos con los de nosotros y con los de los españoles.
¿Esta nueva propuesta musical Azúcar, Joropo y Son la han presentado sólo en Venezuela?
-Sí, solamente aquí, a Cuba no hemos ido, estamos apenas comenzando con la promoción y la propaganda del grupo, en Cuba no saben que existimos. Nos hemos presentado en el Teresa Carreño, en la Plaza de los Museos y en el Centro de la Diversidad Cultural. En Cuba sería toda una noticia escuchar a unos músicos con arpa tocando son.
¿Cómo ha sentido la receptividad del público venezolano?
-Bueno, cómo tú misma has visto, bellísima, les gusta mucho la música cubana. Ahí es donde tú ves el valor de lo que tú haces, cuando la gente lo asimila y le interesa, es decir que no estábamos equivocados. Quizás muchos lo ven como algo raro, pero yo lo veo muy sencillo, oye, la utilización de estos instrumentos en Cuba y en la música cubana es algo novedoso y la música cubana suena en el mundo entero. Sería una novedad que la idea haya surgido aquí en Venezuela y que esta novedad saliera de aquí de Venezuela y comenzara una moda con este nuevo son.
De manera que para poder desarrollar este proyecto actualmente está viviendo en Venezuela, en el estado de Guárico...
-Sí, estoy trabajando en Guárico y quiero llevar este grupo para Cuba, darlo a conocer allá.
¿Reciben financiamiento de alguna institución u organismo, cómo se mantiene económicamente este proyecto musical?
-No, nos hemos mantenido a puro corazón, a pulmón limpio. La verdad es que hemos pasado bastante trabajo, no hemos contado con ningún organismo que nos apoye. Vinimos porque nos interesa dar a conocer nuestro proyecto y qué institución más adecuada que el Centro de la Diversidad Cultural. Vamos a ver qué sucede a partir de ahora.
Me llama la atención que no haya tenido apoyo económico de alguna institución gubernamental ni cubana ni venezolana, porque a este tipo de iniciativas artísticas actualmente se les respalda, se les presta atención...
-Mira, yo aprendí que 'el que mujer quiere, casa quiere', es un refrán muy viejo. Quise hacer primero el proyecto para luego mostrarlo. A partir de ahora es cuando comienza la proyección. Y si no me hace caso ni el gobierno de Venezuela ni el gobierno de Cuba pues tomaré otra decisión.
¿Cómo cuál?
-Bueno, vuelvo para mi casa, me retiro de todo esto y se acabó. Igual te duele, porque la música es una cosa bonita que siempre va a caer bien a la gente. Creo que esta es una buena oportunidad porque Cuba es un país muy turístico y no se conoce mucho la música llanera venezolana. El joropo puede ser un buen puente incluso para que se conozca esta música en Europa ya que a Cuba van muchos europeos. Hay que trabajar sobre esto, trabajar por amor.
Por otra parte, este proyecto comulga perfectamente con los planes de cooperación e integración que se han venido gestando entre ambos países en diversas áreas, entre ellas culturales y sociales...
-Sí, es que esta es la mejor oportunidad que tenemos para que el joropo se conozca en Cuba. ¿Puedes creer que en Cuba no se conozca el joropo? Siempre me he preguntado por qué en Cuba no habrá un programa de radio, una emisora, donde se ponga joropo venezolano y se hable de él, se le explique a la gente qué cosa es. Creo que esta es una buena oportunidad para darlo a conocer a través de las emisoras de radio, en la televisión. Incluso un programa donde se coloque música llanera en sus diferentes variantes, que se inviten músicos, que pongan temas emblemáticos.
¿Cómo observa, en líneas generales, la integración sociocultural entre Cuba y Venezuela?
-Mira, tengo que empezar por decirte que los venezolanos saben mucho más de la música cubana que los propios cubanos. Me he encontrado con muchos venezolanos que me han enseñado cosas que ni yo conocía. Mira, Benny Moré era un ídolo en Venezuela en los años 40-50 y como él muchos otros artistas cubanos. De Latinoamérica, Venezuela es uno de los países donde mejor conocen la música cubana, la bailan, la cantan y la tocan.
-Eso a mí me dio una tremenda emoción, me cargó espiritualmente, me llamó mucho la atención con qué amor, con qué swing, con qué cosa, se saben todas las canciones que hacemos en mi país, me quedé loco. Ahí está el sentido de integración. Cuba y Venezuela siempre han estado juntas a través de su cultura, no han estado divorciadas nunca, la integración entre ambos países es de años atrás no es nueva. Quizás ahora, o ahorita como dicen ustedes, esa integración se haga más sólida, más fuerte, porque se han hecho acuerdos oficiales específicos para que ambas culturas se integren. En aquellos tiempos la música rompió las fronteras entre nosotros, ella llega y se queda.
¿Tienen planes de grabar un disco a corto o mediano plazo?
-Bueno, ya estuvimos en conversaciones con un compañero que trabaja en el Alba, pero no me ha dado respuesta todavía, hay que esperar los presupuestos que designe el Estado. Es una lástima que me canse y me vaya, yo quisiera al menos grabar el disco para que quede una obra, una recopilación de este trabajo. Porque temas tenemos más que suficientes para grabar cinco, siete discos, lo que hace falta es la fe, el amor por la música.
Akaida Orozco
ENcontrARTE, 19 de febrero de 2013.
Video: Compay Segundo y Martirio en Es mejor vivir así, de Ángel Ortega. Concierto en el teatro L'Olympia de París, 1999.
Ver también: Soy del realengo, de Anyelo y su Triple A.
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