El gobierno vende su modelo sociopolítico como si fuera un boleto para el paraíso. Sin embargo, basta recorrer la zona oeste de La Habana para percatarse de que la realidad no se parece en nada a lo que anuncian.
Hay que desandar los municipios de Marianao y la Lisa. Esa zona ofrece a sus propios vecinos y a los visitantes unas circunstancias realmente peligrosas, asfixiantes y crueles. Un ejemplo son asentamientos como el del barrio marginal Los Pocitos, infrahumano e insalubre, donde se hacinan centenares de personas resignadas a sobrevivir en medio de la mayor miseria y podredumbre.
Desde hace décadas, Los Pocitos es un barrio marginal, desatendido por las autoridades locales y provinciales. Pero esto no fue siempre así. Alguna vez, en la historia más antigua de Marianao, el barrio fue un atractivo centro de reunión para familias habaneras. Éstas iban allí atraídas por la excelencia de las aguas de El Pocito, un manantial del Río Quibú cuyos minerales servían para el tratamiento de enfermedades del estómago.
La formación histórica de Los Pocitos se encuentra en el período conocido como la Danza de los Millones, entre 1914 y 1918, años en que aumentó el precio del azúcar, como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Entonces, se hicieron impresionantes inversiones en obras de urbanización dentro de nuevas áreas de esta zona. Y se fueron rediseñando algunas otras como Coco Solo, Los Quemados, o las barriadas de Buenavista, Pogolotti, La Lisa y La Ceiba, donde vivían muchas familias humildes.
Después del triunfo de la revolución, se hizo poco o casi nada por el bienestar de esta gente. Al contrario, su bajo estándar de vida se agravó. Debido a la pésima situación económica por la que atravesaban, fueron multiplicándose los barrios de “llega y pon”, tan propicios a enfermedades y vicios.
La falta de un plan urbanístico para Marianao y sus asentamientos marginales, conllevó a que se produjeran construcciones de forma anárquica, sin medidas reguladoras que facilitaran el tránsito y procuraran áreas de recreo.
Según datos del censo de 2002, en Marianao habitaban unas 549 mil 469 personas. Es de destacar el alto índice de desempleo y que un gran porciento de sus viviendas, se encontraban en estado regular o malo, por lo que fue necesario realizar un proceso de intervención urbanística del municipio.
Muchos habitantes de Los Pocitos son mestizos o negros, lo que permite ejemplificar el alcance de la división clasista en la Cuba actual, que se acentúa particularmente en el problema racial.
Con mayoritario entusiasmo, en Marianao se practica la religión afrocubana conocida como santería. En casas y solares se ofrecen excelentes bailes a los Orishas. Existen más de 55 babalawos consagrados y unas 30 casas de raíz religiosa. También se practica la religión abbakúa, particularmente en los barrios de Los Pocitos y El Palmar, donde existen tres plantes de diferentes raíces. Además, hay que destacar que existen varias ceibas, donde se depositan brujerías, hechizos, ofrendas para ese tótem natural.
En Los Pocitos conviven cinco generaciones de cubanos -muchos “hijos de la revolución”- que han crecido bajo el hacinamiento, la insalubridad, la podredumbre y los delitos comunes. Caminar de día por allí es quedarse sin respiración, por la miseria reinante. Hacerlo de noche, no es aconsejable.
Texto y fotos: Polina Martínez Shvietsova
Cubanet, 8 de julio de 2013Ver fotos de Marianao en el blog 2902 Año Bisiesto.
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