Al analizar los argumentos contenidos en Claroscuros cubanos, firmado por René Gómez Manzano y Félix Bonne Carcassés y publicado el 21 de diciembre de 2012 en Cubanet, no quedan dudas de que cuando se pretende opinar sobre algo serio y trascendente es necesario procurar la más completa información para no pecar de injusticia o inexactitud.
Fue sorprendente leer en el texto: “Hace unas semanas leíamos, en la prensa independiente, una información sobre un destacado afrodescendiente que tenía en su casa los retratos de varios luchadores independentistas, todos ellos de tez oscura. Y lo que es más: ese hermano de luchas expresó de manera pública que esta última circunstancia no era fortuita, sino que los había escogido precisamente por el color de su piel”.
Los autores emulan una vez más con los voceros del régimen cuando personalizan un fenómeno institucional y se refieren a los activistas antirracistas sin atreverse a mencionar sus nombres. Deben enterarse que se refieren al proyecto cultural Salón de negras y negros ilustres de Cuba, cuya primera muestra fue inaugurada con resonancia mediática el 7 de agosto de 2009 en la sede del Comité Ciudadanos por la Integración Racial (CIR), para más señas en el domicilio de Juan Antonio Madrazo, coordinador nacional de la mencionada organización, como un modesto aporte al reconocimiento y justa valoración de las ejecutorias de importantes personajes de la política, el arte, el deporte o la religión, sin distinción de época o filiación político-ideológica.
La extrema preocupación de los autores les impide percatarse de que las acciones para enaltecer a las víctimas de la desventaja y la discriminación constituyen mecanismos esenciales para promover la justicia y la equidad, siempre afectadas por la prevalencia de poderes facticos y hegemónicos.
Acaso mis estimados colegas piensan que el Día de los Niños es contra los adultos, el Día de la Mujer es contra los hombres, el Día de la Raza es contra los europeos o que la designación del Año y Decenio Mundial de los Afrodescendientes y el trabajo del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial constituyen macabros proyectos racistas y antiblancos de la Organización de Naciones Unidas.
Al referirse a la actualidad de la lucha contra el racismo, los autores formulan algunas interrogantes que merecen atención: “¿Qué táctica debe emplearse con ese fin? En concreto: ¿debe ser ésa una lucha de todos los cubanos contra esa injusticia -una más- que mantiene el actual régimen? ¿O debe pensarse en una acción exclusiva de los negros y mulatos?”
En primer lugar, debemos tener la valentía política, cívica e intelectual de reconocer que somos una sociedad racista donde persisten patrones mentales coloniales que reafirman y convalidan las desigualdades e injusticias. Debemos conectar con la verdad histórica libre de omisiones y tergiversaciones.
Por esa razón, en sus casi cinco años de existencia el CIR ha promovido la apertura del debate profundo, transparente y desprejuiciado sobre estos temas de capital importancia para el presente y el futuro de Cuba. Las versiones física y virtual del mencionado Salón de negras y negros ilustres de Cuba; las tres ediciones del foro académico Raza y Cubanidad, Cuba pasado, presente y futuro; los programas de talleres comunitarios de debate, el alcance y prestigio intelectual alcanzado por la revista Islas, especializada en el tema, son algunos de los proyectos encaminados a abrir la mente y los espacios a una nueva perspectiva de convivencia entre todos los cubanos sin distinción.
En segundo lugar, creo que ésta debe ser una lucha compartida por todos los cubanos sensibilizados y comprometidos con la verdad y la justicia y decididos a despojarse de las monsergas racistas que solo reafirman los prejuicios y manipulaciones que falsean nuestra historia para profundizar las fracturas sociales que padecemos.
En tercer lugar, resulta inaudito pensar que algo en Cuba pueda ser hecho por blancos o negros por separado. Incluso en la persistencia del racismo que padecemos tiene importancia capital el bajo nivel de autoestima e identidad que esos patrones de mentalidad colonial han logrado incorporar en el ánimo y espíritu de muchos afrodescendientes cubanos.
Me congratula poder informar a los estimados colegas Bonne Carcassés y Gómez Manzano, que el CIR es una organización de cubanos blancos y negros comprometidos con la búsqueda de la verdad histórica, la igualdad y la más plena integración en una sociedad sin privilegios ni excluidos, donde sus miembros trabajan para desterrar por siempre la práctica tradicional de proyectar un hipócrita discurso contra el racismo, mientras se refuerzan los patrones y mecanismos que profundizan la discriminación y las desventajas que sufren los afrodescendientes.
Entre las iniciativas y proyectos impulsados por el CIR destacan la institución del premio Tolerancia Plus en su capítulo racial, la conmemoración del Día Nacional de homenaje a los héroes y mártires de la lucha contra el racismo y por la igualdad cada 27 de junio, aniversario del asesinato de Evaristo Estenoz, fundador y líder del Partido Independiente de Color.
El CIR ha establecido fluidas relaciones de colaboración e intercambio con el movimiento internacional de promoción de los valores y derechos de los afrodescendientes. Los líderes del CIR fueron invitados a la Primera Cumbre Mundial de Afrodescendientes celebrada en La Ceiba, Honduras en agosto de 2011. El 4 de noviembre de 2012 la organización civilista se convirtió en la primera en desarrollar una audiencia en la Comisión Interamericana de derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos, además de ser nominada por varias instituciones internacionales al Premio Rey de España de Derechos Humanos.
El segundo foro Raza y Cubanidad, celebrado del 24 al 26 de noviembre de 2011, contó con la participación de Juan de Dios Mosquera, líder del Movimiento Nacional Cimarrón de Colombia. En 2013, el CIR expondrá en varias universidades de los Estados Unidos una galería fotográfica y documental sobre la Cuba real y profunda, al tiempo que dos de sus líderes participaran con sendas ponencias en el congreso del Latin American Studies Association (LASA).
El CIR no es una organización de líderes a los que sobra protagonismo y le faltan miembros y proyectos. El 20 de mayo de 2012, cinco de sus dirigentes fueron detenidos -como otras tantas veces- para impedir su participación en el acto por el centenario del alzamiento del PIC, lo cual no impidió que varios hermanos blancos y negros llegaran al lugar para cumplir el compromiso con la historia y denunciar la persistencia del racismo institucional.
Los autores del artículo en cuestión, como tantos otros compatriotas que desde todas las tendencias ideológicas se preocupan cuando los afrodescendientes cubanos, nos empeñamos en despojarnos de la impuesta condición de víctimas; culpables y beneficiarios, se aferran a centenarias citas martianas para intentar impugnar los intentos de reafirmar los derechos y dignidades de los siempre excluidos.
No podemos perder de vista que por muy atinados que sean en su letra y espíritu, los pensamientos del apóstol no constituyen fórmula mágica para combatir las injusticias que le sobrevivieron. Martí abogó mucho por el decoro y la honestidad y sus enseñanzas no han impedido la larga saga de corruptelas y venalidades que han enfermado a nuestro cuerpo social y clase política a lo largo de más de un siglo de historia independiente.
Martí en su momento se manifestó de forma meridiana contra el racismo como deplorable actitud humana, pero no logró implementar mecanismos concretos para combatir o eliminar los comportamientos racistas de varios de sus contemporáneos. Si el apóstol con su altura ética e intelectual no pudo eliminar el racismo de su época, mucho menos podría suprimir de manera automática el que hoy nos lacera.
Más allá de los discursos y frases bellas, nuestra historia ha sido un triste camino de desigualdad e injusticia, y no es renovando el pánico ante las manifestaciones de autoestima y protagonismo de los afrodescendientes como haremos realidad los ideales martianos, como haremos realidad la Cuba que tanto hemos soñado con todos y para el bien de todos, sin privilegiados ni excluidos.
Leonardo Calvo Cárdenas
Foto: Jornada Cívico-Cultural del CIR en 2012. Leonardo Calvo Cárdenas es historiador y politógrafo y en la foto aparece en el centro, con un pulóver de franjas negras y anaranjadas.
Estos artículos son todos una joya, debieran publicarlos en forma de libro. Resulta curioso que en esas reuniones del CIR siempre veo gente sonriente, lo contrario de lo que se ve en las calles habaneras, gente triste. La verdad y la libertad, de sólo rozarla, embellecen y alegran.
ResponderEliminar