Google
 

domingo, 4 de noviembre de 2012

Del diario de una habanera



Gracias a Dios ya se acabaron los Juegos Panamericanos de Winnipeg. A mí no me gusta el deporte, pero en Cuba todo lo convierten en política.

Por momentos, los narradores deportivos parecían ideólogos del partido comunista. Lo que más me gustó fueron las competencias de gimnasia artística y nado sincronizado. La pelota y el boxeo era puro enfrentamiento: ver quién se iba con más medallas.

Cuba quedó en segundo lugar por países. Detrás de Estados Unidos y por encima de Canadá. No sé qué problema hay con los canadienses, pero en la isla todo se puso en función de obtener el segundo puesto. Sin contar que además de los 17 días de competiciones, tuvimos que soportar un montón de horas con discursos políticos. Que si el narcotráfico, que si la emigración… ¡de espanto!

Por suerte, apenas afectaron la transmisión de las telenovelas, aunque yo no las veo. Si no fuera por esos culebrones, la gente estuviera todavía más 'obstinada' de lo que está. Al menos durante una hora, pueden desconectar "de lo mismo con lo mismo". De esa esquizofrenia diaria que es vivir en un país con muchos campeones y medallas, pero muy poco que llevar a las mesas.

Naciones como Honduras, Panamá, Costa Rica, El Salvador y Trinidad Tobago en Winnpeg solamente obtuvieron una medalla. Pero en ninguna de esas naciones, que yo sepa, tienen libreta de racionamiento. Y el más pobre allí, una que otra vez, puede tomarse un vaso de leche y comerse un pedazo de carne de res.

En mi casa ya nadie se acuerda de la última vez que nos comimos un bistec. Fue en enero de 1998, a raíz de la visita de Juan Pablo II a la isla. Un amigo español nos mandó 50 dólares. La misma persona que trajo el dinero en el diplomercado de 3ra. y 70, Miramar, nos compró una bandeja de bistecs de res. Ese día comimos bistec con cebollas, arroz blanco, frijoles negros y tostones. Y nos alcanzó para comprar seis latas de cerveza Cristal y brindar por el Papa... y por la comelata!

Las novelas colombianas son aburridas y los actores son pésimos, pero a los cubanos les gustan, porque salen casas bonitas y los personajes a toda hora toman café y cuando los protagonistas se sientan a la mesa, cenan alimentos hace tiempo desaparecidos en la isla. Como en la calle siempre están hablando del último melodrama, a veces me siento a verlas, pero mi televisor es ruso, en blanco y negro, y no es igual que verlo en colores.

Una vecina que tiene un Sony de pantalla grande, al terminar el capítulo de ese día dice: "Ya hoy no tengo necesidad de comer, me llené al ver tantas cosas ricas en el televisor". A mí me da risa. Después de todo, los cubanos son ocurrentes.

Tomás, un viejo del barrio, confiesa que él tiene que agradecerle al gobierno la preocupación por su dentadura. Le pregunto qué quiere decir con eso.

-Mira, mijita, es que yo no tengo dientes. ¿Tu no te has fijado que en Cuba no venden nada por la libreta que cueste trabajo masticar? Lo más duro son los chícharos, pero si por la noche los dejas en remojo con un tin de bicarbonato, al primer hervor se ablandan y uno se los puede tragar. Y en la carnicería todo lo que dan es blando: picadillo texturizado, mortadella de soya, jurel en lata, huevos, y ahora, para rematar, perritos sin tripas (perros calientes), que son suavecitos y no hay que masticarlos.

Si uno quiere "batear duro" (comer muy bien) tiene que ir al agromercado con una jaba llena de pesos. Aparte de frutas y viandas, puedes comprar jamón, cerdo y carnero. El pollo se consigue en dólares y la carne de res… ésa sigue siendo manjar de dioses ¡o de dirigentes! No se consigue ni en los centros espirituales. Luego de la batida contra los matarifes y los ladrones del matadero Planta Habana, para conseguir un bistec hay que ser afortunado. Como nosotros lo fuimos en enero de 1998.

Nos pudimos dar ese 'banquete' por un amigo español. Pero prefiero pensar que fue gracias al Papa. Por eso todavía tengo puesto en la puerta de la casa el afiche que repartieron, donde dice que Juan Pablo II es "mensajero del amor y la esperanza".

Se comenta que otro mensajero puede ser el Rey de España. Pero como en Cuba los gobernantes son tan venáticos, aún está por ver si Juan Carlos I asiste a la IX Cumbre Iberoamericana que en el mes de noviembre se va a celebrar en La Habana.

Tania Quintero
Cubafreepress,13 de agosto de 1999.
Foto: Tomada de El glotón cubano.

1 comentario:

  1. Muy bien , si pensamos que comer mucho engorda demaciado ,y las cosas duras da☺an el estomago , y la democracia es injusta con los pueblos . como dicen los intelectuales de la izquierda noble y generosa .

    ResponderEliminar