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jueves, 5 de abril de 2007

UN MONUMENTO AL PERIODISMO INDEPENDIENTE
Por Iván García, desde La Habana

"Dividida, perseguida y silenciada por el gobierno de la Isla, la agencia de noticias Cuba Press cumple diez años de fundada."

Una agencia de noticias no suele ser noticia. Pero si se cumplen diez años de su fundación, y varios de los que fueran sus periodistas están tras las rejas —condenados a 20 años de cárcel—, además de haber sido dirigida por un excelente reportero y mejor poeta, llamado Raúl Rivero, y estar proscrita por el gobierno de Fidel Castro, entonces Cuba Press tiene todas las papeletas para hoy ser noticia.

El 23 de septiembre de 1995, en su apartamento del barrio habanero de la Victoria, Rivero fundó la agencia de noticias Cuba Press. Fue una de las muchas buenas ideas que gestó. He conocido todo tipo de hombres, los hay muy inteligentes pero no creativos, y los hay muy creativos pero para nada sociables y comunicativos. Rivero, además de inteligente, creativo, sociable y comunicativo, tiene el don de ser un buen diplomático, al conciliar caracteres diferentes y opiniones encontradas. Cuba Press era una abstracción, no tenía oficinas ni ordenadores, celulares o autos para cubrir las noticias. Aunque sí cinco o seis máquinas de escribir dignas de figurar en colecciones de museo, y muchos deseos de trabajar de los más de veinte periodistas que un día pertenecimos a su equipo.
¡Cómo olvidar las tertulias en casa de Blanca Reyes y Raúl Rivero, donde se hablaba de muchos temas y las horas se sucedían como si fuesen segundos! Subir los 57 escalones hasta el piso de Rivero para entregar un par de crónicas, era para mí una fiesta. En la oratoria, Raúl es un maestro, puede hablar siglos y uno no perder el interés de su conversación. El poeta tomaba café como un demente y fumaba cigarros como Peter Lorens en una vieja película de misterio. Entre humo y café daba rápido talleres de prensa que no he olvidado.

Incluso después de cursar estudios de Periodismo, cualquiera podría aprender con la hora y media que dedicaba Raúl Rivero —con voz de gitano y sencillez mundana— a sugerir sin imponer su concepto del nuevo periodismo. Tengo presente sus lecciones: usar el punto y seguido en abundancia para que la palabra no te ahogue, título corto y sugerente, ser sobrio, ameno y contar muchas historias. Todo esto y más, pero sin faltar a la verdad. Un periodista debe ser como un sacerdote, y en Cuba Press lo intentábamos.

Raúl Rivero era el peso pesado, pero existían otras estrellas. Había una mujer, camagüeyana de nacimiento, que responde al nombre de Ana Luisa López Baesa y de la cual siempre he creído tenía un imán para las noticias. Todas iban a parar a ella. Ana tenía el don de la ubicuidad. Dondequiera que había un suceso, ya fuera la detención de un opositor, el asesinato de un suizo en La Habana o un suicida en Pinar del Río, ahí estaba López Baesa.
Tania Quintero era como una máquina tragaperras: usted echaba una moneda y salía un trabajo periodístico, además, es mi madre, y ahora en la soledad de mi casa, en la barriada de La Víbora, me pregunto cómo era posible que escribiera 20 ó 30 artículos en un mes y más de dos mil en los ocho años que estuvo en la agencia. Resulta que además de escribir en exceso, tenía que cocinar y lavar como una esclava y atender a dos hijos y una nieta. No he conocido a otra persona en sus cabales que soporte tanto trabajo sin parar en un manicomio.

En Cuba Press se forjó también Ricardo González, un tipo que trabajaba como un obrero y tiene una risa altisonante. Ahora está preso en la Isla, condenado a 20 años por tener la genial idea, junto al poeta Rivero, de crear una revista llamada De Cuba, donde escribían periodistas libres. Es evidente que la buena idea no agradó a Fidel Castro y lo envió a prisión.
González es hombre ordenado y puntual, administrador eficiente y además buen periodista. Podría ser presidente de una empresa. Yo votaría por él, a pesar de que me requería como nadie cuando incumplía en el mes mi cuota de crónicas o noticias.

Una hazaña

Cuba Press es el reflejo de la sociedad cubana actual. Ahora mismo, Ana Luisa López Baesa y Ariel Castro están en Estados Unidos, Raúl Rivero en Espana, Tania Quintero e Iria González en Suiza, Ricardo González en la cárcel, y yo escribo esta nota mientras corren por mi rostro unas lágrimas en La Habana de todos ellos.

Dividida, perseguida y silenciada, Cuba Press es un monumento al periodismo independiente y a la nueva sociedad con plenas libertades a que aspiramos todos los cubanos. Dejemos que la historia futura le dé un lugar, pero ahora, en el otoño habanero de 2005, festejo el aniversario diez de la fundación de la que una vez fue mi agencia.

Extraño cada minuto a mi madre ausente, a mi hermana y mi sobrina; a la otra madre sustituta, Blanca Reyes, quien sabe bien por qué lo digo. Si Raúl Rivero está hoy en Madrid, mucho le debe a esa gigante que tiene por esposa.

Cuba Press es de mucha gente. Me quedo con las seis horas de asedio, como si fuera un paparazzi, para entrevistar en 1996 al pelotero Orlando El Duque Hernández, cuando fuera expulsado del béisbol por decreto gubernamental. Después de hablar con ese monstruo del box, que hoy tiene tres anillos con los Yankees de Nueva York y ahora pitchea con los Medias Blancas de Chicago, me costó otro par de horas convencerle para que me diera la entrevista. Todo el que ha vivido en Cuba sostenido por "la avena" que nos da el régimen, sabe lo que es el miedo a hacer declaraciones a un periodista independiente. Todavía recuerdo a El Duque, con su cabeza rapada, decirme en voz baja que ya no tenía nada que perder y que las únicas puertas que le habían dejado abiertas eran las del destierro. Fue profético.
Tampoco olvido a Raúl Rivero sacando cuentas como un bodeguero para repartir entre todos el escaso dinero. Cuba Press fue una hazaña y la agencia que mejor funcionó dentro del periodismo independiente cubano.
(Publicado en cubaencuentro.com el 19 de septiembre de 2005)

4 comentarios:

  1. Magia, gracias por las fotos seleccionadas para el trabajo de Iván, tienes mucho sentido periodístico. Lástima que él en La Habana no las pueda ver. Iván no sabe que me han abierto un blog y menos que he decidido compartirlo con él. Cuando puedas, cuelga su perfil. Entonces, me parece, tendrías que poner VER PERFILES.

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  2. No sé que pasó que salió dos veces el mismo comentario. Tampoco sé por qué en el blog han aparecido esos anuncios, sobre todo el de los contactos con cubanas, con lo que estoy en total desacuerdo. Espero que sea posible eliminarlos o, al menos, seleccionarlos.

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  3. Tania resuelto el problema de los anuncios, no tenía ni idea de el enlace de las cubanas, una vergüenza nunca he visto ninguno, pero por si o por no, los he quitado de este blog, fui yo quien los puso, perdona debí consultarte.
    También borré el comentario doble, eso a veces pasa.

    Ahora entrando en materia, te diré que leyendo a tu hijo he recordado cosas. Sobre todo cuando se refiere a ese miedo que tiene la gente para hablar con un periodista independiente.

    Hace años cuando yo tendría unos 19 un par de amigas mías y yo quedamos para ir al Palacio de la Salsa para bailar con el grupo de salsa Yumurí y sus hermanos. Conocíamos a su representante y al propio Yumurí así que todo nos salía gratis, éramos como una especie de comisión de embullo del grupo y hasta llegamos a viajar con ellos en una gira nacional que hicieron , específicamente a un concierto que dieron en Mayarí.

    Resulta que un fin de semana cualquiera, el viernes fuimos a bailar y al día sguiente debíamos ir las tres otra vez pero yo me negué porque me sentía un poco rara y fue lo peor que hice porque en mi cartera tenía los carnés de identidad de las tres.

    Era la época del camión de la brigada especial que iba recogiendo gente en la Habana y llevándoselas presas.

    Esa noche fatídica de sábado mis amigas esperaban en la puerta exterior del Palacio en el hotel Riviera a que viniera el representante de Yumurí y sus hermanos para entrarlas a la discoteca. Justo cuando el salió se las estaban llevando en el camión por estar indocumentadas y supuestamente jineteando.
    Por más que el representante de la orquesta juró que estaban bajo su responsabilidad y mas bien en calidad de integrantes del grupo, las policías, porque eran mujeres no hicieron caso y se las llevaron sin decir ni a dónde.
    Una de las chicas padecía y padece una enfermedad neurológica y en la estación sufrió un ataque que fue calificado por las mujeres policías como un ataque fingido de histeria, al tiempo que la otra chica advertía que debía ser trasladada a un hospital inmediatamente porque su enfermedad era tan especial que en Cuba solo se conocían cuatro casos.

    Tras mucho suplicar y tras ver que "el fingido ataque de histeria" no se le quitaba, sino que empeoraba y hasta convulsiones tenía se la llevaron al hospital.

    A mi amiga sana la obligaron a punta de pistola a firmar una carta de advertencia por estar conversando con un extranjero que nunca existió.

    En la noche del domingo fui a ver a mi amiga sana porque el cargo de conciencia me estaba matando y además estaba preocupada por la otra que por suerte no tuvo problemas graves.
    Estando en la sala de su casa tomando café tocaron a la puerta y cuand su madre abrió, un hombre se identificó como periodista independiente y quiso que le contáramos la historia. La madre de mi amiga, bailarina de profesión, se puso a gritar como una histérica y le dijo que se largara.
    Cuando se fue nos dijo que era más que probable que aquel hombre fuera de la seguridad del estado y que seguro querían saber si ellas contarían algo.
    Yo ni siquiera sabía lo que era ser un periodista independiente.
    ahora que lo sé recuerdo con admiración a aquel hombre, de quien no recuerdo su nombre y que sólo quería publicar la injusticia que se había cometido con mis amigas.
    En honor a él publico yo hoy lo que él quería pero no pudo por el miedo que corre por las venas de los cuabanos, transfundido a los largo de 50 años.

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  4. Magia, tu comentario es conmovedor y muy valiente, como el del otro día de Amapola.
    El caso de tus amigas me recordó el de cuatro muchachas con las que conviví más de 24 horas en el calabozo de la unidad de policía de 7a y 62, cuando a Raúl Rivero y varios periodistas y disidentes nos detuvieron el 1 de marzo de 1999, para impedirnos llegar al juicio a los cuatro integrantes del Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, autores de La patria es de todos.
    Según ellas me contaron, las detuvieron afuera del Johnny, en Miramar, algo similar como ocurrió con tus amigas. En el calabozo había dos muy jovencitas y dos no tanto, pero las cuatro estaban muy angustiadas, llorando, con mucho frío, porque en los calabozos o pasas mucho calor o mucho frío.
    Había una quinta mujer también detenida, pero que nada tenía que ver con ellas. Enseguida me percaté que era la chivata (siempre la policía utiliza a alguien para que les informe).
    Las supuestas jineteras me daban mucha pena y creo que las historias de sus vidas y problemas eran ciertos.
    A mi me soltaron el martes 2 a la una de la tare y antes de irme a la más joven y desabrigada le dejé un pulóver beige que llevaba debajo de una camisa azul claro. Otra me dio un teléfono para que avisara a su familia y en cuanto llegué a la casa llamé.
    Han pasado ocho años y a cada rato pienso qué habrá sido de aquellas muchachas.
    Lo más triste y doloroso es que ese tipo de detenciones es muy común en Cuba, donde la prostitución, desgraciadamente, ha echado raíces.

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