La agencia federal estadounidense que controla las transmisiones de Radio y Televisión Martí emitió un informe donde afirma que las dos entidades dedicadas a emitir propaganda hacia Cuba, no respetan cánones éticos del periodismo, están desfasadas en el tiempo en relación a la audiencia y amarradas a viejos valores políticos.
Por otro lado, la divulgación del informe este miércoles coincide con un hecho inédito dentro de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba (OCB, por sus siglas en inglés) donde están integradas Radio y TV Martí, que es la circulación entre sus trabajadores de una carta anónima de denuncia de situaciones de nepotismo y favoritismo en las altas esferas de OCB.
El informe fue preparado por un grupo de expertos contratados por la Agencia Estadounidense para los Medios Globales (USAGM, por sus siglas en inglés), tras un sonado escándalo acaecido en octubre de 2018, relacionado con un programa de TV Martí donde se mencionó al filántropo e inversionista George Soros, como “un multimillonario judío de origen húngaro cuya fortuna se estima en 8,000 millones de dólares”. Además, se le caracterizó como “un judío no creyente” y “de moral flexible”.
Las primeras investigaciones condujeron al despido de cuatro editores y el informe ha sido emitido tras seis meses de revisión de los programas regulares de la emisora, para detectar posibles violaciones de los parámetros éticos de USAGM, en el marco de una amplia investigación ordenada tras el escándalo por el directo, John Lansing.
El informe recuerda que durante décadas, desde la creación de la emisora radial Voz de América dentro de la desaparecida Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), sus directivos se debatieron siempre entre promover emisiones de propaganda o un instrumento para ejecutar la política exterior de Estados Unidos. Al final concluyeron que todas las emisoras patrocinadas por el Gobierno federal deben servir para “reflejar los ideales estadounidenses de una prensa libre, objetiva e imparcial, y que de ese modo tratara de influir en las poblaciones extranjeras demostrando cómo funciona una democracia, aun con todas sus imperfecciones”.
Sin embargo, apunta el informe, en OCB las cosas no funcionan así, ya que “gran parte del contenido de Martí es diferente al de cualquier otro servicio de noticias de la agencia. Martí se dedica abiertamente tanto a la propaganda como a la promoción de la política exterior de la administración actual, en este caso hacia Cuba (así como hacia Venezuela y Nicaragua)”.
Aunque la comisión investigadora decidió no tomar partido sobre si es acertado o no que Radio y TV Martí lo hagan, ha cuestionado su efectividad. “Si bien no existe una buena forma de evaluarlo, el criterio profesional unánime del panel, basado en lo que cada miembro sabe sobre cómo usar las comunicaciones para atraer e influenciar a una audiencia y en el éxito de las tácticas que contribuyeron a la caída de la Unión Soviética, fue que los intentos unilaterales de Martí son desacertados, y es casi seguro que fracasarán”.
Así las cosas, “los problemas radican en los noticieros de radio y televisión, y especialmente en la oferta diaria constante de los programas de debate político y los informes de investigación. Estaban plagados de mal periodismo. Y, sin embargo, también eran propaganda ineficaz”. Todo esto se debe también a que la forma en que son montados los programas, tanto de radio como de televisión, pecan de una falta de calidad asombrosa. Dicho en términos sencillos, “desde el punto de vista técnico y estético, la calidad de la producción de la radio y la televisión de Martí es mediocre”.
“En la gran mayoría de los programas de radio se escuchan ruidos molestos de fondo. En televisión, la calidad del manejo de la cámara, la iluminación y los gráficos es irregular, lo que refleja una aparente falta de experiencia técnica y profesionalismo. Como resultado, muchas de las producciones parecen obsoletas y antiguas, cuando no vergonzosas”, apuntan los cinco expertos que confeccionaron el informe.
Los problemas más serios parecen estar en los estándares del trabajo, ya que muchos materiales que salieron al aire o fueron publicados en Martí Noticias solo citan fuentes de un lado de la historia, no hay equilibrio informativo y ni siquiera está claro si disponen de la competencia necesaria para opinar sobre lo que se les pregunta.
En los debates, por ejemplo, los moderadores que se supone deban ser imparciales, corrientemente dan sus opiniones y participan en las conversaciones como un panelista más. “Del mismo modo, se presentó demasiada información sin atribuir las fuentes, y esto da la impresión de que se obtuvo de manera arbitraria. Aunque no se detectó ningún plagio, una atribución descuidada de fuentes puede llevar a acusaciones de plagio”.
El informe señala también que los periodistas y editores de OCB no hacen ningún esfuerzo por contactar a las autoridades o fuentes en Cuba para contrastar la información y dependen demasiado de la llamada “oposición disidente”.
El panel concluye que en las trasmisiones se ignoran sistemáticamente las normas de objetividad establecidas en el periodismo “a favor de tácticas de comunicación visiblemente propagandísticas”, por lo cual “parece poco probable que la presentación del contenido en la radio, a través de vídeos y online logre promover la libertad y la democracia dada la demografía, la cultura y las circunstancias políticas de Cuba en la actualidad. Radio y TV Martí operan como un anacronismo”.
A juzgar por el informe, el gran problema de OCB es que opera en términos de antigüedad. Es una emisora anclada en el pasado, que creció teniendo como fuente una forma de hacer radio en Miami en las década de 1960 del siglo pasado y no ha sabido modernizarse. “El tono de las conversaciones no es diferente al que se escuchaba en la radio de Miami de hace 50 años, cuando las radios se transformaron en instrumentos de combate contra el gobierno cubano".
En estos momentos, la realidad en Cuba y en Miami es totalmente diferente. “La mayor parte de la oposición que tiene opiniones contrarias a la revolución cubana se fue hace tiempo y la gran masa de cubanos en la isla hoy tiene más sentimientos encontrados o no está demasiado politizada”, por lo cual el reto es lograr una conexión basada en esta realidad, y no “en la falsa realidad febril que suelen tener las comunidades de refugiados de todo el mundo sobre sus países de origen”.
En la introducción al informe, John Lansing absuelve de responsabilidad al actual director de OCB, Tomás Regalado, nombrado en junio de 2018 y a quien califica como “impulsor clave de estas iniciativas de reforma continua”.
Con el informe, USAGM pretende iniciar proceso de reformas de OCB para evitar que la situación se repita. “La OCB debe cumplir con los más altos estándares de periodismo profesional en todo momento y cualquier desviación de ellos es inaceptable”, declaró Tomás Regalado. Y para ello la única forma parece ser remodelar desde cero las transmisiones hacia Cuba. Lansing no fue del todo claro en esto, pero su subdirector de Operaciones, Matt Walsh en una entrevista en la VOA dijo que hay que enfrentar el reto de cambiar la cultura dentro de OCB. “Lansing quiere que nos concentremos en cómo pudiéramos reconstruir OCB desde cero, algo que no va a pasar de la noche a la mañana”.
Y una de la razones es la propia composición de los empleados de OCB, como apunta uno de los autores del informe, Edward Schumacher-Matos, director del Edward R. Murrow Center for a Digital World en la Fletcher School of Law and Diplomacy de la Universidad Tufts, Boston, Massachussets. “Son gente con buenas intenciones que quieren lo mejor para Cuba, pero también están llenos de viejos resentimientos y odio, lo que es perfectamente entendible”.
La publicación del informe coincidió con la aparición en varios buzones de correo electrónico de empleados de OCB de una carta anónima donde se acusa al director de la entidad, Tomás Regalado, de nepotismo, arbitrariedad y mantener un régimen tiránico en Radio y Televisión Martí.
Se ignora la autoría de la carta, aunque tres empleados de la entidad que la leyeron coinciden en que su contenido es “factual”. Es algo, “que todo empleado allá dentro comenta abiertamente a diario. Llevamos meses en esto”, dijo a OnCuba uno de ellos, que no puede ser identificado porque los empleados federales necesitan de permiso de sus supervisores para hablar con la prensa.
Las alegaciones son bastante duras y su autor se identifica apenas como alguien que tiene “un puesto previligiado y muchos años de servicio”, y quue se encuentra “en el grupo de los castigados con horario muy forzado (3 de la tarde a 11 de la noche) y no porque me necesiten, sino simplemente porque no soy un yes man ni un mandadero”. Sin embargo, asegura que ha estado presente en reuniones con el director de OCB, donde presuntamente Regalado habría humillado a empleados.
Según el autor de la misiva, Regalado llegó a la presidencia de OCB con la intención de cambiar el estado de cosas en su interior. “Me consta porque estuve presente en su primera reunión, cuando dijo que no voy a hacer ninguna presentación pública porque vine a cortar cabezas e incluso de aquellos vagos que creen que por ser federales no se pueden remover. A partir de ese momento y hasta hoy día, no solo ha acabado con la moral y la vida de muchas personas, sino que ha convertido el lugar en una oficina de familia para impulsar sus proyectos personales y las de su hijo, con un nivel de nepotismo que ni siquiera en la empresa privada se permite”, explica la carta, que acusa a Regalado de no haber reformado la empleomanía sino despedido a veteranos para sustituirlos por “sus amigos” que supuestamente no aportan nada a la programación radial y televisiva.
Tres empleados, bajo condición de anonimato, indicaron que ha habido un “retroceso” en la calidad de la programación, algo que señala el informe de USAGM. “Regalado trajo a su gente, que hacen radio vieja”, dijo uno de ellos.
En términos de nepotismo, la carta afirma que Regalado ha promovido a su hijo, Tomás Jr., al punto de que es quien “verdaderamente manda ahora en Martí”, y a quien describe como “un hombre atormentado por su ineptitud e ineficacia, que ni siquiera habla bien el español, balbucea, se equivoca cada dos por tres palabras y deshonra a toda la institución”.
“Con esta carta espero que alguien nos brinde ayuda para denunciar ante las instancias pertinentes todo lo que pasa desde junio pasado: Tomás Regalado Sr. ha tenido el descaro de insultar con declaraciones públicas y llamar mentirosos a los que han botado injustamente; sobran las groserías, los recortes, el maltrato a los contratistas que no los dejan ejercer con tranquilidad, y en general a todos los profesionales que él ha relegado dándole paso a nuevos contratados que o son muy inexpertos o no tienen preparación alguna para ejercer sus actuales funciones”, afirma la misiva sin proporcionar más datos o identidades.
OnCuba intentó contactar a Tomás Regalado y a su hijo y no obtuvo respuesta. Sin embargo, un portavoz de USAGM indicó que la agencia federal también recibió una copia de la carta anónima, pero declinó comentar su contenido por no estar autorizado y porque “no respondemos a anónimos”. El portavoz tampoco quiso ser identificado por no estar autorizado.
En noviembre de 1918, Regalado conversó con OnCuba. y declaró que los cambios introducidos en el personal se debieron a cierto sesgo periodístico. “Lo que encontré al llegar fue una cierta izquierdización de las noticias. Aunque no sé si las noticias tienen derecha o izquierda. Mi opinión como un observador de fuera, interesado siempre en la cosa de Cuba, es que en muchos momentos esta agencia se desvió del espíritu y la letra de la ley. Incluso durante la administración de Obama ese muro que debe haber entre la dirección política y la dirección profesional se quebró. Por ejemplo, aquí se prohibió dar la noticia de la victoria de Trump. Radio Martí fue el último medio en dar la noticia de la presidencia de Donald Trump”.
Rui Ferreira
On Cuba, 22 de mayo de 2019.Foto: Tomada de On Cuba.
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