A Idalmis Gato Moya se le localiza en el combinado deportivo José María Pérez, más conocido como El Pontón, en la barriada de Centro Habana. Allí imparte clases de ejercicios aeróbicos a un grupo de muchachas. Camagüeyana de nacimiento, fue una de las integrantes de las espectaculares Morenas del Caribe que alcanzaron el cetro olímpico en Barcelona 1992, Atlanta 1996, y Sidney 2000, convirtiéndose en uno de los mejores equipos del siglo y dejando una impronta en la historia del deporte cubano.
Hija de Yemayá en la religión yorubá, esta Morena de 1.78 metros de altura, especialista en defensa y recibo en sus tiempos de voleibolista de alto rendimiento, se convierte en atacadora de primer nivel ante el periodista y libera todos los demonios que la atormentan desde su retiro del deporte activo.
“Después que yo me retiré en el 2001, me dieron seis meses para buscar un centro de trabajo y me fui interesando en el mundo de los ejercicios físicos y los aerobios para seguir vinculada al deporte y poder desentrenarme. Los primeros ocho años estuve como activista sin ganar salario alguno por diferentes lugares, hasta que logré que me emplantillaran oficialmente en este lugar”.
En esos primeros tiempos, cuando fue a buscar empleo con sus tres medallas olímpicas colgadas en el pecho, le dijeron que lo que tenían para ella era solo un puesto de auxiliar de limpieza. “Ningún trabajo es deshonroso, pero pienso que a mí eso no me tocaba, conmigo deberían haber tenido otra salida”. Idalmis recibe un pago como estímulo por ser campeona olímpica de 300 cuc mensuales, pero tiene que estar vinculada a un centro de trabajo, de lo contrario no lo puede cobrar.
“Todos los meses hay que presentar una carta firmada por la directora del centro deportivo que avale esto. No sé en caso de lesiones, peritaje médico, o simplemente por vejez, cómo serán las cosas. Imagino que se busque alguna solución. No debe ganar lo mismo quien solo fue campeón olímpico una vez y otro que lo ha sido tres veces, estoy en desacuerdo con eso. Estamos hablando de tres ciclos olímpicos con todo el sacrificio que eso conlleva y no son los mismos resultados”.
Los ojos de la ex atleta se humedecen por momentos, recordando sus tiempos de gloria y el tremendo sacrificio que tiene que hacer un atleta para lograr los resultados soñados. “El deporte es un sacrificio, se viven buenos y malos momentos, tristezas y alegrías, nostalgias y dolor. Se busca el éxito a cambio de sacrificar la juventud, la diversión, y se corre el riesgo de quedarse uno solo en la vida para darle a ese pueblo que ama el deporte, las alegrías y los buenos momentos que se merecen”.
Sin embargo, pocos saben el calvario que viven muchas de nuestras glorias deportivas cuando dejan las canchas y salen de la palestra pública. Idalmis Gato lleva ese dolor por dentro que lentamente la consume y la decepciona. “Es muy difícil retirarse del deporte activo. Tienes que estar psicológicamente bien para no caer en vicios. Salir de la burbuja no es fácil. El tratamiento que han tenido, al menos en mi caso particular, no es el mejor. Eso me da mucha tristeza, aquí nadie del Inder ha llamado a ver cómo una se encuentra. Si no fuera por esa carta que tengo que entregar todos los meses, no sabrían si estoy en Cuba o no. Conmigo no han tenido ningún detalle y no estoy hablando solamente de cosas materiales".
"Yo tuve que vender aguacates, tomates, tamales, jugos, trabajé en parques, en pasillos de edificios, en centros de trabajo, en patios de escuelas... El olvido no me vence, pero ver que otros deportistas reciben tarjetas de felicitación, cestas de regalos, reconocimientos, y a ti no te llega nada, me da mucho dolor. ¿De qué me ha valido tener tres títulos olímpicos? ¿Cómo se sentirán los atletas activos de hoy viendo que los que dieron su juventud y su vida por el deporte han quedaron en el olvido? No me he cansado de llorar sola muchas veces para desahogarme. Tengo amistades atletas de otros países y es imposible invitarlos a mi casa porque no se imaginan cómo vives”.
“El presidente Diaz-Canel lo ha dicho en varias ocasiones: hay que ayudar a los atletas y a las glorias deportivas que en su momento le dieron tantas alegrías a este país y tanto orgullo. Eso no se está cumpliendo, por eso muchos se han ido de Cuba, decepcionados. La única satisfacción que me queda es gracias a la gente en la calle que te recuerda, te saluda, y te da su cariño espontáneo. El olvido es la forma más cruel de matarte lentamente”.
“A Cuba me atan mis padres, mi familia. Yo pudiera trabajar de entrenadora en otro país, con mi currículo encuentro trabajo en cualquier lugar, pero a los míos no los puedo abandonar. Por otra parte, me gusta este país. Todo lo que he alcanzado ha sido gracias a mi esfuerzo. La revolución me dio la posibilidad de tener un lugar donde aprender, donde practicar, donde estudiar y prepararme, pero la revolución también tiene que ocuparse de las glorias deportivas después de su retiro”.
Los problemas económicos han hecho mella en los resultados del voleibol desde hace algunos años, sin embargo, la incapacidad de algunos directivos, el mimetismo, y el desaprovechamiento de los conocimientos de las glorias deportivas, son elementos que conspiran con fuerza en contra del desarrollo. Al respecto, Idalmis precisa que la muerte de Eugenio George, el gran entrenador de las Morenas del Caribe durante décadas, marcó un antes y un después en los proyectos que involucraban a varias de las jugadoras de la etapa dorada del voleibol cubano.
“Antes que Eugenio George muriera, ya retiradas nosotras, tuvimos un proyecto de mini-ball y organizamos varios eventos con nuestros propios recursos y gracias a algunas amistades para seguir desarrollando este deporte, pero después de su desaparición física eso se quedó en el aire. Creo que si aún hay en Cuba algunas tricampeonas olímpicas de este deporte, ¿por qué no se explota eso? ¿Por qué han dejado que este deporte decaiga de esa manera? A las Morenas del Caribe no se les ha dado la oportunidad en este país de asumir con el voleibol femenino."
"¿Quién es el director de la Escuela Nacional de Voleibol? Un compañero que nada tiene que ver con ese deporte; con eso te lo digo todo. Un día fui a entrenar al gimnasio de allí y no me dejaron ni entrar. El voleibol femenino no ha podido seguir los pasos de las Morenas del Caribe, la escuela no está en las mejores condiciones, hay muchos problemas. Ahora mismo, en la política de los dirigentes del INDER (Instituto Nacional de Educación Física y Recreación) no figuran los deportes colectivos, porque aportan solo una medalla. Prefieren priorizar los deportes individuales y no le ponen todo el interés que necesita para elevar su nivel. Esto es un deporte de sacrificio y de mucho trabajo que necesita mucha atención”.
El regreso de varias figuras que viven y juegan en ligas extranjeras a la selección nacional, podría ser un gran impulso para retomar el camino de las victorias en certámenes internacionales y volver a poner el nombre de Cuba en lo más alto. Sobre este asunto, Idalmis Gato está clara: “¿Cómo los atletas de balonmano han podido venir de las ligas extranjeras a jugar con la selección nacional, y con el voleibol eso no se puede, si es el mismo país y los mismos dirigentes? Nuestros atletas que viven en otros países quieren jugar por Cuba, tenemos que dejar ese complejo. Falta voluntad. Ellos, en su gran mayoría están dispuestos y lo han declarado muchas veces. Todos están esperando, como dijo el Papa en su momento, que «Cuba se abra al mundo para que el mundo se abra a Cuba» ¿Quién no extraña la presencia del voleibol en los Juegos Olímpicos?”
Sin dudas, la desaparición física de Eugenio George fue un duro golpe para este deporte. Idalmis nunca olvida las palabras que un día le dijo y que les dieron fuerzas para mantenerse por años dentro del colectivo nacional. “Fui jugadora de cambio en las Olimpiadas, pero Eugenio siempre me dijo que todas las jugadoras tienen una característica, yo tenía que entrar fría del banco y mantener alto el nivel de juego, hacer que el equipo se mantuviera estable. Él siempre hizo énfasis en esa importancia y que no debía jamás avergonzarme de la misión que tenía en el conjunto”.
Idolatrado por sus muchachas, Eugenio George es otro de tantos que no está en el altar que le corresponde, y que a golpe de sacrificio y entrega desmedida puso el nombre de Cuba muy en alto, al punto de ser seleccionado el mejor entrenador de voleibol del siglo XX. Con lágrimas en los ojos, Idalmis dice: “Eugenio le dio toda la gloria que tiene el voleibol y su entierro no fue una cosa grande. Él merecía una despedida en la Ciudad Deportiva con todas las de la ley. Para todas nosotras él era lo máximo como ser humano, como entrenador, como padre de familia. Todas nosotras fuimos sus hijas. Siempre tuvo la respuesta correcta en el momento indicado, desde un consejo deportivo hasta un consejo sobre nuestras propias vidas. Era muy inteligente, estaba dotado de muchas cualidades positivas y no puedo comprender por qué ahora mismo él no tiene el estatus que merece en este país. Después de su muerte he seguido visitando su tumba con regularidad a llevarle flores y se encuentran en malas condiciones”.
El presidente del INDER fue destituido, y otra vez las esperanzas de cambios resurgen en atletas y aficionados al deporte. Sin embargo, Idalmis Gato no es optimista:
“Es cierto que hay una nueva dirección en el NDER, pero yo pienso que glorias como Mireya Luis, Javier Sotomayor o Ana Fidelia Quirot, deberían ser los verdaderos dirigentes deportivos en este país. Esa gente se merece esas funciones, saben cómo piensa un deportista, de sus problemas. No creo que haya grandes cambios con esta directiva. Si siguen los mismos en sus mismos puestos no hemos hecho nada. Hasta que no se haga una limpieza completa, el INDER va a seguir cometiendo los mismos errores. Cuando el deportista se retira, se acabó todo”.
Texto y foto: Boris Luis Cabrera
On Cuba News, 5 de marzo de 2019.
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