La investigadora, productora, musicógrafa y especialista en propiedad intelectual cubana Rosa Marquetti Torres, hace años viene realizando una labor increíble. Ejecutiva de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE) en Cuba, desde 1998 ha intervenido también colaborando en la supervisión musical de decenas de documentales sobre la música cubana, y producciones discográficas; ha escrito los libros Carlos Vidal Bolado, un cubano en el reino del jazz y Desmemoriados. Historias de la música cubana, tomo que salva del olvido a un grupo de músicos cubanos olvidados.
Pero Desmemoriados es también el blog en el que continuamente agrega otros “olvidados” de la música cubana. Las importantes revistas mensuales colombianas La Lira de Barranquilla y Melómanos de Cali, así como varias de Cuba y España, reproducen sus artículos.
Y ahora acaba de publicar Chano Pozo. La vida (1915-1948). Por supuesto que lo primero que debe tener una buena biografía, es estar respaldada por una tarea investigativa seria; profunda: Al final del libro, en sus “fuentes”, la autora enumera 117 libros, y a lo largo de la lectura de Chano Pozo van siendo citados esos libros, a veces en más de una ocasión, o sea, es una bibliografía realmente consultada, no simplemente citada. Le siguen ocho menciones de audiovisuales, once de documentos oficiales, también prolijamente usados, como son los registros de pasajeros con entrada y salida de Estados Unidos, trabajo muy tedioso, pero que le permite a la autora fijar con autoridad, los viajes de Chano, tanto en América como en Europa. Hay nueve entrevistas inéditas, publicaciones periódicas, once de Cuba, trece de Estados Unidos, y otras de Europa… Y trece sitios web.
Esta proeza investigativa le procuró las armas para escribir lo que es el más completo trabajo publicado sobre Chano Pozo hasta la fecha. Dividido hábilmente en períodos, la autora va siguiendo al biografiado desde su nacimiento en 1915 hasta 1941, de solar en solar, de pariente en pariente, de amigos, amoríos, lances, cárcel, comparsas, primeras creaciones, primeras grabaciones, y todo con lujo de detalles, la autora procura siempre, al narrar cualquier evento, contestar todas las preguntas que produce un hecho: quién, qué, cuándo, cómo, dónde, y por qué.
El siguiente capítulo (1941-1946) recoge la importante relación de Chano con Amado Trinidad y la emisora RHC. Y así llegamos al siguiente, que va a cubrir su salto a Nueva York (1946-1947). Las importantes grabaciones de Chano en el Nola Penthouse Studio, y sus primeros pasos en New York, son cubiertos en forma detallada, como no se había hecho hasta ahora…
“Ahora sí!” titula la autora el próximo capítulo, donde describe con lujo de detalles el encuentro de Chano y Dizzy Gillespie en Nueva York, y el histórico concierto del Carnegie Hall, donde va surgiendo una nueva música norteamericana, gracias al junte de estos dos genios.
Hago aquí un alto para explicar porqué fue tan importante este encuentro.
En la música africana, es fundamental el ritmo que llevan básicamente los tambores de diferentes estilos. Esto pudo transmitirse en Cuba, con dificultades, pero el tambor en Estados Unidos, fue prácticamente proscrito, y el ritmo quedó limitado a instrumentos de percusión europeos; en Estados Unidos, surge la batería, consistente básicamente de un tambor grande, que se toca accionado por un pedal; otro pequeño, el redoblante, que se toca con palos, y un platillo, también tocado con el palo. No se usan las manos, directamente. Así surge el jazz, y así estaban las cosas cuando apareció Chano Pozo en New York.
En “El año decisivo”, Marquetti aborda el período 1948-1949, donde recorre, paso a paso, lo que sucede después del concierto, la complicada tarea de Chano y Dizzy de ir convenciendo y enseñando a los músicos norteamericanos, las complejidades de la ritmática afrocubana.
El viaje a Europa es narrado con lujo de detalles y me pregunto cómo la autora pudo describir detalladamente ese tedioso proceso de Chano y Dizzy enseñando a los músicos a tocar el nuevo ritmo inventado por Chano, el cubop, y al público a aprender a disfrutarlo. Curiosamente, a veces hay más receptibilidad en los europeos, que en los norteamericanos. Hay, además, los tours por el sur de Estados Unidos, con sus reglas de discriminación, que deben haber sido muy duras para Chano, lo que explica que un momento, regresa a Nueva York.
El último capitulo brega con la triste muerte de Chano, sometido a la intensa presión de tratar de enseñar a músicos y publico este nuevo ritmo que se llama cubop, y que termina trágicamente.
Dizzy siguió tratando de mantener vivo el cubop, pero no fue posible, era muy complicado para ejecutantes y bailadores. Habría que esperar unos cuantos años más, para que con el mambo, los norteamericanos aprendieran a bailar al estilo latino.
Pero el verdadero e importante legado de Chano, no fue el cubop, sino como claramente lo dice Rosa Marquetti en su capítulo “Chano después de Chano” fue dejar como saldo positivo la incorporación de la tumbadora y la percusión afrocubana en general, a los formatos de lo que después se llamaría latin jazz.
Sin Chano, no habría el auge del mambo en Estados Unidos en 1950, y después el chachachá, y la omnipresente tumbadora, bajo el nombre de conga, en muchas orquestas norteamericanas, ni hubiera tenido posiblemente entrada en la música norteña el bossa nova y sus instrumentos, sin este camino que abriera Chano Pozo. De todo esto habla Marquetti en su capitulo “Chano después de Chano”.
Pero no hemos terminado con Chano y Rosa. En el anexo I “Chano Pozo como compositor”, nos habla de la musicalidad extraordinaria de las composiciones de Chano, que dejó un grupo de canciones imborrables en el repertorio cubano, como Blen blen, Pin Pin, Ampárame y Tu gallo María, entre otras.
En el anexo II, la autora incluye la discografía mas completa que se ha hecho sobre su obra como compositor, y lo mismo sucede con el Anexo III, que es su discografía como intérprete principal y músico de sesión, trabajo difícil de investigación, siguiendo el rumbo del siempre activo Chano y esto es todavía mas cierto en el acápite siguiente “Grabaciones en Estados Unidos”, pues pese a su corta presencia allí, todo el mundo quería grabar con Chano Pozo. Supone este capítulo, un trabajo inmenso de revisar todas las grabaciones de esos años en un país como Estados Unidos, con una producción gigantesca. Otro logro inmenso de la autora.
Cristóbal Díaz-Ayala
Texto y foto: Cubaencuentro, 22 de agosto de 2018.
Leer también: El regreso de Chano Pozo.
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