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jueves, 25 de mayo de 2017

Los olvidados: Jorge Bolet



El más importante pianista cubano del siglo XX, Jorge Bolet, nació en El Cerro, La Habana, el 15 de noviembre de 1914 y el 16 de octubre de 1990, un mes antes de cumplir los 75 años, murió olvidado en Mountain View, Santa Clara, California, después de más de treinta años de exilio.

Bolet fue un excelente intérprete de la obra pianística de Liszt, Chopin y Rachmaninov, entre otros, y alcanzó un nivel de virtuosismo al nivel de los mejores pianistas del mundo. Sus clases magistrales y otras interpretaciones por suerte se conservan, y pueden ser vistas y escuchadas en You Tube; son un claro ejemplo no solo de su maestría, su profundidad, su dominio de la interpretación de los compositores románticos, sino también de sus capacidades pedagógicas.

Una de sus primeras grabaciones, en realidad la segunda -la primera fue de obras de Lecuona, Albeniz, Falla y Granado para el sello discográfico Boston Records-, por pura casualidad la adquirí a inicios de los años 60 en una vieja librería, que visitaba frecuentemente y que si mal no recuerdo se llamaba Gelado, se encontraba a unos pasos del Edificio Masónico, por la calle Belascoaín (entonces, aún no se había producido la catástrofe de 1968 que no dejó ningún comercio privado en pie).

A Bolet nunca lo había oído y la obra que interpretaba en ese viejo disco de vinilo me era en esos momentos desconocida: el Segundo Concierto para Piano de Prokofiev. Por otra parte, el sello de la compañía de grabación no auguraba nada bueno, ya que la Remington no estaba ni tan siquiera en la segunda línea, era una marca barata. Pero me llamó la atención que al dorso se encontraba una dedicatoria del mismo Bolet a una persona llamada Margot. Era una humilde dedicatoria, no recuerdo el texto exactamente, pero le reclamaba que oyese con simpatía su interpretación.

Compré el disco y al llegar a mi casa me dispuse a oírlo, la experiencia fue impactante, estaba ante una obra pianística de tremenda dificultad que Bolet solventaba de manera increíble y en apariencia con una facilidad fuera de lo común, estaba oyendo una obra maestra por un pianista magistral. Al salir de Cuba, entre otras cosas, tantas, quedó allá ese disco. En Estados Unidos traté de obtenerlo, pero fue imposible, nadie lo conocía, no existía una versión en CD, o en ese momento no la encontré.

Despues supe que existen tres versiones en CD: la primera es de 1974 una versión en estéreo, Turnabout Vox TV-S 34543 este sello adquirió los derechos de la Remington, pero no se encuentra en el mercado, es la versión original y aprovecha el experimento que la Remington se encontraba realizando, cuando se efectuó la grabación en 1953 con el uso de múltiples canales en cinta magnética. Sin embargo esa compañía carecía de la tecnología para trasladar el sonido estéreo a la placa de vinilo, esta técnica la desarrollaría la RCA pocos años después.

La segunda grabación es de 1973, y está descontinuada, es un CD del sello Genesis e incluye el Tercer Concierto para piano de Prokofiev, con la Nuremburg Symphony Orchestra, bajo la dirección de Ainslee Cox, pero no está a la altura de la de versión original de 1953, con la Cincinnatti Symphony Orchestra bajo la dirección de Thor Johnson. Y la tercera, es una grabación de Naxos en la serie Classical Archives que se puede adquirir en formato mp3 por un ridículo precio en cualquier país menos en Estados Unidos por razones de copyright.

Con el paso del tiempo, un día encontré el disco en un conocido sitio de subastas, pero la oferta inicial era de $100, no estaba a mi alcance en esa ocasión y si no mal recuerdo el precio final fue de unos $400. Aquello despertó mayor interés en mí, qué había pasado, cómo un LP de un sello de tercera categoría, con un pianista no muy conocido, una orquesta y un director, que no eran ni por asomo de primera línea, podía tener esa valoración comercial. La curiosidad me llevó a descubrir muchas cosas que intuía, pero no conocía.

Por ejemplo, que Emil Gilels, el genial pianista soviético, había dicho que Bolet era el único pianista occidental que entendía el Segundo Concierto de Prokofiev. Y yo me atrevería a decir, después de oír al mismo Gilels en ese concierto, que Bolet era el único pianista en el mundo que en ese momento lo entendía, más tarde apareció la versión de Yefim Bronfman, que en honor a la verdad es tan buena como la de Bolet, con la ventaja de una orquesta y un director de fama reconocida y una grabación estéreo en un sello de primera línea.

La versión de Bolet fue la primera grabación en disco del Segundo Concierto de Prokofiev, y todo parece indicar que resultó ser la introducción de este Concierto en el repertorio mundial. Lo curioso sobre Bolet es que él fue reconocido en su época como un buen interprete de Liszt, pero jamás de Prokofiev. Es de esas cosas raras en el arte: un pianista casi desconocido en ese momento, con una orquesta que no era de primera, un director de tercera y una marca de disco de quinta, producen una versión genial. Este LP puede ser escuchado en cinco partes en You Tube, aunque con algunas deficiencias técnicas.

Supe también que Bolet se había unido a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial; que había participado en la ocupación del Japón e incluso dirigido la premier del Mikado de Sullivan y Gilbert en Tokio; que durante mucho tiempo la crítica le fue adversa, lo consideraban demasiado ‘virtuosista’, y sólo después del famoso concierto del 25 de febrero de 1974 en el Carnegie Hall y que en seis partes se puede escuchar en You Tube. Y nada menos que con la crítica laudatoria de Harold C. Schonberg recuperó la atención, ahora favorable, tanto del público como de la crítica.

Como pianista participó en la película Song Without End, Sueño de amor en español, sobre la vida de Liszt, y cuya banda sonora en 1961 ganaría un Oscar y un Globo de Oro. Bolet grabó decenas de discos, ahora para los sellos más distinguidos y pasó a ser un mimado de las grandes salas de concierto de Europa y Estados Unidos.

No cejé en mi búsqueda hasta que, por un golpe de pura suerte, pude adquirir el LP original a un precio permisible a mi bolsillo, en una subasta en Alemania. El disco estaba en aceptables condiciones, pero me pregunto ¿cuánto valdría aquel que dejé en La Habana autografiado por Bolet? Para mí no tenía precio y lo tuve que abandonar.

La salud de Jorge Bolet comenzó a declinar en 1988, su última aparición fue un recital en el West Berlin Philharmonie el 8 de junio de 1989. Ese mismo año fue sometido a una operación de cerebro, muriendo de un fallo cardíaco el 16 de octubre de 1990. Harold C. Schonberg le dedicó una amplia nota necrológica en el New York Times.

Hoy en Cuba nadie, o casi nadie, conoce a este extraordinario pianista con una trayectoria sin comparación con ningún otro intérprete cubano, es uno de los tantos olvidados.

Waldo Acebo Meireles
Cubaencuentro, 13 de febrero de 2017.

Video inicial: Había escogido a Jorge Bolet tocando a Chopin en la Balada No. 1 en G Menor Opus 23. Pero después que leí este comentario de Mirita Páez Bolet en su blog, me decidí por Rapsody in Blue de Gershwin, pues ese concierto habría la única vez que la televisión pusiera a Jorge Bolet tocando el piano.

Nota de Tania Quintero sobre Jorge Bolet y su familia

En Cuba nunca escuché tocar a Jorge Bolet, pero le conocía de nombre, igual que a su hermano Alberto Bolet, violinista, compositor y director de orquesta y que trabajara con el director austríaco Erich Kleiber. Es que entre 1991-93 hice una amplia investigación sobre las estancias habaneras de Kleiber, uno de los más prestigiosos directores que dirigió la Orquesta Filarmónica de La Habana en los años 40.

Según este Obituario, el cuerpo de Jorge Bolet fue incinerado y sus cenizas esparcidas en el Oceáno Pacífico. Sigo buscando datos sobre él y su familia y los encuentro.

Su nombre completo era Jorge Leopoldo Bolet Tremoleda y fue el quinto de seis hijos que tuvieron Antonio Bolet Valdez y Adelina Tremoleda de la Paz, descendientes de catalanes y sin vínculos con la música. La madre nacida en 1884 en Caraballo, pueblo de la provincia de Camagüey, fue hija única, murió en Estados Unidos. El padre, teniente en el ejército cubano, tuvo siete hermanos. Los seis hijos del matrimonio Bolet-Tremoleda se llamaban Joaquín Antonio (Cuba 1902-EEUU 1982), María Josefa (Cuba 1904- España 1999), Alberto (Cuba 1905-EEUU 1999), Hortensia (1906-1990), Jorge Leopoldo (Cuba 1914-EEUU 1990) y Guillermo(1919-2013). Más información en Early Years.

Por este sitio me entero que Hortensia Bolet al casarse con Juan Sierra, nacido el 28 de enero de 1908 en Banes, Oriente, adoptó el apellido Sierra. Tuvieron cuatro hijos. En este blog se dice que la salud de Jorge Bolet se complicó complicado por tener SIDA. La condición homosexual de Bolet ha sido mencionada en diversos comentarios y foros online. Ver entrevista que en 1983 el británico Robin Ray le hiciera al pianista cubano Jorge Bolet.


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