El domingo 1 de mayo de 2016 fallecía en La Habana el guitarrista Sergio Vitier García-Marruz. Tenía 68 años.
Después de haber trabajado casi una década como periodista en la revista Bohemia, en julio de 1982 me trasladé al Instituto Cubano de Radio y Televisión. Mi primer puesto fue de divulgadora cultural en la Revista de la Mañana, espacio que entonces tenía gran teleaudiencia a nivel nacional. En aquella época, Sergio Vitier estaba casado con Tania, madre de uno de sus tres hijos, creo que del primero. Ella me decía 'tocaya' y me llamaba a la casa para pedirme que divulgara alguna presentación de Sergio o una actividad en el Teatro Mella.
A partir de 1982 y durante un par de años más, a Sergio le ayudé a promocionar sus actuaciones y también las celebradas en el Teatro Mella, sede de Danza Nacional de Cuba cuando él su director.
"Los 80 fueron otro momento de renacimiento para el arte cubano. Sergio Vitier asumió la dirección de Danza Nacional de Cuba y otra música se dejó escuchar. La compañía produjo títulos como Metamorfosis, de Narciso Medina; El cruce sobre el Niágara, de Marianela Boán y Dédalo, de Rosario Cárdenas, una suerte de vuelta a las investigaciones iniciadas por Ramiro Guerra", escribía Marilyn Garbey en La Jiribilla, en mayo de 2007.
En los catorce años que trabajé en el ICRT, en más de una ocasión entrevisté a Sergio o grabé un fragmento de su actuación en vivo para el NTV, como aquel domingo que tocó la guitarra en la inauguración de una exposición de Wifredo Lam en el Museo Nacional de Bellas Artes. Otras, le grabé con el Grupo Oru, que junto con Rogelio Martínez Furé, Vitier fundara en la década de 1960.
Gracias a Sergio, vi por primera vez a Teresa García Caturla y su hermano, de cuyo nombre no me acuerdo, pero sí que tocaba un instrumento, creo que la flata. Fueron dos de los once hijos de Alejandro García Caturla, juez y músico de la raza blanca que tuvo todos sus hijos con mujeres negras. En los Caturla se repite la historia de Omara Portuondo y su hermana Haydée, pero a la inversa. La madre de Omara y Haydée era blanca y se casó con Bartolo Portuondo, pelotero de la raza negra.
Teresa era y sigue siendo una cantante de música popular, una persona de barrio, igual que Sergio, quien a pesar de proceder de una familia de grandes intelectuales y él mismo ser muy culto, siempre fue un hombre campechano, natural, espontáneo... Como era muy sincero, no congeniaba con la hipocresía ni con esos personajes que se creen importantes y en realidad son unos mediocres.
Es una lástima que Pedro de la Hoz se haya limitado a una nota fría y formal y no hubiera resaltado los valores humanos de Sergio Vitier.
Ni tampoco que fue un fumador empedernido y que su alcoholismo y supuesto consumo de drogas (algo de lo que me enterés después de su muerte) contribuyeran a pasarle factura a los 68 años y le provocaran el accidente cerebrovascular que le llevó a la muerte.
Si en Cuba han habido músicos talentosos y prolíficos, ésos han sido Sergio y su hermano José María Vitier, con otro carácter y estilo de vida, pero igualmente un tipo sencillo y chévere.
Una de las veces que en los 90 conversé con Domingo Aragú en su casa, hablamos de Sergio, vecino suyo de Santos Suárez. Pensaba yo que Aragú, a quien Sergio quería y respetaba, podría influir para que dejara de beber o no bebiera tanto.
Descansa en paz, querido Sergio!
Tania Quintero
De Sergio Vitier, escuchar Bolero antiguo, Son lírico; Danzón Flora; Rondó al desconocido; Desagüe y Peñalver y Banda sonora de El brigadista
Ver la entrevista que en 2015 Amaury Pérez Vidal le hizo a Sergio Vitier en su programa con Dos que se quieran basta.
Leer también Sergio Vitier en 30 líneas.
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