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viernes, 12 de junio de 2015

Gilberto Ante, un fotógrafo olvidado (III) - Exposición en Colombia, agua mineral El Copey y cubanos de a pie



El 19 de mayo de 2009, el Museo de Antioquia, Colombia, inauguró una exposición-homenaje a los 50 años de la revolución cubana. Y lo hizo de una manera particular, con 50 fotos de Gilberto Ante. Tres días antes, la revista Semana publicó un reportaje titulado El domingo de la Revolución. Lo encabezó con una foto de Fidel Castro hecha por Ante en 1960, pero para este post decidí poner una menos conocida del barbudo.

No la escogí por estar con la cabeza baja, concentrado o pensando, váyase a saber. Tampoco por su pelo despeinado, el tabaco en una mano y los dos relojes que entonces siempre llevaba en la muñeca izquierda. La escogí por la botella de agua mineral El Copey, que me da pie para contar una breve historia (una botella igual a ésa, vacía, cuesta 85 dólares en Cuba Collectibles).

El Copey era -y debe seguir siendo- el nombre de un manantial en Madruga, municipio de la actual provincia Mayabeque, a unos 70 kilómetros de La Habana. Ya a finales del siglo XIX, sus aguas eran reconocidas como las mejores de Cuba, por sus propiedades minero-medicinales. En los años 20, personajes del mundo de la política y la cultura acudían a Madruga para bañarse en las casetas del balneario. El número de visitantes en busca de las curativas aguas aumentó considerablemente después de la construcción de la Carretera Central (1927-1931).

La zona montañosa conocida por Alturas de Bejucal Madruga Limonar es rica en manantiales. Y aunque la calidad de las aguas de Madruga tenían fama desde la época de la esclavitud, no fue hasta hace diez años, que las autoridades cubanas se 'cayeron de la mata' y decidieron envasar y comercializar agua mineral con la marca El Copey.

Según una nota publicada el 6 de junio de 2005 en DTCuba, "el producto procede de los manantiales de igual nombre, localizados en el municipio de Madruga. Por su composición, las aguas están clasificadas como bicarbonatadas, magnésicas y cálcicas sulfurosas, utilizadas además para tratamientos digestivos en el balneario La Paila. Actualmente, el producto de El Copey se distribuye en botellones de 19 litros y botellas de dos litros para su venta en el sector turístico y las tiendas que operan en moneda convertible".

En internet no encontré fotos ni datos de esos botellones ni de esas botellas de dos litros ofertados por divisas. Lo que sí encontré fue que Ernst Hemingway en su mesa-bar tenía "seis botellas de agua mineral efervescente El Copey, envasadas en Madruga, La Habana; una botella de scotch White Horse; una botella de ginebra Gordon's; seis botellas de Schweppes Indian Tonic; una botella de ron Bacardí; una botella de scotch Old Forester: una botella de vermut Cinzano, y una de champán, sin etiqueta".

Termino ya con el tema de las aguas minerales en Cuba. Antes de 1959, el agua mineral más famosa en la capital, era la de los manantiales La Cotorra, en Guanabacoa. En el resto del país había otras marcas: San Miguel, en Matanzas: Lobatón, en Camajuaní, Las Villas, y San Rafael y Valle del Maisí,en Santiago de Cuba. Ahora, las aguas minerales más 'populares', no para los cubanos de a pie, si para los cubanos con cuc, turistas y extranjeros, son Ciego Montero (Palmira, Cienfuegos) y Los Portales (Guanes, Pinar del Río).

Texto resumido de la revista Semana:

Si algo queda de la Revolución Cubana -además, claro, de los diarios y cartas del prolífico Che- es la fotografía. La fotografía épica cubana, como se dio en llamar al conjunto de la obra de los cuatro fotógrafos oficiales que le siguieron los pasos a Fidel Castro después del primero de enero de 1959: Alberto Korda (el ojo que registró la imagen del Che que hoy se ve reproducida y vuelta a reproducir en camisetas y afiches), Osvaldo y Norberto Salas y Liborio Noval y su registro de una Cuba triunfante y luchadora. Con revistas de altísima calidad fotográfica al estilo de Life, como la mítica Bohemia, fundada en 1908, y Verde Olivo, fundada por el Che y ya desaparecida.


Las fotografías que allí se publicaron quedarían para la posteridad y hoy se pueden ver en la Fototeca de La Habana: cientos de miles descansan en un juicioso archivo para hacer honor a la historia. Allí está todo lo que se sabe de los primeros años de la Cuba comunista. Todo, menos la historia de Gilberto Ante, el quinto fotógrafo de la revolución. De su archivo de 25 mil negativos, que se verá por primera vez a partir del 19 de mayo en el Museo de Antioquia, en Cuba no se conocen más de 10 fotografías.


Igual que el destino de su archivo, la vida de Gilberto Ante a duras penas llegó a la luz pública. La suya es la historia del nieto de la matrona de un prostíbulo de Manzanillo que, para emplearse en el oficio más demandado de la época (fotógrafo de matrimonios), cobró una indemnización por la pérdida de dos dedos, que él mismo se cortó. Un hombre cuya verdadera carrera empezó en 1959, después de conocer a Celia Sánchez, la mujer de Fidel durante más de 25 años, que para entonces reclutaba campesinos a las afueras de Manzanillo; la historia de un hombre que en los 60 estuvo muy cerca del poder, fue un orgulloso protagonista de la Historia, y se regodeó con las mujeres más lindas de La Habana, pero que terminó en una redacción haciendo copias fotográficas de las tiras cómicas de los diarios.


No se sabe por qué su archivo desapareció. Algunos dicen que Ante nunca entregó los negativos al "organismo ideológico" del Che (y tenía buenas razones para no hacerlo), otros que los retiró indignado al verse reducido a técnico. Lo cierto es que su nombre fue borrado y su archivo permaneció en la oscuridad.

Diez de las miles de fotos que a lo largo de sus 66 años Gilberto Ante hizo. Y no solo a los líderes de verde olivo y sus actos revolucionarios. También a la gente: milicianos, alfabetizadores, monjas, intelectuales, campesinos, mujeres o cubanos de a pie.













Mi agradecimiento a Antonio Ante López, por su generosidad al enviarme ese centenar de imágenes valiosas de su padre y la esperanza de que algún día en Manzanillo y en La Habana se puedan montar exposiciones iguales o mejores que la inaugurada por el Museo de Antioquia hace seis años. Y rendirle así el homenaje que Gilberto Ante Morales merece en su patria.

Tania Quintero
Las once fotos son de Gilberto Ante y fueron realizadas entre 1959 y 1961 en diversas provincias cubanas.

Aclaración: Tanto estas fotos como las publicadas en los dos posts anteriores, pueden ser copiadas y reproducidas, siempre y cuando se ponga el nombre del autor: Gilberto Ante (1925-1991).

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