Mercedes Chirino
Testimonio tomado del libro Todo lo dieron por Cuba, de Mignon Medrano, Miami, 1995.
Muy pronto, los desmanes de los barbudos bajados de la Sierra Maestra. Lentamente, y desde oriente hacia occidente, avanzaba la columna del triunfo, con Fidel Castro como desafiante mascarón de proa sobre un tanque de guerra. Sin asesoramiento legal, los tribunales revolucionarios impartían sentencias de muerte a diestra y siniestra, a todo lo ancho y largo de la Isla. Solo bastaba que se alzara un índice acusador, para llevar a un pobre diablo ante el pelotón de fusilamiento o para imponerle a un inocente injustas y desmesuradas condenas carcelarias.
Una de las primeras víctimas de esa infamia fue Mercedes Chirino, destacada líder obrera del sector tabacalero. Huérfana desde los 6 años, ella y sus hermanos sufrieron miseria y desde muy joven tuvo que trabajar en las vegas de tabaco para sobrevivir. Los votos de sus compañeros la convirtieron en dirigente laboral. Tras una ardua lucha, ella logró que las jóvenes obreras recibieran un aumento por la picadura de tabaco, que se pagaba a cinco centavos. Cuando se desploma el gobierno de Batista, el 1 de enero de 1959, Mercedes tenía preparada una asamblea con la participación de las provincias tabacaleras de Pinar del Río y Las Villas, pues había logrado un aumento de hasta 20 centavos en el interior del país (en la capital, la picadura no se cortaba, solo se despalillaba).
En reconocimiento a su liderazgo, Mercedes había sido invitada a formar parte del Consejo Consultivo del presidente Fulgencio Batista. Ese nombramiento le costó el arresto por las huestes fidelistas en enero del 59 y el encarcelamiento en Mantilla, en La Habana, hasta marzo de 1961. Después de ser puesta en libertad, se esconde en casa de su antigua secretaria, Gloria Mejía. Para no comprometer a la familia, Mercedes se entrega a los rebeldes.
Es nuevamente arrestada, pero esta vez la llevan al tenebroso G-2, acusada falsamente por unos presuntos compañeros de Caimito del Guayabal, región que no era tabacalera y jamás visitada por Mercedes. Esposada y custodiada por seis hombres armados con fusiles, Mercedes fue paseada en humillante desfile por la Avenida de Rancho Boyeros y calles aledañas, sin permitírsele a su hermana y otros familiares tener acceso a ella. De allí, a Mercedes la llevaron en un carro patrullero hasta el G-2, donde permaneció incomunicada por varios días, y es testigo de las escenas de horror que caracterizaron ese antro infernal.
"Fui enviada a la prisión de Guanabacoa, pero al producirse el desembarco en la Bahía de Cochinos, en abril del 61, me trasladaron de nuevo al G-2, donde tuvo lugar un encuentro muy interesante. Cuando en 1959 estuve presa en Mantilla, cerraron el barrio de Colón (zona de tolerancia de La Habana). Durante la redada, a estas mujeres les dijeron horrores de Raquel Valladares, de mí y de las demás presas políticas, para provocar choques, pero no lo lograron. Una a quien llamaban Julita Macho, le pidió un favor a mi hermana, quien se lo hizo sin aceptar un centavo. Me trasladaron nuevamente para Guanabacoa y me pusieron con las presas comunes. El Dr. Labrit, que me había operado de un seno en el Instituto del Cáncer, trató de verme, pero no lo dejaron. Cuando me entraron a la galera, me aferré a la reja y así pasé toda la noche hasta que amaneció, temblando y haciendo mis necesidades.
"Aún prendida a la reja, veo aparecer una mujer, la reconocí y grité: 'Ay, es Julita Macho'. Ella se paró y cuando me reconoció, amenazó a las comunes: 'Oigánme todas, quien toque a esta mujer que se dé por muerta'. Era una mujer de la calle, una cualquiera, que quiso protegerme en medio de aquella terrible galera. Mentiría si dijera que ellas se metieron conmigo o me trataron mal, pero la galera de las comunes era horrible, mujeres de la peor ralea. Cuando las presas políticas supieron que yo estaba junto con las comunes, gritaban: 'Mercedes no puede estar ahí, sáquenla de ahí'. Tras mucho batallar, mi abogado, el Dr. Tamayo, logró cambiarme para la galera de las políticas.
"Un mes más tarde volví a mi casa. La habían saqueado. Allí guardaba las compras que yo iba haciendo a fines de año, para repartirles juguetes a los niños y darle ropas y zapatos a mis compañeras en el campo. Siempre protegía a los míos, en lo oficial y en lo particular".
En 1995, Mercedes tenía 84 años, su salud estaba muy quebrantada y la vida se le escapaba entre las manos, sin haber podido regresar a sus amadas vegas de tabaco en Las Villas, su provincial natal.
Nota.- Como de unas ex presas se localizan fotos y de otras no, hayan fallecido o la vida les haya regalado más tiempo, los 14 posts a ellas dedicados los encabezaré con flores de mariposa. Su nombre científico es Heychium coronarium y el 13 de octubre de 1936 fue elegida Flor Nacional de Cuba. Su blancura representa la pureza de los ideales independentistas, es símbolo de la paz y su color blanco está presente en las franjas de la bandera nacional. Sus flores, unidas al tallo central simbolizan, la unión de los cubanos. Es también paradigma de la gracia y la esbeltez de la mujer cubana. Se cuenta que durante las guerras de independencia en estas flores, prendidas en velos y mantones, se escondían mensajes que aguerridas compatriotas llevaban al Ejército Libertador (TQ).
Buenos días Tania, ¡Cuánto horror se ha vivido en Cuba! Y se sigue viviendo.Saludos.
ResponderEliminarGracias Tania Quintero.
ResponderEliminarViva Cuba Libre!
Gracias!
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