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miércoles, 25 de febrero de 2015

Rogelio Rodríguez Cobas, un "cimarrón urbano"



La exposición Drapetomanía: Homenaje a Grupo Antillano, organizada a través de la acción curatorial y de promoción realizada por Alejandro de la Fuente (y que del 1 de diciembre de 2014 al 4 de enero de 2015 se exhibió en el Museo de la Diáspora Africana, en San Francisco, Estados Unidos), hizo posible que se conociera y valorara en su justa dimensión la obra de los artistas cubanos que presididos por el escultor y grabador Rafael Queneditt Morales se integraron en ese proyecto artístico en 1978.

Entre esos artistas se hallaba Rogelio Rodríguez Cobas (1925-2014). Escultor y ceramista que trabajó el dibujo y la terracota, Cobas falleció el pasado mes de noviembre en La Habana en medio del silencio, rodeado de sus esculturas, de catálogos y de imágenes fotográficas que ilustraban su recorrido artístico como escultor.

Intentaba revivir el pasado cuando lo visitaban quienes se acercaban a conocer su obra. En esas ocasiones se mostraba eufórico, expresivo y elocuente. La vida cotidiana marcó el final de sus días y en medio de situaciones precarias, resistió como un “cimarrón urbano”.

Cobas realizó su última exposición personal en el Centro Cultural Español de La Habana en 2001, donde mostró la obra reciente de aquellos años. Vale recordar que expuso piezas de la serie Instrumentos, tallas en madera, y obras a las cuales incorporó elementos metálicos. Se exhibieron además dibujos, catálogos y un compendio de aspectos que lo situaban en su contexto cultural.

Cobas fue condiscípulo de Agustín Cárdenas y se graduaron en la misma promoción en la Academia San Alejandro. Llevó a cabo una labor creativa que transitó del lenguaje académico a la tardía Vanguardia, desplegando en la década de los 50 la ejecución de bustos de próceres de la independencia de Cuba, realizados en bronce, emplazados en algunas regiones del oriente cubano, como Palma Soriano, por encargo de las logias masónicas y a petición de algunos ayuntamientos.

A partir de 1960, la obra de Cobas estuvo fuertemente influenciada por Wifredo Lam, quien visitó a Cuba durante esos años y por otros intelectuales imprescindibles de la diáspora africana en el Caribe, quienes signaron conceptualmente la creación de los artistas de las artes plásticas.

Destacadas figuras, como el poeta Nicolás Guillén (Cuba 1901-1990) y los escritores Aimé Césaire (Martinica 1913-2008) y René Depestre (Haití 1926), entre otros, dieron cohesión a la temática principal, de cuya irradiación y presencia se nutrieron los integrantes de lo que después sería el Grupo Antillano (1978-1983), que incluyó creadores como Rodríguez Cobas.

Recuerdo -ya algo distante en el tiempo- nuestro encuentro con Alejandro de la Fuente en el estudio del maestro Rodríguez Cobas, intentando restablecer una valoración de la obra de este importante artista. Cobas hizo toda su obra en Cuba, pero al igual que la de Lam o Cárdenas, ella forma parte del patrimonio cultural cubano y caribeño y del conjunto de la escultura en Cuba.

Maestro Rogelio Rodríguez Cobas: su obra seguirá viva en sus esculturas erguidas, en sus piezas rotundas, cargadas de esa fuerza única que emanaba de su discurso artístico.

Guillermina Ramos
Cubaencuentro, 24 de diciembre de 2014.
Foto: Rogelio Rodríguez Cobas en su su estudio en 1976. Tomada de Cubaencuentro.
Leer también: Conversación con Christoph Singler.

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