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miércoles, 3 de diciembre de 2014

Recordando a Frank Domínguez


Los cubanos que nacimos en la década de 1940, tuvimos un gran privilegio: haber podido ver y escuchar en vivo a los mejores exponentes del 'feeling' y el bolero, como el compositor Frank Domínguez, quien a los 87 años acaba de morir en México, una semana después de que en ese país también se nos fuera la cantautora Ela O'Farrill.

Corría el año 1963 y junto al que después sería mi esposo y padre de mis dos hijos, el abogado Rafael García Himely, dos o tres veces a la semana recorríamos los clubes y restaurantes de moda. Entonces, no hacía falta tener un salario alto para disfrutar de la noche habanera: el dólar no había hecho su aparición en la isla y todo se pagaba en pesos cubanos, la moneda nacional. Los precios, baratos, accesibles a los bolsillos de la gente de a pie como nosotros.

Uno de los recorridos empezaba en el restaurante El Conejito, en 17 y M, Vedado, o en La Torre, que quedaba enfrente, en el último piso del Focsa. Continuaba en El Gato Tuerto, en O entre 17 y 19, a un costado del Hotel Nacional, alma de las descargas de la actriz y cantante Myriam Acevedo y de César Portillo de la Luz, entre otros. Después íbamos al Pico Blanco, en O y 25, en la azotea del hotel St. John's, santuario del 'ronco' José Antonio Méndez.

Ya ahí hubiéramos podido terminar la noche, pero desde La Rampa -en aquella época se caminaba bastante- nos íbamos a pie hasta Calzada y C, donde en el club Imágenes, Frank Domínguez tocaba y cantaba sus propios temas. Para ser sincera: las mal interpretaba. Como la mayoría de los compositores, Frank no tenía buena voz (una excepción entre los cantautores es Pablo Milanés). El lugar se llamaba así por Imágenes, uno de sus números más conocidos.

En otras ocasiones cenábamos en El Monseñor, en 21 y O. Además de comer pargo asado, langosta grillé o filete mignon a la plancha, podías deleitarte con el irrepetible Bola de Nieve. Y luego de andar unas pocas cuadras, íbamos a La Red, en 17 y L, templo de La Lupe. O al Scherezada, en 17 y M, en los bajos del Focsa, una de las catedrales que tuvo Elena Burke cuando tenía el acompañamiento de su guitarrista Froilán. Antes que dieran las 12, cumplíamos el ritual de cerrar la noche con Frank Domínguez en Imágenes. Después, a esperar la confronta de la guagua, bien en la calle Línea o en la propia Calzada, por donde pasaba la ruta 20. No teníamos amigos con auto y en 1963-64, ni soñar con un taxi, estatal o privado.

También éramos asiduos al Club 21, el Club 23, La zorra y el cuervo, el Salón Rojo del Capri y las cañitas del Habana Libre, todo en el perímetro de La Rampa, que comenzaba en Infanta y Malecón y terminaba en 23 y L. Era la zona más glamorosa de la capital, con aceras incrustadas con obras de Wifredo Lam, Amelia Peláez y René Portocarrero. Portocarrero vivía en el edificio que hace esquina en 21 y O, frente al Nacional y al Monseñor, y te lo podías encontrar por la calle, a él o a su pareja, el pintor Raúl Milián.

Tanto Rafael como yo, estábamos a la caza de las descargas o actuaciones de Freddy, Angelito Díaz, Marta Valdés, Moraima Secada, Leonora Rega, Meme Solís, Marta Strada, Fernando Álvarez, Omara Portuondo y su guitarrista Martín Rojas, Doris de la Torre, Gina León, Ela Calvo, Pacho Alonso, Celeste Mendoza, Bobby Jiménez y los dos Orlando, Contreras y Vallejo. Y de los pianistas Frank Emilio, el ciego maravilloso, Enriqueta Almanza y Huberal Herrera, muy amigo de Rafael. Los dos eran negros y habían estudiado Derecho en la Universidad de La Habana.

A diferencia de Rafael, fallecido en 1977, a los 51 años, Huberal Herrera aún vive y sigue tocando piano. El pasado mes de mayo, por su 85 cumpleaños, en un concierto en el Convento de San Francisco de Asís, Habana Vieja, interpretó a Hubert de Blanck, Joaquín Nin, Ignacio Cervantes, Cecilia Arizti y Lico Jiménez. Para el musicólogo Orlando Martínez, "Huberal Herrera es el intérprete más fiel y concienzudo de la obra pianística de Ernesto Lecuona".

En mi blog, en Del Benny y sus canciones, publicado el 8 de febrero de 2008 (texto que me llevó su tiempo, igual que los dos sobre las damas de la canción cubana, entre otros muchos posts musicales que he subido a mi blog en los siete años de existencia), le dediqué espacio a Frank Domínguez. Reproduzco varios párrafos:

"El guitarrista, compositor, arreglista y director Senén Suárez (Matanzas 1922-La Habana 2013) ha realizado un acto de justicia al recordar a autores a quienes Benny Moré interpretó canciones y aún viven. El artículo se titula Compositores radicados en Cuba que todavía escuchan las obras grabadas por el Benny, y el 14 de enero de 2008 fue publicado en Cubarte.

"Estos compositores son Ricardo Pérez Martínez, Francisco Escorcia Bringas, José Artemio Castañeda Echevarría, Luis Mariano García, Mercedes Fernández, Rolando Vergara, Frank Domínguez, Enrique Benítez, Roberto Nodarse y Senén Suárez. Con excepción de Frank Domínguez, desde 1991 residiendo en Mérida, Yucatán, los demás continúan en Cuba.

"Ojalá esos viejos compositores tengan un nivel de vida acorde a la trascendencia de su obra y por concepto de derechos de autor reciban el dinero que les corresponde y no tengan que depender de una jubilación de 200 o 300 pesos mensuales, equivalente a 10 o 15 dólares. Ojalá los dejen entrar y salir libremente del país y recibir aplausos de otros públicos, como al final de sus vidas recibieron Compay Segundo, Ibrahim Ferrer y Pío Leyva. Ojalá ningún otro compositor, intérprete o músico cubano, vuelva a ser abandonado y olvidado, como ocurrió con Carlos Embale, cantante del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, fallecido en marzo de 1997.

"Que no se repita la historia de Frank Domínguez. Según Contacto Magazine del 3 de diciembre de 2001, "a pesar de su grandeza inevitable, el gobierno cubano, propietario de todos los medios de producción y servicios del país, incluida la industria discográfica, estuvo 30 años sin grabarle un disco, e inclusive envió a un grupo de comisarios de la cultura a evaluar la calidad musical de un hombre que en ese momento ya estaba en la historia de la música cubana. En 1980 Toña la Negra viajó a la Isla y al ver las condiciones en las que vivía el gran compositor, prometió no volver más a Cuba, y no volvió".

"Uno de los boleros más famosos del Benny, Mi corazón lloró, era de Frank. Pero Elena Burke (La Habana, 1928-2000) fue la intérprete por excelencia de sus números, entre los cuales se encuentran Cómo te atreves, No pidas imposibles, Refúgiate en mí, Si tú quisieras, El hombre que me gusta a mí, Imágenes, Me recordarás y Tú me acostumbraste.

"Canciones de Frank Domínguez han sido interpretadas por Celia Cruz, Olga Guillot, Esther Borja, Fernando Álvarez, René Cabel, Doris de la Torre, Pacho Alonso, Frank Emilio, Pablo Milanés, Rubén Blades, Willie Colón, Tito Puente, José Feliciano, Lucho Gatica, Luis Miguel, Ana Gabriel, Lupita d'Alessio, Pedro Vargas, Braulio, Lola Flores, Sara Montiel, Martirio, Tom Jones, Mina, Doménico Modugno, Nicola di Bari, Caetano Veloso, Gal Costa, María Bethania y Nana Caymmí, entre otros."

En el video que en You Tube seleccioné para este post, además de escuchar a Frank Domínguez tocar e interpreter Cómo te atreves, pueden ver imágenes de La Habana de hace más de medio siglo.

Con esta crónica, he querido rendir un sencillo homenaje a uno de los grandes de la música cubana de todos los tiempos: Francisco Manuel Ramón Dionisio Domínguez Radeón (Güines, La Habana, 9 de octubre de 1929-Mérida, México, 29 de octubre de 2014).

Tania Quintero

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