La humildad y la sencillez son las llaves maestras para abrir todas las puertas del mundo. Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia, pero donde hay humildad habrá sabiduría.
Anónimo.
¿Quiénes tocan a mi puerta?
A mi puerta tocan ONGs suizas de solidaridad con países en conflicto o afectados por hambrunas y desastres naturales.
A mi puerta tocan de una asociación de Lucerna que cada dos meses recoge ropa y zapatos para enviar a naciones pobres en cualquier parte del mundo.
A mi puerta todos los meses tocan los encargados de recoger papel y cartón: Suiza es uno de los países europeos que más y mejor recicla y protege su medio ambiente.
A mi puerta tocan amistades en busca de libros y revistas en español o discos de música cubana, para ellos leer y escuchar y luego dárselos a otros.
A mi puerta tocan compañeros de bachillerato de mi nieta mayor, que habla cinco idiomas (español, alemán, suizoalemán, inglés y francés) y acaba de regresar de una caminata por los Alpes suizos: así fue como su aula acordó celebrar el fin de curso.
A mi puerta tocan refugiados políticos y mutilados de guerra, a quienes siempre doy té y dulces.
A mi puerta tocan congregaciones religiosas, católicas, musulmanas, protestantes o Testigos de Jehová, para invitarme a sus ceremonias.
A mi puerta tocan los organizadores de encuentros culturales, ferias culinarias y bazares solidarios en la barriada de inmigrantes donde vivo, para comunicarme sus próximas actividades.
A mi puerta toca el cartero, con postales por el día de las madres o una misiva donde mi familia en Cuba me dice que mi nieta menor terminó el 5to. grado con 98,5 de promedio.
A mi puerta toca el encargado del edificio, para avisarme de cualquier arreglo en el inmueble o en las calles aledañas.
A mi puerta toca una amiga suiza, para ir con ella en su auto a visitar a su hermana en una residencia de ancianos, en las afueras de la ciudad.
A mi puerta toca una señora residente en otro cantón, que acaba de regresar de La Habana y me ha traído una barra de guayaba Los Atrevidos, elaborada en Santa Clara, y un CD del Conjunto Casino.
A mi puerta tocan amigos de distintas nacionalidades, para irnos a caminar por los alrededores del Lago de los Cuatro Cantones y después tomarnos un café.
A mi puerta tocan dos colegas periodistas, que desde hace más de un año tratan de convencerme para que participe en un documental sobre los diez años que llevo viviendo en Suiza como refugiada política.
A mi puerta siempre ha tocado y seguirá tocando la solidaridad, la esperanza, el respeto y la amistad.
A mi puerta nunca dejaré que toque la propaganda, la banalidad, la politiquería y la mediocridad.
Tampoco dejaré que toque ningún representante de instituciones que ofrecen datos de sus clientes a agencias de espionaje e informaciones a gobiernos de cualquier ideología. Y por debajo del tapete negocian con dictaduras de izquierda y de derecha.
Jamás le abriré mi puerta a personas que dicen defender la libertad de expresión y la democracia, pero en la práctica son intolerantes y autoritarias, capaces de venderle su alma al diablo con tal de mantener su enorme ego y su fama ficticia.
Tania Quintero
Cuadro: Óleo del pintor sevillano Jesús Fernández, en cuya obra se destacan calles y patios andaluces. Tomado de su blog.
Que linda descripción de la vida de una persona DECENTE. Gracias y felicidades por los triunfos de esas nietas. Como se adoran, verdad? Si vuelvo a Suiza tocare a su puerta solo para conocerla y por supuesto llevare los dulces que con gusto tomaría
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